Ámame, mi ambición. -Capitulo 13- [Nov 24]

Han pasado 2 días desde la visita de mis padres. Por razones de trabajo tuvieron que irse al día siguiente por la noche. Fue una visita muy inesperada y grata. Algo aún más inesperado, fue la visita de Itachi-san. El es una gran persona. Su personalidad es de una persona divertida, pero al mismo tiempo, de alguien serio; un poco tonto, pero al mismo tiempo muy inteligente. En otras palabras, el hombre perfecto. El que te pude hacer reír y estar en las malas contigo siendo tu apoyo. Eso lo descubrí con una salida al cine. Fue una muy divertida por cierto. Fue una comedia. LA mejor de mi vida. Mi hermano, él y yo no paramos de reírnos. Todo lo opuesto a lo que siento cuando veo a Sasuke-kun. Seriedad y tristeza.

Por cierto, ayer vi a Itachi-san caminando por los pasillos de Konoha. Levaba su guitarra y un folder muy lleno de hojas que se desbordaban como un pequeño riachuelo. Cuando lo vi, traté de esconderme lo más que pude entre la gente que estaba en el pasillo. Me daría mucha vergüenza que me saludase entre ese montón de gente.

Mientras tanto, yo aquí en clases de matemáticas. Números, números y números que me sé al derecho y al revés. Esta es una de las clases que no comparto con Sasuke-kun. Ha estado un poco distante ayer y hoy. Seguramente está sumamente ocupado con su entrenamiento. Pobre. Se estresa mucho por eso. Realmente yo no me creo el cuento de que solo juega basketball por ganar. Si solo fuera por eso, no se estresaría como lo hace. El merece el titulo de capitán. Ni siquiera Kiryoku se esfuerza tanto como lo hace Sasuke-kun.

Con respecto a la fiesta a la que me invitó Sasuke-kun, aun no sé si ir. Aún existe el miedo de que Ino le moleste que yo valla. ¿Estará bien ir? Tengo aún tiempo para pensarlo.

-¡Sakura-chan!-Gritan a lo lejos. Volteo a ver y una singular cara me sonríe con mucha alegría y entusiasmo.

-Buenos días, Naruto.-Le digo dándole una buena sonrisa.

-¿Estás ocupada?

-No. ¿Por qué?

-¿No se te antoja un helado?

-¿Un helado?

-Sí. Vamos, yo invito.

-¿Tienes dinero?

-Sí-í.-Dijo repitiendo la “i”. Después saco de su bolsillo una pequeña ranita de color verde a punto de estallar de dinero.

-Wow! Oye, ahora que lo recuerdo…me debes dinero.

-¿E-Eh? ¿V-Vamos o no?-Dijo evitando lo del préstamo. No me va a pagar. Eso es dinero perdido.

-Bien ¿Te parece si después de clases pasas por mí?

-Bien.-Dijo con una gran sonrisa.

Después de todo un día de clases, me dispuse a esperar a que Naruto llegara a recogerme en la puerta del salón de historia. Mientras llegaba, fui a dejar mis libros y lavé mis dientes. Es por prevenir. Nunca se sabe si haya algún olor. ¡
Qué vergonzoso!

-No esperes más por mí…-Se oyó una voz cantando. Era Naruto haciendo el ridículo.

-Oye, pero ¿adónde vamos?

-Ahmm…conozco una heladería en el centro de la ciudad que venden unos muy deliciosos. Creo que son italianos o algo así.

-¡Suena rico!-Dije a punto de que se me saliera un poco de baba. Terminando de decir esto, Naruto me tomó de la mano y me llevó arrastrando hacia la entrada. Al llegar me entregó un casco. No podía ser posible lo que estaba pensando.

-Póntelo, Sakura-chan.-Mis dudas de habían aclarado. Me iba a llevar en su motocicleta.

Aunque otro de mis sueños frustrados es viajar en motocicleta a toda velocidad por una gran autopista, me daba miedo. Miedo de que en el camino se me atraviese una pequeña piedra y me haga caer.

Me coloqué el casco y me quedé de pie sin hacer ningún movimiento. Aquella motocicleta se veía muy costosa. El ya se había subido a ella. Solo esperaba a que yo me disidiera a subir. La expresión que me dio en ese instante fue de: ”Tranquila”.

-No te preocupes. Yo te voy a cuidar.-Me dijo. Sonreí con auel comentario.

-No te cuidas ni tú mismo.

-De hechos, no. Pero ten en cuenta que a ti sí te voy a cuidar.-Es extraño, pero me robó una sonrisa más definida. Sin pensarlo dos veces, me subí en ella. Naruto tomó mis manos y las colocó en su abdomen entrelazo mis dedos, dejando a mi tacto un relieve de cuadritos.

-Sostente bien.-Me sonrojé al sentir su abdomen. Puso en movimiento aquel transporte y salimos de Konoha.

Estar en aquella motocicleta, me hizo sentir libre. Como adolescente rebelde que escapa de casa para dejar atrás sus problemas. Sentir que el viento hace mi largo cabello para atrás, me hace sentir que poco a poco se lleva mis pesares. Todos aquellos malestares y malos sentimientos los arrastra dejando solo los buenos. Dejando la alegría y la felicidad junto con el amor y la esperanza, haciendo que una sonrisa salga de mi rostro.

-Pareces loca riendo así. Dijo Naruto mirándome por uno de los espejos retrovisores.

-Me quedaría así para siempre.

-Nadie te detiene.-Irónicamente la motocicleta se detuvo, dando señal de que había llegado.

Fuimos a la heladería y compramos los helados. Decidimos ir a sentarnos en un balcón de la misma heladería. Su helado era de chocolate. Se veía muy tentador.

-Déjame probar tu helado.-Le dije. Era inevitable. Tenía unas chispitas de color que le daba un aspecto de ”mmm”

-Bien.-Y extendió la cucharita con la se lo estaba comiendo, acercando el helado a mí. El sabor entró en mi boca fue de una infinita gloria. Era muy dulce. Un chocolate del que se puede hacer adicto si comes mucho.

-¡Qué rico!-Le dije saboreando lo último que había quedado en mi boca.

-Déjame probar el tuyo.-Dije abriendo su boca. Mi helado era de vainilla. Un sabor exquisito y suave. Mi favorito.

-Toma. Lo acerqué a él. Su semblante era de estar en las nubes. Era divertido estar ahí con él como unos pequeños niños comiendo helado.

-Exacto. Oye Naruto, ¿cómo van tus notas?

-E-Eh…pues… b-bien.-Dijo casi atragantándose. Su cara delató la gran mentira que me estaba diciendo.

-No me mientas.

-¿Te parece si vamos al parque que está a 2 cuadras?-De nuevo cambiando el tema.

-Está bien.-Dicho esto, comimos rápido el helado y nos dirigimos para allá.

Cuando llegamos era el típico parque del vecindario: un playground, arboles, bancas, un lago, un pequeño puente, una montañita, muchos espacios verdes. En fin, un parque.

Naruto se sentó bajo un árbol. Acostó su espalda junto a la corteza y muy frescamente, colocó sus manos tras tu nuca.

-¡Qué frescura la tuya!

-Gracias. Ven, siéntate junto a mí. Accedí. Me senté junto a él y comencé a mirar a las personas de aquel lugar.

Había muchos niños. Las personas venían a pasear a sus perros y a ver unos patos que están en el lago. Todos sonreían. Cuando vez muchas personas sonriendo hace que una sonrisa salga de ti. Como para no quedarte atrás. Noté Naruto había abierto un ojos y me estaba mirando con la misma pose de “chico rudo”.

-¿Por qué sonríes?-Preguntó.

-No lo sé.-Después de eso se sentó bien y comenzó a ojear a todas las personas.

-Es lindo ver a la gente sonreír, ¿no?

-Sí.

-Es como si fuera un respiro para el alma.

-Como si viendo estas imágenes, todos aquellos malos recuerdos o pensamientos se fueran.

-Exacto. Siendo una señal de que no importa qué, debes saber y tener en cuenta que nunca debes dejar de sonreír.-Dijo finalizando.

¿Quién diría que el Naruto que no para de hablar y hacer bromas en clase, es el mismo que está diciendo cosas profundas a la par mía? Tú si que me entiendes, Naruto. Eso me hace sentir feliz, porque en este instante me siento sumamente acompañada.

Volteo a ver su rostro y me encuentro con un brillo estelar en sus ojos. Simple y sencillamente, ese momento era perfecto. Estar con un amigo muy querido recordando las zonas del sonreír, era perfecto. Jamás lo había hecho, pero ahora que había descubierto lo magnifico que es, el deseo de volverlo a hacer se hacía presente.

Los dos parecimos idiotas sonriendo sin razón alguna, ¿con Naruto, qué se puede esperar? Nos quedamos así por un rato más. En silencio, sin decir ni una sola palabra. Pero después un pequeño cachorro se acercó a Naruto y empezó a mover su colita alegremente.

-Hola amiguito.-Le dijo. El pequeño era muy lindo. Sus orejas eran largas, su cuerpo era de un color café claro con unas cuantas manchitas blancas.

-Al parecer tienes un amigo nuevo.

-Jajaja. Es lindo. Ven amigo.-le dijo y el perro se acercó. Naruto tocó su cabeza y el cachorro parecía muy feliz. El perrito me volteó a ver.

-Hola amigo.

-¿Crees que sea de alguien?-Preguntó Naruto.

-¿Por qué?

-Quiero quedármelo.

-¿Estás seguro?

-¡Sí! El Sabio Pervertido me dejará tenerlo mientras no lo moleste.

”El Sabio Pervertido”. Se refiere a Jiraya-sama, su padrino. El es el que se ha encargado de él todos estos años, después de que los padres de Naruto murieran. Nunca he sabido las razones. No he tenido el valor de preguntarle a Naruto sobre ellos. Pienso que le es difícil hablar de ellos. Así que prefiero no entrometerme.

-¿Y por qué no esperamos un rato mientras? Tal vez venga alguien…

-Me parece. Oye chico, ¿quieres jugar?-El pequeño perro ladró y comenzó a mover más animadamente su colita.

-Buscaré una ramita para que la valla a traer.-Y así fue. Traje una rama y comenzamos a jugar con el can.

El perrito corría rápido. Lanzábamos la rama y la traía. Así fue hasta que a Naruto le comenzó a doler el brazo y el perro se acostó bajo una sombra con la lengua a fuera.

-Pobre. Estás cansado.-Dijo Naruto acariciando el pelaje del perro.

-Pobre. Estás cansado.-Dije tocando el estático cabello de Naruto.

-¡Sakura-chan!-yo solté la carcajada.

-Jajajaja-Me acosté junto al perrito y Naruto se quedó sentado mirando hacia adelante. Por unos segundos hubo un gran silencio y una pequeña brisa movió las ramas del árbol con el que nos resguardábamos del Sol.

-Sakura-chan…

-Dime.

-¿Te gusta Sasuke?-dijo de un pronto a otro. Yo solo abrí mucho mis ojos y aquella pequeña brisa se transformó en un fuerte viento que alzó algunas hojas a su paso.

-¿P-Por qué preguntas?

-Por favor, respóndeme.-Me quedé inmóvil. Ahí acostada miré las hojas como se movían sobre mí. Después lo miré de reojo y también permanecía igual.

Estuve en silencio. Medité mucho si era correcto el responder aquella pregunta con la verdad. Sabía que Naruto era de confianza. Que él no diría una palabra de lo que le dijera. Así que accedí a contarle.

Tardeo o temprano él y todos se darán cuenta de que salí con Sasuke-kun. Aún más importante, que me estoy enamorando de él. Considero a Naruto mi amigo y como amigo, él debe saber todo.

-Sí.

¿Quién lo diría? Después de todo, siempre fue ahí donde quería estar. Con ellos. En el momento de aquel brindis fue cuando recordé lo que se sentía estar bien. ¿Por qué tenía que ser así? Recuerdo siempre haberme hecho creer que estar entre ellos era la perdición de sí mismo. Pero ahora que estoy con ellos, tengo la oportunidad de decidir quién soy y quién quiero que ellos vean.

Tal vez no sea tan malo, después de todo. Se puede decir que es por eso que desde hace un 2 semanas almuerzo con ellos y comparto más tiempo con ellos. Empezando así, a ser una de ellos.

Ino y Karin, ellas han sido las que se han encargado de devolverme todo lo que había perdido durante mi invisibilidad y lo que había dejado de apreciar. Ahora, no importa adonde vaya, ellos me reconocen y me miran. Como había dejado de ser.

¿Comprendida? Se podría decir que ahora estoy siendo un poco más comprendida que antes cuando todo se convirtió en blanco. Ellos, con sus bromas y buenos ratos, me hacen olvidar todo y solo querer estar ahí. Además de que él hace que no me hunda completamente en ellos y me pierda entre la popularidad.

Sasuke-kun, él demostró que le intereso. Después de aquel beso, sé que puedo esperar algo de él. Además porque ya hemos salido varias veces después de la fiesta de Ino.

Tiempo. Eso es todo lo que necesitaba mi herida para sanar. Aquella que tuve por 4 años y que ya está empezando a cicatrizar, dejando en ella solo la prueba de un ser más fuerte y con la capacidad de mirar hacia adelante. Porque eso es lo que estoy intentando hacer: dejar que el tiempo me lleve a donde me tenga que llevar. Así como me llevó al momento con Sasuke-kun.

Al tanto tiempo tratando de descifrar lo indescifrable, solo he perdido el tiempo. Exactamente ahora me doy cuenta que los lamentos que enlacé a mí misma, solo me hicieron sufrir y hacerme sentir inferior, sin darme cuenta de que, si lo hubiera querido, hubiera estado como ahora hace mucho tiempo atrás: en el lugar que merezco, en el oro.

Esa fue la conclusión a la que llegué cuando vi la mirada de Sasuke-kun aquella noche. Él me dio la fuerza que ocupaba para darme cuenta de que todo el tiempo de que pensé que estaba en pausa, solo estaba retrocediendo mi cinta sin darme cuenta.

La campana de fin de almuerzo me hace volver a una realidad más solida, diciéndome que aunque tenga toda la determinación del mundo, debo ir a clase y que sigo siendo pequeña en algunas ocasiones.

— ¿Te puedo ver después de clases? —preguntó el que me dio aquella fuerza.

—Lo siento. De verdad me encantaría, pero debo de terminar un proyecto que comencé hace tiempo y no he terminado.

— ¿No puede esperar?

—En verdad lo siento, Sasuke-kun, pero no es posible.

—Bien. Espero verte mañana.

— ¡Por supuesto!

Así fue como me sonrió y se empezó a alejar. Sabía que debía ir a clases. Por desgracia, esa clase no la compartíamos, pero sí lo hacia con Hinata.

Aun con toda la energía que me daban “los de oro”, Hinata seguía siendo mi mejor amiga en todo el mundo y eso no cambiaría. Después de todo, ella también se estaba acercando a aquel mundo. Aunque ella ya perteneciera por naturaleza.

Entré a clases y vi cómo Hinata me estaba guardando un asiento junto a ella, pero cuando llegué Ino me jaló y me sentó junto a ella, mientras que Karin estaba sentada atrás de nosotras.

—Entonces… ¿qué vamos a hacer después de clases? ¿Vamos a mi casa? —propuso Ino.

—Me parece muy buena idea, Ino-chan…—dijo Karin— ¿Qué dice Sakura-chan?

—A-Am…yo…no puedo, chicas. Lo siento.

— ¿Eh? ¿Por qué no, Sakura-chan?

—Debo encargarme de un proyecto, Ino-chan.

— ¡Oh! Bueno…será la próxima.

El sensei llegó y todos se callaron. La clase pasó con normalidad. En algunos momentos haciendo un esfuerzo extra para poder escuchar, ya que Ino y Karin hablaban realmente mucho y me era difícil poder la atención debida.

Ya la clase terminada, Ino y Karin fueron las primeras en salir. Al parecer es muy innecesaria una clase de química para ellas. Yo por mi parte, me dirigí a disculparme con Hinata. Ella me había guardado el campo y yo no tuve el valor de decirle a Ino y Karin que no.

—Hinata, lo siento. Yo no…

—No te preocupes, Sakura-san. Yo entiendo…—dijo casi sin mirarme mientas recogía sus cosas y el aula se vaciaba.

— ¡Uf! —Dije volviendo a respirar con normalidad—Pensé que te ibas a enojar…

—Am sí. Lo siento, Sakura-san, debo irme. Tengo una reunión con mi padre…

—Claro. ¡Que te vaya bien! —dije sonriente mientras ella salía del salón.

Ya sola, voltee a ver el reloj encima del pizarrón dándome cuenta de que ya era hora de ir a terminar de pintar la pared para mi proyecto de cívica que no he terminado.

Una cosa es saber que estoy empezando una nueva vida y otra muy diferente, el olvidarme de la vieja. Y la vieja contiene mi responsabilidad en el instituto.

Fue a la bodega a sacar la pintura, las brochas y una escalera para dirigirme a la pared y comenzar con mis labores. Así abrí la pintura, coloqué la escalera, subí a ella y me dispuse a comenzar.

Ya había empezado cuando la escalera comenzó a moverse. Tratando de acomodarla, bajé un escalón, pero puse mal el pie y resbalé. Cerré mis ojos esperando el fuerte dolor en mi trasero, pero nunca sucedió ya que sentí cómo unos brazos me sostuvieron antes de caer. Abrí mis ojos y vi a Sasuke-kun, así que sonreí como la más tonta. Pero al pestañar me percaté de que era nada menos que Uchiha Itachi a mi rescate. Poco a poco me colocó de pie en el suelo y sonrió tiernamente.

—Te salvaste de que iba pasando por aquí, Sakura-san.

—Así es. ¡Cielos! Estuve realmente cerca.

—Sí que lo estuviste. Pero dime, ¿qué haces después de clases aquí pintando una pared?

—Bueno…Es que este es mi proyecto de cívica. Oye, ¿y tú qué haces en la preparatoria?

—Recuerda que busco mis referencias para la Universidad…

—Es cierto…

— ¿Ocupas ayuda en tu proyecto? Yo ya estoy libre y puede ser tu ayudante—dijo guiñándome un ojo.

—No te preocupes. Así estoy bien. —sonreí, pero al parecer él no se convenció del todo.

—Igualmente te voy a ayudar. —dijo mientras dejaba sus papeles y su guitarra a un lado y tomaba la brocha. —No quiero que Kiryoku se quede sin hermana. —y empezó a reír con una risa muy contagiosa.

Cuando oí su risa por primera vez me quedé realmente estupefacta. Era la de una persona completamente feliz. Y entonces aquello sacó una gran sonrisa de mí, una de las sonrisas más sinceras en todo el mundo. ¿Cómo era posible que la simple risa de un completo desconocido lograra un efecto así?

Era realmente extraño porque los extraños que conocía no lograban nada en mí, son solo simples personas con las cuales sonríes sin ganas la mayoría del tiempo. Pero que una risa te alegre el día es realmente algo muy extraordinario.

Fue entonces cuando él comenzó a pintar. También ayudé, aunque me dediqué más a mirarlo disimuladamente que otra cosa. Era una persona torpe, muy informal, pero buena. Tal vez un poco confundida en el momento de cómo actuar, pero con sinceridad. Así fue como de un momento a otro, reí sin haber dicho alguna palabra.

— ¿De qué tanto te ríes? ¿Tan idiota soy?

— ¿Eh? ¡N-No! Yo…solo recordé una vieja memoria…

El silencio volvió a inundarnos. Al principio fue incómodo, pero después se tornó en un ambiente de confianza. Finalmente terminamos de pintar aquella pared y guardar los instrumentos utilizados. Así, ya limpios, me dispuse a emprender mi camino a casa. Ya empezaba a anochecer y no quería asustar a mi hermano por mis llegadas tardías.

—Realmente agradezco tu ayuda, Itachi-san. —dije sonriendo.
— ¡No hay de qué! ¿Oye, te vas a ir sola?

—Sí, mi casa no está muy lejos. Solo debo subir al metro y caminar como 2 cuadras.

—Te propongo algo: vamos a comer una hamburguesa y después pasamos a tu casa. Tengo ganas de estar un rato con tu hermano.

Y ahí fue cuando dudé. Yo, saliendo a comer con el hermano de la persona de la cual estoy enamorada. Si aceptaba ir con él podía toparme a personas que puedan hablar cosas que no vienen al caso. No es como que me importe, pero realmente ahora tengo una reputación que cuidar y si me ven andando con el hermano mayor de Sasuke-kun, quién sabe que cosas inventen. Y tampoco es como que quiera que inventen cosas. Pero por otro lado estaba la parte social de una persona. También tenía derecho a ir con Itachi-san por una hamburguesa y hacer un poco de amistad. Ahí fue cuando él dijo algo que jamás podré olvidar…

— ¡Oh ya entiendo! Es ahí cuando me convenzo más de la porquería de la sociedad. —dijo comenzando a caminar por la acera enfrente del instituto, dándome la espalda en la cual llevaba el estuche negro de su guitarra.

El ambiente que lo rodeaba no ayudaba mucho a la sorpresa que me llevé. Un hermoso atardecer naranja que hacía que su figura solo pareciera de color negro. Yo solo sabía que mi corazón estaba hecho un puño. La magnitud con la que éste se había encogido era sobrenatural. Pero antes de que fuera por la rudeza de sus palabras, era por la verdad que éstas emanaban.

— ¿Perdón? —Dije y él se detuvo para voltearme a ver sobre su hombro.

—Es obvio que no aceptas mi invitación porque temes de que algún imbécil te vea con el hermano de Sasuke. Te juro que pensé que tenías más cabeza que eso…Disculpa mi atrevimiento. —así fue como siguió caminando.

Jamás hubiera pensado que la rudeza de aquellas simples palabras me deshicieran de una segundo a otro, pero así fue. Fue ahí cuando me di cuenta que se suponía que no me debía importar lo que los demás dijeran y fue cuando me di cuenta que era una hipócrita: criticando tanto y haciendo lo mismo.

—Iré contigo…

—No es como si te estuviera retando, Sakura. No estás obligada. Hazlo por ti y no por mí.

—Iré porque quiero ir. —dije comenzando a correr para quedar junto a él. Él comenzó a reír. — ¿Qué tanto te da risa?

—Nada, nada…—y comenzó a correr. Yo me sobresalté y lo voltee a ver. Estaba sacándome la lengua. Inmediatamente cuando vi su acción, corrí tras él.

Él corriendo y yo tras él. Así fue como llegamos a un pequeño puesto de comida rápida. Él se sentó inmediatamente. Yo fui tras él y lo imité. El lugar era realmente sencillo. Habían solo 6 mesas y una pequeña barra con 10 sillas. El ambiente era muy hogareño. Eso me daba a entender lo sencillo que era Itachi-san.

Ordenamos las hamburguesas y me sorprendí lo grandes que era. No me negué y comencé a comer. Itachi-san también lo hizo. En la cena me estuvo contando de sus planes para la Universidad, lo simple que quería su vida y lo poco estresado que quería estar. En esa cena solo me dediqué a escucharlo. Su personalidad cada vez se hacía más clara para mí. Pero me parecía genial que él, casi sin conocerme, se abriera tanto conmigo. Supongo que eso era bueno.

Cuando terminamos de comer, nos dispusimos a salir y comenzar a caminar. Eran como las 5:30 pm, pero no me importaba mucho. Su compañía me agradaba y hasta quería conocerlo más.

—Vamos a sentarnos al parque. —él asintió.

Así fue como llegamos a un parque con una fuente. Estábamos completamente en dirección opuesta a mi casa, pero ya su personalidad me había envuelto. Ya no importaba más la hora.

—Te gusta la naturaleza, ¿no es cierto?

—Realmente sí. Es una de las cosas que más me gusta.

— ¿A quién no le gusta? Lo malo es que ya a la gente no le importa si vive o muere.

—Concuerdo contigo. Supongo que es porque la gente ya no tiene tiempo para nada.

—No, ya no lo tienen. La sociedad ya se lo tragó todo.

—Pareces un emo, Itachi-san. —él comenzó a reír.

—No es eso, Sakura. Supongo que es que me he puesto a pensar tanto, que ya hasta saqué mis propias conclusiones.

— ¿Ah sí? ¿Cómo cuales otras?

—Am… ¡que la sociedad es la porquería más grande del mundo! —dijo un poco alto levantando su brazos hacia el cielo y dejando su boca acentuada en la última “o”. —Te voy a dar un ejemplo: la moda. Debo admitir que yo también me dejo llevar, pero realmente es una porquería. Si no estás a la moda, eres nadie. Debes seguir al flujo de la sociedad, porque sino, eres invisible.

En el momento en que él dijo eso, quedé más estupefacta que antes. ¿Cómo era posible que él entendiera eso? La verdad y la simpleza con la que él decía las cosas me dejaba realmente pensando. Si con ninguna otra persona había utilizado tanto el cerebro, con él lo hacia al triple. De su boca solo salía la razón y una muy cruel por cierto, pero al igual tenía una gran sutileza.

—Sé exactamente de lo que estás hablando.

— ¿De verdad?

—Por supuesto que sí. Te lo está diciendo “nombre invisible” por 4 años.

— ¿Nombre invisible? Espera…En Konoha están los nombres de oro y plata…Entonces tu eras…

—Invisible. Sí, yo era la chica que todos ignoraban y solo tenía una amiga de nombre de plata.

— ¿Me estás molestando, verdad?

—No, no lo estoy.

—Pero tú estás saliendo con mi hermano, ¿no? Sasuke es muy popular, por lo cual tú, la chica afortunada, lo es también. ¿O me equivoco? —Dijo con cara de desconcertado—Eso lo vi en una película. —yo solo reí por su comentario.

—Se podría decir que ya salí del anonimato, pero yo era la sombra de toda la sociedad.

— ¡Ves lo que te digo! La sociedad solo piensa en ella y no le importante sobre quién tenga que pasar. Es por eso que hice esa canción… —dijo para tapar su boca con sus manos rápidamente. —Digo…Por eso escuché esa canción…

— ¡Jajaja! ¿Para qué dices “digo” si yo te creo que tú la hiciste? —dije viendo divertido.

—Y-Yo… ¡Está bien! ¡Soy culpable! —levantó su manos con sus ojos cerrados y sonriendo de lado—Yo la hice.

— ¿La podrías cantar? —pregunté.

— ¿Cantarla? —dijo dudando. —Nunca le he cantado una de mis canciones a alguien…—dijo mirando al suelo.

—E-Eh...L-Lo siento. No te sientas obligado, Itachi-san…—el silencio nos inundó. Él parecía estar debatiéndose internamente. Incluso me llegué a sentir mal por haber tratado de invadir su privacidad. — ¿I-Itachi-san? —pregunté. Él se sobresaltó y tomó el estuche de su guitarra y comenzó a abrir el cierre para después sacar guitarra.

—La tocaré porque quiero tocarla…—yo sonreí abiertamente.

Había copiado mi berrinche y de una forma u otra, me sentía privilegiada de que yo fuera la primera en escuchar una de sus canciones.

—Antes de comenzar, quiero decirte que esta canción la escribí para una persona que no conozco del todo, pero que se convirtió en alguien importante y que quiero legar a conocer. El amor de vista duele, Sakura.

—Dímelo a mí, Itachi-san. —él solo sonrió amargamente y comenzó a tocar.


Palabras simplemente sencillas que me hacían recordarlo a él, a su hermano. Uchiha Sasuke se había convertido en la persona por la que me rendiría sin pensarlo dos veces y la cual me había hecho estar más cerca de lo que, para mí, era algo supremo.


Era increíble saber cómo Itachi-san me describía en esa canción. De lo que llevaba de ella, yo me identifica en cada una de sus palabras. Cada frase hacia me fijara cada vez más en mis recuerdos y en cada uno de ellos, aparecía él.


Y de nuevo la sensación de que ahora ya todo comenzaba a estar bien llegó a mí. Yo solo observaba cada uno de los movimientos de sus manos y podía ver cómo en sus ojos se reflejaba un gran amor. Sabía que tras ellos había una chica que era infinitamente bendecida con el amor de Itachi-san, porque un amor que se pueda ver hasta en los ojos, es simplemente maravilloso.

Algo que no llegué a entender fue “cuando todo está hecho para ser roto”. Cada vez que lo pronunciaba se veía su tristeza o más bies, se sentía.


Era completamente cierto. Jamás se pude combatir con aquellas lagrimas que vienen, pero sí las puedes evitar. ¿Sangrar para saber si se está vivo? Algo con sentido pero al mismo tiempo confuso. Se supone que existen diferentes formar de saber si estás vivo, pero si duele, significa que estás empezando a avanzar.


Así fue como aquella canción terminó. Él respiró por su boca tratando de reponer todo aquel aire que no pudo respirar y así agachó su cabeza y yo comencé a aplaudir al igual que aquellas personas que, por casualidad, se habían cautivado con la maravillosa letra de aquella canción.

Siempre le estaría eternamente agradecida por haberme enseñado aquella melodía. Se podría decir que hasta representaba mi vida, aunque en un momento no tenía nada que ver.

—Es la canción más significativa que jamás he escuchado—adulé.

—Si supieras lo que significa…

—Tal vez no sepa en sí qué significa, pero para mí yo estoy en cada una de ellas.

— ¡Qué irónico! —comentó recostándose en el respaldar de la banca.

—Se nota que quieres mucho a una chica.

—Más que quererla, me gusta mucho. Por eso es que quiero que ella sepa quién soy.

—Definitivamente ella es muy afortunada, Itachi-san—él solo me volteó a ver y sonrió con una sonrisa abierta.

—Bien…—dijo levantándose cansinamente—Es hora que vayamos a tu casa…

El colocó su guitarra de vuelta en el estuche y nos fuimos caminando. Ahí fue donde él me comenzó a preguntar por mí, mis sueños, mis ilusiones y otras cosas.

—Solo sé que quiero ser médica.

Él sonrió y la caminata siguió. Me sentía pacíficamente bien a su lado. No era amor, porque no lo era, pero como un sentimiento de hermandad que no podía evitar. No era como que necesitara un hermano, porque ya tenía al mío, pero igual era dulce saber que se podría decir que ahora estaba empezando a encontrar uno nuevo.

Entones fue cuando me di cuenta que había llegado a casa. Abrí la puerta y encontramos a mi hermano dormido en el sofá de la sala de televisión. Era un completo tonto. Los dos reímos por lo tonto que se veía y lo despertamos, preparamos la cena y nos quedamos charlando por un tiempo. Al tiempo me di cuenta que eran las 9:30, eso significaba que me tenía que ir a dormir.

—La pasé increíble, Itachi-san—dije sonriendo.

—Descansa, Sakura—Itachi-san se levantó de su silla y se acercó a mí dando un abrazo fuerte. Al principio me quedé estática, pero al momento comprendí el cariño en él y le correspondí. —Espero que mi ototo cuide de la joya que encontró…

— ¡Eso mismo espero yo! —comentó mi hermano mientras le daba otro sorbo a su gaseosa. Itachi-san y yo reí un poco por el comentario.

—I just want you to know who I am…—dijo susurrando en mi oído.

Al igual que a él, me despedí de mi hermano con un abrazo diciéndole “Te quiero, baka” para después subir y dormir.

Al día siguiente llegué temprano al instituto, salude a aquellos que me saludaban ignorando si los conocía o no, para después llegar a mi casillero y abrirlo con toda la normalidad posible.

— ¡Sakura! —dijo una voz tras de mí. Cuando voltee me topé a nada y nada menos que a Karin.

—B-Buenos días—dije un poco extrañada de que ella s tomara la molestia de venir a mí y saludarme con ese entusiasmo.

— ¡Buenos días! Vengo a recordarte que hoy es Jueves y que hay entrenamiento de equipo de basket en el almuerzo para vengas con Ino-chan y conmigo a apoyarlos. —dijo mientras agitaba sus manos y sonreía. Ahí estaba otro dilema. Era muy entretenido estar con los populares de la escuela, pero con eso timo, me estaba alejando cada vez más de Hinata y si seguía así me iba a quedar sin mejor amiga. Así que decidí mentir para sacármelas de encima

—Karin-chan, muchas gracias por la invitación pero a esa hora voy a estudiar con Hinata en la biblioteca. Tendrá que ser en otro momento, ¿bien?

— ¡Ah! —dijo desanimadamente bajando sus brazos. —Está bien. ¡Pero para la próxima debes ir! Bye, Sakura-chan. —dijo despidiéndose mientras salía corriendo.

Yo respiré varias veces mientras me recuperaba de mi mentira y empezaba a buscar mis libros para la siguiente hora. Fue cuando levanté mi libro de literatura que encontré un pequeño papel blanco; lo tomé, lo vi extraña y lo abrí para encontrarme con una muy linda sorpresa:


Al terminar de finalizarlo, bajé el papel y sentí mis mejillas completamente ardiendo. Era demasiado dulce saber que él me había mandado esa nota. Cerré y me dispuse a ir a mi salón, pero no sin antes volver a ver por el pasillo y encontrarlo a él junto a Naruto sonriendo de medio lado.

Entré a clases. Ese es el único lugar donde puedo decir que sí me olvido de todo. Poner atención al profesor es mi prioridad, aunque en algunos momentos me desoriente y comience a pensar en otras cosas. Y es que ¿cómo no distraerse cuando es algo en el cual tu mente no están interesada en?

Así fue como terminaron las primeras horas del día. En la hora del almuerzo la biblioteca fue el refugio donde me escondí con Hinata y ya para el final de la tarde me encontraba con Sasuke-kun en un restaurante.

— ¿En verdad piensas eso?

—Por supuesto que sí, Sasuke-kun. La música es algo que de verdad ayuda a la gente, es como otra manera de desahogarse.

—Hablas como mi hermano. —dijo fastidiado mirando a un lado. Yo no sabía que decir; la manera en que lo dijo estrujó mi corazón. El resentimiento en sus palabras era evidente.

—Yo…lo siento…Pero me imagino que él debe de ser buena persona. —dije tratando de no ponerle atención a lo que sentía mi corazón.—Cuéntame de él. —él me volteó a ver sonrió con complicidad, se levantó y me tomó de la mano mientras me arrastraba fuera el restaurante. — ¿Adonde vamos?

—Solo ven—dijo mientras dejaba el dinero de la comida y salíamos del lugar.

Comenzamos a correr por la orilla de la carretera. Al poco tiempo reconocí el lugar donde estábamos: una feria. Era un lugar donde se podía decir que habían unos 50 puestos de diferentes cosas. Las luces que alumbraban las calles eran de las que se usa para el árbol de navidad. Era realmente lindo, pero al llegar ahí, el seguía jalando de mi mano. No la soltó ni un instante mientras yo sonreía un poco preocupada de hacia donde nos diríamos. Pasamos por la mayoría de las tiendas hasta llegar a un lugar un poco alejado de todo el ruido.

Estábamos en el límite de un bosque. Era como una pequeña colina donde solo se encontraba un árbol y bajo él una banca. Él me volvió a jalar en dirección a ella. Corríamos como tontos, entonces fue cuando comencé a reír. Cuando la banca se hacia cada vez más cercana, él se detuvo y rodeó mi cadera con sus brazos y me besó en los labios. Un beso completamente tierno que me dejó un poco confunda por su actitud. Definitivamente esa era otra parte de él. Cuando nos separamos, él se sentó en la banca recostado y me jaló para que me acostara en su pecho mientras él me abrazaba.

—Mi hermano es un imbécil. Ni un poco de esfuerzo y se lleva todo…