[En Proceso] Mundo corrompido
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Re: [En Proceso] Mundo corrompido
- LEAN ESTO ANTES:
MUCHÍSIMAS GRACIAS POR SUS COMENTARIOS.
Lamento hacerlos esperar tanto tiempo ;n; No era mi intención.
Para recompensar la espera (si es que puedo) dejo un mini resumen y un capítulo con más de 5 mil palabras ;u; Me esforcé mucho en terminarlo. Espero que les guste. Un comentario siempre será bienvenido.
Resumen de la historia: Sai ha vivido toda su vida en un Instituto. Siempre sigue la misma rutina y no conoce el mundo exterior. Su vida cambia al ver a Gaara. Sientes deseos de escapar y con ayuda de Minato lo logra. Conoce a Naruto y se hacen amigos. Luego de su encuentro con Gaara se da cuenta que no le será fácil acercarse a él como amigo. Pues guarda rencor a todas las personas y tiene una actitud muy agresiva. Danzou idea un plan para juntarlos, pues descubre la atracción que Sai siente hacia Gaara. Su objetivo principal es experimentar con el azabache. Al final lo logra. Soborna a Gaara para que vaya al mismo Instituto que Sai. Esto produce que Sai piense que el destino los quiere juntos por eso decide acercarse de cualquier modo a él.
Capítulo 8: Rompiendo el hielo
- Spoiler:
- Sai traía puesto su pijama de invierno. Hace unos pocos días había comenzando esa fría estación, pero tan solo esa noche se había notado el descenso de las temperaturas. Su pálida piel estaba erizada. Por más que se tapara seguía sintiendo escalofríos y eso empezaba a fastidiarlo. Sin pensarlo más, salió de su cama envuelto por una gruesa frazada, dio unos cuantos pasos, tomó un teléfono y presionó un botón rojo. Al instante se escuchó una voz que provenía de ese artefacto y tras una corta conversación, el azabache cortó la llamada y regresó a su cama. Solo cinco minutos bastaron para que su habitación se templara. La calefacción se había encendido y la calidez del lugar era muy agradable. Sai sonrió al sentirse tan cómodo en su cama. Antes de cerrar sus ojos y conciliar el sueño, pensó en que pronto tendría su fin de semana con la familia Namikaze, ya que su castigo finalmente terminaría y deseaba mucho ir a su casa. La distancia no era impedimento para pensar cada día en ellos. Y tras esos pensamientos siempre aparecía él. El joven indomable de ojos verdes. Su corazón latía un poco más rápido cada vez que se lo imaginaba. Además se sentía muy afortunado cada vez que lo veía por los pasillos del Instituto. Ya no tenía que estar asomándose a la ventana para verlo en el otro edificio. Solo debía seguir su rutina y podía encontrárselo constantemente. Cada vez que le tocaba una clase con él, este lo evitaba con la mirada. Sai, por su parte, se limitaba a sonreír como si no le importara.
—"Mañana lo volveré a ver con su uniforme de kick boxing... El profesor de esa disciplina me comentó esta mañana que la próxima clase pelearía con él. Espero no ponerme nervioso..."- pensaba el azabache sonrojándose levemente mientras se arropaba con las sábanas y apagaba su luz. —"A veces me gustaría ser más cercano a él..."
La gélida noche se extendió por varias horas. El joven de esa mirada ambigua se despertó fácilmente tras dormir nueve horas. Se duchó rápidamente y se vistió con su uniforme deportivo. Este consistía en una sudadera blanca con líneas azules, pantalones de un estilo similar, y una camiseta sin mangas un tanto ajustada a su cuerpo. Calzaba unas zapatillas deportivas de color azul que rechinaba cuando tenían un contacto con el suelo de baldosas que había en casi todos los pasillo del Instituto.
Sai caminó ansioso hasta llegar al gimnasio donde sería la clase. Tan solo al entrar escuchó al profesor saludando a un alumno que había llegado hace unos segundos atrás. Al asomarse, se dio cuenta de que era el pelirrojo. Para su sorpresa no había nadie más. Era el profesor, Gaara y él.
—Buenos días, Sai, llegas a tiempo, como de costumbre.
El joven de cabello azabache respondió y tras sonreír a su profesor y al menor de ojos verdes, comenzó a sacarse la sudadera. Su ajustada camiseta marcaba los músculos de sus brazos. Gaara hizo lo mismo con su polerón, pero además de eso, se sacó su camiseta, quedando con el torso desnudo. Sai abrió un poco más los ojos porque eso no se lo esperaba. Su vista no dejaba de recorrer cada parte expuesta del cuerpo de su contrincante.
—Bien, muchachos. Colóquense los protectores.- dijo el profesor esperando que ambos jóvenes estuvieran preparados para competir. Una vez que estuvieron listos, se posicionaron uno frente al otro, mirándose de reojo. Gaara parecía que estaba conteniendo su enojo en sus puños. Ni siquiera pestañaba, parecía tan concentrado. — ¡Empiecen!
El pelirrojo lanzó el primer golpe en dirección al rostro del mayor. Este lo esquivó fácilmente, pero al cuarto puñetazo le llegó directamente a su casco. El joven de cabello negro perdió el equilibrio tras recibir el golpe, pero volvió en combate rápidamente en tanto esquivaba y esquivaba las patadas que daba el menor.
Una lucha incesante se vivió durante esa tarde. El entrenador estaba impresionado por las habilidades de ambos chicos, por sobre todo de Gaara, pues era más joven y su preparación no había sido desde temprana edad como la de Sai. A pesar de todo, el nivel era muy equitativo, tan solo se diferenciaban porque el joven de ojos verdes combatía con ira y enojo, en cambio Sai, solo lo hacía por cumplir con su entrenamiento.
—Ok, el tiempo ha acabado… Lo hicieron muy bien, descansen.- dijo el profesor una vez que tocó el silbato. El azabache sonreía mientras trataba de calmar su respiración agitada, parecía satisfecho con la batalla. Sabía que Gaara era un oponente digno para él. —Chicos, creo que por hoy está bien, así que los veré la próxima semana. Oye, Sabaku, realmente te luciste para tu edad, podrías competir en una categoría más elevada. El señor Danzou nunca se equivoca en los chicos talentosos…
Gaara apenas tomó atención a las palabras del profesor y sin siquiera despedirse, se marchó a las duchas con sus ropas. Al ver como se alejaba, Sai tomó sus cosas y corrió para alcanzarlo, aunque siempre guardando un poco de distancia.
Al momento de tomar la puerta corrediza para entrar a la habitación de las duchas, vio como el pelirrojo se encontraba al interior. Estaba de pie, aun con la ropa del entrenamiento puesta. Lo observó un par de segundos y se acercó hacia él para cerrarle la puerta. Sai había quedado afuera, entendiendo que no podría entrar hasta que el menor terminara de asearse.
Llegada la tarde, el azabache igualmente estaba feliz a pesar de no haber avanzado en su relación con Gaara. Por el momento se consideraba un “conocido poco grato”, según las propias palabras del joven artista.
Durante el ocaso, tomaba un poco té, una vieja costumbre que le habían enseñado en el Instituto, y de acompañamiento comía unos pequeños y delgados panes cubiertos de mermelada. Este pasatiempo que hacía los lunes por la tarde era realmente solitario.
—Su mirada durante la batalla es simplemente fascinante—dijo en voz alta mirando su taza vacía. —Es como si concentrara todo su odio en mí. Cuando me mira a los ojos puedo sentir su ira y además puedo ver, a través de ese hermoso color, un ser espeluznante. Lleno de maldad y resentimiento. … De alguna forma —decía en voz baja mientras tomaba la bandeja y la dejaba en un mini ascensor que se encontraba en su habitación. —No me afecta ser la víctima de su odio. Ambos avanzamos en distintas direcciones. Mientras su odio crece, yo me siento más atraído a él. Mi única esperanza es que algún día nuestros caminos se crucen y me de una oportunidad para calmar ese odio. Tal vez no esté capacitado para hacerlo, pero sigo pensando en que el destino me atrajo a su vida, y siento que debo hacer algo por él.
Sai apretó el botón del mini-ascensor que llevaba la loza sucia una vez terminada la conversación en voz alta consigo mismo. Ese tipo de cosas eran frecuentes en él, pero siempre se aseguraba de que no hubiera nadie escuchándolo. Tras retomar su rutina, fue a sus clases de cocina que quedaba en una pequeña edificación cruzando unas extensas áreas verdes del lugar donde se encontraba.
Esas horas aprendió a hacer cheesecake y galletas. Si había algo que le agrada hacer era cocinar alimentos dulces, pues por lo general tenían muchos colores agradables a la vista. Tras terminar sus clases, tomó una caja de madera y la llenó de galletas. El cheesecake lo dejó en el enorme refrigerador del lugar. Fue entonces que emprendió camino a su alcoba con la cajita en la mano. Debía ordenar todo para mañana por la mañana, pues sus clases comenzaban muy temprano.
En otro lugar, en una habitación del Instituto, estaba Gaara mirándose al espejo. Tenía una mirada inquietante producto del cansancio. El ritmo de ese lugar era muy calmado, pero para él no le era fácil adaptarse a los cambios y eso le afectaba. Mientras se terminaba de colocar el pijama sintió que alguien tocaba a su puerta. Se apresuró en terminar y caminó rápidamente hasta esta.
—Sabaku no Gaara, ¿tienes un poco de tiempo? – preguntó la voz de un hombre de avanzada edad. El pelirrojo lo reconoció de inmediato. Era el director del Instituto ANBU.
El joven abrió la puerta sin responder la pregunta. Y se quedó quieto en la entrada de su habitación. Todo para no dejar pasar al anciano.
—Tengo algo importante que decirte sobre la habitación en la que estás. Verás, hemos tenido un problema en el sistema de calefacción del Instituto y varias habitaciones han sido afectadas. Eso incluye la tuya. También debemos sumarle la llegada del invierno, por lo tanto estos días el frío se sentirá aun más. La solución que les hemos dado a los estudiantes es compartir habitaciones. Contigo teníamos planeado lo mismo, eso sí, no tendrás elección. Tu acompañante ha sido asignado. Fue el único apto y que además aceptó compartir. Debes saber que la gran mayoría del Instituto te tiene miedo y pocos se atreven a enfrentarte, lo cual ha sido…
Gaara observaba al mayor mientras este hablaba. Ya estaba harto de escucharlo y solo se había detenido a pensar quién habría sido la persona que lo aceptó. ¿Lo conocía?
— ¿Quien es mi compañero asignado?- interrumpió
—Acerca de eso— decía el director tomando un poco de aire. —Es nuestro estudiante más destacado. Debes conocerlo, es Sai.
“Sai”, resonaba ese nombre en la mente del joven. Su corazón comenzó a latir con fuerza. Su sangre comenzó a calentarse.
— ¡Claro que no! – gritó el pelirrojo dando un golpe a uno de los muebles, dejándolo con un severo daño. — ¡Esto debe ser una broma!
—Gaara, tranquilízate…- dijo el anciano con un tono de preocupación y retrocediendo por precaución.
—Tú no entiendes…
—No creo entenderte, lo lamento.- comentó en voz baja. —En caso de que no aceptes, puedes quedarte en tu habitación. Pero debes saber cómo es el invierno en este pueblo.
El pelirrojo no respondió y tan solo cerró su puerta. Las horas pasaban y las temperaturas descendían. Sobre todo en la habitación de Gaara, que además de tener problemas en la calefacción tenía un techo muy alto, lo cual empeoraba la situación.
El joven al comienzo no le importaba, pues se arropó hasta la cabeza con dos capas de mantas, pero pasado un par de horas eso no parecía ayudar. Sus pies estaban congelados y sentía su nariz helada. Al respirar se podía ver su aliento y poco a poco comenzó a temblar. Nunca había pensando que esa habitación podía ser tan helada. El termómetro marcaba diez grados bajo cero. Algo que el joven de ojos verdes no estaba acostumbrado. En algún momento intentó pensar que el frío era psicológico, pero a esas alturas ya era demasiado tarde. Ahora ni si quiera podía moverse de ahí. Solo temblaba siguiendo en la misma posición fetal desde hace minutos.
Sai que se encontraba en su habitación, había preparado todo para que Gaara apareciera. Pues Danzou le había informado que el pelirrojo aparecería más tarde por los problemas del Instituto. Sonreía un poco impaciente y hasta caminaba de un lado a otro con su bata puesta, y sus pantuflas, esperando que el joven tocara a su puerta.
—“Danzou no me aseguró que vendría, pero si realmente le molesta el frío, debería estar por aquí…” – pensaba el azabache sin dejar de caminar de aquí para allá. Estuvo esperando hasta las dos de la mañana cuando salió de su habitación preocupado por la ausencia del menor y por la temperatura que habría esa noche. Sabía donde quedaba la habitación del menor, puesto que veces anteriores lo había seguido sin que él se diera cuenta. Al llegar, se sonrojó mientras tocaba la puerta. Se sentía avergonzado tan solo recordar los días en que espiaba al menor. Tras esperar medio minuto, volvió a tocar la puerta.
—Permiso…- dijo el joven de ojos negros impacientado, ya que sentía una corriente muy fría que venía debajo de la puerta y que hacía contacto con sus pies. Abrió la puerta lentamente y una gran brisa de aire helado pasó sobre él. Su piel se erizó por completo y tuvo un ligero espasmo. Se cruzó de brazos mientras sentía escalofríos. Caminó hasta la cama donde había un gran bulto. Era Gaara, con varias mantas encima. Tenía los ojos cerrados, el aliento a penas se percibía. El azabache tuvo un gran susto al ver al menor en esas condiciones. —Gaara, no te duermas, ¡ven!- exclamó el joven con confianza mientras lo movía. El pelirrojo entreabrió los ojos. Ya no emitía odio con la mirada. El brillo de sus ojos parecía exigir ayuda. Sai volvió a sonrojarse ante tal escena. Ver a ese chico en esas condiciones le daba pena. Así que rápidamente reaccionó. Primero lo destapó haciendo que el menor se quejara. Después lo tomó en sus brazos y se lo llevó de ese lugar. Caminó por los pasillos hasta llegar a su habitación. Entró y tras dejar al joven debajo de las sábanas, cerró la puerta. Su alcoba ya estaba templada hace rato, pero el frío que sentía el pelirrojo no se le iba a quitar fácilmente. Pues viendo su condición cualquier podría deducir que tenías principios de hipotermia.
—Aquí está mucho mejor, deberías haber venido desde un principio…- decía en voz baja mientras lo tapaba con otra manta. —Te traeré algo para tomar, vuelvo en seguida.
Dicho eso, se retiró por unos minutos de su pieza. Al volver, traía una bandeja en sus manos. En esta, había un tazón enorme con chocolate caliente. Se sentó al otro lado de la cama y se fue acercando lentamente hacia donde estaba su acompañante.
—Traje un poco de leche con chocolate…- le susurró suavemente al oído
Gaara entreabrió su boca al sentir la voz tan cerca de él. Abrió sus ojos y tomó con cuidado el tazón y sin decir gracias bebió tres sorbos seguidos. Luego sopló sobre el líquido y volvió a tomar unos cuantos sorbos. Poco a poco retomaba el color en su rostro.
— ¿Aun tienes frío? — preguntó el azabache un poco temeroso que esa tranquilidad se vea interrumpida por una reacción violenta del menor.
— ¿Por qué haces esto?- interrogó Gaara sin despegar su vista del tazón. Su voz sonaba tranquila por primera vez desde que lo conocía. Aun así el tono parecía la de una persona resignada. —Todo esto es tan extraño… ¿Por qué siempre tienes que aparecer tú?
—Ah, bueno, no lo sé…- respondió Sai bajando la mirada un poco triste. —No me gusta causarte problemas, de hecho, yo quiero ayudarte, solo que a veces no resulta.
Gaara no le tomó mucha importancia al asunto y dejó el tazón en el velador que tenía en su lado. Tenía la intención de dormirse al instante, pero Sai lo detuvo con un plato muy cerca de su rostro. En ese plato había galletas con chips de chocolate. El pelirrojo sintió el aroma y no pudo resistirse. No había comido nada desde las seis de la tarde. Se sentó en la cama y volvió a tomar su tazón con leche. Su estómago sonó a causa del hambre. El pelirrojo intentó pasar desapercibido, pero Sai se encontraba al lado suyo y había escuchado el ruido que delataba su apetito.
—No te preocupes…Come todas las que quieras. Puedo hacer más mañana.- dijo el azabache haciendo que el pelirrojo tomara cierta confianza y se comiera una en menos de diez segundos. La otra la remojó con leche y se la comió aun más rápido. Se encontraba un poco sorprendido el menor puesto que no tenía idea que ese muchacho que tanto detestaba sabía cocinar algo tan apetitoso.
Sai se encontraba totalmente feliz. Ya se había metido debajo de las sábanas a pocos centímetros del joven de ojos verdes y sin duda su discreta sonrisa nadie podría robársela.
—“Esto de verdad es increíble… En un comienzo tuve un poco de miedo de que le pudiera pasar algo, después andaba preocupado de que reaccionara mal al darse que cuenta que estaba en mi habitación, pero ahora que ya ha comido y ha entrado en calor, realmente me alegra saber que esté cómodo. Se nota relajado mientras come. No tenía idea que le gustaba comer cosas dulces, bueno, tal vez solo tiene hambre…”- pensaba el mayor sin dejar de mirar a su compañero.
— ¿Sai? – preguntó el pelirrojo dándose media vuelta para no verle el rostro. Se tapó con las sábanas y esperó una reacción del joven de cabello negro. Durante ese escaso momento, el muchacho de ojos negros se sonrojó al escuchar su nombre. Para él era un privilegio escuchar que lo nombrara la misteriosa voz del pelirrojo.
— ¡Oye! — exclamó en voz alta. — ¿Me estás escuchando?
Sai respondió avergonzado y un poco aturdido, pues se había ido de este mundo por unos segundos.
—Me quedaré aquí hasta que arreglen el problema…- comentó en voz baja. Luego de eso, el azabache no volvió a escuchar esa voz durante lo que quedaba de la noche.
A la mañana siguiente, el joven de ojos negros despertó unos minutos antes de que su despertador comenzara a sonar. Lo apagó de inmediato al darse cuenta que su compañero dormía plácidamente. Se sentó en la cama y se frotó un poco los ojos.
—“No puedo creer lo afortunado que soy…”— pensaba el joven sin dejar de mirar al menor.
Gaara seguía durmiendo profundamente. Tomar leche caliente la noche anterior le había hecho efecto. De pronto se movió para cambiar de posición. Quedó de lado, en dirección al azabache. Así Sai pudo verlo mejor; Sus ojos cerrados, su cicatriz y sus mejillas sonrosadas a causa del calor.
—“No creo que se enoje si lo toco un poco, además dudo que despierte justo ahora”…— pensó el joven sin despegar la vista de ese chico. Acercó su mano al rojizo cabello del menor y comenzó a tocarlo. Le acarició la cabeza por unos segundos y luego rosaron sus dedos por la cicatriz. Sintió un ligero quejido de Gaara al hacer esto, por lo que en seguida retrocedió y miró hacia otro lado. Al poco rato volvió a observarlo y notó como Gaara se movía entre las sábanas para volver a acomodarse en otra posición. —“Qué lindo… Sin duda cualquier persona puede verse indefensa cuando duerme… Aunque él se ve hasta tierno…”
Entre tanto pensamiento, no se dio cuenta cómo había pasado la hora. Sin hacer mucho ruido corrió al baño para alistarse. Como era día de semana tuvo que ir al comedor de su edificio para tomar desayuno. Sabía que si no se apuraba tendría que tragar para llegar a tiempo. Al final no tuvo que preocuparse mucho. Alcanzó a hacer todas sus actividades a tiempo y solo quería que llegara la noche para encontrarse con Gaara. Las horas, no pasaron tan rápido como quería, pero al momento de finalizar su última clase fue corriendo por los pasillos para llegar lo antes posible a su habitación. En el camino se encontró con Danzou, y tras una corta conversación siguió su camino.
Abrió la puerta lentamente y entró avisando su llegada. Gaara estaba sentado en la cama abotonándose el pijama. Sai alcanzó a ver un poco el torso del menor y sonrió notoriamente después de esto.
El pelirrojo lo miró extrañado y trató de ocultar su rostro. Se había sonrojado levemente, pues se sentía acosado.
—Oye, Gaara, ¿te vas a acostar?— preguntó el azabache un poco nervioso. Esperó una respuesta, pero obviamente tratándose de él, prefirió continuar conversando. —Es muy temprano, deberíamos pedir algo para cenar. O si quieres podríamos jugar a las cartas o a un juego de mesa. — decía en tanto se aflojaba la corbata y se la sacaba. —Bueno, si no tienes ganas de jugar, no jugaremos… Pero igual pediré comida. A todo esto, no sé si sabes, pero pasado mañana es el aniversario del Instituto así que no habrá clases en la mañana. ¡Ah! Y también me enteré que terminarán de arreglar la calefacción en dos semanas más.
El pelirrojo ni si quiera le prestaba atención. Solo se acostó en la cama, puso sus palmas detrás de su nuca y cerró los ojos. Estaba esperando la cena, porque otra cosa no pensaba hacer. Sai quiso escuchar algún comentario por parte del más joven, pero su espera seguiría siendo en vano. Algo decaído fue al mini-ascensor donde siempre le llegaba la comida y apretó un par de botones.
—La comida llegará en menos de treinta minutos…- dijo en voz baja mientras se sacaba el uniforme. Gaara abrió los ojos cuando escuchó esas palabras y después de eso los volvió a cerrar.
Esa noche no había logrado escuchar una palabra del menor. Todo parecía un retroceso para él. Y es que se había imaginado que esa noche podría conversar un poco con él. Su único consuelo, fue el hecho de que los ojos del menor ya no parecían emitir un odio extremo. El ambiente no se encontraba denso. El pelirrojo sin dudas parecía tranquilo en ese lugar y no parecía molestarse por la presencia de Sai. El azabache había tomado esa actitud como si Gaara lo hubiera perdonado. Esa pequeña suposición hizo que esa noche durmiera feliz.
A la mañana siguiente, Sai nuevamente fue el primero en despertar. Esta vez no se quiso arriesgar en acariciar la cabellera de su compañero. Solo lo observó un par de minutos mientras le deseaba que tuviera un buen día. Luego de eso, fue a la ducha con su uniforme en la mano. Durante ese día se había encontrado con el pelirrojo en una clase. No intercambiaron palabras, pero si un par de miradas.
Llegada la noche, Sai se encontraba en su habitación sin compañía. Sus clases habían terminado temprano. Se puso a pensar si esta vez, Gaara le hablaría. Ya comenzaba a impacientarse pues realmente quería avanzar en su relación de “conocido poco grato” a “conocido”, y luego ser su amigo.
A esa hora se encontraba solo en ropa interior. Iba a buscar su pijama cuando sintió que la puerta se abría rápidamente y se cerraba de golpe. Había llegado el joven de ojos verdes.
—Oye, no azotes la puerta.- regañó el azabache un poco molesto por la actitud tan despreocupada del menor.
El pelirrojo lo miró enojado y caminó hasta un enorme sillón para dejar su bolso y su chaqueta. Se fue sacando los zapatos, y los dejó tirados por la habitación, luego se metió al baño y cerró la puerta con menos fuerza que la vez anterior.
— ¡Gaara! – exclamó a viva voz mientras le tocaba la puerta. —Te dije que no dieras portazos. Y no dejes todo desordenado. Alguien podría caerse con tus zapatos…
— ¿Podrías callarte alguna vez? – preguntó el pelirrojo abriendo la puerta y mirándolo aun más enojado. Sai pensaba contestar, pero se quedó callado cuando vio al menor con el torso completamente desnudo y el cinturón de su pantalón un poco suelto. —Me daré una maldita ducha…
Fue lo último que escuchó antes de que la puerta se cerrara suavemente.
Sai quedó sentado en el suelo, apoyado sobre la puerta del baño. Escuchó el sonido de la ducha y comenzó a recordar la vez en que había ido a los baños públicos con la familia de Naruto. Obviamente el momento en que vio a Gaara desnudo pasó por su mente. Aunque esos recuerdos se distorsionaban pues se lo estaba imaginando mientras se duchaba en el baño de su habitación. Sus pensamientos fueron interrumpidos por el leve golpe que recibió en la espalda. El joven de ojos verdes estaba intentando salir.
— ¡Ah! ¡Lo siento! – exclamó Sai moviéndose a un lado. El pelirrojo salió del baño con una toalla amarrada a la cintura. Miró a su compañero que estaba en el suelo, aun con ropa interior. El azabache sonreía avergonzado mientras se ponía de pie y notaba que solo andaba en calzoncillos. —Eh, pensaba ponerme el pijama después de pasar al baño, pero como lo estabas ocupando, preferí esperar…
El menor lo miró con extrañeza y se dirigió a la cama a buscar su pijama que estaba debajo de la almohada. Mientras tanto Sai entraba al baño y salía rápidamente, pues lo anterior solo era una excusa.
—Ya lo desocupé.- dijo sonriendo y rascándose la nuca. Gaara que ya tenía su pijama en las manos pretendía volver al baño para cambiarse. Tras dar unos pasos se tropezó con uno de sus zapatos de colegio que había dejado botado anteriormente. Su toalla se le había aflojado y cuando intentó pararse rápidamente y recoger su pijama al mismo tiempo, se le soltó. Sai no pudo evitar reírse por unos segundos y se tapó con la palma de su mano. El momento era sumamente incómodo, pero al mismo tiempo divertido.
El joven de ojos verdes lo miró enfurecido.
—No te enojes por favor… Ya te había dicho que alguien podría caerse…- dijo sonriendo un poco nervioso.
No hubo comentario por parte de Gaara durante el rato que entró al baño hasta después de la cena.
Cerca de las nueve y media de la noche ambos estaban acostados en la misma cama. Se habían cepillado los dientes después de cenar algo liviano y habían apago las luces. El pelirrojo no dejaba de moverse. Para él era imposible acostarse a esa hora, pues estaba acostumbrado a dormirse tarde.
—Te puedo traer un vaso con leche tibia…- sugirió Sai entre la oscuridad de esa noche. —Hoy también habrá mucho frío, además la leche te ayudará a dormir.
El menor andaba inquieto en ese momento, y más que nada por el pequeño incidente de los zapatos. No quería responderle que sí, puesto que detestaba la leche sola y tampoco quería pedirle que le trajera leche con chocolate.
—Tal vez quieres leche con chocolate.- agregó el mayor recordando el día en que su acompañante se relamía los labios después de tomar chocolate caliente.
—Bien— aceptó finalmente el joven en voz baja. Fue así que el azabache encendió la luz y, colocándose la bata, fue en busca de un tazón repleto de leche con chocolate. Volvió lo más pronto que pudo y dejó una bandeja con el pedido en la mesita de noche de su compañero.
— ¿Quieres galletas? — preguntó amablemente. —Durante la tarde hice más…
— N-n…
— ¿No?
—No sé… Solo comeré si tienen un poco de chocolate…
Sai le sonrió y trajo una cajita repleta de galletas con chips de chocolate. A Gaara le brillaron los ojos cuando sintió el aroma. Tomó y mordió una de las galletas. Eran tan crujientes que se despedazaban con una mordida. Las migas caían al interior del tazón y otras se quedaban pegadas a las mejillas del menor. El azabache seguía sonriendo, pues se sentía muy satisfecho cada vez que podía hacer que su compañero disfrutara del momento.
Pasaron como veinte minutos para que ambos volvieran a estar acostados en la cama dispuestos a dormir. Las luces se encontraban apagadas y ellos estaban acomodados debajo de las sábanas. De pronto se escuchó un bostezo, era el joven de ojos verdes.
—Finalmente te dio sueño…- comentó el joven dibujante dándose vuelta para ver la espalda del menor. — ¿Puedo confesarte algo? —preguntó en voz baja. Tras escuchar la pregunta, el muchacho también se dio vuelta. Vio los curiosos ojos del azabache a través de la poca luz natural que había en la habitación. —Primero quiero aclarar que jamás he intentado hacerte daño...No está en mi mente ni en mis planes hacer daño a las personas. Desde la primera vez que nos encontramos, empezamos mal. Yo no soy conflictivo, si esa vez peleamos fue por que me dejé llevar. Pocas veces me dejo llevar, cómo verás… Yo vivo aquí. Toda mi vida he vivido aquí. Sigo siempre las órdenes del director. En resumen, solo he conocido el mundo lleno de privilegios y comodidades. También un mundo disciplinado y castigador. Realmente no se me había ocurrido cuestionar el mundo en el que vivía porque para mí parecía normal, pero un día todo cambió. Y simplemente quise salir de aquí. Para conocer lo peor y lo mejor de la vida. Eso significa vivir, ¿verdad? Porque durante mucho tiempo no me sentía vivo. Era todo una completa rutina…
— ¿Dónde están tus papás? — interrumpió Gaara un poco intrigado.
— ¿Ellos?- preguntó antes de suspirar. —Ellos no sé dónde están. Nunca los he visto. Tampoco sé si tengo hermanos, tíos o abuelos. Una vez le pregunté al director Danzou por mis padres. Él me dijo que ellos me abandonaron y que desde ese día, nunca más lo ha vuelto a ver. No los extraño porque no los conocí, pero si me gustaría verlos algún día para preguntarle el por qué…
—Entonces eres huérfano… — le dijo en voz baja.
—Claro…Ese el término más adecuado para mí. En todo el sentido de la palabra. Danzou solo es mi tutor legal y el director de este Instituto. No puedo verlo como algo familiar. — Hace una pequeña pausa —Él…Él rechazó mi abrazo cuando tenía siete años. Y me dejó bien claro cuál era mi lugar...
La voz de Sai se notaba temblorosa. Ese tipo de cosas no las había conversado con nadie en toda su vida, pero no pudo evitar comentarlas ya que sentía la oscuridad de la noche el mejor momento para sacar a luz sus secretos.
—Solo quiero cambiar un poco mi vida. Estoy cansado de hacer siempre lo mismo. No me sirve de nada aprender tantas cosas si nos las puedo compartir con alguien especial…A veces me pregunto por qué me tocó vivir así…
—Sai…- dijo el pelirrojo casi susurrando. —Yo por un momento pensé que tenías una vida fácil. Parecías esos chicos mimados. Llenos de lujos, siempre con una sonrisa en la cara…
—El director Danzou me enseñó a sonreír para salir de apuros…- interrumpió el joven. —Cada vez que sonrío no significa que esté feliz. Aunque últimamente no he tenido que fingir…
—Yo no he podido sonreír desde hace mucho tiempo. Ni siquiera sé cómo fingir. No me ha sido fácil vivir con personas que sienten miedo de mí o me odian. Crecí con mis hermanos, pero ellos jamás parecen tranquilos cuando estoy con ellos. Si mi única familia sentía miedo de mí, no sabía con quién refugiarme, así que pasé mucho tiempo solo. Con el tiempo comencé a odiar a todas las personas. No creo que nadie pueda entenderme. Nadie ha pasado por mi situación así que nadie tiene el derecho a meterse en mi vida. A veces pienso que, no debería vivir.
Dicho eso, el azabache acarició la cabellera pelirroja de su compañero.
—No digas eso, por favor. Yo quiero que vivas y que aprendas a vivir. —dijo Sai mirándolo fijamente a los ojos.
Gaara desvió la mirada y luego cerró sus ojos.
—Supongo que la única razón que tengo para seguir existiendo es el hijo que espera mi hermana. Danzou me paga bien, así que gastaré ese dinero para darle una buena vida. Después de todo, forma parte de mi familia.
—Así que serás tío…- dijo el mayor riendo por unos segundos. —Me has sorprendido. Tienes un lado bueno, deberías demostrarlo más seguido.
El joven de ojos verdes no respondió ante tal comentario. Solo acercó su mano a la mejilla de su compañero y le dio una ligera bofetada. Después de eso se dio media vuelta y se durmió.
Sai acarició su propia mejilla. No sentía dolor porque ese golpe realmente había sido suave. Esa noche había descubierto muchas cosas. Esa distancia que los separaba, ya se hacía más corta.
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Continuará...
Última edición por Alluka el Dom Ene 06, 2013 4:39 pm, editado 1 vez
RasputinSin vida social - It's JJ Style!
34 1547
165
05/06/2011
Viktuuri
Hunter x Hunter (2011) | Ping pong animation | Full Metal Alchemist | Yuri on ice
Pokemon Sol y Luna | All Out!! | Sangatsu no Lion | Super Horny 2
12.380 円
Ocio, ven a mí
Re: [En Proceso] Mundo corrompido
ohhhhhhhh lindooooo
me ha fgustado muchooo
siiiiiiiiiiii
espero seguir viendoooo
siiiiiiiiiiiiiiiiii
Sai esta avanzando con Gaaritaaaa
siiiiiiiiiiiii
lo maximooooooo
espero sigan mejorandoooo
siiiiiiiiii
contyyyyyyyyyyy
me ha fgustado muchooo
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espero seguir viendoooo
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Sai esta avanzando con Gaaritaaaa
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espero sigan mejorandoooo
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Re: [En Proceso] Mundo corrompido
- Spoiler:
- vanevane_naruhina: Gracias por tu comentario. Fuiste la única que se molestó en leerlo después de todo este tiempo y además dejaste un comentario. Espero que te guste este capítulo. Lo escribí en menos de dos semanas, creo xD
Saludos.
Capítulo 9: Un recuerdo
- Spoiler:
- Temprano por la mañana, Sai había despertado lentamente. Estiró sus brazos y sus piernas, mientras abría su boca como un león para bostezar. Se sentó en la cama y sonrió al mirar a su lado. Estaba Gaara durmiendo como un bebé.
Todo parecía tan tranquilo cuando de pronto el pelirrojo abrió lo ojos, se movió para mirar su reloj y salió de la cama al ver la hora. El mayor lo observó como se encerraba en el baño sin decir una palabra. Pensaba decirle algo, pero todo había pasado tan rápido que se quedó con la boca abierta.
—"No creerá qué…" – pensó el joven artista mientras se destapaba y se ponía de pie. Al hacer esto, sintió la caída de un ligero objeto hacia el piso. Provenía del lado de la cama donde había dormido el menor. Se dio la vuelta para ver qué era y descubrió que era un oso de peluche de color café claro. El diseño del oso era bastante simple y su tamaño no superaba los treinta centímetros. Lo tomó con ambas manos y lo observó. Lo dejó sentado en el colchón, apoyándolo en la almohada.
Luego de eso se dirigió al baño, donde se encontraba el joven de ojos verdes. Tenía que decirle algo importante que de seguro había olvidado. Pidió permiso y abrió la puerta. El sonido del agua se escuchaba a lo lejos, pero Gaara aun no se encontraba al interior de la ducha. Ambos se miraron por un par de segundos. El menor pretendía sacarse la parte superior de su pijama, pero al notar que Sai lo observaba se había detenido al sentirse intimidado.
— ¿Qué sucede? –preguntó el pelirrojo cerrando la llave del agua y mirándolo con cierta desconfianza.
—No deberías apresurarte… Acuérdate que hoy es el aniversario del Instituto. Así que en la mañana no habrá clases y en la tarde se hará una conmemoración. Solo eso…
Gaara desvió la mirada y regresó al dormitorio en dirección a la cama. Se sonrojó al ver al oso de peluche acomodado a propósito en esa posición. Había olvidado por completo guardarlo en un lugar donde nadie lo viera. Apresuró el paso, se metió a la cama y escondió el peluche entre las sábanas. Sai también regresó. La habitación estaba un poco oscura por las gruesas cortinas, pero igualmente se podía ver por dónde caminar.
—No me había dado cuenta que trajiste eso a mi habitación cuando llegaste con tu maleta el otro día…- dijo el joven de ojos negros acostándose sobre la cama. El menor no contestó al comentario. —Es muy lindo. Me acuerdo que cuando era niño vi a una compañera con un perro de peluche. No era común que los alumnos llevarán ese tipo de cosas al salón. El profesor la regañó y esa niña no quiso guardarlo. Al final se lo quitaron y ella comenzó a gritar. Parece que tenía mucho valor, bueno, después comenzó a decirle al profesor que era un recuerdo de su abuela. Me imagino que el oso de peluche que tienes igual debe traerte recuerdos de alguna persona, porque lo cuidas mucho y lo tienes en buen estado.
Gaara asomó su cabeza y observó un poco molesto al azabache.
—Lo hizo mi madre…
—Ya veo, no estaba tan equivocado… ¿y duermes con el peluche?
El pelirrojo no respondió y bastó con una mirada fija hacia Sai para dar a entender que no hablaría más. Luego se escondió entre las sábanas.
—No te enojes. Yo dormiría con un peluche si me lo hubiera regalado alguien especial. Supongo que me sentiría un poco más cerca de esa persona.
El joven de ojos verdes se sentó sobre la cama y por primera vez sentía un poco de compasión por alguien. Quería decirle algunas palabras para subirle el ánimo, pero no se atrevía a mostrar su lado sensible.
—Por qué no mejor desayunamos. — comentó en voz baja con un tono molesto. El azabache que estaba algo decaído levantó la mirada, le sonrió y le acarició la cabeza. El menor lo miraba mientras se dejaba acariciar. — ¿Puedes dejar de hacer eso? — preguntó avergonzado. El comportamiento de Sai a veces le resultaba inexplicable. No entendía cómo alguien que vivió sin afecto podía ser tan amable y cariñoso. Unos días antes lo hubiera golpeado, pero ahora cómo sabía un poco más de ese chico, no quería tratarlo mal.
—Está bien. ¿Pero puedo abrazarte?
A lo más pasó un minuto desde que escuchó esa pregunta. Gaara no estaba interesado en esas muestras de afecto por lo que se puso de pie y fue a darse una ducha.
—"Tal vez debería ser más directo…" —pensó el azabache poniéndose de pie para ir a buscar su desayuno.
Durante esa tarde, unos hombres llegaron a la habitación de Sai para armar una cama. Se habían tardado en llegar a esa pieza en específico, pues todas las habitaciones donde los alumnos compartían tenían instaladas una cama extra desde que empezó el problema de calefacción.
Los días pasaban y el azabache siempre que podía intentaba entablar una conversación con su querido compañero. Sabía que si seguía insistiendo, sutilmente, podría seguir conociéndolo. Quería llegar y descubrir cómo era el verdadero Gaara. Y algo había descubierto durante esa semana.
Ya con la llegada del viernes, Gaara se había ido por la tarde a su casa. El azabache hizo algo parecido. No tenía familiares, pero siempre tenía una familia dispuesta a acogerlo; los Namikaze.
El joven de cabello negro estaba feliz y ahora lo estaba aun más, porque finalmente estaría con personas que lo aceptaron desde el primer día que lo conocieron. El auto, donde él iba, avanzaba en una dirección más lejana a la casa que él conocía. Por un momento pensó que se habían cambiado de casa o que pasarían a comprar algo a un almacén. Pero sus dudas fueron aclaradas en cuanto Minato, que conducía con una sonrisa en sus labios, le mencionó que irían a casa de los Uchiha. Al llegar, Naruto se encontraba con Sasuke jugando videojuegos en la sala. A veces se pescaban del cabello cuando uno de los dos perdía. Pues el rubio siempre intentaba hacer trampa y el azabache se molestaba. Fugaku se encontraba colocando unos platos en un mesón muy bajo. Luego comenzó a poner palillos.
Los Uchiha se caracterizaban por ser una familia muy tradicional en cuanto a sus raíces. Eso se notaba claramente en su casa que era de un estilo japonés.
Tras saludar a todos lo de esa habitación se unió a los más jóvenes.
En el segundo piso estaba Itachi, el hermano mayor de Sasuke, leyendo un libro sobre su cama. En otra habitación se encontraban dos mujeres tomando un poco de té y riendo con sus ocurrencias. Una llevaba puesto un vestido largo, ceñido a su cuerpo, sin mangas y con un escote muy discreto. La otra llevaba una blusa azul, semitransparente con encaje y una falda a la rodilla.
—Mikoto, no digas esas cosas. — reí un poco avergonzada. —Es un encanto. Cuando llegue, lo vas a conocer. Él es tan correcto para hablar y tan respetuoso. Cualquier madre lo quisiera como hijo. A veces me da tanta pena pensar que el pobre creció sin padres.
— ¿Y dónde dices que está estudiando? —preguntó una mujer de largo cabello negro mientras acomodaba su blusa.
—En el Instituto ANBU. Ese viejo Danzou se lo llevó cuando era un recién nacido…
Mikoto dejó el té sobre la mesita y su rostro cambió de expresión tomando un aire de seriedad. Kushina la miró preocupada.
—Si dices que tiene dieciséis, significa que… ¡Yo lo conozco! – exclamó emocionada mientras miraba un punto fijo y comenzaba a hacer memoria. — ¿Se llama Sai?
Kushina asintió con la cabeza al escuchar la pregunta. Ella se encontraba tan sorprendida como su amiga.
— ¿Por qué no me contaste sobre él antes? — le preguntó con un tono molesto. —Él…lo crié durante sus primeros meses de vida. No sé si recuerdas, pero una vez trabajé cerca de ese Instituto. En el tiempo que había nacido Itachi. Ellos no se llevan por mucho. — contaba la mujer cambiando su tonalidad por una más calmada. —Trabajé como ama de llaves para el señor Danzou. Me tocó ir un par de veces al Instituto, pero finalmente me quedé trabajando en la casa del director. Estaba en mi oficina administrando el dinero de la casa, cuando me llamaron urgente al salón de visitas. Fue ahí donde me pasó un bebé envuelto en mantas. El pobrecito tenía horas de recién nacido y estaba un poco frío. Pareciera como si lo hubieran dejado en la intemperie la noche anterior. Aún así, no se quejaba. Se veía tranquilo. Estaba con sus ojos cerrados y tenías sus manos empuñadas. Me acuerdo haber sentido unos pequeños espasmos en su pequeño cuerpo. El señor Danzou me dijo que lo cuidara por un par de días y que le buscara ropa. Él sabía que había tenido a Itachi unos meses antes, así que no habría nadie más preparado para criarlo. En un comienzo pensé que el señor Danzou quería tener un heredero o quería formar una familia. Pero su forma de tratarlo no parecía la de un padre. Ya que eran muy extrañas sus solicitudes. — dijo la mujer bajando la mirada. Kushina la seguía escuchando con atención. —Me pidió que no me encariñase con él y que le diera leche materna solo en biberón a pesar de que podía amamantarlo. También me exigió usar un tono de voz neutral. No lo entendía. Y tampoco le haría caso. Era solo un bebé y no merecía un trato tan indiferente. Supongo que el director descubrió que no seguía sus reglas al año y medio, después de eso me despidió y nunca volví a ver ese pequeño. Intenté infiltrarme a su casa para verlo, pero por poco me descubren. Fugaku se enteró de que había salido de casa solo para ver a ese niño y se enojó conmigo así que no volví a intentarlo. Con la llegada de Sasuke, dejé a un lado ese episodio…y cómo mencionaste hace un rato atrás a ese joven, simplemente me vino todo este recuerdo a la mente. No puedo esperar a ver a ese pequeño convertido en un lindo jovencito.
—Me imagino que era muy adorable cuando era un bebé.- dijo la pelirroja sonriendo.
— ¡Ahora que me acuerdo! —exclamó la mujer de cabello negro poniéndose de pie e ignorando el comentario de su amiga. —Debo tener una foto de él. Pero debe estar entre todas esas cajas que están el garaje… Bueno, otro día la buscaré, ya que me llevará a lo menos dos días seguidos ordenar ese lugar y encontrar esa foto…
— ¡Búscala cuando puedas! ¡Quiero verlo!—le gritó emocionada la mujer de ojos violetas. —A todo esto, me pregunto cuándo llegarán. Minato me dijo que no se iba a tardar…
—Hey Kushina…si todavía no llegan deberíamos aprovechar de cambiarnos. Aun estamos con la ropa que usamos para salir de compras. Acuérdate que debemos usar kimonos para esta cena.
—Tienes toda la razón, además debo desempacar el kimono de Sai…
Ambas mujeres se pusieron de pie, iban a buscar sus ropas para la cena japonés que tendrían esa noche cuando la puerta corrediza de su habitación se abre un poco. Un saludo muy cortés se escuchó del otro lado. Su voz era grave, pero agradable al oído. La pelirroja sonrió y miró a su amiga. La otra también sonrió pues sabía quién era.
— ¡Pasa! —gritó Kushina emocionada. Sai entró lentamente saludando a las dos señoras. Las miró detenidamente cómo iban vestidas pues se veían muy arregladas.
—Se ven muy hermosas, señoras. — dijo el azabache sonriendo. Las dos se sonrojaron al mismo tiempo y rieron nerviosamente. —Usted debe ser la esposa del señor Fugaku. Me llamo Sai, mucho gusto.
—Mikoto, el gusto es mío. — respondió la mujer de cabello oscuro acercándose al menor. Lo miró un rato a los ojos y le sonrió con ternura. —Ha pasado tanto tiempo. — agregó abrazándolo como si fuera su propio hijo. Sai no entendía lo que sucedía, pero aceptó el abrazo con agrado, pues hace días quería darle uno a Gaara. De pronto Mikoto comenzó a repartirle besos en la frente. El muchacho se había ruborizado por aquella muestra de afecto. De todas formas nunca pensó en alejarse. Solo quería seguir a su lado, pues todo eso se le hacía muy agradable. —Sai, me imagino que no lo recuerdas, pero yo te cuidé cuando eras un bebé. No puedo olvidar esos ojos tan lindos que me miraban con curiosidad cuando querías jugar o comer. Tampoco puedo olvidar esos labios tan marcados que tienes. Te gustaba hacer pucheros para que siguiera alimentándote. Te veías tan adorable. Mírate cómo has crecido. — dijo en tanto lo abrazó un poco más fuerte y se puso a llorar. Le acarició el cabello y lo besó. — ¿Qué te ha hecho ese director?
El azabache se sentó en uno de los cojines y sonrió con ternura después de escuchar todo el relato. Tanto como Mikoto y Kushina se sentaron cerca del muchacho. Sai no quería recordar todo lo que tuvo que soportar. Hace poco se lo había contado a Gaara en esas conversaciones que tenían por la noche y no quería volver a relatarlo. Su mirada triste y nublada, conmovió a las dos mujeres.
—No Sai, no llores. — dijo Kushina abrazándolo por la espalda.
—Me hubiera encantado criarte como mi hijo… Tal vez no sea demasiado tarde para adoptarte. — comentó Mikoto acariciando su mejilla.
— ¿Y por qué no lo intenta? —preguntó en voz baja el joven de ojos negros un poco avergonzado. Saber que esa mujer lo había cuidado cuando era muy pequeño lo hizo sentir como si ella fuera una persona importante para su vida. Y eso es lo que era.
—Sai…- dijo la mujer besándole la frente y sacándole las lágrimas acumuladas en sus ojos negros. —Créeme que lo intentaré. Pero no será fácil. El señor Danzou tiene mucha influencia en este pueblo…
Dicho eso lo volvió a abrazar. El azabache sintió su corazón latir con más fuerza. Hacía tantas semanas que no salía de ese Institutito que había olvidado lo bien que se sentía una muestra verdadera de cariño. Y esta vez era doble. Se sentía feliz y querido.
—Oye, no es justo, Mikoto. Yo también lo quiero como un hijo. Tú lo cuidaste cuando era bebé… Déjame criarlo ahora que es joven y está madurando. — le dijo Kushina abrazándolo con posesión. La otra mujer la miró mal y también abrazó a Sai con desesperación.
— ¡Suéltalo, es mío! Es mi pequeño… ¡Yo lo quiero como hijo!
— ¡Claro que no!
— "Esto puede ser un poco asfixiante…"- pensaba el azabache comenzando asentirse nervioso e incómodo. Los abrazos cada vez eran más fuertes y estaba totalmente aprisionado. Por atrás, tenía a la pelirroja y por delante a la mujer de cabello negro.
— ¡Dejemos que él elija!- gritó Mikoto soltando al menor, su amiga hizo lo mismo. — ¿Quién quieres que sea tu madre?
Sai subió un poco los hombros y miraba de un lado a otro. Sus labios comenzaron a temblar, las miradas de esas dos señoras se volvían más intimidantes por cada segundo que pasaba.
—Las dos…- dijo en voz baja cerrando con fuerza los ojos.
Tanto como Kushina y Mikoto lo volvieron a abrazar, cada uno por un lado y comenzaron a besarlo en la mejilla. Ambas gritaban de la emoción al ver al joven comportándose como un niño. Sai se tranquilizó al no sentirse presionado y comenzó a reír mientras seguía siendo besado por esas dos mujeres. En un momento que nadie vino venir, la puerta corrediza se abrió y una mirada que reprobaba ese acto interrumpió.
— ¿Itachi?
—Madre. ¿Todavía no se cambian? – preguntó el joven que tenía unas marcas en sus mejillas. Él vestía un kimono negro. En la parte de la espalda tenía un abanico blanco con rojo. —Queda una hora para la cena y sé muy bien que siempre te demoras en cambiarte. —añadió antes de cerrar la puerta y retirarse.
Mikoto comenzó a rascarse la nuca y comenzó a reír. La pelirroja acarició por última vez el cabello de Sai y se puso de pie para ir a buscar los kimonos. El azabache observaba con atención todo lo que hacías las mujeres. Veía cómo abrían unas enormes cajas de cartón que en su interior parecían tener telas de vivos colores con hermosos estampados. La mujer de largo cabello negro comenzó a desabotonar su camisa cuando miró al joven sentado con la boca un poco abierta.
— ¿Qué sucede? —preguntó la mujer sonriendo.
—Es que… He visto los kimonos solo en fotografías, bueno, acabo de ver a su hijo con uno, pero los kimonos de las mujeres son distintos y siempre me he preguntado cómo se colocan.
—Quédate con nosotras y lo sabrás.- dijo Kushina que ya andaba en ropa interior buscando parte de su kimono. —Tú también usarás uno. —dijo mientras sacaba algo de una caja. —Te traje este, solo míralo, te quedará lindo.
Sai lo miró y sonrió, pues jamás pensó que ocuparía uno, lo tomó y comenzó a inspeccionarlo.
—Para que el kimono pueda lucir bien en una mujer, debe ocultar sus atributos. — dijo la pelirroja colocándose una especie de bata blanca muy delgada.
—Pero ustedes…- dijo mirando a Mikoto y luego a Kushina. —Cómo lograran ocultar sus atributos. Tienen sus curvas muy marcadas.- agregó el azabache confundido. Las mujeres comenzaron a reír en tanto sacaban de las cajas algunos lazos que utilizarían para vestirse.
—Ya te dije que lo sabrás…
—Oye, Kushina. Apresurémonos, también debemos ayudar a Sai a vestir su lindo kimono.- dijo la mujer de cabello negro atándose una especie de cinturón blanco para ajustar su bata. La pelirroja también hizo lo mismo. Parecían vestirse sincronizadamente. La morena se pondría un kimono morado y la otra usaría uno rojo. El joven miraba con atención cada capa de ropa que se ponían para ocultar sus curvas. En el momento que terminaron, cada una comenzó a hacerse un sencillo peinado.
— ¡Bien! Hemos terminado. – dijo Mikoto que se había recogido el cabello dejando unos cuantos mechones sueltos. Kushina sonrió al terminar de cepillar su largo cabello que lo había dejado suelto, y luego extendió el kimono que usaría el menor.
El joven de ojos negros que estaba sentado tranquilamente sobre los cojines miró a las dos mujeres. Retrocedió usando sus manos y pies al verlas acercándose. Era como un animal siendo acechado. Eran dos contra uno, así que finalmente decidió por dejarse estar. Suspiraba mientras le sacaban su camiseta y sus pantalones.
—Sai…Tienes tu piel muy pálida. Pero está muy suave y tersa.- decía Kushina tocándole los brazos e inspeccionando el resto del cuerpo con la mirada. —No sabía que tenías músculos… ¡Oh por Dios! ¡Mikoto, mira su abdomen! Los tiene bien marcados… Y sus oblicuos. — añadió muy sorprendida mientras se sonrojaba. —Debe ejercitar mucho…
— ¡Kushina cochina! Deja de mirarlo así… - decía la mujer sacándole las zapatillas y calcetines al joven. —Que tenga ese físico significa que tiene una buena rutina de ejercicios y una buena nutrición. Me preocupa un poco su piel tan pálida. Algún día deberíamos ir a la playa… ¡Oh! Sai, quién te entrena para que tengas esas piernas tan tonificadas…
—Bueno, tengo mi entrenador personal. Él estuve trabajando con personas famosas en la capital…- contestó el joven que estaba recostado sobre los cojines mientras terminaba de ser desvestido. — ¿También me saco esto? —preguntó comenzando a bajar sus calzoncillos.
— ¡S-Digo no! — gritó Kushina subiéndolo un poco avergonzada. —No es necesario…- añadió riendo. Sus mejillas se habían enrojecido.
— Claro que debe sacárselos…Podría usar un fundoshi.- dijo Mikoto cubriendo parte de su rostro con la manga de su kimono para cubrir su sonrisa.
— ¿Qué es un fundoshi? —preguntó el azabache mirando a la morena.
—Mmm…Déjame buscarlos.- decía la mujer sacando una tela muy larga y de un ancho no considerable. —Es una ropa interior que usan los japoneses. Bueno, ahora prefieren usar calzoncillos o bóxer, pero esta prenda era muy usada en la antigüedad.
—Mikoto, ¿estás segura? —preguntó la pelirroja que seguía sonrojada.
—Claro que sí… No tiene nada de malo. — dijo la mujer esperando que el menor comenzara a sacarse la ropa. Sai se puso de pie y se bajó los calzoncillos hasta sacárselos por completo. Las dos mujeres abrieron sus ojos hasta más no poder. Luego abrieron sus bocas y sus caras tomaron un color rojo muy intenso.
— ¿Qué sucede? —preguntó el joven confundido.
—N-nada Sai. — contestó la pelirroja dándose aire con un abanico y mirando hacia el piso.
—Vaya que has crecido…- murmuró la mujer de cabello negro mirando también hacia el piso.
—Mejor ponte tus calzoncillos. Será mejor que un hombre te lo enseñe.- dijeron las mujeres al mismo tiempo mientras intentaban desviar la mirada del cuerpo del muchacho. El menor comenzó a colocarse la ropa interior. En tanto comenzaba a subirse el calzoncillo, Naruto y Sasuke movieron la puerta corrediza de esa habitación. Sonó el viento muy fuerte, azotando un poco el techo mientras veía esa escena. El rubio quedó blanco de la sorpresa. Sasuke arrugó su cara y luego frunció el ceño. Kushina se puso de pie comenzando a reír nerviosamente mientras Mikoto hacía lo mismo. Sai, por su parte se terminaba de subir la ropa interior.
—¡MAMÁ!- gritó Naruto agitando los brazos hacia los lados.
—No puedo creerlo. – dijo Sasuke mirando con desaprobación a su madre.
— ¡Eres un pervertido, Sai! ¿Qué clase de espectáculo estás haciendo? — seguía gritando el rubio totalmente avergonzado.
El joven de cabello negro miraba con extrañeza al rubio, pues no entendía por qué lo trataba de pervertido.
— ¡No le digas así! – regañó la pelirroja a su hijo mientras abrazaba al joven.
—Realmente no sé si él es el pervertido o ustedes que lo observan desvergonzadamente…- comentó mirando a su madre, para luego mirar como el joven de pálida piel le correspondía el abrazo a Kushina.
—No trates así a tu madre, y tampoco trates así a la dueña de esta casa… Solo dame un minuto y te lo explico todo… ¡Tú eres el único pervertido por pensar esas cosas de tu madre!- exclamó la mujer de ojos violetas con furia.
— ¿Y tú mama?—preguntó Sasuke con desconfianza mirando a su madre.
—No tengo por qué darte explicaciones. No he hecho nada inapropiado. —dijo Mikoto con un aire de orgullo.
Después de haber aclarado ese episodio todos fueron a sentarse en la sala de estar para cenar. Naruto y Sasuke aun parecían desconfiar de Sai, pues no era la primera vez que estaba metido en insinuadores situaciones con sus madres. Sai parecía bastante tranquilo. Comenzó a comer muy animado al recordar que Mikoto lo había cuidado de pequeño y aun lo recordaba. También comenzó a recordar todos esos besos que le repartieron las cariñosas madres. Sabía que eso era una muestra de cariño muy cercana, pues lo había leído un libro. Él sabía mejor que nadie que experimentar esas muestras de afecto era mucho mejor que leerlas e imaginarlas.
— ¿Por qué sonríes tanto? — dijo Naruto mirándolo raro.
El joven no respondió, y observó el rostro del rubio. Parecía enojado. Y él no quería que se sintiera así, por lo tanto se movió un podo de su lugar para estar aun más cerca del l joven de ojos azules y le dio un par de besos en la mejilla. Obviamente pensó que con esto lo alegraría. Aunque la única reacción que logró fue que Naruto se pusiera nervioso y se alejara unos centímetros.
— ¿¡Qué rayos fue eso?!—gritó el rubio tratando de alejarlo.
—Solo estoy demostrando que te quiero… Es que te vi un poco tenso. — dijo Sai sonriendo.
—A veces abusas de la confianza…- murmuró el rubio mientras comía un pedazo de pescado.
— ¿Abusar de la confianza? —preguntó Sai antes de ponerse a pensar. —Pero un beso en la mejilla también se podría considerar un saludo, no tiene nada de malo. En todo caso el mío no era un saludo, tan solo quería que te sintieras bien porque como dije hace un rato te veía muy tenso.
Naruto se ruborizó de inmediato y trató de ocultarlo llenando su plato de comida. Kushina le sonrió al azabache y le acarició la cabeza.
—Sai tiene buenas intenciones para todos. Deberías dejarlo ser, Naruto. Con nosotros tienen la posibilidad de relacionarse, ya sabes que en ese Instituto tienen reglas muy horribles.
—Está bien, está bien…Pero intenten no desnudarse cada vez que los veo, o eres tu mamá o es Sai.
Un silencio muy incómodo se apoderó de la habitación. Kushina comenzó a reír junto a Mikoto. Sasuke siguió comiendo tranquilamente, Itachi andaba algo malhumorado y los hombres mayores comenzaban a enfadarse.
—Pero solo querían ayudarme a colocar un fundoshi, al final solo me vistieron con el kimono… Bueno, también me ayudaron a desvestirme, no me pude resistir…
Minato comenzó a hacer una mueca con el ojo. Fugaku frunció el ceño y miró hacia un lado. Luego Sai comenzó a relatar lo sucedido anteriormente con mucha tranquilidad.
— ¿¡QUÉ DICES?!- gritó Minato golpeando la mesa. — ¿Tú y Mikoto se desvistieron y vistieron delante de Sai?
—No lo tomes a mal…- dijo Kushina riendo. —Sai nos da mucha confianza. No nos sentimos incómodas con él. Le gusta estar con nosotras.
Los hombres comenzaron a comer lentamente. Cortando la carne con furia y masticando con desagrado.
—Oye Sai, ¿Qué ha sucedido con Gaara? Escuché que está en tu mismo Instituto, ¿Le has mostrado las decenas de dibujo que hiciste de él? - preguntó el rubio con el propósito de molestarlo.
Sai se quedó callado. Miró su plato de comida comenzando a sentirse nervioso y avergonzado.
—Eres realmente raro…- dijo Sasuke mirándolo fijamente. —Te avergüenza responder una simple pregunta, pero tienes suficiente valor para andar desnudo en mi casa.- añadió sonriendo con malicia.
—Chicos, dejen de molestarlo. —dijo Kushina enfadada.
Tanto como Minato y Fugaku comenzaron a inquietarse. Sai sentía el silencio y las miradas de todas las personas que estaban en la mesa. La presión era cada vez mayor y no lo pudo soportar. Soltó sus palillos y pidiendo permiso se retiró de esa habitación. Tanto como Kushina y Mikoto planeaban ponerse de pie, pero al final solo Kushina salió a buscarlo. La morena prefirió quedarse para explicar todo.
— ¿Por qué lo trataron así? Sai es un chico sin maldad en su corazón. A veces trata de acercarse a las personas con gesto que para ustedes son raros… Pero para él es la forma más adecuada de demostrar sus sentimientos. Si es muy cercano a las mujeres será porque nos entiende mejor. Es un joven muy sensible, por algo es un artista. No lo juzguen y tampoco lo critiquen si no saben por lo que ha pasado. Él jamás me ha faltado al respeto. Ni a Kushina ni a mí y eso se los puedo asegurar.
Sasuke hizo una mueca de desagrado, pues sabría que tendría que disculparse más tarde con el joven. Naruto se sintió mal y agachó la cabeza para seguir comiendo sin decir alguna palabra. Minato intentó alegrar el ambiente con varios comentarios, pero en esa mesa el ambiente seguía tenso.
Continuará...
Última edición por PalomitaNegra el Dom Sep 23, 2012 6:16 am, editado 1 vez
RasputinSin vida social - It's JJ Style!
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05/06/2011
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Ocio, ven a mí
Re: [En Proceso] Mundo corrompido
Por el capitulo anterior:
Dios! Es que me alegre tanto cuando lei que ya estan dando pasos. Osea que ya se estan relacionando. No se, me alegre xD.
Ahora si por este cap.
Ahora miro ya mas suelto a Gaara, eso me gusta.
La escena de las mujeres, esas mujeres me dan tanta risa xD. No pude evitar reirme un rato. Por la parte de la cena, hasta yo senti la tension.
Espero el proximo cap.
Dios! Es que me alegre tanto cuando lei que ya estan dando pasos. Osea que ya se estan relacionando. No se, me alegre xD.
Ahora si por este cap.
Ahora miro ya mas suelto a Gaara, eso me gusta.
La escena de las mujeres, esas mujeres me dan tanta risa xD. No pude evitar reirme un rato. Por la parte de la cena, hasta yo senti la tension.
Espero el proximo cap.
Ale WalkerObseso - 26 487
27
30/04/2011
Yullen
D18, HiroMido, AleIta, NezuShion
D-gray Man
Togainu no Chi, [K], MAGI
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Regalo
Re: [En Proceso] Mundo corrompido
- Spoiler:
- Ale Walker: Vaya, Ale, sin tu comentario, no valdría la pena subir la continuación. Gracias por pasarte y seguir esta histora. Ya estoy en el capítulo 10 o.O No he avanzando tan rápido como tenía planeado... Se supone que este FF tendría 12 capítulo, pero me he alargado. Han salido situaciones en el camino que me han hecho escribir más de la cuenta. Pero estoy conforme con el resultado. Me gusta como está quedando la historia. ewè En fin, espero no perderte como lectora, porque hasta ahora eres la única que ha seguido esta historia T.T el resto desapareció... Saludos
Capítulo 10: Una sonrisa cambia todo
- Spoiler:
- Kushina caminó detrás de Sai hasta encontrarlo en el patio trasero de la casa de los Uchiha. Estaba detrás de un árbol, con su rostro escondido entre sus brazos. Sentado al pie del tronco. La mujer caminó lentamente y se sentó a su lado. Le acarició su cabello y luego lo besó. El joven levantó la mirada hacia la mujer. Esos ojos negros denotaban una inseguridad que solo se explicaba por el conflicto interno que tenía hace semanas.
— Sai, no quiero que te sientas mal. Naruto a veces se comporta así. Todavía le falta madurar. Yo me encargaré de su castigo. Ya verás que no te volverá a molestar.
El azabache fijó su mirada al piso y no pronunció palabra alguna. La mujer lo invitó a pasar nuevamente a la mesa para terminar de cenar, pero el muchacho parecía preferir estar un rato más en ese lugar. La mujer de ojos violetas lo abrazó aun estando sentada. Habría estado así por más de cinco minutos cuando el joven finalmente le dirigió la palabra a Kushina.
—Me gusta Gaara.- confesó el azabache por primera vez en voz alta y en presencia de alguien. — ¿Eso es raro?
La pelirroja se sorprendió que el menor dijera eso. No sabía realmente cómo tomarlo. Gaara había golpeado gravemente a su único hijo hace varios años y aun no lo perdonaba. No sabía si sería realmente correcto apoyar el gusto del menor o convencerlo de que esa persona no era la indicada.
—Sai, tú sabes lo que pienso de ese chico. No soy la persona indicada para darte algún consejo.
—Pero, ¿Tiene algo de malo que me guste? — volvió a preguntar el azabache con temor a ser reprimido. Las miradas se conectaron por un segundo, pero la mujer en seguida miró hacia un lado sin saber qué responder. Sai agachó su cabeza y se puso de pie. —Señora Kushina, Gaara es conocido por ser una persona conflictiva y por volverse agresivo fácilmente. Pero durante el último tiempo, me he acercado a él y puedo asegurarle que no es una mala persona. Él es así porque ha enfocado su soledad en la ira. En cierta parte, lo entiendo, pero estoy convencido de que ese no era el mejor camino. En mi caso, yo enfoco mi soledad en el arte. No ha sido fácil. La sensación de soledad es aun peor si estás rodeado de gente que te ignora o que no te valora como persona. He concluido que la única manera de superarlo es encontrar a alguien que te de afecto.
La pelirroja también se puso de pie. Le sonrió con ternura y lo abrazó. Ella, hasta ese momento, siempre pensó como madre, y nunca se había tomado la molestia de ponerse en el lugar de ese otro joven. Ahora podía entender un poco el comportamiento de ese chico de ojos verdes. Sabía que era huérfano y tenía dos hermanos. Pero también sabía que la mayor parte del tiempo caminaba solo por el pueblo. Escondiendo algo que hasta hace pocos momentos, solo Sai conocía.
—En caso de que Gaara me pida disculpas, lo perdonaré. — dijo la pelirroja suspirando. —Sobre tus gustos, pues déjame decirte que ese pelirrojo es muy atractivo físicamente, pero siento que algo le falta. ¿Será que está muy delgado? ¿O tal vez su cabello luce opaco y sus ojos sin brillo?
— ¿Entonces no es raro que me guste? —preguntó Sai sonriendo.
—No, claro que no. – respondió la mujer rascándose la nuca y sonrojándose. —Solo que en este pueblo es poco usual ver ese tipo de relaciones…
El azabache quedó observando con curiosidad a la pelirroja. No había entendido lo último que había dicho, pero tampoco le tomó tanta importancia como para preguntarle. Luego de esa conversación, ambos fueron al comedor a terminar de cenar. Mikoto, al ver que llegaba su amiga y el joven, dio la orden a los menores para que se disculparan con Sai.
La cena se volvió muy grata y todos finalizaron con un delicioso postre.
Cerca de las nueve de la noche, aun todos llevaban sus kimonos puestos. Minato sugirió ir al hotel con aguas termales, oferta que todos aceptaron muy entusiasmados. Itachi levantó la mano y preguntó si podía llevar a alguien. Todos se voltearon a escucharlo, pues nadie esperaba esa situación.
—Todos saben que mi colegio está haciendo un proyecto con el orfanato. Y soy el tutor de Deidara, así que me gustaría llevarlo de paseo para que conozca las aguas termales. — dijo el hermano mayor de Sasuke.
—Me hubiera gustado tener un tutor cuando pequeño.- comentó Sai al Uchiha.
—Eso comenzó a implementarse hace pocos años. Le he insistido a Sasuke que adopte a un compañero.
—Así se le dice a los huerfanos, es algo confuso, ¿no? — preguntó Sasuke intentando cambiar de tema.
—Pues si le dices compañero a un niño huérfano, pues si, es confuso. Pensé que tendría tu misma edad...- dijo Sai rascándose la cabeza.
Fugaku suspiró y aceptó la propuesta con un aire de cansado, pues tendría que manejar más de lo planeado. Fue así, que todos partieron al automóvil para pasar un rato en el hotel. Al menos una noche. Los Uchiha pasaron a buscar al pequeño Deidara al orfanato y luego siguieron a los Namikaze al destino fijado.
Cuando llegaron, las dos familias comenzaron a buscar sus habitaciones. Sai acompañaría a los Namikaze, ya que los Uchiha tenían demasiados integrantes.
—¡¡¡Itachi!!! —gritó un pequeño rubio de largo cabello. —Podrías haberme avisado que vendríamos a este hotel a estas horas. No estoy acostumbrado a estar despierto tan tarde.
—Si estás tan cansado te llevaré en mis brazos…- dijo Itachi agachándose a la altura del menor y acariciándole la cabeza como un perro.
— ¡Eso quisieras! — exclamó el menor sonrojándose y golpeando la mano del Uchiha para que dejara de tocarlo. —Ahora vamos a darnos un baño. Espero que sea como lo imaginé…— agregó dando pasos firmes hacia adelante.
—Ni si quieras sabes donde es el camino… Mejor tú sígueme…
De esta forma el pequeño Deidara e Itachi caminaron hacia las termas. Encontrándose a su padre y a Sasuke sumergidos en el agua.
Por otro lado, Minato y Naruto disfrutaban de otras termas. Había una por cada habitación y eso lo hacía más privado. Kushina y Mikoto se encontraban con otras mujeres en las termas, pues habían optado por ir a una más grande donde todos los huéspedes tenían derecho a estar.
Sai arreglaba minuciosamente sus cosas en una habitación. Se había sacado el kimono y fue directamente a las duchas. No quería molestar a Naruto y a Minato, así que prefirió ir a las termas de hombres que estaban abiertas para todas las personas del hotel.
Cuando salió de las duchas caminó unos cuantos pasos y se encontró con un joven de cabellos castaños. Era alto y macizo. Solo estaba cubierto por una toalla en la cintura.
— ¿Te he visto en alguna parte? — preguntó ese muchacho de gran musculatura.
—No lo sé realmente… Yo no vivo en este pueblo. — respondió Sai un poco confundido.
Ambos siguieron su camino a las aguas termales sin decir alguna otra palabra. El azabache intentaba hacer memoria de dónde lo había visto, pero no conseguía nada. Antes de meterse al agua, se quitó la toalla que tenía en su cintura, la dejó sobre una roca y finalmente se metió.
El azabache cambió rápidamente de expresión. Siempre solía ser serio, pero esta vez sus músculos se relajaron y se podía apreciar un semblante que denotaba placer. El agua cálida hacía contacto con su piel. El sonido al golpear el agua era agradable. El vapor lograba un efecto tranquilizador. No podía ser mejor. Estuvo muy relajado por varios minutos. Su única interrupción fue en cierto momento en que varios hombres que se encontraban ahí, comenzaron a salir del agua, uno tras otro. Sai hubiera creído que fue coincidencia, pero al abrir sus ojos, pudo darse cuenta de la razón.
Ahí estaba él, el pelirrojo. Recién había tomado una ducha e ingresaba al agua con una pequeña y delgada toalla cubriendo sus partes nobles. La tela se le pegaba a la piel, dejando poco a la imaginación. El azabache sonrió tontamente apreciando esa maravillosa escena desde su lugar. El castaño que estaba en aguas pocas profundas, se puso de pie y comenzó a regañar al joven de ojos verdes.
— ¡Gaara! Te dije que era mejor que esperaras… Ahora casi todos se fueron al verte. De seguro vendrá el gerente a echarnos de aquí. Deberíamos irnos cuanto antes o sino, después no nos aceptarán… Ni a mí ni a tu hermana.
El joven pelirrojo se mordió el labio inferior un poco molesto con la situación. Y además sus ojos se humedecieron al escuchar a Kankuro. El vapor lograba ocultar esto último, pero su enojo era visible para cualquiera. El castaño tomó su toalla y se la amarró a la cintura.
—Vámonos a la habitación. Ahí nadie nos puede echar…
— ¡Esperen!—gritó Sai un poco nervioso. En seguida los dos jóvenes le prestaron atención. Gaara miró sorprendido al joven de ojos negros, pues no se había percatado de su presencia. —Yo tengo mi propia habitación con aguas termales…No la usé, porque esta es mucho más grande, y bueno, si quieren pueden usarla, así no tendrán problemas…
—Sai…- dijo Gaara sin dejar de sorprenderse.
— ¿Lo conoces? — preguntó Kankuro.
—Es el idiota de los baños públicos… — respondió el pelirrojo. El azabache sintió esas palabras como un golpe en el estómago.
— ¡Ah! Ahora me acuerdo de ti, eres del Instituto ANBU… En donde mi hermano está estudiando actualmente.
—Sí, ese mismo…- dijo Sai avergonzado y poniéndose de pie. —Entonces… ¿vendrán?
El castaño observó el cuerpo totalmente desnudo del azabache. Algo no parecía normal…
—Oye, Sai… ¿Cuántos años tienes? — preguntó Kankuro desconcertado y desviando la mirada.
—Dieciséis…- respondió el menor sonriendo.
— ¿Y tus padres son de alguna parte de África?
—No lo sé realmente… Soy huérfano. Pero, ¿por qué lo dices? La mayoría de la población africana tiene la piel muy morena y mi piel es pálida…
—No, por nada…- comentó el castaño completamente rojo.
—Ah! Tal vez lo dices por mis labios… Son más gruesos que la mayoría de la gente que vive aquí. —- decía Sai cubriéndose con una toalla y caminando hacia su habitación. Gaara no había observado absolutamente nada. Él simplemente se puso una bata y siguió al azabache.
Al llegar, los tres entraron a las aguas termales. Comenzaron a charlar sobre temas académicos entre otras cosas. Tan solo Gaara era el que se limitaba a conversar.
De pronto, Kankuro recordó algo importante. Su cita con TenTen. Comenzó a secar su cuerpo mientras le informaba a su hermano que debía juntarse con su novia en el restaurante del hotel y no quería llegar tarde. Gaara pensó en irse con él, pero sabía que después se quedaría solo, así que optó por quedarse unos minutos más en ese lugar.
Después de que el castaño salió prácticamente corriendo del ahí, el pelirrojo se sumergió completamente y comenzó a nadar. Sai lo observaba desde la superficie, pero quería ver los suaves movimientos que hacía el pelirrojo debajo del agua, por lo que también se sumergió.
Ahí estaba él, nadando como pez en el agua. Dando vueltas y giros con los ojos cerrados. Eso lo relajaba, y más aun si el agua tenía una temperatura tan agradable. Habría estado así más de cinco minutos. De pronto dejó de nadar y salió rápidamente del estanque.
—Creo que debo irme…- dijo en voz baja y secándose el cuerpo.
— ¡N-no te vayas!- gritó casi con desesperación el azabache siguiéndolo a pocos pasos. —Quédate… Más tarde traerán algo para comer a mi habitación y hace un rato atrás cené, entonces no sé si tú quieres quedarte y cenar conmigo, será mucha comida para mí, ya sabes, se me hará muy pesado comer tan tarde, así que… no sé si…
—Está bien…- dijo en voz alta el pelirrojo y mirándolo extrañado. —Hablas demasiado.
Sai se sonrojó inmediatamente y comenzó a secarse la cara para cubrirse.
Después de que ambos estaban vestidos con ligeros kimonos, se sentaron en unos grandes cojines. La mesa era cuadrada y tenía un calentador incorporado. La comida no tardó en llegar y una vez que dejaron el banquete sobre esa mesa, comenzaron a comer animadamente. Gaara parecía el más entusiasmado, pues solo había almorzado ese día.
—Es raro verse tan seguido, ¿no crees? — preguntó el azabache sonriendo y mirando al joven de ojos verdes.
Gaara no respondió a la pregunta. Siguió comiendo rápidamente.
—Eh… ¿Y es la primera vez que vienes a este hotel?
El pelirrojo emitió un sonido con la garganta mientras comía y dio a entender que efectivamente era su primera vez en ese hotel.
— ¿Sabes, Gaara? Esto para mí es como un sueño. También es mi primera vez y me ha gustado. El agua de las termas es lo más relajante que conozco. Por un momento, olvidé todos mis problemas y de todo lo que me rodea. Además, la comida es muy buena. Creo que me cansaré de tanto comer. Oye, a todo esto… ¿Te quedarás a dormir en el hotel con tus hermanos?
El pelirrojo le costó tragar ese pedazo de pescado. No es que lo haya masticado mal, sino que la pregunta lo inquietó. Dejó de comer por unos segundos y miró al azabache.
—Eso teníamos planeado. Pedimos una habitación para los tres, pero a última hora invitaron a sus parejas y al final parece que pedirán otra para dormir por separado. Ahora me tendré que ir, porque no hay una habitación para mí. — respondió el pelirrojo.
—Y estabas pensando en irte después de comer… - comentó el joven de ojos negros un poco triste.
—Por supuesto, ya les dije que me iría a casa.
— ¿Y no quieres quedarte aquí? — preguntó mirándolo fijamente.
El pelirrojo lo pensó un poco. Sintió que aceptar su propuesta sería un bien para los dos. Por qué estar solos si ambos se pueden juntar.
—Está bien, si no tienes problemas…- respondió el menor comenzando a comer nuevamente.
Sai sonrió y se puso de pie. Comenzó a armar los futones para el pelirrojo y para él. Había terminado tan pronto de ordenar la habitación que se acercó a Gaara y lo abrazó con fuerza. El joven de ojos verdes soltó los palillos y tragó su bocado. No entendía qué le sucedía al azabache. Parecía un loco de remate.
—Estoy tan feliz…- le susurró el joven artista sin dejar de abrazarlo. El pelirrojo comenzó a quejarse y haciendo unos bruscos movimientos se lo sacó de encima.
—Ya deja eso…- dijo el menor un poco nervioso.
—Pero si nadie nos está observando. – comentó el azabache acariciando la cabellera de su compañero.
—Lo sé, pero no me abraces tan de repente. ¡Y no me toques la cabeza! — exclamó el joven un poco molesto. — ¿Qué nadie te ha enseñado sobre el espacio personal?
— ¿Espacio Personal? Creo haberme saltado ese capítulo. — dijo Sai en voz baja.
— ¿Capítulo? — preguntó extrañado el joven de ojos verdes que empezaba a ser más expresivo.
—Ah, bueno, mejor olvídalo, ahora que lo pienso, es algo vergonzoso admitir que leo sobre el comportamiento humano…
Gaara dejó de mirarlo como bicho raro y suspiró. Ahora comía con más calma observando todos los movimientos del azabache.
—Tú te esfuerzas por comprender a las personas…- comentó el pelirrojo con la boca llena. —Yo he preferido ignorar todo a mí alrededor. No entiendo por qué a pesar de ser tan parecidos somos al mismo tiempo muy diferentes…
—Ahora que lo dices, los dos tenemos un pasado que nos condicionó a ser como somos. En lo único que nos parecemos es en nuestro pasado solitario. Nuestra soledad la hemos tenido que llevar por varios años, aun así, tú tienes una personalidad muy distinta a la mía. Eso debe ser porque al fin y al cabo, nacimos en un entorno diferente. Yo soy una persona tranquila y tú eres una persona iracunda… Aunque últimamente has cambiado un poco, debes admitir que estás así desde que me conoces.
Gaara se sonrojó al escuchar lo último. Iba por otro bocado de comida, pero lo dejó en el plato.
—Puede que tengas razón, Sai… Pero después del Instituto todo vuelve a ser como antes. No tengo a nadie para acudir cuando me siento solo. Excepto tú. Pero igual te sirve a ti, para que no te sientas solo. Es decir, al final parece como si nos juntáramos solo por interés propio. No sé si eso esté bien.
—Yo no pienso de esa forma, tú si me preocupas. Siento un deseo por protegerte. Y no sé cómo explicar eso con palabras… A todo esto, debes saber que hay una persona que siempre te estará queriendo.- dijo el azabache mirándolo con ternura y sonriéndole. —Esa persona es tu madre. Y debe estar en alguna parte mirándote y cuidando de ti.
—Yo no creo en esas cosas…- dijo Gaara bajando la mirada. —A veces quiero creer, pero realmente no puedo. En lo único que creo es que tal vez… esa persona tenga razón.
— ¿Quién? — preguntó Sai.
—Mi abuela. Ella estaba muy enferma cuando yo tenía 7 años. Desde que tengo uso de razón ella siempre estaba delicada de salud. Solo cuando comenzó a agonizar, fui a verla, pues ella era mi abuela materna. Y antes de morir, me dijo algo solo a mí y que hasta el día de hoy no puedo olvidar… — hizo una pausa. —Las heridas del corazón son las más difíciles de sanar, pues solo el amor puede curarlas.
—Tu abuela era muy sabia… Nunca había escuchado eso.- dijo Sai sonriendo. —El amor es algo difícil de conseguir cuando estás solo. Y ahora que lo pienso, hay otra razón para que las heridas del corazón sean tan difíciles de sanar—añadió el joven de ojos negros. Gaara estaba tomando completa atención a las palabras de su compañero. —Uno no puede ver fácilmente la herida del otro. En caso de que te hagas un rasguño, sangras, pero una herida en el corazón, es una herida interna. Un dolor que solo uno mismo puede saber, y eso dificulta al resto de las personas que quieren sanar ese dolor.
En esos momentos el azabache le acariciaba la mejilla al menor. El pelirrojo cerró los ojos al sentir el suave roce de las manos del joven artista con el de su tersa piel, y luego sonrió con total tranquilidad.
Fue entonces, que a Sai se le erizó la piel. Sus latidos comenzaron a acelerarse. Sus mejillas tomaron una tonalidad rojiza y una sonrisa tan bella como la de Gaara se formó en sus labios. Al fin se dio por vencido a los encantos del pelirrojo. Una sonrisa de ese joven había sido suficiente para enamorarse perdidamente.
Continuará...
RasputinSin vida social - It's JJ Style!
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05/06/2011
Viktuuri
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Pokemon Sol y Luna | All Out!! | Sangatsu no Lion | Super Horny 2
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Ocio, ven a mí
Re: [En Proceso] Mundo corrompido
Con respecto a los anteriores capítulos: Oerdón por no pasarme a leer, en serio, lo lamento. Pero la verdad es que están super geniales, me gustaron de verdad, sobre todo, como la relación de Sai y Gaara va aumentando *w*
Con respecto a este capítulo: ¡Me encantó! De verdad, es tan hermoso. Cada vez se acercan más c:
No quiero que termine esta hermosa historia ;A;
Aunque me quedé con ganas de leer más xD
Gracias por esforzarte al escribir Palomita :3
Esperaré la conti 8D
Con respecto a este capítulo: ¡Me encantó! De verdad, es tan hermoso. Cada vez se acercan más c:
No quiero que termine esta hermosa historia ;A;
Aunque me quedé con ganas de leer más xD
Gracias por esforzarte al escribir Palomita :3
Esperaré la conti 8D
CaffeineSin vida social - 샤이니 ♥//I'm back ♥.
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26/05/2012
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I'm Shawol
Re: [En Proceso] Mundo corrompido
Asdfgh, palomilla me encanto, me lolee mucho con este capitulo, te invito a volar con esta vaca voladora, para celebrar lo lindo del cap(?
Bueno conti pronto ok?
Bueno conti pronto ok?
ღMoonchildღPsicópata del foro - ShinDing!! ♥
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13/03/2012
...
...
Naruto Shippuden, Katekyo Hitman Reborn
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Re: [En Proceso] Mundo corrompido
Palomis, como osas?! Como osas dejarme con la pica?!
Nah, ya en serio, me gusto mucho el cap. Sobretodo el final. Gaara esta mas expresivo! Eso me encanto, por todo lo que dijo. Ah! Sai, cada vez mas enamorado. kldjaslkdjklas. Me encanta.
Espero el proximo con ansias.
Yo estare hasta que termines el fic, asi que me tienes aqui con las ansias xD.
Nah, ya en serio, me gusto mucho el cap. Sobretodo el final. Gaara esta mas expresivo! Eso me encanto, por todo lo que dijo. Ah! Sai, cada vez mas enamorado. kldjaslkdjklas. Me encanta.
Espero el proximo con ansias.
Yo estare hasta que termines el fic, asi que me tienes aqui con las ansias xD.
Ale WalkerObseso - 26 487
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30/04/2011
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D18, HiroMido, AleIta, NezuShion
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Regalo
Re: [En Proceso] Mundo corrompido
kyyyyyyaaaaahhhh
me desmayooooo siiiiiiiiiiiiiiiii
siiiiiiiiiiiiiiii
lo maximoooo
Gaarita se sincerooo
kyyyyyyaahhhh
el romance estara cerca muy prontoooo
kyyyyaaaaaaaaahhhh me alocooooooooooooo
aaaaaaaaahh
aaaaaaaahhh
lindooooooo
ylei el comentario que le pusiste
a AllenWalkery me dio penita u.u
yo si te sigo en tu fic
solo que no pude
dejar un comentario ya que estuve ocupaditaaaaaaaaaaa
aaaaaaaaahhhh TTT-TTT
contyyyyyy siiii?
n.n
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Re: [En Proceso] Mundo corrompido
- se esconde entre los arbustoS -
Valeh, gracias por comentar el capítulo anterior *-* Me alegró saber que eras seguidora de la historia.
Ale, perdón por dejarte con ansias >.< no es mi intención. En serio D:
Vane Vane, no sabías que seguías mi FF ;u; pensé que lo habías dejado hace tiempo por mi flojera de no andar actualizando tan seguido como debería ser. Perdón si te hice sentir mal. Gracias por pasarte C:
Bien, capítulo nuevo T.T tardé tardé tardé... perdón :C
Capítulo 11: Del odio al amor, hay un solo paso. De la amistad al amor, un paso arriesgado.
Continuará...
Valeh, gracias por comentar el capítulo anterior *-* Me alegró saber que eras seguidora de la historia.
Ale, perdón por dejarte con ansias >.< no es mi intención. En serio D:
Vane Vane, no sabías que seguías mi FF ;u; pensé que lo habías dejado hace tiempo por mi flojera de no andar actualizando tan seguido como debería ser. Perdón si te hice sentir mal. Gracias por pasarte C:
Bien, capítulo nuevo T.T tardé tardé tardé... perdón :C
Capítulo 11: Del odio al amor, hay un solo paso. De la amistad al amor, un paso arriesgado.
- Spoiler:
- Gaara seguía sonriendo aun sintiendo la mano de Sai sobre su mejilla. A esas alturas ya no le molestaba tanto las acciones del azabache. Podía comprenderlo y sabía que ese joven tenía buenas intenciones. A él le costaba tanto entrar en confianza que era sumamente extraño verlo sonreír con tal honestidad. De sus ojos se desprendieron unas cuantas lágrimas que a los pocos segundos comenzaron a desplazarse lentamente por su rostro. Le habían llegado las palabras de ese muchacho que tenía al lado suyo y lo estaba demostrando con un simple gesto. De pronto unas cuantas gotas cayeron en la mano del muchacho de ojos negros. Esto puso en alerta al mayor, pues pensó que estaba llorando de tristeza.
--¿Estás bien? -- preguntó Sai preocupado al notar que el pelirrojo seguía llorando. Le secó con sus dedos el rostro y luego lo quedó observando fijamente. Se veían brillosos los hermosos ojos de Gaara.
--Estoy bien. Es que, todo lo que dices significa mucho para mí.-- respondió el menor volviendo a regalarle una sonrisa para luego tener una expresión más natural. El azabache suspiró del alivio y sin pedir permiso, le dio un beso en la frente, justo donde estaba su cicatriz.
--Entonces, ¿me dejarás curarte esas heridas?-- volvió a preguntar Sai sonriéndole.
Gaara se inquietó con esa acción y esa pregunta. Estaba completamente avergonzado y agachó la cabeza sin darle una respuesta concreta al azabache. El mayor lo envolvió con sus brazos y le acarició la espalda. Esta vez el pelirrojo no reaccionaba de mala manera. Se dejó estar y estuvo así, hasta que tímidamente le correspondió el abrazo. Cerró sus ojos con fuerza y luego los abrió. Era una situación real. Gaara estaba abrazando a alguien espontáneamente por primera vez en años. Su dulce forma de ser cuando era niño, parecía que se repetía.
El corazón de Sai latía con fuerza cada vez que estaba cerca de Gaara, y ahora que el mismo pelirrojo lo abrazaba, esos latidos solo demostraban la felicidad que tenía en esos momentos. Se sentía capaz de hacer cualquier cosa por retenerlo en sus brazos.
—Puedes ser muy lindo cuando te comportas de esa manera…- dijo el azabache acariciando la cabellera del menor. El joven de ojos verdes no quiso comentar absolutamente nada. Tuvieron que pasar varios minutos para que el pelirrojo dejara de abrazarlo pensando que por esa vez, sería suficiente. Después se puso de pie y fue al baño.
Sai observaba su forma de caminar y vio como la puerta se cerraba. Aprovechó esa oportunidad para llamar a una persona que se encargara de sacar todos los platos sucios y así dejar la habitación ordenada.
Cuando Gaara abrió la puerta, notó que todo estaba en orden. Una luz tenue iluminaba la alcoba y Sai estaba sentado sonriendo de oreja a oreja, mirándolo fijamente.
—“¿Por qué siempre se muestra tan feliz?”—se preguntaba el pelirrojo un poco incómodo por esa mirada. Se agachó un poco para meterse en el futón y una vez que se encontraba dentro, cerró sus ojos.
Sai se puso de pie y entró al baño para lavarse los dientes. No pasó más de cinco minutos para que saliera de ahí y se acostara junto a Gaara. Apagó la luz rápidamente y de pronto comenzó a moverse. Gaara sentía ese ruido a pocos centímetros. Abrió sus ojos y se encontró el rostro del joven de ojos negros muy cerca del suyo.
—Buenas noches. Que duermas bien.- dijo el azabache besando la frente de su compañero. El pelirrojo cerró sus ojos y se ruborizó por la acción del mayor. Esas muestras de afectos podían llegar a ser vergonzosas para él.
—Buenas noches…- respondió en voz baja el menor dándose media vuelta para darle la espalda.
Sai quería entablar una conversación con él durante la noche y pese a todo, no se desanimó al notar que Gaara parecía querer descansar.
— ¿Quieres ser mi amigo? — preguntó el azabache con una tonalidad amistosa.
El pelirrojo abrió los ojos muy sorprendido. Esa palabra resonaba en su cabeza y no dejaba de sorprenderle. El único amigo que alguna vez tuvo, fue Kankuro, su hermano mayor. Tal vez tuvo otro amigo en el jardín de infantes, pero era imposible recordar. Además de que ahora casi todos en el pueblo tenían miedo de él y por ende nadie se le acercaba. Volviendo a la realidad, Gaara sintió que su vida estaba cambiando con ese joven. Comenzaba a apreciarlo cada vez más y no podía negarse ante esa pregunta. Se dio vuelta y encendió la luz. Sai comenzó a refregarse los ojos cuando sintió el brillo que provenía de la lámpara, luego, al abrir sus ojos y mirar al menor, notó que esté estaba sentado sobre el futón. Él, no queriendo parecer mal educado, quedó en la misma posición. Ahora estaban frente a frente.
—Sai, si quiero ser tu amigo y también quiero que me ayudes a ser una mejor persona. No quiero estar más tiempo peleado con mis hermanos. Ellos son mi única familia y no quiero perderlos. Estoy cansado de enojarme por cualquier cosa… Ya estaba olvidando cómo sonreír y tú lograste que lo recordara.— decía el pelirrojo seriamente mientras miraba con determinación al azabache. —He notado que ser feliz es una de las mejores razones para vivir, y yo quiero ser feliz, quiero que la gente a mí alrededor también lo sea.
—Gaara. — le susurró el azabache mirándolo sorprendido y al mismo tiempo feliz. —Me imagino que ya sabes por dónde empezar…- comentó el joven artista sonriéndole. —Pero te aconsejo que ahora descanses y hables con tus hermanos mañana. — añadió apagando la luz para luego darle un suave coscorrón al menor. El pelirrojo emitió un extraño sonido para quejarse mientras se arropaba con las mantas y se relajaba. Esa noche ambos durmieron tranquilamente.
Ya temprano por la mañana, Gaara estaba lavándose el rostro. Se miró en el enorme espejo que estaba en el baño y observó de cerca sus ojeras. Eran negras. Casi parecía como si se las hubiera tatuado. De todas formas ese contorno oscuro que tenía en ambos ojos era uniforme y le favorecía a sus facciones.
Después de cambiarse de kimono pasó por la habitación mirando a su compañero que estaba dormido con una enorme sonrisa en sus labios. Lo primero que pensó es que estaba soñando algo agradable y no quiso despertarlo, así que salió del lugar sin hacer mucho ruido. Comenzó a caminar pausadamente por el pasillo de madera. No estaba apresurado, sino que estaba intentado recordar el número de habitación en la que estaban sus hermanos. Después de varios minutos no logró recordar nada, así que cambió su rumbo al comedor para desayunar. Cuando se sentó en una de las tantas mesas, notó que estaba solo. Su única compañía era la gran cantidad de comida que había sobre la mesa; leche, té, café, jugo natural, galletas, jamón, queso, mantequilla. Un sinfín de alimentos tenía para elegir, pero por más apetitoso y agradable que fuese todo eso, comenzaba a extrañar a su nuevo amigo. Sin darle más vueltas al asunto, sacó un tenedor y lo hundió sobre un rollo de jamón. Se la metió a la boca y comenzó a masticar lentamente. De pronto escuchó unas voces familiares. Eran Kankuro y Temari que venían conversando animadamente.
Tan solo con ver a su hermano menor se quedaron callados. Ninguno entendía por qué el pelirrojo seguía en el hotel, puesto que debía haberse ido anoche.
—Gaara, ¿dónde pasaste la noche? — preguntó Kankuro acercándose al menor y mirando su abundante desayuno. Temari comenzó a colocar todos los alimentos que desayunaría en una bandeja para después sentarse en la mesa junto al pelirrojo.
—En una habitación de este hotel.—respondió el muchacho de ojos verdes un poco molesto.
— ¿Qué acaso no te dijimos que no pagaríamos una habitación extra? — preguntó la rubia enfrentando a su hermano. —Shikamaru me invitó, solo por eso me quedé aquí. Y Kankuro está celebrando su primer año de aniversario desde que está junto a Tenten… No podemos darnos el lujo de andar gastando en hoteles solo por comodidad.
—Lo sé.- respondió Gaara soltando con un poco de agresividad el tenedor. El sonido del metal golpeando sobre la mesa de madera alertó a los mayores.
—No empieces… — amenazó Kankuro sentándose en una silla cerca del menor. El pelirrojo apretó su puño y sus dientes. Hoy era el día para hablar con ellos, pero no pasaba ni la mañana y ya estaban enojados. Por un momento se sintió impotente, pero luego se acordó de sus propias palabras y una imagen de Sai sonriendo le vino a la cabeza. Tan solo imaginárselo lo hizo calmarse y olvidar toda esa absurda discusión con Kankuro.
—Kankuro.— pronunció Gaara en voz baja e intentando mirarlo a los ojos. —Hermano.— dijo esta vez para que el mayor le prestara atención. El castaño fijó su mirada en el pelirrojo y esperó que dijera algo, pero ninguna palabra salía de su boca. Tan solo su rostro hablaba por sí solo. Su expresión había cambiado. De una molesta a una totalmente vulnerable. Sus ojos parecían brillar, parecía como si fuese a romper en llanto. Además llegaba a transmitir una ternura muy conmovedora.
—¿Q-qué sucede, Gaara? — preguntó el castaño un poco preocupado y extrañado por la reacción del menor.
Su boca comenzó a temblar y unas lágrimas cayeron de sus ojos. El pelirrojo se limpio rápidamente y bajó la mirada. Sus mejillas estaban enrojecidas y calientes. Temari dejó de comer su desayuno y miró con sorpresa a su hermano menor. Tanto como el castaño y la rubia se miraron por unos segundos con preocupación. No sabía qué le sucedía y tenían miedo a preguntar. Habría pasado un minuto de puro silencio. Nadie se movía y nadie decía alguna palabra.
—Gaara, ¿sucedió algo? — preguntó finalmente la mujer acercándose al menor y sentándose al lado de él. Por primera vez se mostraba interesada en saber qué le sucedía y más que nada era porque su hermano menor no expresaba sus sentimientos. El pelirrojo no sabía por dónde empezar. Jamás creyó que hablar con sus hermanos sería tan complicado. Para él era sencillo discutir, pero esta vez se trataba de algo totalmente distinto y significativo. Su mente no tenía los pensamientos ordenados y solo rogaba en su interior que sucediera un milagro y pudiera encontrar las palabras adecuadas para comenzar a conversar.
—No…- respondió el menor después de varios segundos de silencio. —Yo no…— volvió a decir en tanto seguía brotando lágrimas de sus hermosos ojos verdes. —No quiero perderlos. — dijo mirando a Kankuro y luego a Temari. —Son la única familia que me queda en el mundo…- añadió cerrando sus ojos y comenzando a sollozar. Sus hermanos quedaron completamente impactados. La reacción y las palabras de su hermano lo sorprendieron enormemente. Ninguno de los dos se lo esperaba, pero realmente se alegraron al escuchar eso. Ambos sonrieron y lo miraron con calidez.
—Gaara, siempre pensé que nos odiabas.- dijo el castaño un poco triste. —Que acaso… ¿nunca has sentido que somos malos hermanos? — le pregunto haciendo una breve pausa. —Para cuando maduré me di cuenta de todo el daño que te habíamos hecho y pensé que tenías todo el derecho a detestarnos.
—No puedo odiarlos.— respondió Gaara un poco más calmado y molesto. —Son mis hermanos. Tenemos la misma sangre. Pese a todas las discusiones que hemos tenido, ustedes siempre me han aceptado en casa. Respetan mi espacio personal y a pesar de que me tienen miedo me obsequian regalos en mi cumpleaños. No puedo olvidar esos pequeños detalles. Para mí son muy significativos porque son mis hermanos. Durante todos estos años ustedes han tenido que soportar mi forma de ser. Les he ocasionado muchos problemas, pero ya no quiero seguir viviendo así. Quiero que todos seamos felices y volver a ser una familia unida como alguna vez fuimos. Sé que es mi culpa de que todo este pueblo nos miren mal donde estemos.
—Gaara..- murmuró la rubia. —Tú ¡Jamás…! Quiero que te quede muy claro, ¡Tú jamás has tenido la culpa!—gritó con firmeza. —Fui una cobarde. Admito que estuve atemorizada durante muchos años. No podía verte a los ojos, tampoco podía tocarte. Se me erizaba la piel tan solo sentir tu presencia. Tu voz me aterraba. Era un miedo difícil de controlar. Tenía miedo de enfrentarte. Con el tiempo me fui acostumbrando ya que sabía que tarde o temprano cada uno haría su vida por separado y no nos volveríamos a ver. Pero solo ahora me doy cuenta que fui una tonta— Temari frunció el ceño al decir esto último y luego miró a los ojos de su hermano menor. —Tú me salvaste— le dijo poniendo su mano sobre la mejilla del pelirrojo y acariciándola. Gaara se sintió nervioso y un poco extrañado por esa acción. La rubia lo seguía acariciando con un poco más de confianza. Comenzó a tocarle el cabello con suavidad, la mujer estaba demostrando de alguna forma su instinto maternal y por primera vez le daba un poco de cariño a su hermano menor. Sentía una incontrolada necesidad de hacerle cariño. —Me rescataste ese día, y nunca te di las gracias porque me dabas miedo. Fui una maldita cobarde…— esto último lo dijo con una voz quebrantada. —Nunca he tenido la oportunidad de decírtelo, pero creo que ahora es el momento más adecuado… Gracias por salvarme, Gaara. — añadió sonriendo. Luego lo abrazó con fuerza.
—Es mi turno, Temari. — dijo el castaño en voz baja una vez que el abrazo comenzó a alargarse por varios minutos. Temari soltó al joven y le besó la cabellera. Después de regalarle una sonrisa muy entusiasta, se alejó unos pasos para dejar a su hermano mayor conversar. Gaara había sentido un enorme alivio al escuchar a la rubia, pero ahora comenzaba a inquietarse tan solo imaginar lo que le diría Kankuro. —Hermano. — pronunció con una voz seria el joven de cabello castaño. —Lamento que esta conversación haya sido tardía. No sé cuánto tiempo hemos estado tan alejados a pesar de vivir juntos desde que somos niños. Y además has tenido que llevar toda la carga. Ya sé que no podemos volver al pasado y evitar ciertos acontecimientos. Solo podemos aprender de los errores y enfrentar la vida. Tú eres admirable. No sé si te has dado cuenta, pero eres una persona muy valiente y fuerte. Has soportado cosas terribles y aun así, sigues de pie. Enfrentando el día a día, las personas que te molestan y te critican, y a la vida misma. Gaara, no quiero alargar tanto esta conversación. Lo único que quiero es que te sientas bien contigo mismo y que por favor me perdones por haber sido un mal hermano. Yo también fui un cobarde durante mucho tiempo. Te tenía miedo, pero con lo que nos has dicho, eso ha cambiado. Ya no tendré temor al mirarte a los ojos. Ahora te respeto y te quiero aun más— agregó el castaño mirando fijamente al menor. El pelirrojo le regaló una sonrisa y posó su mano sobre el hombro de su hermano. Lo acarició por unos segundos y luego volvió a sonreír. —Espero que ese gesto signifique que me perdonas…— dijo Kankuro con un tono de calma. —Ven. Ven a sentarte junto a nosotros para desayunar. Ha sido una mañana muy emotiva así que debemos calmarnos, en un rato más llegarán los otros huéspedes de este hotel y nos verán con nuestros rostros rojos de tanto llorar… - añadió riendo y dándole un coscorrón al pelirrojo. —Te daré mis galletas si te sientas al lado mío…
— ¿Cómo sabes que me gusta eso? — preguntó el joven de ojos verdes sentándose rápidamente en una silla.
—Soy buen observador.— le contestó el castaño antes de tomar un sorbo de café. Los tres parecían estar muy tranquilos comiendo. Como una verdadera familia. Gaara jamás se habría imaginado que unas cuantas palabras podían solucionar un gran conflicto. Al ponerse a pensar, supuso que el momento fue el más indicado porque tenía sus pensamientos claros y se trataba de palabras sinceras. Ese desayuno lo disfrutó como nunca. Ya se había olvidado la última vez que se sentaron todos juntos en la mesa. Mientras mordía una galleta se acordó de Sai. Comenzó a masticarla y se le vinieron imágenes del día en que el azabache le llevó galletas y leche a la cama. Era un recuerdo grato, pues fue ese momento en que el pelirrojo demostró su lado humano lo que daría el pie a esa amistad.
—Te noto muy contento, ¿en qué piensas? — preguntó la rubia con un tonalidad muy animada.
El pelirrojo se puso nervioso en un principio, pero luego se calmó y tomó una rebanada de pan que untó con mermelada de frambuesa.
—No… No es nada. — respondió apresurado intentando ocultar cualquier rastro de nerviosismo.
Esa mañana lograron fortalecer lazos familiares y, al mismo tiempo, detener una posible ruptura que parecía no tener compasión con ellos. ¿Quién se hubiera imaginado que con un poco de afecto las personas pueden cambiar? Gaara comenzaba a descubrir muchas cosas y ya estaba en plan de querer ser una persona mejor. Tanto en su familia como en el pueblo.
De pronto, Sai se apareció en el comedor del hotel. Venía solo y en cuanto divisó al pelirrojo, comenzó a alzar su mano para que lo viera.
— ¿Ese no es Sai? — preguntó Kankuro.
— ¿Quién es Sai? — preguntó Temari.
—Sí es Sai, él… es mi amigo. — respondió el joven de ojos verdes un poco avergonzado pues era extraño admitir que tenía un amigo y sobre todo él, quien en un principio lo odió con toda su alma.
El azabache se acercó sonriendo como de costumbre. Saludó a los comensales y luego se acercó al pelirrojo.
—Te volveré a ver mañana. Me tengo que ir. — dijo Sai después de agacharse para estar a la altura del menor. Comenzó a mirarlo fijamente mientras le masajeaba el hombro. —Te tendré tus galletas favoritas guardadas en una caja. Ya pedí la sala de repostería para hornear unas cuantas esta tarde. Espero que estés bien, Gaara. — fue lo último que le dijo con un tono muy amable y casi coqueto, antes de despedirse y retirarse. Tan solo Temari que veía con atención los gestos y la mirada del azabache llegó a pensar por un momento que el amiguito de su hermano estaba “seduciéndolo”. Sonrió por haber pensado esa situación tan absurda y continuó desayunando. Kankuro no le prestó mucha atención a lo que hacían, sino más bien, a lo que decía. En su mente se preguntaba cómo un chico como Sai había logrado obtener la confianza de su hermano menor en unas cuantas semanas. Por otra parte, Gaara no tuvo reacción ante lo dicho y hecho por su amigo. Lo único que había cambiado fue su semblante. Pasó de ser uno serio a uno sereno.
—“Gaara se le nota más feliz. Me alegra saber que ya puede sentarse a comer con sus hermanos. Me pregunto si ahora que comenzará a estar mejor consigo mismo, podré hacer más cosas para acercarme a él…”—pensaba el joven de ojos negros con una sonrisa en los labios mientras caminaba por los pasillos del hotel hacia su habitación. — ¡Claro que podré! ¡Soy su amigo! El siguiente paso será demostrarle con algunos gestos que me atrae y que me encanta estar con él. ¡Vaya! Debo buscar ese libro. Estoy seguro que existe un manual para conquistar el corazón de una persona. — pensó en voz alta un poco antes de toparse con una mujer de largo cabello rojo. La pelirroja lo quedó mirando detenidamente. No pudo decir nada al escuchar los pensamientos en voz alta del joven. Sai se sorprendió al verla y se sonrojó inmediatamente. Se sintió incómodo que alguien lo escuchara decir esas cosas y por dentro solo se regañaba a sí mismo por ser tan despistado.
—S-Sai…- dijo con dificultad la mujer sonriendo con un poco de vergüenza. —Debes tener cuidado con lo que piensas en voz alta. La gente podría ser muy cruel si te escuchar decir eso.
— ¿Cruel? — preguntó desconcertado. — ¿Por qué tendrían que ser cruel? — le siguió preguntando con inquietud. —Usted me dijo que no tenía nada de malo que me gustara Gaara.
—No tiene nada de malo, técnicamente. Pero, a lo que me refiero es que, bueno, en este pueblo no se ven muchos romances entre personas del mismo sexo. No sé si me entiendes…
Sai alzó una ceja. Se rascó la nuca y si antes estaba extrañado, ahora se encontraba totalmente confundido.
— ¿Por qué?
—Pues, porque… La gente no está acostumbrada. La mayoría de las parejas en este pueblo son heterosexuales. Y prácticamente todos crecemos viendo esas relaciones como algo establecido en la sociedad. Hasta a mí se me haría curioso imaginarte a ti y a tu amigo tomados de la mano o dándose un beso en el parque. Creo que me pasaría eso con cualquier pareja del mismo sexo. Es algo a lo que no estoy acostumbrada a ver.
El azabache se ruborizó por completo al escuchar esas situaciones imaginarias. Sonrió como una persona enamorada y su mente lo llevó a otro mundo.
—No me importa. — dijo Sai suspirando con un tono que denotaba tranquilidad. —Si la sociedad nos mira mal, me iré a vivir lejos con él.
—Sai, parece que no es una simple atracción lo que sientes por él. — dijo Kushina al escuchar las palabras del menor. Le habían hecho bastante gracia ese comentario. El azabache bajó la mirada sintiéndose aun avergonzado, y luego la mujer le sonrió al sentir que ese muchacho hablaba con sinceridad y alegría. —Puedes llegar a ser muy optimista y despistado cuando estás enamorado. Eres muy divertido. — le dijo acariciándole el cabello. —Estaré apoyándote en todo lo que necesites, Sai. Puedes contarme todo lo que quieras.
El azabache levantó la mirada y le correspondió la sonrisa. La abrazó de sorpresa y le agradeció su preocupación. Recién en ese momento se estaba dando cuenta que tenía otra persona muy cercana en su vida. Su fin de semana no podía haber terminado mejor.
Continuará...
RasputinSin vida social - It's JJ Style!
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05/06/2011
Viktuuri
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Ocio, ven a mí
Re: [En Proceso] Mundo corrompido
djhdkjashdksjadhksdhaksjdkjasdkjasdhkjsdhkajsdhkj.
Me he convulsionado de la emocion. Es un capitulo muy emotivo, y sentimental. Me gusto mucho. Es raro ver esta parte de Gaara en sí, pero a la vez emociona que se este abriendo gracias a Sai. Los pensamientos de Sai son lindos e ingenuos. Ah, tanto que emociona.
Gracias por traerlo, no importa si es tarde, lo bueno es que está.
Me he convulsionado de la emocion. Es un capitulo muy emotivo, y sentimental. Me gusto mucho. Es raro ver esta parte de Gaara en sí, pero a la vez emociona que se este abriendo gracias a Sai. Los pensamientos de Sai son lindos e ingenuos. Ah, tanto que emociona.
Gracias por traerlo, no importa si es tarde, lo bueno es que está.
Ale WalkerObseso - 26 487
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30/04/2011
Yullen
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Regalo
Re: [En Proceso] Mundo corrompido
- Spoiler:
- A todos los lectores: Para ponerme al día (?) , he escrito a la velocidad de la luz. Terminé el capítulo ayer y en unas horas mi querida beta Susano'o~ me editó el capítulo. Por si no sabían, antes de ayer subí un capítulo nuevo que lo tenía listo desde el 24 de diciembre e__e no lo subí aquí antes porque no me quería conectar al foro. Bueno, antes de leer este capítulo les recomiendo que lean el anterior LOL porque o sino no entenderán el comportamiento de los hermanos de Gaara. (Este aviso es para los que no se han leído el capítulo 11)
Ale, gracias por comentar. Es cierto que Gaara ya está agarrando confianza y se muestra más cariñosito <3 Y lo seguirá siendo sin darse cuenta >u<' jejeje. Saludos
Capítulo 12: Empezando una amistad. Empezando una conquista.
- Spoiler:
Esa semana había pasado volando. Sai se pasaba las tardes leyendo un libro donde daban consejos para conquistar a una persona. El problema de la calefacción ya había tenido solución y cada uno volvía a tener su espacio en sus respectivas alcobas.
Por otra parte, Gaara de vez en cuando lo iba a visitar a su habitación. A veces se aparecía en las noches y se quedaba largas horas haciendo compañía a su nuevo amigo. En un principio el joven de ojos oscuros pensó que el pelirrojo solo venía con la intención de comer galletas o algún otro bocadillo que el hiciese. Pero notó que hubieron dos días en que solo vino a visitarlo sin esperar nada a cambio. Eso ocurrió los últimos dos días antes del fin de semana.
—No te vayas. — le dijo Sai jalando la camisa de Gaara. —Podríamos ir juntos al pueblo. Tengo que ir a la casa de la familia Namikaze.
El pelirrojo se detuvo y se volteó a mirar al azabache. Se fue a sentar a la cama y cruzó sus brazos. Luego cerró los ojos y dijo: —Apresúrate. Debo llegar antes de las seis.
Sai le sonrió y le acarició la cabeza en agradecimiento. Buscó su maleta que la tenía lista de la mañana y guardó un libro en su bolso de mano.
—Estoy listo. — le dijo al sentarse al lado de él. —Mi tío vendrá a buscarme, le pediré que te pase a dejar a tu casa. Él es muy amable y simpático.
— ¿Tu tío? — preguntó Gaara abriendo los ojos y mirando fijamente al azabache. — Tú me dijiste que eres huérfano y no sabías nada de tu familia.
—No tenemos ningún lazo de sangre. Pero él me dijo que lo llamara así. Él es el director de tu antigua escuela, debes conocerlo.
—Sí, ya me has hablado algo de su familia. Y he tenido algunos problemas en el pasado con ese sujeto. Solo que no sabía que tenían tanta confianza. ¿Lo conoces desde hace mucho?
—Este año recién lo conocí. — respondió con naturalidad. —Solo pasó un fin de semana para que lo empezara a llamar “tío”.
—Para mí que solo fingía ser amable. Me parece raro que siempre ande sonriendo. Como si la vida fuera solo sonreír. — dijo el pelirrojo mirando hacia otro lado un poco molesto. —Solo falta que te llame “hijo”. — murmuró poniéndose de pie y caminando hasta la puerta. —Me iré caminando. No me gusta andar en los autobuses de este instituto y tampoco quiero verlo.
—Espera Gaara. — dijo Sai siguiéndolo y jalando nuevamente de su ropa. — ¿Estás celoso?
El pelirrojo abrió los ojos hasta más no poder. Se dio vuelta y lo miró enojado.
— ¡Claro que no! — exclamó el menor con un tono de molestia. — No sé por qué me preguntas algo tan estúpido. ¿Celoso de qué? ¿De su falso parentesco? No necesito engañarme para ser feliz.
—No es ningún engaño. — le contestó el azabache. —Él y su familia me quieren y me respetan. Compartimos momentos muy agradables y me enseñan muchas cosas que no se aprenden en los institutos. Con el poco tiempo que llevo con ellos ya me siento cómodo. Y no estés celoso de esa relación. Tú eres mi mejor amigo y te aprecio demasiado, a veces no sabes cuánto. Quiero que te quede muy en claro una cosa; No porque consiga una familia que me acoge, te dejaré de lado o serás menos importante. Para mí tú eres más que una familia, Gaara. — le dijo con total honestidad mientras lo tomaba por los hombros. El joven de ojos verdes cambió su expresión por una más tranquila. Parecía que su momento de ira se había calmado y solo miró hacia un lado para evitar hacer contacto visual con su amigo.
—Bien, entonces iré con tu tío. ¿A qué hora te pasa a buscar? — preguntó ya más calmado. Cuando el pelirrojo se molestaba mucho, solía comportarse de una forma inmadura, y cuando comenzaba a hablar fuerte, eso solo significaba que la situación podría empeorar, tan solo Sai parecía el más capacitado para tranquilizarlo en el momento preciso.
—En media hora más. — dijo mirando su reloj. — ¿Sabes? — le preguntó comenzando a tocar con más confianza los hombros del más joven. —Te noto un poco tenso. Te puedo hacer un masaje… - le propuso con una sonrisa que se volvía picarona. Gaara no respondió con palabras. Solo cerró la puerta de la habitación y dejó su bolso apoyado en el suelo. Luego se sacó su chaqueta de cuero color café y la dejó sobre el colchón.
— ¿También me saco la camiseta? — preguntó el pelirrojo tomando el borde inferior de su prenda. Sai asintió torpemente con la cabeza con la boca entreabierta. Fue así que Gaara quedó con el torso desnudo. Si hubiera sido unas semanas antes, no le hubiera aceptado a nadie un masaje, pero ya con el azabache se sentía en confianza de mostrarse semi-desnudo y hasta en ciertas ocasiones complemente desnudo que no podía negarse ante ese favor que le venía muy bien después de una semana agotadora en el instituto.
El azabache se mordió el labio inferior al verlo recostado sobre su cama. Siempre que podía apreciarlo con menos ropa sentía una fuerte atracción física y no podía evitar quedarse embobado por un par de segundos.
—Me quedo recostado así, ¿verdad? — preguntó Gaara que no sabía mucho de masajes, pero con lo que había visto en televisión tenía una vaga idea.
Sai comenzó a acercarse lentamente. Su cara estaba completamente roja mientras se sacaba las zapatillas y se ponía sobre el menor para estar en una posición cómoda. En un comienzo, pensaba hacerle masajes en los hombros teniendo a Gaara sentado en el sillón, pero viendo que el pelirrojo se recostó sobre la cama, no pensaba ni en broma decirle que se fuera a sentar.
—“Esto comienza a ponerme nervioso… No pensé que sería tan complicado.” — pensaba Sai acercando con mucha lentitud sus manos a la tersa y blanca piel del más joven.
— ¿Cuándo vas a empezar? — preguntó el pelirrojo un poco inquieto. De pronto un espasmo sacudió todo su cuerpo al sentir las heladas manos de su amigo por sus hombros. Comenzó a quejarse y luego a suspirar del alivio. Suspiros que solo podía escuchar el azabache. Su piel estaba algo erizada y cada vez que tocaba otra parte de la espalda sentía los pequeños espasmos del pelirrojo. —Se siente bien… — dijo el menor cerrando los ojos y sonriendo.
Sai no podía encontrarse más nervioso. Primera vez que le hacía masajes a otra persona y además se trataba de su amor secreto.
—“Como me gustaría abrazarlo por la espalda y masajearle el pecho. Luego besaría sus hombros, su cuello…” — pensaba Sai masajeando con total maestría la espalda de Gaara. Su mente había viajado a otro lado. No pensaba en nada perverso sino solo tocarlo con delicadeza. Rozar sus labios, sus mejillas y sus manos sobre la piel del pelirrojo. Todos esos hermosos pensamientos desaparecieron al escuchar que alguien llamaba a la puerta. Abrió sus ojos y saltó de la cama. Fue hasta la entrada de la habitación y movió la manilla.
—Buenas tardes, joven Sai. — saludó un hombre viejo con un uniforme de mayordomo. El azabache lo saludó un poco extrañado, porque rara vez veía a ese trabajador cerca de su habitación. —Tengo un recado del señor Namikaze. Él dice que su camioneta está averiada y que lamenta no poder pasarlo a buscar hoy. Pero si gusta, puede tomar un taxi. Él mismo se encargará de pagarlo cuando llegue a su casa.
—Oh, muchas gracias.- dijo el joven antes de despedirse y cerrar la puerta. Cuando entró a su habitación vio que Gaara andaba con la chaqueta puesta.
—Entonces supongo que me iré caminando. — dijo el pelirrojo tomando su bolso.
—Lo siento Gaara, no puedo controlar los imprevistos. — se disculpó el mayor un poco avergonzado.
—No te preocupes, lo entiendo. — dijo el joven de ojos verdes caminando hacia la salida. —Pero si quieres, puedes acompañarme. Claro, si no te importa caminar.
Sai se alegró al escuchar esa propuesta y fue así como los dos salieron del instituto en dirección al pueblo. Iban con sus maletas en la mano a mitad del camino cuando empezó a llover. Los dos comenzaron a apurar el paso y descansaron bajo un enorme árbol. Esperaron más de veinte minutos si la lluvia pasaba, pero parecía que cada vez se hacía más fuerte. De esa forma, decidieron ir corriendo hasta la casa más cercana. La de Gaara les quedaba un poco más cerca que la casa de los Namikaze, así que haciendo una competencia, corrieron con mucha rapidez. Gaara había llegado primero y comenzó a reír mientras notaba que Sai llegaba un poco molesto. Aunque su molestia por llegar segundo se le pasó en cuanto escuchó la risa tan infantil y graciosa de su amigo.
—Te gané. Soy más rápido que tú. — le dijo el pelirrojo respirando agitadamente.
—Llegaste antes, pero estás tan mojado como yo. — le dijo mirándolo de pies a cabeza. Ambos se encontraban frente a la puerta cuando de pronto se abrió y se asomó una mujer alta, rubia y de ojos verdes.
—Hermanito, bienvenido a casa. — dijo Temari abriendo la puerta un poco más y sonriéndoles. Gaara se sonrojó levemente al escucharla decir esas palabras. — ¿Por qué vienes así? ¡Acaso no tomaste el autobús! — le gritó enojada al verlo totalmente empapado.
El pelirrojo se sonrojó aún más al escuchar que estaba siendo regañado por su hermana y que su amigo presenciaba todo.
—En un comienzo no estaba lloviendo cuando decidimos caminar— dijo Gaara en voz baja.
Temari quedó pensando las palabras de su hermano el “decidimos” la hizo pensar que no estaba solo. Dio unos pasos para tener mejor visión y vio a Sai de pie con sus maletas en el suelo.
— ¡Ah! Pasen rápido… - dijo la rubia preocupada al notar que Gaara traía un amigo. —No quiero que se resfríen. Les prepararé algo caliente, por el momento vayan a cambiarse de ropa y darse un baño. Gaara, usa el baño de mi habitación, el otro baño tiene la bañera ocupada. Kankuro se le ocurrió remojar las frazadas en pleno invierno. — añadió con un tono de molestia al decir eso último.
Ambos muchachos entraron a la casa. Sai le agradeció la hospitalidad a la mujer y entró limpiándose los pies y sacándoselos para dejarlo sobre una alfombra. Gaara se había adelantado y caminó hasta la habitación de su hermana. Ella contaba con el privilegio de tener un baño privado. El otro baño de la casa era compartido por él y Kankuro.
Cuando los dos chicos entraron al baño notaron lo grande que era. El pelirrojo nunca antes había entrado y se sorprendió de lo bien cuidado que estaba.
—Tu hermana es muy gentil. — dijo el azabache mientras se sacaba los calcetines y los pantalones.
—Tuvo un cambio radical desde la conversación que tuve con ella y mi otro hermano. — le dijo en tanto movía el paso de la llave y llenaba la bañera.
Sai se había metido a la bañera una vez que se llenó de agua. Luego Gaara se metió por el otro lado. El azabache pensaba ayudarle a pasar la esponja por la espalda, pero se puso demasiado nervioso para preguntarle y solo se limitó a conversar temas sin mucha importancia. Cuando ambos se cambiaron de ropa, fueron a la cocina, donde Temari les sirvió un poco de té y un plato repleto de pan con jamón, y queso derretido. Agradecieron por la comida y comieron en la habitación del pelirrojo. Esa tarde el menor parecía muy feliz y satisfecho por todo lo que había ocurrido. Se encontraba sentado en la cama, apoyando su espalda y cabeza en decenas de cojines. Sai estaba al lado suyo, a una distancia prudente, pero poco a poco se fue acercando y lo envolvió con uno de sus grandes brazos para acercarlo a su cuerpo.
—Soy tan feliz contigo…- le dijo en voz baja el joven de cabello azabache.
El pelirrojo se sorprendió por esas palabras y quedó mirando a su amigo un poco desconcertado. Luego pensó las palabras y se sintió halagado. Cerró sus ojos y apoyó su cabeza en el pecho del mayor.
—Hasta el día de hoy sigo pensando en todo el daño que te hice desde que nos conocimos. Te dije palabras hirientes y te golpeé muy fuerte. — dijo el pelirrojo pasando su mano por el abdomen del azabache y apoyándola cerca de la cintura. —No quiero volver a hacerte daño. — añadió en voz baja.
—Gaara, no sigas pensando en esas cosas. Si tenía que pasar por eso para conocerte mejor, no me importa cuántos golpes me hiciste o cuántas palabras hirientes me dijiste. Al final eso me hizo ser una persona más fuerte. Igual agradezco que no me quieras hacer nuevamente daño, porque eres demasiado fuerte para ser tan pequeño. — comentó con una sonrisa burlona.
El pelirrojo miró de reojo al mayor con un aire de amenaza que era visible para cualquiera. El azabache se puso nervioso puesto que no era nada divertido ver a ese joven enfurecido.
—Dijiste que no me harías daño… — dijo Sai riendo nervioso.
—Tampoco hagas comentarios innecesarios… — le respondió volviendo a cerrar sus ojos.
—Gaara, ya crecerás. Te quedan muchos años para crecer. Solo deben alimentarte bien y hacer ejercicio. Tus hermanos son altos, así que lo más probable es que seas como ellos. — le dijo el azabache besándole el cabello. Ya era algo natural esas muestras de afecto entre ellos, y el pelirrojo a pesar de que le avergonzaba un poco, le agradaban bastante.
—Quédate en mi casa a dormir. — le exigió el menor tan solo pensar que su amigo se iría en un rato más a la casa de los Namikaze.
Al azabache le llegaron a brillar los ojos cuando escuchó esas palabras. Para él era simplemente un regalo del cielo. Tan solo pasaron unos segundos cuando le respondió de forma animada que aceptaría con gusto. No sin antes, ir hasta la casa de Minato para avisarle dónde se encontraba. Fue así que al pasar cinco minutos, Sai se levantó de la cama y salió con paraguas de la casa. Gaara también se levantó y fue a esperar a la sala de estar para abrirle la puerta a su regreso. Cuando miró el sofá, encontró a Temari leyendo un libro sobre el cuidado de bebés. La rubia levantó la vista y le sonrió a su hermano menor. Cerró el libro y lo dejó a un lado.
—Ven. — le dijo la mujer que vestía una sudadera verde con capucha, y un pantalón de un color desgastado que parecía ser un pijama. Gaara se mostró un poco desconfiando al comienzo, pero esa sonrisa tan honesta lo llevó a sentarse al lado de su hermana. Todo eso le parecía raro, pues rara vez conversaba con ella. Agachó un poco su cabeza y no pronunció palabra alguna estando a su lado. No sabía cómo empezar una conversación con su propia hermana. Por otra parte, Temari se subió la sudadera hasta debajo del busto y bajó un poco sus pantalones para mostrar sus siete meses de embarazo. El pelirrojo abrió bien los ojos cuando notó lo grande que era la panza. —Mañana sabré el sexo del bebé. — le comentó mientras se sobaba el abdomen. — Queríamos dejar eso como sorpresa para cuando ocurra el nacimiento, pero con Shikamaru pensamos que sería bueno ir preparando su llegada con el tono adecuado para su ropa y habitación. Ya sabes que no me agrada hacer las cosas a última hora. Bueno, a él sí, pero yo tomo las decisiones. —
Gaara solo miraba con asombro a su hermana mayor. Para él era una completa novedad lo que estaba viendo y sentía deseos de acercarse a tocar. La mujer notó lo ansioso que estaba el menor por acercarse, así que le dio una señal para que acercara su cabeza a su gran panza. La mejilla del pelirrojo hizo contacto con la cálida piel de su hermana y después de unos segundos sintió un golpecito que provenía del interior del abdomen. El menor se separó de inmediato y miró a la rubia con una expresión tan graciosa que hizo reír a la muchacha.
—No te asustes. Es el bebé. — dijo Temari dándole un coscorrón al menor. Gaara miró hacia otro lado un poco avergonzado pero luego volvió su mirada a su hermana.
—Es raro… Pero es increíble. — murmuró el menor posando su mano sobre la panza de su hermana y sintiendo nuevamente esos pequeños golpes. —Cuando nazca, ¿podré cuidarlo? — preguntó con un tono más serio. La mujer se quedó callada por un rato. Sentir el interés de su hermano menor por cuidar a su futuro hijo la hizo sentir muy contenta.
—Si te sigues portando bien, claro que podrás. — le respondió Temari acercándose lentamente para darle un abrazo. —El hijo que espero será tu sobrina o sobrino. Claro que podrás. — le decía al oído sin dejar de abrazarlo y comenzando a llorar. El pelirrojo intentó separarse un poco al notar que su hermana lloraba, pero la rubia lo abrazó mucho más fuerte. —A veces me pongo a pensar, qué hubiera pasado si ese día tan horrible que vivimos como familia ese hombre me hubiera dejado embarazada. — dijo con la voz entrecortada. —Era lo que más me asustaba en ese momento, pero cuando apareciste, me sentí un poco aliviada al ver que intentabas defenderme. Fuiste tan valiente, Gaara. — añadió separándose de él y notando que el menor igual lloraba. Le acarició el cabello con suavidad, como si lo estuviera peinando con sus dedos y miró la cicatriz. —Desde ahora en adelante, me encargaré de que nada te falte. Cualquier cosa que necesites tienes que pedirla. ¿Entendido? — preguntó la rubia besándolo en la mejilla. Gaara asintió con la cabeza y abrazó por voluntad propia a su hermana.
Kankuro alcanzó a escuchar parte de la conversación y luego de unos minutos cuando se asomó a ver a sus hermanos notó que se habían quedado dormidos en el sofá. Les llevó una cobija y en cuanto terminó de colocarla escuchó que alguien llamaba a la puerta. Se apresuró en abrir y notó que era Sai. Después de saludarse el castaño dejó a pasar al amigo de Gaara un poco extrañado, puesto que no sabía que se quedaría a dormir esa noche. El azabache preguntó por el pelirrojo y Kankuro le había indicado que se había quedado dormido en la sala de estar con Temari. El joven artista se desanimó y se sentó al pie de la escalera a esperar que el menor despertara.
—Oye Sai, puedes ir a sentarte al sillón que hay en la habitación de Gaara. La escalera es muy incómoda. Espera arriba mientras hago algo para comer. Desde que Temari anda embarazada tengo que cocinar casi todos los días para mí y las visitas. — se quejó el hombre que andaba con un papel en la mano que parecía ser una receta sacada de internet.
— ¿Puedo ayudarte? — preguntó el azabache. —Sé cocinar muchas cosas. — añadió poniéndose de pie con una gran sonrisa de oreja a oreja. El castaño aceptó con gusto.
Cerca de las ocho, tanto como el pelirrojo y la rubia sintieron un agradable aroma que provenía de la cocina. Se despertaron al mismo tiempo. Ambos se miraron y notaron que tenían saliva en los labios. Después de limpiarse caminaron hasta la puerta de la cocina y al abrirla vieron una combinación de colores y olores fascinante. Sai había sido el responsable de hacer esa grandiosa cena.
Una vez que todos se habían sentado en sus puesto y comieron por horas, el pelirrojo parecía que quería decir y algo, y solo bastó que hiciera una señal con las manos para que todos prestaran atención.
—Hermanos, Sai. Hoy he tomado una decisión que la he estado pensando desde hace mucho, pero que solo hace una semana sentí que podría conseguirlo. — comentó con seriedad y mirando a cada uno de los presentes. —Mi abuela y la mayor parte de mis antepasados han pasado por la gobernación de este pueblo. Hace poco me enteré buscando en los archivos de la biblioteca que mi madre igual había pasado por ese cargo, y debo decirles que tengo mucho interés en seguir con la tradición familiar.
Kankuro y Temari se preocuparon al escuchar esas palabras y se miraron mutuamente. Nadie sabía qué decir para no arruinar ese sueño, y es que era evidente que esa meta era difícil de cumplir por la fama que tiene su hermano en el pueblo. Sai sonrió pensando solo en la felicidad del pelirrojo. Sabía que si cumplía ese sueño, sería feliz.
—Ya sé que les parecerá absurdo. No tengo la edad suficiente y sé muy bien que en este pueblo no soy una persona bienvenida. Solo les diré que trabajaré para limpiar mi nombre y el de mi familia. Le demostraré a todo el mundo que alguien como yo puede cambiar para bien. Dentro de poco cumpliré catorce años y sé lo fácil que es hacerse enemigos, pero también sé lo complicado que es ganarse la confianza. Así que a partir de hoy, trabajaré para cumplir mi sueño. Espero que me den su apoyo, porque ustedes… — dijo mirando a sus hermanos y luego a Sai. —Son muy importantes para mí. — El azabache que lo escuchaba con total atención y lo miraba con admiración llegó a sentir una extraña sensación en su cuerpo al escuchar lo último. Sus mejillas se sonrojaron y sonrió muy animado durante la cena en tanto los hermanos de Gaara se decidían a apoyarlo.
—Cuando la vida te da una segunda oportunidad, hay que saber aprovecharla. — dijo la rubia sonriendo. —Debo admitir que al principio no estaba muy contenta con tu decisión, pero luego me convenciste. Tus palabras son sinceras.
Kankuro igual le brindó apoyo al menor y una vez que terminaron de cenar, todos se fueron a sus respectivas habitaciones.
El pelirrojo salió del baño con su pijama puesto y en cuanto entró a su habitación comenzó a buscar entre sus cosas el oso de peluche. Sai que ya se había acostado en la cama de Gaara lo esperaba con entusiasmo y observaba cada paso que daba el joven.
—Oye Sai… — le dijo con un tono de molestia al verlo acostado sobre el colchón. —La cama es muy pequeña. Tal vez tu cama esté diseñada para dos personas, pero ahora estamos en mi casa, y uno de los dos tendrá que dormir en el piso. — dijo Gaara acostándose en su propia cama y empujando a su amigo.
— ¡Eso no es justo! — se quejó el azabache bajando la mirada. —Los dos entramos perfectamente. Mira, si tú abrazas a tu osito, yo te abrazo a ti y así ocuparemos bien el espacio. Además, hace un rato atrás los dos estábamos descansando en esta cama. — añadió para convencer al menor. Este solo bostezó y lo miró con los ojos entrecerrados.
—Está bien, pero no hables tanto. — dijo el pelirrojo abrazando a su oso de peluche y cerrando los ojos.
De pronto se sobresaltó al sentir como Sai lo envolvía entre sus brazos y pegaba todo su cuerpo por detrás. El azabache sonreía muy animado y se sentía en las nubes con ese chico en sus brazos. Acercó sus labios a la oreja del menor y le susurró al oído: —Buenas noches, Gaara. — luego le dio un corto beso cerca de la nuca y cerró sus ojos.
El joven de ojos verdes se sintió tan extrañado por esa acción que salió de la cama muy avergonzando y encendió la luz.
—Iré al sillón. No me siento cómodo. — dijo el menor mirando los tiernos ojos del azabache que parecían expresar lo triste que se sentía. —Lo siento… - añadió tomando un par de frazadas y bajando al primer piso.
Esa mañana Gaara estaba mirando el techo. No había dormido en toda la noche. Por otra parte, Sai bajaba las escaleras con sus maletas. Le dirigió una mirada desgarradora al pelirrojo y fue hasta la sala de estar para despedirse.
— ¿Por qué te comportas así? — preguntó el joven de ojos verdes un poco molesto.
—No aceptaste mi compañía anoche. — contestó el azabache con cierto orgullo en sus palabras.
El menor se levantó del sillón y caminó hasta donde se encontraba su amigo.
—Eso que hiciste... Fue raro. Me hizo sentir… extraño. Te he dado la confianza para que seas cariñoso conmigo, pero eso fue demasiado. — respondió el pelirrojo desviando la mirada y haciendo un puchero. Sai lo observó por unos segundos y fue a darle un fuerte abrazo.
—"Eres tan hermoso cuando te pones así..." — pensaba el azabache cerrando sus ojos y acercando su nariz al cabello del menor. —"Si solo supieras por qué lo hago..." —
Continuará...
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Re: [En Proceso] Mundo corrompido
asdfgthyjkl, actualización c':
Capítulo 11: Dasd, que emotivo :L
Me gustó, al fin Gaara muestra su lado amable.
Capítulo 12: Oww Gaara y su sobrino/a owo
Aunque Sai se comporta muy empalagoso ewe
Espero tu actualización Palomita, sabes que te leeré hasta el final.
Eso~
Capítulo 11: Dasd, que emotivo :L
Me gustó, al fin Gaara muestra su lado amable.
Capítulo 12: Oww Gaara y su sobrino/a owo
Aunque Sai se comporta muy empalagoso ewe
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Re: [En Proceso] Mundo corrompido
kyyyaaaaaaahhh me alocoooo
me mueroooooooooooo
los capis lo acabo de leer y quiero matarmeeeeee
kiero lanzar un tremendo grito euforico
ya que te digo que me has hecho emocionarmeeeee
kyyyyaaahhh ademas de que cuando yo leo fics me pongo a escuchar musica
cualquieras ejjejeje pero esta vez he estado leyendo y justo puse una cancion que me recordaba muchas cosas y me hacia que la lectura me alocaraaaa
kyyyaaaahhh
ejjejje
soy un poco euforicaaaaaaaa
bueno sobre ambos capis me han encantadooo
suuper lindo la parte de gaara y temari cuando hablaban del bebe y esa actitud de gaara me encantooo siii
n.n
y ese acercamientooo.... kyyyaaahhh me has hecho muy feliz
aunque por los nervios Gaarita hermoso se alejo jejejje n.n
me ha gustado muchisiiimo (Ya lo dije antes ¿verdad? n.n)
espero contyyyyyyy
kyaaaaaaaahhh
n.n
me mueroooooooooooo
los capis lo acabo de leer y quiero matarmeeeeee
kiero lanzar un tremendo grito euforico
ya que te digo que me has hecho emocionarmeeeee
kyyyyaaahhh ademas de que cuando yo leo fics me pongo a escuchar musica
cualquieras ejjejeje pero esta vez he estado leyendo y justo puse una cancion que me recordaba muchas cosas y me hacia que la lectura me alocaraaaa
kyyyaaaahhh
ejjejje
soy un poco euforicaaaaaaaa
bueno sobre ambos capis me han encantadooo
suuper lindo la parte de gaara y temari cuando hablaban del bebe y esa actitud de gaara me encantooo siii
n.n
y ese acercamientooo.... kyyyaaahhh me has hecho muy feliz
aunque por los nervios Gaarita hermoso se alejo jejejje n.n
me ha gustado muchisiiimo (Ya lo dije antes ¿verdad? n.n)
espero contyyyyyyy
kyaaaaaaaahhh
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Re: [En Proceso] Mundo corrompido
Ah! -tomalo como un grito de emocion xD-
Estuvo tan lindo, la parte mas encantadora: Cuando Gaara le toca la panza a su hermana.
Es que fue tan lindo, me lo imagine todo fraternal, y mas él.
Y no sé, senti la parte del beso por parte de Sai como muy asfixiante. Se que trata como darle amor y todo eso, y a pesar de todo Gaara actuo todo lindo.
Me encanto, espero el otro con ansias. Saludes.
Estuvo tan lindo, la parte mas encantadora: Cuando Gaara le toca la panza a su hermana.
Es que fue tan lindo, me lo imagine todo fraternal, y mas él.
Y no sé, senti la parte del beso por parte de Sai como muy asfixiante. Se que trata como darle amor y todo eso, y a pesar de todo Gaara actuo todo lindo.
Me encanto, espero el otro con ansias. Saludes.
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Re: [En Proceso] Mundo corrompido
- Spoiler:
- Valesín: Gracias por ser la primera en comentar el capitulín. Sai se muestra hostigoso, pero ya alguien le dirá xD Déjalo ser por mientras.
Vane Vane: Wooo. Tantos emoticones me marean. Pero si eso expresa tus gestos al cien por ciento cuando lees la historia, entonces se entiende (?). Gracias por comentar ;u;
Alesín: Cuánta emoción percibí en ese grito (?) xD LOL Sai si es asfixiante 1313. Él pobre cree que si sigue así podrá conquistarlo. En este capítulo interviene la pelirroja xD así que ya parará un poco las revoluciones. Saludos y gracias por comentar.
Ahora y sin más bla bla de mi parte, les dejo el capítulo sin betear (un) Mi beta anda ocupadita, así que mejor no le hago presión. SI me lees, Susanín, descansa y duerme bien e_é -
Capítulo 13: El rojo de una rosa
- Spoiler:
Gaara ya comenzaba a hartarse de ese abrazo tan asfixiante, por lo que comenzó a moverse y empujó a su amigo un poco fuerte con la única intención de separarse de él. Sai lo miró detenidamente y luego bajó la mirada. El pelirrojo tuvo un cargo de consciencia al verlo con ese rostro tan triste. Pensaba decirle algo, pero solo se quedó callado y fingió no importarle.
— Bien, entonces me iré. — dijo el azabache intentado sonreír y dándose media vuelta. El joven de cabello negro se dirigió a la puerta con su maleta y bolso de mano. Tomó la perilla con una mano mientras en la otra sentía cómo era aprisionada por unos pequeños dedos. Se dio vuelta y vio a Gaara con un semblante molesto.
— ¿Te vas a despedir? — preguntó el menor sin mirarlo a los ojos.
Sai esta vez no pudo evitar sonreír con tanta ternura. Le gustó sentir el contacto con la piel de su querido amigo.
—Gaara, si me lo dices de esa forma, por supuesto que me voy a despedir. — dijo el azabache dándole un beso en la mejilla.
—Podríamos vernos en la tarde — dijo el menor un poco inquieto. —Si no puedes, entonces mañana. Haré algo para mi cumpleaños y me gustaría que estuvieras. — agregó con un tono más tranquilo.
— ¿Estás de cumpleaños mañana? — le miró sorprendido.
—Sí… — contestó sonriendo discretamente. —Cumplo catorce. Tienes que venir. — agregó mirándolo fijamente a los ojos. Por un momento el azabache sintió que las pupilas del menor se habían agrandado y que además aparecía un brillo especial en ellos. La forma que tenían los ojos, el color, la intensidad en la mirada, era hermoso para él.
—Claro que iré, preciosura. — le dijo totalmente hipnotizado con la mirada del pelirrojo. Su voz tremendamente seductora hizo ruborizar al joven de ojos verdes. Este estaba descolocado. Tal era su asombro que comenzó a cuestionarse si lo había imaginado o no. Estaba completamente confundido. Por otra parte, Sai seguía comportándose de una forma muy varonil. —Claro que iré — repitió sin darse cuenta mientras sonreía y lo miraba con fascinación.
— ¡Vaya! Tú sabes cómo molestar a mi hermano sin que se enoje. — dijo Temari apareciendo de la nada y sonriendo. —Aunque en verdad es bastante lindo. Con la actitud tranquila que tiene ahora de seguro se volvería muy popular entre las chicas del Instituto
Konoha. — decía con total naturalidad mientras miraba de pies a cabeza a su hermano menor. Gaara ya comenzaba a incomodarse que hablaran tanto de él. Intentó alejarse, pero la rubia se interpuso en el camino.
—No me interesan esas cosas… — murmuró el menor un poco enojado intentado nuevamente salir de ese lugar.
— No te escapes, debemos hacer una limpieza profunda a la casa esta tarde. — dijo la mujer con una voz de mando.
El azabache sintió que ya era momento de retirarse, por las palabras de la rubia dio por hecho que el pelirrojo estaría muy ocupado esa tarde. Viéndole el lado positivo tendría la posibilidad de ir a alguna tienda para comprarle un obsequio. Después de despedirse, salió con sus maletas a la casa de los Namikze. Kushina lo esperaba ansiosa y con los brazos abiertos en el patio delantero de la casa.
— ¡Llegaste! — exclamó dándole un abrazo muy cariñoso. —Te estaba extrañando tanto. No nos cambies por ese chiquillo pelirrojo. — se quejó la mujer alejándose de él y mirándolo un poco molesta.
—Pero tía Kushina, él… Usted sabe que me enamoré de él. — dijo el joven de ojos negros con un poco de rubor en sus mejillas.
—Lo sé. Solo te molestaba. — río la pelirroja. — A todo esto. ¿Cómo te ha ido con él? — preguntó dándole suaves codazos en el brazo.
—Más o menos. — respondió un poco triste. —Creo que se siente incómodo cuando le hago cariño.
— Ya veo. — Kushina supo que era mejor no andar con bromas con ese tipo de situaciones. Para ella era casi imposible creer que Gaara miraría con otros ojos a Sai, más que nada por el tipo de personalidad que tenía y por el hecho de que sería difícil que se fijara en un hombre.
—He repetido incesantemente lo que dice este libro, pero no avanzo mucho. — dijo el azabache sacando su texto del bolso de mano y pasándoselo. —Tal vez no he leído ni la mitad, pero siento que no me está resultando lo poco que hago.
La mujer comenzó a hojear cuidadosamente las primeras páginas. Leía con atención y notaba que ciertas partes estaban subrayadas con grafito.
—Aquí dice algo sobre invadir su espacio personal para que esa persona sienta que pueda hacer lo mismo contigo y poco a poco vaya entrando en confianza. — dijo después de cerrar el libro. —No estoy muy de acuerdo con eso. Digo, si lo repites mucho puede ser cansador. Todos necesitamos nuestro espacio personal.
— ¿Eso quiere decir que abrazarlo y decirle palabras cariñosas todo el día no es bueno? — preguntó Sai un poco asustado. Kushina sintió un poco de escalofríos al escuchar esas palabras.
—Sai, no te ofendas, pero eso puede llegar a ser molesto. Además podrían confundirte con un acosador. Sobre todo porque ahora que lo pienso, tú te ves mayor que él. — dijo la mujer mirándolo con los ojos entrecerrados y poniendo una voz melodramática. —Yo te daré algunos consejos de amor. Soy una experta en eso. — añadió sonriendo y dándole unas palmaditas al menor en su espalda para animarlo.
Ambos entraron a la casa. El equipaje de Sai lo dejaron en la habitación de Naruto y luego se dirigieron a la sala de estar.
—Para conquistarlo debes evitar darle tantos abrazos y decirles palabras bonitas. De seguro él te ve como un amigo, y eso es un buen paso, pero si quieres que haya algo más que una amistad debes dejar esas cursilerías de lado y mostrarte como un hombre muy macho. — dijo la mujer cruzándose de brazos. —En otras palabras, para que tu amor sea correspondido debe haber primero una atracción física. Eres muy guapo, de eso no hay duda, pero debes hacer que Gaara abra los ojos y note todos tus atractivos físicos. Otra cosa que también debes tener en cuenta es que los pequeños detalles son importantes. Si lo haces sentir la persona más especial en tu vida tienes la mitad del camino ganado.
—Bien, eso sonó interesante. — dijo el azabache tomando nota en una libreta. —Pero eso de mostraste como un macho, ¿a qué se refiere? — preguntó rascándose la cabeza con un lápiz.
Una sonrisa se formó en los labios de la mujer, estaba a punto de explicarle con detalle cómo se comportaba un macho cuando llega Minato cantando una canción muy infantil llevando puesto un delantal de cocina rosado.
—¡¡¡Justamente eso no es ser un verdadero macho!!! — gritó la pelirroja indicando con el dedo a su esposo bastante molesta.
—Eso es cruel, mi amor. — dijo el rubio haciendo un puchero y agachándose un poco por el susto que le provocó ese grito.
—¡¡¡Gyaa!!! — gritó nuevamente la mujer acercándose a su marido para zamarrearlo. —Compórtate como un verdadero macho. — le decía entre dientes mientras lo sacudía con fuerza.
—Me pregunto si llaman a eso “violencia doméstica” — pensaba el azabache en voz alta mientras veía esa escena.
Luego de varios minutos de una discusión sin sentido Minato se dirigió a la cocina para seguir lavando platos.
Esa conversación quedaría pendiente, puesto que lo más seguro es que pasaría ese día completo buscando un regalo para Gaara en el centro comercial que había en el pueblo.
Fue así, que ambos salieron después de almuerzo para comprar un obsequio para el pelirrojo. A Kushina todavía no le simpatizaba del todo ese joven de ojos verdes, pero aun así, sentía compasión de él por las conversaciones que tenía con Sai.
—Mmm… Podrían ser calcetines, o ropa interior, o un par de zapatillas. O tal vez un balón de fútbol. — decía la mujer pensando en voz alta. El azabache se limitaba a escuchar puesto que no tenía experiencia en hacer regalos. — ¿Qué le gusta a ese chico? — preguntó de pronto para al menos tener una idea.
—La verdad es que no es muy materialista. No ve mucha televisión, tampoco tiene música favorita. Supongo que si le compro ropa estaría bien. ¡Ah! Le gusta mucho las galletas con chips de chocolate. Es su punto débil. — dijo el joven de ojos negros sonriendo.
—De seguro en su casa tendrá comida. Así que mejor iremos a la zona de ropa para hombres. — dijo la mujer tomando la mano de su “sobrino” y llevándoselo por los pasillos del enorme edificio.
Ya cuando el reloj marcaba las nueve de la noche, Sai se lanzaba hacia la cama de Naruto. Cerró sus ojos y suspiró muy fuerte. Necesitaba eliminar el cansancio de esa eterna tarde de compras. Para la próxima se lo pensaría dos veces antes de acompañar a la pelirroja de compras.
Él había comprado el regalo cuando llevaban menos de una hora en el centro comercial, pero Kushina no lo dejó irse, puesto que ella quería recorrer todo el lugar.
Ya un poco más relajado se aflojó su camisa de cuadros dejando a la vista una camiseta sin mangas de color blanca que se pegaba a su cuerpo. Se sacó las zapatillas negras con sus propios pies y las lanzó lejos. Nunca en su vida había hecho eso, pero poco le importaba en esos momentos si lo que hacía era correcto o no. Lo único que quería era dormir por un par de horas. Apoyó sus manos sobre su cabeza y abrió los ojos para mirar el techo.
De pronto el sonido de la puerta abriéndose hizo mirar hacia la entrada de la habitación. Era Naruto que también parecía estar cansado. El rubio levantó la mano en señal de saludo y se acostó al lado del joven artista.
—Hoy fue un día agotador. — se quejó el Uzumaki bostezando. —Las chicas pueden ser muy complicadas. Sakura no deja de regañarme todo el día. Hinata a veces me mira fijamente como si quisiera decirme algo, pero cuando le pregunto me ignora. Ino no para de hablarme sobre Sasuke. Y mi mamá hace compras compulsivas. Todavía no puedo entender por qué compró tantas cosas innecesarias para la casa. Además parece que se compró toda la tienda de ropa. — agregó dándose media vuelta para mirar a Sai, pues sabía que este lo estaba escuchando. Al mirarlo notó que dormía como un bebé. Se molestó un poco, pero en seguida notó lo cansado que se veía. Recién se había acordado que ese chico acompañó a su madre durante ese laborioso día de compras.
Ya en la mañana ambos jóvenes lograron despertarse temprano para ir a desayunar. Sai estaba tomando un té junto con Kushina y Naruto. Minato parecía muy contento esa mañana pese a la discusión de ayer.
—Si quieres conquistar a esa persona especial, debes mostrarte como alguien protector, fuerte y seguro de ti mismo. — dijo la mujer guiñándole un ojo al joven de ojos negros. Este se sonrojó un poco puesto que solo la pelirroja sabía su más grande secreto.
— ¿Quién es esa persona? — preguntó Naruto con tu tono de burla y sonriendo con gracia.
—Cállate, hijo. No molestes a Sai. — Kushina miró al menor con una ceja alzada. —Todo a su tiempo. — tomó un sorbo de té y cerró sus
ojos para hacerse la interesante.
—No sé quién será esa persona especial, pero a cualquier chica le gustaría recibir un ramo de flores. A ellas les encantan. — dijo Minato antes de sacar un pedazo de tostada con sus dientes y masticarla lentamente mientras miraba con atención al artista. Aquel chico tenía la intención de corregir el sexo de esa persona especial, pero alguien se adelantó en tomar la palabra para interrumpirlo y evitar poner en evidencia los gustos del joven.
— ¡No! — gritó asustada y sorprendiendo a todos los presentes. —Eso no. — la mujer comenzaba a sonrojarse un poco. Los dos rubios miraron la pelirroja con un tremendo signo de interrogación en sus rostros. Era raro pensar que se oponía a una de las técnicas más convencionales de la conquista. —Eso de regalar flores sería muy evidente. Sai debe ir de a poco. — añadió para salir del aprieto.
—Pero no quiero esperar mucho. — murmuró Sai un poco avergonzado.
Dicho eso, la mujer cambió drásticamente el tema. En el fondo, ella no se encontraba preparada para decirle a su familia que Sai se había enamorado de un hombre. No sabía cómo lo tomarían, puesto que ese tema era un tabú en esa casa.
Cuando eran las cuatro de la tarde, el muchacho de ojos negros salió de casa con su mejor ropa. Unos pantalones de mezclilla azules, bototos de cuero y una camisa con mangas que le llegaban al codo de color café. Su altura le daba un aire de galán y su elegante forma de caminar era algo que llamaba la atención a lo lejos.
Esos días el clima estaba cambiante en ese pueblo, pero al menos en la fecha que caía el cumpleaños de Gaara estaba soleado y no había necesidad de estar tan abrigado. Sai andaba con el regalo en la mano y pensaba ir directamente a la casa del pelirrojo, pero
antes quería pasar a otro lugar.
Caminó unas cuadras y luego de entrar a una pequeña tienda, salió con un enorme ramo de rosas rojas. El joven lo llevaba orgulloso en una de sus manos y fue así que se dirigió a la casa de su querido amigo. En el caminó escuchó unas voces juveniles y un tanto chillonas. Se volteó a mirar y se encontró nada más ni nada menos que a Sakura, la amiga de Naruto. Junto a ella estaba una joven rubia de cabello largo que le sonreía de forma coqueta y no dejaba de mirarlo.
—Sai, hace tiempo que no te veía. — dijo la chica de cabello rosado saludándolo con la mano. Después de presentarle a su amiga, ambas chicas se acercaron al joven. —Naruto me ha dicho que fueron al hotel de aguas termales, ese es el mejor lugar para relajarse después de tantas actividades escolares. A todo esto, ¿Cómo te ha ido? — preguntó sonriéndole amistosamente.
—Me ha ido bien, gracias. En el instituto me dan hartos trabajos artísticos, pero ya me he estado acostumbrado a ese ritmo tan acelerado. — contestó el joven también sonriéndole aunque con algo de falsedad en esa gesto, puesto que sentía que se estaba retrasando y solo quería ver a Gaara.
—Eres muy apuesto. ¿Para quién son esas flores? — preguntó la chica rubia acercándose y mirándolo fijamente. —A mí me encantan las rosas rojas. — comentó riéndose. Sakura soltó unas cuantas carcajadas de los nervios y le dio un ligero golpe a su amiga.
—Es para una persona especial. — contestó Sai sonrojándose un poco.
—Ah, entiendo. — murmuró la rubia un poco decepcionada. —Esa chica debe ser muy afortunada. Tener un chico apuesto en su poder y que además le regale flores. — pensó en voz alta.
—Ino, tú siempre con tus comentarios a viva voz — Sakura reía un poco nerviosa.
— ¿Eh? — se escuchó del joven de cabello azabache. Parecía confundido. Por más que haya conversado con Kushina y que ella le hubiera dicho que en ese pueblo no era común las relaciones entre personas del mismo sexo, a él no le preocupaba mucho reconocerlo.
Cada día tenía más confianza en su amor y lo único que le daba vergüenza decir en voz alta era que su amado era Gaara.
—No es una chica. Es un chico. — dijo finalmente sonriendo y dándose media vuelta para ir a la casa de su amigo.
Tanto Sakura como Ino quedaron con la boca abierta. Se miraron al mismo tiempo y luego de unos segundos sonrieron. Sus mejillas se habían puesto colorados y rieron despacio. Nunca se hubieran imaginado que Sai tenía esos gustos. Lo tomaron con humor y ternura. Se les hacía curioso ver un hombre en ese pueblo regalarle flores a otro hombre.
El joven de ojos negros caminó unas cuantas cuadras. Había llegado a la casa de Gaara y se encontraba al frente de la puerta. Tocó un par de veces y esperó pacientemente. Cuando se abrió la puerta apareció el pequeño pelirrojo. Este lo miró de pies a cabeza. Se detuvo un par de segundos en el enorme ramo de rosas rojas. Sai extendió ese ramo y al momento de hacerlo ambos se sonrojaron.
Continuará...
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Re: [En Proceso] Mundo corrompido
Aw~! Esa ultima escena me la imagine super tierna, aunque espero ya el otro capitulo para ver mejor la reaccion de Gaara.
Sabes, me alegre que las chicas solo sonrieran y ya esta, no que dijeran algo en contra suya o algo por el estilo, me saco una sonrisa. Lo del macho si me dio mucha risa, me carcajee un buen rato.
Y claro, sabios los consejos de la pelirroja, al parecer los libros solo ayudan en poco, pero no en todo, esto me hace pensar que si hay que tener experiencias xD.
Buen capitulo, saludos.
Sabes, me alegre que las chicas solo sonrieran y ya esta, no que dijeran algo en contra suya o algo por el estilo, me saco una sonrisa. Lo del macho si me dio mucha risa, me carcajee un buen rato.
Y claro, sabios los consejos de la pelirroja, al parecer los libros solo ayudan en poco, pero no en todo, esto me hace pensar que si hay que tener experiencias xD.
Buen capitulo, saludos.
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Re: [En Proceso] Mundo corrompido
Mapi, ¿por qué me ganaste en comentar? (u) -se pone gay, ok no xD-
A comentar...
Palomita Palomera 8D.
Gracias por actualizar rápido c:
Lindo el capítulo c:, aunque Sai se comporta muy gay, ok no, es que no entiende muy bien, en fin sigue un poco empalagoso, mira que regalarle flores é_e, si Gaara aún fuera como antes, le hubiera roto la cara -masoquista-, en fin, su amor ya se va realizando 8D.
Actualiza è_é :3
Eso~
A comentar...
Palomita Palomera 8D.
Gracias por actualizar rápido c:
Lindo el capítulo c:, aunque Sai se comporta muy gay, ok no, es que no entiende muy bien, en fin sigue un poco empalagoso, mira que regalarle flores é_e, si Gaara aún fuera como antes, le hubiera roto la cara -masoquista-, en fin, su amor ya se va realizando 8D.
Actualiza è_é :3
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Re: [En Proceso] Mundo corrompido
- Spoiler:
- Ale: Mi idea era lograr eso. Causar ternura en el lector ;u; Me alegra saber que lo hayas mencionado >.< Ino y Sakura se ven como esas chicas escandalosas (como chicas normales en realidad LOL) que tiene una mente abierta. Cuando lo escribía me lo imaginaba y todo <3 Kushina es un poco especial (?) No lo mencioné en ninguno de estos capítulos, pero es como la típica mamá que ve telenovelas y piensa que el hombre debe ser un macho alfa xD
Gracias por comentar <2
Valeeh: Te ganaron LOL como si hubiera mucha competencia D: solo eres tú y Ale comentando en mi FF...- Actualmente-
Oye! Deja a Sai con sus cosas ghei (crs) EL otro día vi un programa - en realidad lo vi hace meses - donde una persona que vendía flores decía que los gays eran los mejores clientes. Son más cariñosos (un) al menos aquí en chile. No le digas empalagoso que se pondrá triste ;A; más de lo que estará en este capítulo. akjdakjsda ya está ya está actualizado el capitulín, pero no me pongas esta cara --> e_é
Capítulo 14: Detente
- Spoiler:
Gaara miraba el ramo de flores que estaba a centímetros de él. La tomó aun con sus mejillas sonrojadas y dio unos pasos para salir de su casa.
—Sai. — el pelirrojo acercó el ramo cerca de su nariz y las olfateó con discreción. El muchacho de ojos negros llegó a sonreír instantáneamente al escuchar la voz del joven decir su nombre. —No sé por qué, pero esto es un poco vergonzoso. —miró detenidamente ese curioso obsequio. —Nunca me habían regalado flores. Es raro. — agregó diciendo esto último en voz baja.
—Tómalo como un gesto de lo mucho que te aprecio. — dijo Sai un poco antes de pasarle una bolsita de regalo. —Feliz Cumpleaños, Gaara. — esperó que recibiera el regalo para darle un abrazo. El pelirrojo le dio las gracias y lo invitó a pasar a su casa sin darle más atención al ramo de flores. Al entrar, estaba Shikamaru conversando con Kankuro en la sala de estar. Tenten se encontraba en la cocina en esos momentos y Temari descansaba en un sofá. Llevaba puesto un gorro de cumpleaños en su cabeza y otro lo tenía apoyado en su enorme panza.
— ¡Al fin llegaste, Sai! — gritó emocionada la rubia y poniéndose de pie. Al hacer esto, cayó el gorro que estaba sobre su vientre y lo recogió. —Gaara se estaba poniendo inquieto de solo esperarte. No dejaba de mirar por la ventana. — el joven de ojos verdes amenazó con la mirada a su hermana. — ¡Oh! ¿Y esas flores? — preguntó al ver el enorme ramo de rosas rojas que tenía su hermano en las manos.
—Yo se las regalé. — contestó el azabache muy orgulloso de su obsequio. Tanto como Shikamaru y Kankuro miraron a ese joven con sorpresa. Temari soltó unas cuantas carcajadas y como notó que Sai parecía seguir con esa expresión tan natural poco a poco dejó de reírse.
—Oye, por si no sabías eso de regalarle un ramo de flores a otro hombre es algo de maricas. — dijo Kankuro con seriedad. —Te lo digo por tu bien. Ya sé que no estás acostumbrado a tratar con otras personas, pero solo te aviso para que el resto de la gente no crea que seas uno de esos tipos amanerados. Y si lo fueras, no te dejaría entrar a mi casa, ¿eh? — Sai sonrió un poco nervioso cuando sintió la mirada de todos los presentes.
—Kankuro, no seas así. Él no se ve un tipo amanerado. Y si hipotéticamente lo fuera tampoco deberías tratarlo mal. — dijo Shikamaru intentado parar a su amigo, puesto que sabía lo idiota que se comportaba cuando se hablaban esos temas.
—Esos maricas son unos pervertidos. No entiendo cómo pueden pensar estar con otro hombre. Es algo tan obsceno y… — hizo una pausa para pensar mientras su rostro cambiaba de color. —Antinatural. ¡Maldición! De solo pensarlo me da rabia. — se quejaba el hermano del pelirrojo apretando los dientes y gruñendo al mismo tiempo.
—Dios… Eres un cabeza hueca. — dijo una chica de pequeña estatura con ojos y cabello color chocolate. Su piel era muy blanca. Se peinaba con una coleta alta y vestía con ropa de características orientales. —Siempre que sale ese tema te pones como un tonto enojón.
—Tenten, ¿Cómo va a ser algo natural una relación entre dos hombres? — le preguntó agitado. —De ahí no surge nada. No hay hijos. No existe la familia, la base de la sociedad…
—Por favor, cállate. Deja tus palabrerías para otro día. Hoy es el cumpleaños de tu hermano menor. Es la primera vez que lo celebran con una comida especial y ya estás arruinando el momento. — se quejó la chica de cabello castaño con un tono muy decidido. Kankuro miró hacia otro lado y se quedó callado.
Por otra parte, el azabache bajó la mirada y si antes se había sonrojado por Gaara, ahora se encontraba avergonzado por las palabras del castaño. Sintió que lo que hacía y pensaba era incorrecto. Poco a poco el sentimiento de culpa se volvía más fuerte en su mente. ¿Estaba mal amar a Gaara? Se preguntaba con tristeza.
—Permiso, iré al baño. — dijo el joven de ojos negros antes de salir de la sala de estar y subir las escaleras para llegar al segundo piso. El pelirrojo no le dio mucha importancia a lo que había dicho su hermano mayor, solo se preocupó de su amigo que parecía incómodo. Antes de seguirlo, fue a dejar las flores a la cocina. Temari lo siguió y le aconsejó que las pusiera en un jarrón con agua. Luego de eso, dijo que iría a dejar su regalo a su pieza
—Sai… - dijo Gaara tocando muy despacio la puerta del baño. El azabache no se hizo esperar y entre abrió la puerta. Miró a su amigo con un poco de tristeza en los ojos y salió del baño. Le era imposible ignorarlo y no se negaría a conversar con él.
—No te sientas aludido. — dijo el joven de ojos verdes seriamente al ver que su amigo estuvo llorando. — Mi hermano siempre ha sido así de idiota. No te lo decía en serio. — añadió tomándolo de la muñeca para llevarlo al primer piso donde estaban los demás invitados. El azabache se sintió muy aliviado cuando se sintió la cálida mano de su amigo. Antes de bajar las escaleras lo jaló con un poco de fuerza y lo miró directamente a los ojos.
—En el caso de que a mí me gustara un hombre, ¿tú seguirías juntándote conmigo? — Sai había tragado saliva después de decir esto. Se sintió muy asustado. Sobre todo porque Gaara se demoraba en responder.
—Pues. — dijo el menor dándose media vuelta. —No entiendo por qué no me seguiría juntando contigo. Son tus gustos. — añadió con total tranquilidad. Aunque solo él sabía que por dentro moría de curiosidad por saber si esa situación era cierta. No quiso mostrarse interesado así que solo fingió su típico estado de sosiego.
Sai dejó de lados cualquier pensamiento negativo al escuchar esa respuesta. Su corazón comenzaba a latir más rápido. Era una sensación tan encantadora que solo se comparaba cuando veía a Gaara sonreír.
—“¿Por qué será que a ti no te cuesta tanto enamorar a las personas?” — pensó Sai comenzando a reírse solo.
—Compórtate…- se quejó el menor dándole un suave golpe en el brazo. Siempre que creía acostumbrarse a las cosas que hacía su amigo aparecía con algo totalmente nuevo y extraño.
Cuando ambos bajaron, notaron que estaban todos los adultos cerca de la mesa. Temari llamó a su hermano menor para que se sentara en la cabecera. Luego, todos los presentes tomaron asiento y al rato llegó Kankuro con un pastel de limón con unas velas encendidas. Tan pronto como dejó la torta sobre la mesa, todos comenzaron a cantar, excepto Sai que no conocía la melodía.
Gaara miraba a todos los presentas y le ocasionaba cierta simpatía que su mejor amigo estuviese callado por no saberse la simple letra de esa canción.
Al término de esa celebración tan familiar y privada, Tenten se fue a su casa. Shikamaru se quedaría a dormir esa noche en esa casa para acompañar a su novia y a su futuro hijo o hija. Siempre que tenía tiempo se quedaba en su casa o era al revés, la rubia iba a la casa de su novio.
— ¿Es Naruto? — preguntó de pronto el menor un poco nervioso. Ya que demostrar interés en ese tipo de cosas no era propio de él, pero ya había pasado toda la tarde pensando en quién sería el hombre que a Sai le gustaba.
— ¿Naruto? — preguntó el azabache comenzando a reír mientras miraba el cielo estrellado. Ambos se encontraban en el techo de la casa. Lugar donde siempre el joven de ojos verdes se iba a descansar para que nadie lo molestara. —Él…Es un buen amigo. Me agrada mucho y puede que sea atractivo. Solo que… Es otra persona la que me gusta.
— ¿Quién es? — volvió a preguntar con seriedad. Sai se sonrojó al escuchar esa pregunta tan directa.
—No quiero decirlo por el momento. — su voz seria hizo que el menor sintiera un frío en su cuerpo. — Mejor no volvamos a hablar de ese tema. La verdad es que ahora empiezo a tomarle peso al asunto. No sé si haya sido buena idea decirte que de verdad me gusta un hombre. Es que ahora, y pensándolo bien, Kankuro tiene razón en lo que dice. Tal vez debería ceder e intentar conocer a alguna chica que me llame la atención. — el pelirrojo le sorprendió esas palabras, se volteó a mirarlo y lo encaró.
—No dejes que mi hermano te haga cambiar de parecer. — dijo Gaara enfadado y subiendo el tono de voz. —No puedes cambiar de opinión con tan solo escuchar los argumentos de una persona. Él tiene su punto de vista bien claro. Pero tú no. Tú recién empiezas a conocer ese tema. Deberías darte un tiempo para pensar si está bien o está mal. Después de todo, se trata de tus sentimientos. No los tome a la ligera.
Sai lo observaba con total atención. Sus ojos se nublaron. Sentía que estaba siendo regañado, pero al mismo tiempo entendía que su amigo lo estaba apoyando.
—Entremos. — murmuró el pelirrojo con un semblante serio. Él fue el primero en ponerse de pie y entró a su pieza por la ventana. Sai, extrañado por la orden, lo siguió de cerca. El menor sin dar explicaciones cerró la ventana y bajó las persianas. Después movió una de las persianas y miró el exterior. —Sigue ahí. — Sai se asustó un poco al escucharlo hablar. Pretendió acercarse y hacer lo mismo que el pelirrojo, pero este lo detuvo con una señal que hizo con su mano.
— ¿Qué sucede? —
Gaara volvió a poner en su lugar la persiana que tenía levantada y fue a sentar a la cama.
—Hace semanas he notado que alguien nos espía. — el joven de cabello azabache se sorprendió y se acercó al menor. —Debe ser tu director. O tal vez alguien de sus trabajadores. No es seguro que estemos fuera de esta casa.
— ¿Qué querrán hacernos? —
—No lo sé. Pero mi hermano me ha contado que siempre que vengo a casa hay un auto negro en el barrio. De un modelo muy raro y antiguo. A veces presiento que me espían solamente a mí. Pero también me he dado cuenta que ese auto se dirige a la casa donde estás viviendo. Sospecho que es para vigilar nuestro comportamiento. Tú eres el alumno más preciado en esa escuela y por tu seguridad deben vigilarte. Debo suponer que no lo sabías porque estás más pálido de lo normal. — hizo una pausa para mirarlo un rato. Sai seguía impresionado y no hallaba qué decir. —Como te dije, no sería nada extraño que Danzou haya contratado guardaespaldas para ti. Lo que no entiendo es por qué me vigilan a mí. ¿Creerán que te volveré a golpear? — el pelirrojo suspiró un poco cansado y miró a su amigo. Parecía que tenía algo que decirle.
—Si ya han estado vigilando tu comportamiento, es imposible que piensen que me volverás a golpear. Deberían darse cuenta que cambiaste hace semanas. No me imagino para qué querrán hacerte un seguimiento cuando estás en tu casa. Lo único que se me ocurre es que quieren saber más de ti…
— ¿Por qué? — preguntó Gaara asustado y mirando a su amigo a los ojos. — ¿Qué ganarán con eso?
—No lo sé. De todas formas, son puras suposiciones. Y si esas personas trabajan para el señor Danzou no debería ser nada malo. No tengas miedo. — respondió el joven artista con un tono más calmado. El pelirrojo no le pareció muy convincente las palabras de su amigo. Más que nada porque el director de esa escuela no le tenía confianza. —Si te hace sentir mejor, le preguntaré a él si son sus trabajadores. — añadió sonriendo. El menor asintió con la cabeza. Sabía que si se trataba de Danzou debía andar con cuidado.
Sai acercó su mano a la mejilla de su amigo, la acarició un rato para hacerlo sentir mejor. Al comienzo no se había dado cuenta de que estaba frío. Solo cuando apoyó la palma de su mano en la mejilla del menor, notó que su temperatura había descendido. Sin pensarlo mucho, levantó las sábanas y frazadas de la cama.
—Deberías acostarte. Te noto agitado y estás muy frío. — el alto muchacho de ojos negros obligó a su amigo a meterse a la cama. El pelirrojo se sacó los zapatos y se cambió delante del mayor. Una vez que se puso el pijama se sentó sobre el colchón. —No te preocupes tanto por esos hombres que están fuera de tu casa, Gaara. Yo estoy aquí y te protegeré.
—Pero si no son trabajadores de tu director, entonces…Podrían ser personas que me guardan rencor. — dijo el pelirrojo con cierto temor en sus palabras. —No quiero que se desquiten con mi familia.
—Cálmate, Gaara. Ningún grupo de adultos podría ser tan inmaduro como para vengarse de un niño.
“Niño” resonó esa palabra en la mente del menor. Dejando el tema en segundo plano, sintió que esas dos sílabas que pronunció su amigo era una especie de burla. Es decir, estaba celebrando su cumpleaños. Que alguien le dijera “niño” a su edad era una mofa. Su mente comenzó a pensar en mil respuestas para hacer entrar en razón a su amigo. Pues quería dejarle bien claro que a sus catorce años, además de ser un adolescente, no se le podía comparara con un simple “niño”.
—Sai… — pronunció en voz baja y con algo de enfado. El joven le sonrió al escuchar su nombre. —Ya tengo catorce años. Dejé de ser un niño hace bastante tiempo. He madurado y puedo comparar mi mentalidad con la de un joven de tu edad o mayor. ¡No tienes ningún derecho a llamarme así! — su voz había sonado más grave y fuerte que de costumbre.
—Gaara, no te enojes conmigo. — dijo el muchacho de cabello oscuro mirando hacia abajo. —Hace mal enojarse, sobre todo porque ahora estás un poco débil. — agregó mirándolo un poco temeroso. El pelirrojo lo miró de reojo y luego comenzó a sentirse culpable. Sabía que Sai era buena persona y no merecía ese trato tan hostil. —No volveré a referirme a ti de esa forma, pero no te enfa…
—Déjalo. — dijo el menor acostándose en la cama. Se notaba que se encontraba más agitado que antes, pues el solo hecho de pensar que su familia corría algún riesgo lo dejaba en ese estado. —Hace un poco de calor. — se quejó tomando uno de sus botones y tratando de hacerlo pasar por el ojal.
—No te molestes. Yo lo hago. — dijo Sai comenzando a desabotonar el pijama rápidamente. Sabía que Gaara no solo estaba alterado sino que se encontraba con un poco de fiebre. Lo más probable es que haya enfermado el día de la lluvia y recién el domingo por la tarde se notaban sus síntomas. —Ya está. — al decir esto tomó el pijama y lo jaló hacia los lados. Al hacer esto no pudo despegar su vista del torso desnudo del menor. Era blanco, se veía terso. Tenía sutiles movimientos causado por la respiración rápida del menor. Y lo más notable eran los dos pezones rosados que parecían haberse endurecido por el brusco frío que sintió Gaara en su piel. Sai no pudo terminar de sacarle la parte superior del pijama. Se había quedado mirando el cuerpo de su amigo como si fuera un trozo de carne. El joven de ojos verdes se sintió incómodo al ver la sonrisa del azabache y se tapó rápidamente con una ligera sábana.
— ¿Por qué me miras así? — preguntó el muchacho avergonzado.
El artista reaccionó inmediatamente y desvió la mirada.
—No, por nada. — le contestó sentándose en la cama al lado del menor. —Lo siento. A veces no puedo controlar los deseos de mirarte. Eres muy atractivo. — agregó con voz temblorosa y observando las pupilas de su secreto amor.
— ¿Realmente te parezco atractivo? —volvió a preguntar con incredulidad.
—Sí. — respondió sin pensar. No era necesario para él pensar en una respuesta, puesto que esa persona era la más hermosa que había conocido en toda su vida y estaba enamorado de él. — ¿Cómo no te das cuenta del atractivo que tienes? — preguntó un tanto molesto. — Las pocas mujeres de la clase de natación se te quedan mirando toda la hora y andan suspirando por ti. Antes te tenían un poco de miedo, pero como has cambiado de actitud, ahora andan siguiéndote a todas partes. Ni hablar de las demás chicas que ni si quiera tienen clases contigo. Más de alguna se me ha acercado en el horario de receso y me ha preguntado cosas de ti.
— ¿Y qué le dijiste de mí? — Gaara le había tomado cierta atención a todo lo que decía Sai de su aspecto. Era evidente que a él no le importaba mucho ese tema, pero se le hacía interesante escuchar a Sai, sobre todo porque parecía molesto con toda esa situación.
—No hablo con ellas. — respondió cruzándose de brazos. —No suelo hablar con nadie de ese Instituto. Danzou me dice que evite conversaciones con alumnos inferiores a mí.
El pelirrojo se decepcionó con la respuesta, pero después de procesarla pudo comprender a su amigo. Le dedicó una dulce sonrisa y se fue tapando con un par de frazadas hasta quedar completamente protegido del frío. El menor se había tapado hasta la cabeza, pero al rato asomó sus grandes ojos verdes.
—Gaara, eres muy lindo. — murmuró el joven artista metiendo sus manos por la frazada para acariciar la cabeza de su amigo. Este cerró los ojos y siguió sonriendo pese a sentirse mal físicamente. Cuando Sai tocó la frente notó que la fiebre aún no bajaba. — ¿Quieres que te traiga algo?
—Así estoy bien. — respondió en voz baja y moviéndose debajo de las sábanas para acercarse un poco más a Sai que se encontraba sentado sobre el cobertor. —Solo debo descansar. — su nariz rosaba con el muslo del mayor.
—Oh… Gaara. — El joven de ojos negros se puso un poco nervioso al sentir el ligero contacto en su pierna. Se arrodilló en el suelo rápidamente y apoyó su mentón sobre el colchón para mirar de cerca al menor. —Si necesitabas más espacio para dormir me hubieras dicho que saliera.
—No quería eso. Solo acerqué mi cabeza para que me toques el cabello. Eso me relaja. — se quejó el pelirrojo en voz baja. —No era necesario que salieras.
—Si eso quieres. — dijo Sai sonriendo y mirando al joven con adoración. Comenzó a acariciarle el cabello apoyando las yemas de sus dedos sobre la cabeza del menor. Comenzó a masajear en círculos mientras observaba las reacciones. Gaara miraba los ojos de su amigo mientras le sonreía dejando notar una sensación de placer. —Tu cabello es suave como el de un cachorro. — le decía sin dejar de acariciarlo. —Deberías dormir un poco. Anda cerrando tus ojos. — le susurraba con cariño haciendo unos movimientos muchos más sutiles. Pasaron algunos minutos para que el joven pelirrojo conciliara el sueño. Un poco antes de que Sai le diera un beso en la frente sintió que la puerta de la pequeña habitación en la que se encontraba se abría de apoco. Una persona que había estado vigilando las acciones de esos jóvenes hace varios minutos atrás aparecía en escena.
—Sai, tenemos que hablar. — dijo Kankuro con voz firme. El castaño frunció el ceño. Su mirada parecía la de un demonio enfurecido, pues no le había agradado nada el comportamiento que había tenido ese joven con su hermano menor. Ahora solo quería evitar de cualquier forma que ese muchacho siguiera acercándose al pelirrojo, pues bien sabía que le daría un beso en la frente.
El artista se puso de pie y caminó por la habitación un poco confundido. Observó a su amigo durmiendo bajo ese montón de sábanas y frazadas, y salió de ahí no sin antes cerrar la puerta.
— ¿Qué sucede? — preguntó mirándolo con una expresión de preocupación.
— ¿Cómo que qué sucede? — su voz sonaba mucho más alta y grave de lo normal. Dicho eso, se acercó lentamente al joven de ojos oscuros para tomarlo de su ropa de una forma brusca. —Parece que no entiendes, yo debería hacer esa pregunta. Te he notado muy cariñoso con mi hermano, ¿qué quieres de él? ¿Pervertirlo? ¿Divertirte con él? ¡Dime! — exclamó con enojo sin despegar la vista a esos ojos que casi siempre se mostraban ambiguos, pero ahora parecían tener temor. —Cómo no entiendes que eso está mal. Sé que creciste solo, pero no te lleves a mi hermano a ese mundo degenerado. Él todavía es un niño y lo estás confundiendo. Gaara piensa que si lo abrazas y lo besas es algo normal. Eso no es normal entre dos hombres, Sai. Deberías ponerte en el lugar de mi hermano. Él no conoce todavía otras personas. No ha compartido con mujeres de su edad y aunque todavía no le interesen esas cosas no le hagas pensar que lo que haces es normal. ¡Porque no es normal en lo absoluto! — exclamó mirándolo con desprecio y soltándolo bruscamente de su camisa.
—Yo hago esas cosas porque lo quiero. — dijo en voz baja el joven azabache mientras se sonrojaba. —Me gusta estar con él, su personalidad, su físico y su forma de pensar. No me importa que sea hombre, yo lo quiero así. — al decir esto lo dijo con total seguridad mientras levantaba la vista. Kankuro suspiró decepcionado. En su mente tenía un debate sobre qué hacer con el único amigo de su hermano menor.
—Solo te diré algo. Si cambias, puedes seguir viéndolo los días que quieras. Si sigues comportándote como un marica, no te dejaré verlo nunca más. No quiero que mi hermano siga el mismo camino.
Por un momento Sai pensó en hacerle caso, pero una frase que el propio Gaara había dicho hace unas horas atrás resonaba en su mente con fuerza.
“No dejes que mi hermano te haga cambiar de parecer.”
—No puedo hacer eso, me costó darme cuenta que lo amaba y no dejaré de amarlo solo porque usted me lo dice. Él es lo más preciado que tengo en mi vida. — le respondió sin miedo de lo que podría suceder o de cómo iría reaccionar el castaño.
—Ándate ahora de mi casa. No seguiré discutiendo esto contigo. — Kankuro no volvió a mirar los ojos de ese joven. Esperó que se fuera por las buenas, pero Sai no parecía tener la intención de abandonar esa casa.
—Debo cuidar a su hermano. Tiene fiebre por si no lo sabía. — Sai lo miró enojado y luego se dio media vuelta para ir a la cocina en busca de un paño húmedo. El castaño lo siguió de cerca y cuando el menor planeaba subir por las escaleras con el paño en sus manos, Kankuro lo detuvo violentamente.
—Soy su hermano mayor, yo me encargaré de él. —le dijo con una voz sumamente seria. —Ahora quiero que te retires, y no te vuelvas a aparecer por aquí. ¡Ah! Y quédate con tus rosas. — El castaño decía todo muy enserio mientras le devolvía el ramo de flores. Por otra parte, el joven de cabello azabache apretaba los dientes y se resignaba a hacerle caso. No quería comenzar una discusión justo el día en que su amigo estaba de cumpleaños así que optó por lo más sano. Se fue de la casa sintiendo impotencia de no poder hacer nada. El ramo de flores que tenía en sus manos seguía en perfectas condiciones, pero comenzó a perder forma con la repentina lluvia que comenzaba a caer. Sai comenzó a correr por las calles para llegar lo antes posible a la casa de los Namikaze. Esa lluvia había comenzado lentamente para convertirse en un molesto diluvio. El ruido que hacía el agua al tocar las calles y los techos era ensordecedor. Al llegar a su destino sintió que el agua había pasado sus calcetines y cuando vio el ramo de rosas, notó que la mitad de las flores se habían caído por el camino.
Bajó la mirada y caminó lentamente por la entrada de la casa. Pasó de largo la puerta principal y se dirigió al patio trasero donde había un columpio. Se sentó sin importarle que el asiento no estuviese seco. El ramo lo seguía sujetando con una de sus manos. Lo miró con atención y unos tristes pensamientos comenzaron a fluir en su mente. ¿Qué pasaría de ahora en adelante? ¿Kankuro los separaría? ¿Gaara se enteraría de la discusión?
— ¡Sai! — se escuchó un fuerte grito desde el interior de la casa. El muchacho de ojos negros alzó la vista y notó que detrás de la ventana de la cocina, estaba la pelirroja llamándolo desesperadamente. Él se levantó de inmediato y caminó a paso rápido por el pasto mojado para llegar a la puerta de la cocina que daba el patio. — ¿Qué hacías allá fuera? — le preguntaba Kushina muy enojada. —Deberías haber tocado la puerta, ya sabes que estamos siempre en casa. ¡Pero mírate! ¡Mira nada más! Anda a cambiarte y sécate el cabello. — ordenaba la mujer en voz alta. Sai le hizo caso, no sin antes dejar el ramo de rosas en el basurero. Kushina se sorprendió al ver lo que hacía, puesto que no había notado que andaba con esas rosas. Pensó en decirle algo, pero prefirió que se cambiara de ropa para conversar con él.
Luego de media hora, el joven azabache bajó las escaleras en dirección a la cocina. Se había puesto una sudadera negra y unos pantalones deportivos de color café. Calzaba unas zapatillas blancas y su cabello lucía un poco desordenado. Al entrar a la cocina no encontró a la mujer, así que comenzó a buscarla por la casa. Su búsqueda no llegó muy lejos puesto que la encontró sentada en uno de los sillones de terciopelo leyendo una revista.
—Sai — dijo la pelirroja despegando su vista del artículo de cocina que leía en esos momentos. — ¿Qué sucedió? Pensé que llegarías más tarde.
—Tía Kushina. El hermano mayor de Gaara se dio cuenta de que yo… — no alcanzó a terminar la frase porque sintió dolor de solo pensarlo. Respiró un poco y tragó saliva con dificultad. —Soy un marica.
— ¡No! — gritó la pelirroja poniéndose de pie y abrazando al menor. —No vuelvas a decir esa palabra tan fea. Tú eres una persona muy inocente, que tiene buenos sentimientos. ¡No dejes que nadie te vuelva a llamar de esa forma! Y tampoco quiero que andes repitiendo palabras vulgares que escuchas de otros. — le decía mientras le sobaba la espalda y sentía un dolor en su pecho. Le hacía sentir mal ver a ese joven sufriendo de esa manera. Se había encariñado tanto con él, que cualquier sentimiento de tristeza le rompía el corazón.
—Él me dijo que si no cambiaba no volvería a ver a mi Gaara. — se quejó Sai en voz baja y un poco triste. —Ya sé que en el Intituo ANBU no podrá intervenir, pero me deprime saber que no le agrado a su única familia.
—Ya Sai, no te deprimas por eso. Que te ande diciendo esas cosas no significa que sea superior a ti y tampoco lo deja bien parado. Es un chiquillo inmaduro y grosero. — al decir esto dejó de abrazarlo y lo miró a los ojos. Le sonrió mientras le acariciaba el cabello. La pelirroja había llorado un poco al comienzo de la conversación, pero había pasado desapercibida. — ¿Y qué te dijo Gaara?
—Gaara no escuchó nada. Él estaba durmiendo profundamente ya que estaba un poco decaído. Lo que me preocupa es que Kankuro le diga algo sobre la discusión ya que sin querer se me salió que me gustaba Gaara. Por el momento, Gaara solo sabe que me gusta un hombre. — confesó ruborizándose de inmediato.
—Vas muy rápido, Sai — le murmuró preocupada mientras lo abrazaba nuevamente. —Prométeme que no intentarás nada con él durante esta semana. — Kushina sentía que era momento de tomar medidas drásticas. Si Sai seguía insistiendo con esa idea de conquistar a un hombre, no tendría un buen futuro en el pueblo. De alguna forma lo convencería de cambiar su manera de pensar, ya que no quería verlo sufrir y ser humillado por más personas. A partir de ese momento, la mujer ya no pensaba como una amiga del azabache, sino que pensaba como una madre protegiendo a un hijo.
Sai se separó un poco y miró a la pelirroja confundido. Dejar de tener ese trato especial con Gaara sería muy difícil para él durante esa semana.
Continuará...
RasputinSin vida social - It's JJ Style!
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Ocio, ven a mí
Re: [En Proceso] Mundo corrompido
Sentí el capítulo, ghei LOL. Okya(?). Diciendo esto no te quiero ofender Palomita de mi corazón (?), sabes que me gusta tú fic LOL, y este capítulo fue un poquito triste porque el desgraciado de Kankuro le dijo "marica" a Sai, y Sai se llamó a si mismo "marica" LOL.
En fin, buen capítulo Palomita
+1, tú ya sabes ewé
Espero tú actualización
Por cierto, si necesitas ayuda con la ortografía, aquí me tienes (?) -excelente ortográfica (?)-.
Eso~
En fin, buen capítulo Palomita
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Espero tú actualización
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I'm Shawol
Re: [En Proceso] Mundo corrompido
Bueno como te deje el review en amor yaoi
lo mismo te digo aqui
a mi me gusta muuuchooo tu fic siiiiiii
no lo dejes siii?
por si sigues aun con esa decision, yo con gusto
aceptare que ya no hagas la conty
pero piensalo bien siii?
a mi me gusta como va llendo
espero la contyyyyyyyy n.n
siiiiiiiiiiiiii
lo mismo te digo aqui
a mi me gusta muuuchooo tu fic siiiiiii
no lo dejes siii?
por si sigues aun con esa decision, yo con gusto
aceptare que ya no hagas la conty
pero piensalo bien siii?
a mi me gusta como va llendo
espero la contyyyyyyyy n.n
siiiiiiiiiiiiii
Re: [En Proceso] Mundo corrompido
Ok, ok, si recuerdo que dije, que ya no verías mis comentarios gheis. Pero...
¿Cómo es eso de que lo quieres dejar ¬_¬?
Atrévete y te muerdo un dedo, okno(?). Pero en serio no lo dejes, dime tanto esfuerzo para nada e_é, o mejor dicho, tanto esfuerzo para dejarlo colgado e_é.
Te pido disculpas si a veces te desmotivo con mis comentarios gheis, pero así los pongo ._.. En fin, si no es verdad, y vas a continuar con tú fic, disculpa por lo de arriba, pero si en algún momento piensas dejarlo, lee lo de arriba.
Eso~
¿Cómo es eso de que lo quieres dejar ¬_¬?
Atrévete y te muerdo un dedo, okno(?). Pero en serio no lo dejes, dime tanto esfuerzo para nada e_é, o mejor dicho, tanto esfuerzo para dejarlo colgado e_é.
Te pido disculpas si a veces te desmotivo con mis comentarios gheis, pero así los pongo ._.. En fin, si no es verdad, y vas a continuar con tú fic, disculpa por lo de arriba, pero si en algún momento piensas dejarlo, lee lo de arriba.
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Re: [En Proceso] Mundo corrompido
¡Me encanto! Y creo que desde hace un tiempo Kankuro no me caia tan mal, me entraron unas grandes de golpearlo bien fuerte en la cara. ¿Sera posible?
Bueno, me gusto la curiosidad de Gaara con respecto a quien le gusta Sai, y aun asi cuando hace cosas lindas me lo imagino y me encanta una y otra vez. Y senti una gran pena al final, mas que todo por una parte creo que llegue a entender lo que sentia Kushina.
Si lo que dice Vale es cierto, bueno... solo espero que no lo sea.
Bueno, me gusto la curiosidad de Gaara con respecto a quien le gusta Sai, y aun asi cuando hace cosas lindas me lo imagino y me encanta una y otra vez. Y senti una gran pena al final, mas que todo por una parte creo que llegue a entender lo que sentia Kushina.
Si lo que dice Vale es cierto, bueno... solo espero que no lo sea.
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30/04/2011
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Re: [En Proceso] Mundo corrompido
- Spoiler:
- Valerín: Tú siempre encuentras gei mis capítulos (un) Bueno, Sai se dijo marica e_é no tengo mucho para defenderme (?) LOL
Ay Valerín, me encanta saber que lees mis capítulos gei, seguirán siendo gei (goo). Oye, una cosilla que se me olvidó preguntarte por chat; Por qué te ofreces para ayudarme con la ortografía D: tan mal ando escribiendo ;n; Solo dime la verdad. Por cierto, no dejaré de escribir... Solo puse en otra página que dejaría de publicarlo ahí porque no me llegaban reviews. Por decirte que el capítulo 13 tenía 4 comentarios y luego de la "amenaza" me llegaron 22 comentarios LOL Cómo cambia la gente (smirk)
Gracias por comentarme. Adoro que escribas la palabra gei xD Nu sé por qué. Saludines.
Vane vane : Tu me ayudas mucho con tus comentarios aquí y allá 8D Gracias por estar siempre apoyando mi historia C: Quiero que sepas que seguiré esta historia hasta el final. Te mando muchos saludos. Cuídate.
Ale:No... No le pegues. No a la violencia. Imagínate cómo se sentirá el pobre de Gaara si ve que le pegan a su único hermano ;n; Igual pobre TenTen, ella lo ama por más cabeza hueca que sea con esas cosas. ASDLSAKD yo disfruto escribir a un Gaara recibiendo cariño de Sai o de sus hermanos. Pero por sobre todo de Sai *-* ya en cualquier momento se le pasará la mano 1313 ok no e_é Todavía no sé qué pasará con esa amistad tan cariñosa que tienen.
Gracias por seguir comentando ;u; Saludos
Capítulo 15: Amenaza
- Spoiler:
- Sai se encontraba acostando en su cama mirando el reloj que estaba sobre un velador de madera. Lo único que deseaba en esos momentos era que las manecillas se movieran más rápido. Era un día miércoles, casi de madrugada, cuando el joven artista esperaba impaciente la llegada de su amigo. No lo había visto días anteriores y le preocupaba saber que Gaara estuviera faltando al Instituto por su causa. De solo pensar en cómo empezar a hablar con él cuando se lo encuentre lo ponía nervioso, sin embargo, su tensión era aun mayor el solo hecho de imaginar al pelirrojo al frente de él. Cerró sus ojos e intentó dormir por unos minutos, pero las preguntas iban y venían; ¿Cómo lo podría mirar a los ojos? ¿Kankuro le habría contado todo?
De pronto un molesto sonido lo sacó de sus pensamientos. Era el despertador el causante de ese ruido tan espantoso.
—Apágate — se quejó el joven estirando uno de sus brazos para golpear el objeto. El silencio había vuelto a esa habitación tan oscura. El muchacho cerró sus ojos con fuerza y los abrió rápidamente. Estiró ambos brazos y piernas en tanto refunfuñaba a viva voz. Había dormido tan mal esa noche por andar angustiado que ya le había afectado los ánimos.
Al ponerse de pie buscó sus pantuflas azules en el piso. Se las puso y caminó lentamente hacia el baño. Por su forma de caminar parecía un muerto viviente, ya que los pasos eran lentos, desganados y a veces se escuchaba un gruñido. Cuando entró al baño, se fue directo al lavabo para lavarse la cara con agua fría. Mientras se secaba con una toalla sintió que alguien llamaba a la puerta. Se dirigió apresurando el paso y movió la manilla esperando encontrar a un trabajador de Danzou, pues sería extremadamente anormal que hubiera visitas a las seis y media de la mañana.
—Sai — se escuchó unos segundos antes de que el muchacho abriera por completo la puerta. Para su sorpresa, era el pelirrojo la persona que lo venía a interrumpir en su comienzo del día.
—G-Gaara — dijo en voz baja y mirándolo con temor. Pareciera como si hubiera visto un fantasma.
—Déjame pasar. — dijo el menor con naturalidad mientras entraba a la habitación. Miró a su alrededor y caminó hasta el diván que estaba en un extremo de la enorme cama del joven. Se sentó para descansar debido a que todavía se sentía debilitado por la fiebre que había tenido hace unos días.
El muchacho de ojos negros cerró la puerta y se dio media vuelta para observar al menor.
— ¿Qué tienes? — preguntó Gaara mirándolo directamente a los ojos.
—Lo que pasa es que. — dijo Sai sin despegar su vista de esos hermosos ojos verdes. Siempre que el menor lo miraba, a él le era imposible no ponerle atención. —Me imagino que fue mi culpa de que hayas faltado dos días…
— ¿De qué estás hablando? — preguntó extrañado y pensando en las palabras del mayor. —Estuve enfermo por dos días. Por eso falté. —Sai cambió la cara por completo. Se tranquilizó al saber que no había mencionado algo sobre la conversación que había tenido con Kankuro, sin embargo aún sentía una pequeña sospecha.
—Vaya, y yo que pensé que habías faltado al Instituto por otra cosa, no me imaginé que estabas tan delicado de salud. — le dijo mientras se acercaba al chico y luego se sentaba junto a él.
El azabache lo miró por un par de segundos y sintió un fuerte deseo de abrazarlo. No haberlo visto durante dos días lo hizo extrañarlo demasiado y ya se estaba preparando para acercarse y abrazarlo con mucho apego.
En el segundo que estaba levantando los brazos justo pasó por su mente las palabras que le había dicho hace unos días la mujer de largo cabello rojo. Fue entonces que bajó los brazos rápidamente y los apoyó sobre el gran diván. Después retrocedió del muchacho para quedar a una distancia prudente.
—Por cierto, ¿Kankuro te dijo algo sobre mí después de que despertarte? — al preguntar esto sintió un ligero calor en su cuerpo. Tenía que asegurarse que el hermano mayor de su amigo no le contó sobre su más grande secreto.
—Solo me dijo que te fuiste porque ya era tarde. — respondió el menor sonando desanimado. Parecía que se había dado cuenta de la intención del joven artista cuando este lo quiso abrazar, pero al notar que Sai titubeó, se molestó un poco. Por otra parte, el muchacho de ojos oscuros llegó a suspirar del alivio al escuchar la respuesta. Más tarde tendría tiempo de pensar en qué haría para aclarar esa situación sin terminar alejado del menor.
—Oye. Necesito medicina. — se quejó el pelirrojo con seriedad y desviando la mirada para no ver los ojos de Sai.
—Pero si ya estás sanado, luces muy bien. — dijo el pálido joven de cabello negro levantado la vista y notando que Gaara tenía una expresión fría. Se asustó por ese rostro tan perturbador.
—Dijiste que curarías mis heridas. — murmuró el pelirrojo haciendo una mueca con los labios para demostrar su enfado. Con esas pocas palabras lo había dicho todo.
—Oh, Gaara. — dijo Sai abriendo los ojos y lanzándose sobre el menor para darle un abrazo que llegaba a ser más apasionado que cariñoso. —Perdón, andaba pensando en otras cosas y había dejado de lado lo más importante. — le decía en tanto sus manos recorrían la espalda del menor y parte de la cabellera. El chico más joven se sintió a gusto con esa muestra de afecto y le correspondió el abrazo. Él también había extrañado su compañía y debía comunicarlo de alguna forma.
Una vez que ambos se alejaron un poco Sai le dedicó una sonrisa juguetona lo cual provocó que el joven también sonriera solo que con cierta inseguridad. Luego, el mayor comenzó a tocarle la cicatriz que tenía en la frente suavemente mientras la observaba curioso.
— Gaara, siempre me he preguntado cuál es el origen de esta marca. —con su dedo fue trazando el recorrido del “kanji”. — ¿Tiene algún significado en particular? — finalmente se había decidido en preguntar sobre esa distinción del joven.
El pelirrojo tan solo recordarlo sintió escalofríos. Ciertas escenas ocurridas hace varios años atrás aparecían en su mente con tal nitidez que el solo hecho de recordarlas le hacía sentir como si en esos momentos su piel era cortada sin piedad por un cuchillo. Ya se podía notar el sentimiento de culpa y desesperación en sus ojos. Su rostro había cambiado tanto que Sai se arrepintió de haber preguntado eso. Había ciertas heridas en su cuerpo que aún no cicatrizaban por completo y cualquier roce podía hacerlas sangrar.
Los ojos del menor comenzaron a nublarse. De tan solo pensar que si le contaba lo ocurrido “ese día” pensaba que su amigo lo abandonaría.
—No quiero hablar de eso. — dijo en voz baja el joven de ojos verdes apoyando su frente sobre el pecho del mayor. Sai lo sostuvo con sus brazos y luego lo fue envolviendo en un cálido abrazo. —No quiero hablar de eso. — repitió con una voz que había perdido cualquier rastro de vida.
— ¿Alguien te hizo esa herida? — preguntó el azabache asustándose de escuchar la respuesta. El pelirrojo asintió con la cabeza dos veces. Lo miró ya con los ojos llorosos y luego volvió a ocultarse entre los brazos del mayor. —Gaara, lamento haberte preguntado. — le decía mientras le sobaba el cabello y se lo besaba.
Sai se mantuvo un rato haciéndole cariño sin importarle si hacía caso a las palabras de Kushina. No iba a dejar solo a su mejor amigo con ese recuerdo que lo atormentaba.
Así se mantuvieron durante largos minutos. De pronto Sai abrió los ojos y sintió un peso sobre su cuerpo. Estaba el pelirrojo durmiendo tranquilamente sobre su pecho. Él se encontraba acostado sobre el diván donde hace un rato habían conversado. Miró el reloj a lo lejos y notó que ya eran las diez de la mañana. Por primera vez había faltado a una clase por quedarse dormido. Lo peor de todo es que justamente después de esas clases tenía que ir a su taller a avanzar con su nueva pintura bajo la supervisión del director. Se maldijo en su mente por haber cometido ese error, pero al ver a ese bello joven dormir cómodamente se le fue todo cargo de conciencia. Si era por ese muchacho, faltaría a todas sus clases. Dejaría todo por estar con él.
No quiso despertarlo tan pronto y dejó que estuviera descansando el tiempo que necesitara.
Ya llegada la tarde, ambos se encontraban en la oficina del director del Instituto ANBU. Danzou no regañó a Sai cuando se enteró de la inasistencia durante el tiempo que estuvo con él en el taller, pero ya le había avisado que conversaría acerca de eso después de almuerzo.
Tanto Sai como Gaara se miraron serios al sentir el silencio de la habitación y la inquietante mirada del hombre que estaba sentado sobre un enorme sillón de cuero. Vestía con su ropa de siempre y mantenía sus codos apoyados sobre el gran escritorio de fina madera. Entrelazó sus dedos y respiró profundamente.
—Ya deben saber por qué los cité. — comentó el viejo antes de hacer un desagradable sonido con su garganta para continuar. —Ambos faltaron a sus clases de las ocho. Sabaku, tenías clases de Historia Universal. Y tú, Sai. — lo miró con el ceño fruncido. —Tenías clases de oratoria. Ambos me han decepcionado; El chico más exitoso y aplicado de la escuela, y el joven talento que me prometió respeto y compromiso con la educación que le entregaría. — dicho eso cerró los ojos e inclinó un poco su cabeza hacia abajo. —Sabaku no Gaara, sé que faltaste por dos días seguidos porque tenías licencia médica, sin embargo no entiendo cuál fue la causa de tu inasistencia hoy en la mañana. ¿Alguna explicación para eso? — preguntó fijando sus ojos en el menor.
—Me quedé dormido. — respondió el pelirrojo sonando indiferente. No sentía culpa al confesar su motivo, pues era la verdad y fue algo que no pudo evitar.
—Te quedaste dormido. — murmuró el hombre sonriendo irónicamente por unos segundos para volver de nuevo a su expresión seria. —Tal vez mañana me quede dormido y no pueda hacerte el depósito semanal para tus gastos. — el menor cambió su tranquila mirada por una desafiante y dio unos cuantos pasos para acercarse, pero antes de que siguiera avanzando, Sai lo jaló de su ropa y lo miró preocupado. Le decía con los ojos que se detuviera y que solo aceptara el castigo que le darían. Gaara se soltó de su amigo con enojo y volvió a su lugar.
—Veo que lo tienes controlado, Sai. — dijo Danzou con un tono de burla. El pelirrojo emitió un sonido con sus dientes y desvió la mirada para evitar ver al hombre mayor burlarse de él.
— ¿Puedo irme? — preguntó el joven de ojos verdes comenzando a impacientarse.
—No. Todavía no termino contigo, toma asiento mientras hablo con Sai. — dijo el director indicando un sillón que estaba al frente de su escritorio. Gaara fue a sentarse aún enojado y cruzó sus brazos, en cambio, el muchacho de ojos oscuros se distraía observando sus dedos. — ¿Y a ti qué te pasó, Sai? ¿Alguna buena razón para faltar? — preguntó al menor provocando que levantara su vista.
—Yo, también me quedé dormido. — respondió el joven sonrojándose levemente por la vergüenza que sentía. —Ayer no dormí bien y hoy apenas pude levantarme en la madrugada. Luego vino Gaara y comenzamos a hablar durante un rato. Después, no sé en qué momento ambos nos quedamos dormidos. Yo solo desperté repentinamente y cuando vi la hora, supe que era demasiado tarde para llegar a mi clase. —se explicó preocupado por el posible castigo que le daría el hombre.
—Vaya, entonces el culpable es tu amigo aquí presente. — dijo mirando su teléfono y apretando un botón por varios segundos. —Dile que pase. — añadió en voz alta y acomodándose en su enorme sillón.
— ¡No es culpa de él! ¿Qué quiere hacer? — preguntó desesperado el azabache, pues no entendía por qué se estaba comunicando por el teléfono. Por un momento pensó que se trataba de esos matones que contrataba Danzou que una vez habían golpeado al joven de ojos verdes.
—Cálmate, Sai. No será nada del otro mundo. Estuve pensando en dejar a Gaara sin su dinero semanal, y a ti pensaba dejarte en el Instituto durante el fin de semana, pero he cambiado de opinión. — Danzou fijó su mirada en el pelirrojo. —Por tu falta, tendrás que ser el tutor de una alumna del Instituto Konoha durante tres meses. Sai te ayudará una vez por semana. — añadió en tanto se escuchaba que alguien tocaba la puerta. —Adelante. — dijo el viejo alzando la voz. Sai se había dado vuelta para mirar la persona que estaba entrando a la habitación en tanto Gaara seguía sentado en el sillón.
Una joven, de tez blanca, cabello castaño y ojos negros, abría la puerta lentamente pidiendo permiso. Su voz era aguda y sonaba temblorosa. Cerró la puerta tras entrar a la habitación y se quedó quieta. Vestía un uniforme azul marino compuesto por una chaqueta ceñida al cuerpo y una falda que le cubría la mitad de sus muslos. El resto era una camisa blanca, corbata verde, medias blancas que apenas llegaban al comienzo de sus rodillas y zapatos negros con plataforma de color café oscuro.
—Pasa, adelante. — dijo Danzou sonriendo y hasta sonando agradable. La joven caminó hasta quedarse unos pasos más atrás de donde se encontraba Sai. Lo miró un poco nerviosa y luego volvió a bajar la mirada pensando que ese chico de cabello negro sería su “maestro”. —Bien, ella es la alumna que tendrás a tu cuidado, Gaara. Matsuri, él será tu nuevo tutor. — añadió haciendo que la joven se sobresaltara al escuchar ese nombre.
Levantó la vista hacia el frente y pudo notar que uno de los dos sillones que estaban al frente del escritorio del señor Danzou alguien se movía sutilmente dejando ver una cabellera roja inconfundible. No quiso ver a la cara del muchacho pelirrojo que tenía a pocos metros, ya que sabía perfectamente quién era, y conocía la mala fama que tenía. El muchacho de ojos verdes se volteó para observarla durante unos segundos y luego regresó a su lugar para mirar a Danzou. La piel de la joven se había erizado por completo y comenzaron a temblarle las piernas.
— ¿Por qué eligió a Gaara como tutor? — preguntó Sai. —Usted siempre escoge a alumnos que estén en último año y que además hayan estado estudiando por años en este Instituto. Gaara solo lleva un par de meses y ni si quiera le ha explicado en qué consiste este programa. — el azabache parecía un poco molesto por la aparición de esa joven que parecía tener uno o dos años más que el pelirrojo.
—Sai, yo hago las reglas. — respondió Danzou sin darle mayor explicación al asunto.
— ¿Y si me niego? — dijo el pelirrojo poniéndose de pie y mirándolo seriamente.
— ¿Acaso debo repetir lo que dije hace cinco minutos? — se preguntó en voz baja y suspirando del cansancio. —Sabaku, deberías dejar de cuestionar lo que digo. Y tú también Sai, sobre todo tú. — agregó mirándolo con molestia. El joven de ojos negros reaccionó avergonzándose más de lo que ya estaba desde que admitió que se había quedado dormido. —La paciencia se me agota así que solo hagan lo que yo les diga.
—Lo lamento, señor Danzou. — dijo el joven de ojos negros haciendo una corta reverencia. —No me gusta cuestionar sus decisiones y discúlpeme si lo ofendí. — el pelirrojo lo miró extrañado. Parecía que su amigo se había vuelto una especie de robot que estaba al servicio del director.
—Bien, Sai, ya te puedes retirar. — dijo el hombre de avanzada edad juntando sus manos. El joven se despidió de todos y salió de la habitación para retomar sus clases.
Gaara seguía de pie, tenía su mirada fija en el viejo. Lo único que quería era salir de ese lugar. Por otra parte la muchacha miraba con atención los movimientos del pelirrojo.
—Seré breve. — suspiró cerrando los ojos.
Sabía que tratar con Gaara sería un dolor de cabeza, pero entre sus planes estaba hacer que Sai comenzara a sentir celos y no habría una mejor forma que disfrazar esa artimaña que el intercambio de estudiantes que se hacía anualmente en los Institutos.
—Gaara, tú cometiste una falta grave. Te he dejado pasar varias, pero que faltes a tus clases sin una justificación razonable me parece algo irrespetuoso y reprochable. Pensé en castigarte severamente, pero he preferido que cumplas sin quejas una tarea que tengo para ti; Ser el tutor de esta jovencita. — dijo mirando a la chica que seguía de pie. —Tendrás que ayudarla en todas sus asignaturas y a mejorar en los deportes. Queremos que ella se nivele con los estudiantes del Instituto ANBU para que tenga un mejor futuro cuando regrese a su escuela de origen. Eso es todo. — dijo finalmente para que el pelirrojo se tranquilizara. Ya tenía todo más claro y viéndolo de la mejor forma, no se vería afectado el dinero que cada semana recibe para ayudar en su casa, por lo que no tuvo muchos problemas de aceptar.
—Serán tres meses a partir de hoy. Quiero ver resultados al finalizar el mes. — dijo Danzou seriamente.
—Claro. — respondió alejándose del escritorio en dirección a la puerta. La abrió y desapareció rápidamente.
Matsuri miró la puerta y luego miró el director. No sabía a dónde ir, y un poco asustada intentó articular algunas palabras, pero fue interrumpida por el hombre.
—Síguelo. — fue lo único que dijo el anciano antes de sacar una enorme libreta para después comenzar a hojearla.
La joven asintió con la cabeza y se retiró despidiéndose del mayor. Comenzó a correr para alcanzar al joven pelirrojo y cuando logró divisarlo sus pasos se hicieron más lentos. Sentía miedo de alcanzarlo.
“¿Cómo me acerco a él sin que empiece a temblar?” se preguntaba la muchacha de cabello castaño escondiéndose detrás de unos casilleros.
—Solo mira a la desaliñada. Con esa falda tan corta parece como si estuviera provocando a los hombres de este Instituto. — se escuchó una voz femenina que provenía de una chica alta, de cabello castaño claro, ojos verdes y tez bronceada.
—Ignórala, por el uniforme es obvio que pertenece al Instituto Konoha. Allí solo se educa a gente de menor clase. Siempre alguien termina embarazada antes de terminar la escuela. — le contestó otra voz riendo frívolamente. La joven tenía una apariencia similar a la muchacha que había empezado con los comentarios despectivos, solo que sus ojos eran color chocolate y su tez era aún más bronceada.
—Sí, lo sé, esa escuela es de mediocres y rameras. — dijo la primera joven comenzando a reír descontroladamente junto a su amiga.
Matsuri se había avergonzado muchísimo e intentó bajarse la falda disimuladamente para evitar que siguieran burlándose. No tenía palabras para defenderse de ella misma, ni mucho menos de todo su colegio, por lo que solo rezaba en su mente para que el momento pasara rápido.
— ¿Qué pasa? ¿Vas a llorar? — preguntó la chica de ojos chocolate con tono de burla.
La joven de cabello castaño cerró sus ojos con fuerza y comenzó a temblar.
—Vayan a molestar a otro lado. — se escuchó la fuerte voz de un joven. Matsuri abrió los ojos y notó que era Gaara el dueño de esa voz grave que además sonaba desafiante.
Las chicas sonrieron un poco nerviosas mientras iban retrocediendo. Solo el hecho de ver a ese muchacho enojado era intimidante.
—Tenga cuidado cuando hablen mal sobre el Instituto Konoha. — amenazó Gaara golpeando con fuerza uno de los casilleros.
El sonido del puñetazo fue tan grande que las chicas que andaban molestando a Matsuri salieron corriendo a gritos. La joven de ojos negros se había tapado los oídos al escuchar tal estruendo y luego miró al muchacho que tenía al frente suyo.
Más que proteger la integridad de esa chica, quiso defender el único Instituto que otorgaba educación gratis a las familias más vulnerables del pueblo. Él y sus demás hermanos habían sido becados para estudiar en ese colegio por su condición socio-económica, y eso era algo por lo cual estaba agradecido.
—Vámonos de aquí. En un rato más saldrán los de la clase de Física. Ellos son aún más molestos. — dijo Gaara comenzando a caminar por el pasillo.
Matsuri notó que el semblante de ese chico parecía más tranquilo. Sonrió al verlo más calmado y comenzó a caminar al lado de él. Se sentía protegida y al mismo tiempo emocionada por conocer su lado amable.
En otro lado, Sai se encontraba terminando un examen de inglés. Había revisado por segunda vez sus respuestas y fue a entregar su prueba al profesor. Salió del salón y caminó por esos largos pasillo techados que daban un patio exterior repleto de pasto y árboles pequeños.
Fue a sentarse a una banca y sacó una bufanda de su bolso para abrigarse de esa helada tarde de invierno.
“Debería hablar lo antes posible con Kankuro. No quiero que Gaara se entere de mis sentimientos por él. Si llega a saberlo y me rechaza, no podría soportarlo… Necesito más tiempo.” Pensaba el joven de ojos negros soltando una lágrima que recorrió su mejilla y se perdió entre el tejido de lana que cubría parte de su boca.
—Sai, aquí estabas. — dijo Gaara que se aparecía por detrás de la banca. Le tocó el hombro y luego se sentó junto a él. La chica se quedó de pie frotando sus manos por el frío. —Volvió a cambiar el clima. Deberías ir a buscar un abrigo si te quieres quedar más tiempo afuera. — el pelirrojo tenía sus mejillas sonrojadas por el frío y se le notaba su aliento al hablar. Sai había intentado esconderse entre la bufanda mientras se frotaba los ojos para eliminar cualquier rastro de tristeza.
—Eso haré. — respondió el azabache sonriéndole fingidamente. El pelirrojo notó que su amigo se comportaba algo extraño.
—Maestro Gaara, deberíamos entrar al edificio. Hace mucho frío. — dijo Matsuri en voz baja.
—Usa mi chaqueta. — dijo el menor en tanto se sacaba su chaqueta color verde oscuro y se la pasaba a la joven.
Sai miró como la chica se ponía la chaqueta lentamente. Parecía nerviosa y se notaba por los torpes movimientos que hacía al pasar su brazo por la manga de la chaqueta. Una vez que se la puso sonrió a su tutor. Este también le sonrió amistosamente haciendo que la joven se sonrojara levemente. El azabache frunció el ceño y miró molesto a Matsuri quien estaba distraída mirando al pelirrojo.
—Sai. Te noto más pensativo de lo normal, ¿te encuentras bien? — preguntó Gaara mirando el rostro de su amigo. Se sorprendió al verlo con una expresión de enfado. —Oye, ¿por qué pareces enojado? — volvió a preguntar sin entender en qué momento el joven de ojos negros cambió de ánimo en un abrir y cerrar de ojos.
—Porque estoy enojado. — le respondió Sai poniéndose de pie y mirando a Gaara con la misma mirada que le había dado a la muchacha. Comenzó a caminar rápidamente para salir de ahí.
El pelirrojo lo iba a seguir, pero alguien le había jalado su camisa. El viento helado movía la corbata burdeo que llevaba puesta.
— ¿Sabes dónde hay un baño cerca? — preguntó la joven mirando el piso.
El pelirrojo notó lo angustiada que parecía Matsuri así que optó por ayudarla inmediatamente dejando de lado a su amigo que ya había desaparecido entre los pasillos.
Sai había llegado a su habitación aun sintiéndose enojado. ¿Cómo pudo esa joven lograr que Gaara le sonriera así de fácil? No podía soportar que además esa chica estuviera tan cerca de su amigo. Y eso que solo era el primer día.
Continuará...
RasputinSin vida social - It's JJ Style!
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05/06/2011
Viktuuri
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Ocio, ven a mí
Re: [En Proceso] Mundo corrompido
SAJSHJA no dije lo de la ortografía porque escribas mal, solo que según recuerdo -no se acuerda- dijiste algo sobre que tenías que pasarlo al beta {creo que es un corrector de ortografía} LOL, well no recuerdo bien e_e. Sabes que me gusta como escribes, sino no estaría aquí (?).
Ahora volviendo al capítulo 8D.
JDKAJS celos everywhere . O sea, Matsuri LOL, yo ni la conocía bien, solo había oído de ella, hasta que volví a mirar aquel capítulo de Naruto xD. Aunque en hetero se ven lindos juntos, okyaxd. O sea, celos 8DD, creo que eso siempre cae bien en un fic (?), SAHJS, sería hermoso ver a un Sai celoso en el anime o manga (?). Ok, me estoy desviando mucho del tema central; ASJHA, el pobre Sai anda traumado con lo de Kankuro (?). SHKASD, otra cosa, ese Danzou SASJA, lo golpearía, pero no lo haré por respeto a la gente mayor (?), oknoxd.
Well, me gusto el capítulo 8DD -como siempre-, me alegra que no lo dejes . Y pues, que genial que adores que diga gei, o aún mejor ghei (?), okyaxd.
Ojalá sigas actualizando seguido , +1.
Uhm, siento que este comentario ha sido muy ghei *A*.
-Huye rodando (?)-
Ahora volviendo al capítulo 8D.
JDKAJS celos everywhere . O sea, Matsuri LOL, yo ni la conocía bien, solo había oído de ella, hasta que volví a mirar aquel capítulo de Naruto xD. Aunque en hetero se ven lindos juntos, okyaxd. O sea, celos 8DD, creo que eso siempre cae bien en un fic (?), SAHJS, sería hermoso ver a un Sai celoso en el anime o manga (?). Ok, me estoy desviando mucho del tema central; ASJHA, el pobre Sai anda traumado con lo de Kankuro (?). SHKASD, otra cosa, ese Danzou SASJA, lo golpearía, pero no lo haré por respeto a la gente mayor (?), oknoxd.
Well, me gusto el capítulo 8DD -como siempre-, me alegra que no lo dejes . Y pues, que genial que adores que diga gei, o aún mejor ghei (?), okyaxd.
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26/05/2012
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