Uchiha ♥ Sasuke ♥ FC

I am an avenger
Bad Attitude
the man who sold the world

"El Grito" by 21Haru
Un grito atravesó la noche, especialmente iluminada por estrellas.

- Sasuke, hijo mio, ¿Qué te ocurre?
El pequeño Uchiha respiraba fuertemente agarrándose a su madre, el horror se arremolinaba en sus negros ojos, ventanas de su dolor interno. Pestañeó intentando contenerse, mientras que su madre lo abrazaba con cariño, consciente del miedo que estaba pasando. En la cama de él, el silencio dejó paso a un leve sollozo, calmado lentamente por el amor materno.
Ella se preocupó; Si bien era frecuente en su edad sufrir terrores nocturnos, algo en su instinto le decía que Sasuke contenía algo más, que aquel niño no tenía una infancia completa, acompañada de ese carácter de ensueño cálido que caracteriza a esa etapa de la vida. Respiró hondo recordando la competitividad entre sus hijos, también la inmensa superioridad del mayor, y el dolor mal escondido del pequeño, humillado por las comparaciones, hundido por su propia existencia débil. Su madre sabía la confusión interna a la que él estaba destinado solo por ser hermano de quien era. Admiración. Envidia. Amor. Odio. Demasiados sentimientos fuertes entremezclados para solo un niño.

- Sólo era un sueño, un mal sueño…
Mikoto continuó repitiendo suavemente palabras dulces para tranquilizarlo, sin embargo la mente del pequeño estaba muy lejos de ser acariciada por ellas. Ante sus pupilas la pesadilla cobró alas siendo rememorada como si fuese la realidad misma, cortante y terrorífica, y su pequeño cuerpo sintió un violento escalofrío recorriendo su espalda, correspondido por un apretón de los brazos de su madre. Un ligero beso fue depositado en las blancas mejillas del Uchiha, aún con un leve temblor corporal, pero sasuke aún se preguntaba el por qué de su visión, sin percatarse del cosquilleo en su rostro.
En su pesadilla era luz. Sin consistencia, se encontraba en un espacio oscuro y vacío, su infantil cuerpo brillaba en aquel sueño. Pero era pequeño e insignificante, pues otra luz, de otro ser, se veía mucho más grande, brillante, luminosa. Quiso alcanzarla, pero no era capaz. Deseaba su perfección, pero no la conseguía, y la impotencia lo recorrió con punzantes golpes. Exhaló aire con irregularidad.
Un pequeño punto se formó frente a sus ojos. Flotaba en aquel lugar, y a pesar de que este era completamente sombrío pudo distinguir la negrura de aquella esfera, intensa, de gran oscuridad. Aumentaba progresivamente absorbiendo la luz blanca de su propio ser.
La tomó entre sus manos, donde comenzó a crecer. Poco a poco, más a más, su luminosidad blanca se extinguía dejándose arrastrar a la sombra de la esfera, cada vez de mayor envergadura, que pasó a ser llevada a cuestas sobre su espalda. Le costaba respirar. Notó como sus energías se colaban en aquel agujero, pero también que él mismo aumentaba de tamaño, de grandiosidad, ahora casi igual al de la luz anterior. El poder oscuro creció a medida que su propia existencia luminosa se extinguía, arrancada por la esfera, y el pequeño sasuke se rompía, pero su fuerza sombría era ahora de igual monumentalidad que la potente luz del otro ser. Comenzó a asfixiarse. Lentamente. Cada vez se ahogaba más, poco a poco, segundo a segundo, exhalación a exhalación. Pero también aquel ser, antes tan luminoso, poderoso, se apagaba ahora ante su negrura espesa. Puede que se consumieran, pero no dejaría ganarse por aquella luz que con anterioridad le resultaba tan inalcanzable.
- ‘’Eso es. Ódiame. Acaba conmigo. ’’
Después de aquello, no pudo respirar más. Pluralidad étnica cuand el aparato político andalusí se basó en divisió n de país en coras: obaenadoele n
Aquella voz, un susurro con el tono de su hermano, provenía del enorme coloso, ahora triste y consumido entre la oscuridad. ‘‘¿Itachi?’ ’Exclamó hacia sí mismo, sorprendido por haber acabado con aquel ser que poseía la voz de aquel a quien admiraba tanto. ‘‘¿Qué… ?’’ pero la falta de aire en sus pulmones no le dejó seguir, y antes de caer vio con espanto el rostro del mal sonriéndole con mirada satisfecha, dientes largos y afilados en una sonrisa diabólica. Estalló en un grito de dolor, ira y desengaño, pero ante todo ello primaba la parálisis por el mayor sentimiento que nunca había experimentado hasta ahora, el terror más profundo que nadie pueda soportar. Su grito se entremezcló con un susurro al oído de aquel ser que ahora era él mismo. Ahora era incapaz de recordar lo que dijo, pero un suspiro de alivio se produjo por aquel olvido.
El grito fue la puerta que le condujo desde el sueño a la realidad. Lágrimas, respiración entrecortada, temblor y mareos fueron compañeros posteriores, ahora mitigados por los cuidados de Mikoto, que continuaba meciendo a su niño entre sus brazos, relajándolo.
Años después, otro grito hacía a la noche temblar.
Pero esta vez, nadie fue a consolar a sasuke. Contemplando los ensangrentados cuerpos de sus padres, apilados, un balbuceo incomprensible escapó de la boca del niño. Sus pupilas dilatadas vibraban tanto como él mismo, su respiración se cortó, en su mirada ahora solo había pesadillas, lo que le cubriría el resto de su vida, aquella oscura realidad cruel a la que su hermano le había empujado.
Cuando había soñado aquella sombra, el grito le trasladó a la realidad, donde su madre le estrechaba con consuelo. Pero en aquella ocasión, el grito ante la realidad le llevó a una vida de pesadilla, donde la oscuridad se convertía en el ser que le envolvía en sus brazos.

Es mi primer año nuevo que me la paso solo, en navidad extrañe a mis papas, pero esta vez extraño a todo el clan, y sus festejos en grande “pequeñas lágrimas caían de los ojos color negro del pequeño Sasuke que se sentía muy solo dentro de la aldea Uchiha que durante tantos años fue su hogar, su refugio y ahora esta tan abandonada”

Quiero a mis papás nii-san ¿Porque me los quitaste? ¿Qué te hicieron para que los mataras?.

Sasuke ¿Estás ahí? “le pregunto un niño de su edad pero rubio, al verlo Sasuke lo reconoció enseguida era nada más ni nada menos que Naruto”

Estoy bien “limpiándose las lágrimas” ¿Qué haces aquí?

Estaba buscando que comer cuando te vi que venías para acá y te seguí. Luego vi que hablabas solo y me acerque para invitarte a pasar el año nuevo conmigo, voy a cocinar conejo al horno “le comento con una sonrisa y mostrando un conejo en la mano derecha, lo cual sorprendió al pelinegro”

Si “acepto el chico iba a decir que no pero su panza le reclamaba comida y era mejor estar en casa del rubio que pasarla la noche solo en la oscuridad”

“Se fueron a la casa del menor y gran sorpresa se llevó el mayor al ver que el rubio era muy buen cocinero, después de cenar se fueron al balcón del departamento y vieron como el año nuevo entrada, se dieron un abrazo de felicidades y por primera vez desde la masacre Uchiha, Sasuke se sintió feliz”

Sabes Naruto, nuestro primer año juntos, ese día me quería suicidar, arruinaste mi plan de años nuevo ese día “ya había pasado muchos años desde ese día y hasta la guerra había terminado”

Ni modo yo suelo arruinarte todo “comento con gracia el menor haciendo de nueva cuenta el conejo al horno que tanto le gustaba al azabache y de nueva cuenta verían el año nuevo entrar como cuando eran niños”

FIN

–Ni con un ventilador sobreviviríamos – dice Naruto. Y es una de las pocas veces en la vida que tiene razón.
Es 31 de diciembre en Brasil, y el calor es sofocante, incluso en la noche. Donde estamos, un apartamento abandonado, no hay electricidad, y aún si la hubiera no nos atreveríamos a encender la luz. Podría llevarnos a nuestro fin.
Todo está en silencio. Apenas se oye el chirrido del encendedor que yace en las manos de Sakura y que coloca velas en puntos estratégicos del lugar. No lo suficiente para delatarnos, pero sí como para permitir que nos veamos las caras y no busquemos cosas a tientas.
Naruto se levanta del sofá donde estaba tendido. Se arrastra con una pereza pasmosa hacia otra habitación, hasta llegar a un pequeño mueble, de donde extrae algunas bolsas de frituras. Lo observo por el rabillo del ojo; lo he visto transpirar toda la tarde y ahora seguramente el sudor se escurre en su espalda. Sakura apenas alcanza a verlo, y se encuentra de puntillas obsevando sus acciones.
Nadie dice nada. Pronto sería otro año más. Y apenas puedo preguntarme en que deben estar pensando ellos dos. Aguanto la respiración, y me atrevo a echarle una ojeada a mis pensamientos. Con el mismo temor con el que me lanzaría hacia un pozo oscuro. Recuerdo… recuerdo la infección. La epidemia. Mis padres muertos. Mi hermano contaminado. Yo. El arma. Mi hermano. Agonizante. Muerto. Mi… mi… todos terminaron muertos. Apenas siento el sudor que resbala por mi frente. La policía. El ejército. Un avión. Kakashi. Kakashi sonriéndonos. No terminen como ellos, prometanlo había dicho. El accidente. Yo, perdido. Mi pulso aumenta. La pérdida. Sakura llorando. Naruto enloquecido. La búsqueda. El reencuentro. La agonía por vivir. Mi frecuencia cardíaca está… ¿está?.  Desesperación. Desosiego. No hay nada. Sin donde ir. Mi respiración se vuelve frenética. Y… y yo…
–¡Sasuke! – siento la cálida mano de Sakura apoyada sobre mi hombro. Giro la cabeza y Naruto está detrás de mí. Ambos me miran con preocupación. A veces se me hace imposible todo lo que hemos pasado. –Lo siento –apenas alcanzo a susurrar. De un momento a otro, Naruto pasa por delante de mí, golpeándome con la comida que lleva en las manos – ¡hey, ten más cuidado!
– Eres tú el que estorba en el camino.
– ¡Naruto! – la voz de Sakura resuena en el departamento y Naruto parece encogerse del terror. Por un momento siento que estamos en clase. Naruto suelta una broma estúpida y ella lo golpea. Siempre era así. Observo a nuestra compañera, con las manos en las caderas y un semblante serio; pero en un instante cambia y sonrie. Naruto apenas tarda en lanzar una carcajada, y yo siento como mi rostro se transforma. No hay nada divertido en concreto, pero en lugar de llorar en silencio, solo atinamos a sonreír.
Así es cómo se festeja este año nuevo, pensé. Con los mejores amigos, entre risas complices en la oscuridad. Mientras no se ingiere más que comida chatarra. Este año nuevo se festeja en silencio y con aire de tranquilidad. Hasta parece mentira. Todo parece demasiado normal como para pensar que hay cosas extrañas y una guerra librándose allí fuera.
–Por Kakashi –atino a decir – y por los demás. Porque hemos sido buenos chicos, a fin de cuentas. Los demás asienten y chocamos los refrescos que tenemos a nuestro alcance. No hay cantos, gritos o luces. Solo yo, ellos y mis pensamientos. En cómo mañana sería otro día y veríamos arder la ciudad bajo el sol de la tarde.