Ámame, mi ambición. -Capitulo 13- [Nov 24]

Estoy en camino. En camino a ver a aquel que sin saberlo tiene mi corazón. El único que realmente tiene algo que me atrae y me hace sentir diferente entre el montón. El que me está notando. Aún con toda la invisibilidad de mi tinta, el que esta atrayendo el Sol para mirarme.

Soy patética, me digo a mí misma por haber pasado antes de venir por el baño a ver cómo estaba mi cabello, mi ropa y mi todo. Hice lo mejor que pude.

Ahora estoy llegando a la entrada principal, lo más puntual que puedo. Pero no tan rápido como para que piense que estoy súper dispuesta a ir con él. También debo mantener mi dignidad de mujer. Y lo veo, recostado a su lujoso auto negro. Me acerco tímidamente y me voltea a ver con su apasionada mirada negra.

-Al parecer viniste.-Un inmenso sonrojo apareció en mis mejillas. Sentí que debía dejar de ser tímida, porque no soy así. Mi personalidad va más al ser natural, así que traté de hablar lo más tranquila posible.

-Así es. Aquí estoy.-Me percaté que muchas personas estaban mirándonos y comentando que Sasuke-kun estaba con una chica. De verdad que es algo muy extraño, como esas cosas que sólo pasan una vez en la vida. Para un mejor entendimiento: ”El Chisme del año”.

-¿Nos vamos?-Dijo abriendo la puerta de su auto último modelo.

-Sí.-Subí al auto y dejé atrás todas las miradas de la gente que estaba de mirona. El entró al auto y se abrochó el cinturón. Arrancó su auto y empezó nuestro viaje.

-Bien. Y dime, ¿qué película quieres ver?

-No lo sé. Hay que ver qué buenas películas están dando…

-Me parece. Cuéntame, ¿cómo van tus notas, Sakura?

-Bien. De hecho, soy el segundo promedio después de ti.

-¿Ah sí?

-Sí.

-¡Felicidades! No lo sabía, discúlpame.

-De hecho, nadie lo sabe.

-¿Por qué no? Si tú eres la hermana de Kiryoku, ¿no?

-¿Cómo lo sabes?

-No lo sé. Siempre lo he sabido. Por lo menos desde que conozco a Kiryoku.

-¿De verdad? ¡Valla!

-¿Por qué tanta sorpresa?

-Es que nadie lo sabe. Nadie me conoce en Konoha.

-¿Acaso soy nadie?

-N-No, disculpa. Es que sólo tú, Naruto y Hinata lo saben.

-Sabes que no. Los del equipo de basketball también lo saben.

-¿Ajá?

-Sí. Llegamos, Sakura.-Era el centro comercial más lujoso. El más grande de Tokio; el que frecuentan los de dinero.

Cuando entramos, aquel sitio esta iluminado con mil bombillos de color amarrillo, los pisos relucían tanto, que podías verte en el como si fuera un espejo. Poco a poco lo fuimos recorriendo, pude contar unas 30 tiendas en el pequeño camino. Pasamos más y más y por fin llegamos al área de cine. En cartelera habían películas de romance, comedia, acción, suspenso, casi de todo.

-¿Cuál quieres ver?-Me preguntó. Yo no sabía cuál escoger. Comencé a pensar…

Estaba la de romance: si la escogía podían haber momentos muy embarazosos y como para la primera vez que salgo con él, no es muy apropiado; comedia no me pareció que fuera de su agrado, por su seriedad. Así que me decidí por la acción.

-La de acción.-Le dije.

-¡Valla! Una chica que le gusta la acción. Pensé que escogerías romance.

-Pues no. No soy tan fanática del romance como otras chicas. Se nota que has venido a ver películas con muchas chicas.- ¡Oh no! Ese comentario no lo dije yo. Definitivamente algo o alguien había hablado por mí.

-De hecho, eres la primera chica con la vengo a ver una película.-Era insoportable. ¿De adonde había salido esa personalidad? Decidí sólo sonreír por si otro comentario salía sin avisar.

El compró los tiquetes y nos dirigimos a la sala. En el camino compramos palomitas de maíz y sodas. La película estaba a punto de comenzar. La película era de un muchacho en busca de su verdadero padre. Acción, violencia, balazos, era muy exagerada. Tanto que si no hubiera sido por lo ruidosa que era me hubiera dormido sin pensarlo.

Cuando la película termino, Sasuke-kun me dijo que fuéramos a cenar. Me llevó a un restaurante muy fino en el mismo centro comercial. Otra gran caminata. Cuando entramos vi la vajilla de porcelana. Debo admitir que me sentí mal, esa bendita porcelana valía más que todo mi guardarropa. Ordenamos y el mesero trajo nuestra comida.

-Cuéntame, ¿cómo te llevas con Naruto?

-¿Naruto? Oh, pues…muy bien. Hasta lo considero mi amigo. El siempre ha sido muy bueno conmigo desde que estábamos en primaria.

-¿Desde primaria? Wow!

-Sí. Es una muy buena persona. Ustedes dos son amigos, ¿verdad?

-Así es. Es casi un hermano para mí.-Después de esto terminamos de comer y él se ofreció a llevarme a casa.

En el camino, veníamos hablando de Konoha, o sea, no de mí, de las clases, los sensei, etc. Nada personal. Cuando llegamos a mi casa él me abrió la puerta de su auto.

-Gracias, Sasuke-kun. La pasé muy bien.-Me acompañó hasta la puerta de mi casa, esperó a que abriera la puerta.

-Yo también la pasé muy bien. Buenas noches, Sakura.- Me dio una pequeña sonrisa y comenzó a caminar hasta su auto. Tiempo después se vio su auto avanzar, hasta que se perdió entre la oscuridad de la noche. Yo me quedé ahí, viendo que tan hermosa estaba la noche. Como Cenicienta esperando a que todo su hechizo de felicidad se deshaga. No duró mucho para que se deshiciera, ya que el hermano molestón apareció y me arrancó el hechizo de mí.

-Entra Sakura. Te vas a congelar ahí afuera.

-Baka.

-Así que saliste con Uchiha Sasuke.-Dijo y se sentó en el sofá muy campante.

-Déjame.

-Eres la primera. Ese chico es extraño, Sakura. Pero es el segundo mejor después de mí, por supuesto.

-¡No presumas!

-No lo hago. La que debes hacerlo eres tú, mira que invitarlo a salir y que te diga que sí…Eres grande.

-Yo no lo invité. El lo hizo.

-¡¿Qué?!-Gritó-¿Me estás hablando en serio?

-¿Qué te parece?-Dije dejando mis cosas en el sofá y yendo a la cocina.

-Wow! Te sacaste la lotería, Sakura.-Tonto. Se estaba burlando de mí.

-No molestes.-Dije y salí directo a mi habitación.

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Nunca había salido con una chica y aún así esa fue la peor película de la historia. Esa chica no tiene nada de buenos gustos.

Ella confirmó mi duda: Naruto está enamorado de ella. Eso me hace sentir mal. El es mi mejor amigo y saber que estoy usando a la chica a quien se está entregando, duele. Pero no me puedo hacer para atrás. Espero que algún día me perdones, Naruto.

Llego a casa y me doy cuenta que están mi padre y él. Mi padre está en su oficina y él está en la cocina. No me interesa. Subo a mi habitación y llamo inmediatamente a Gaara.
-¿Hola?

-Gaara, soy Sasuke.

-Oh! Sasuke, ¿cómo te fue en tu primera cita?

-Estuvo malísima.

-¿De verdad estuvo tan mala?

-Sí, fue la peor. ¿Qué ahoga ahora?

-Verás…- Era un plan sencillo. Pero al parecer muy eficaz.

-Está bien. Lo haré.

-Bien. Mañana nos vemos.-Colgué el teléfono. Aún el sueño no me invade. Decido ir a practicar un poco.

Bajo y comienzo a practicar. Poco tiempo después de estar jugando, llega a invadir mi paz. Además de salir con la rara, debo aguantar que me venga a molestar.

-Hola, Sasuke.-Dijo sínicamente. No respondí. Decidí ignorarlo, como siempre.-Sabes…Se dice “hola”.

-No molestes. ¡Piérdete!-Ese estúpido hippie siempre entrometido. Lo dejé ahí solo. No quiero amargarme más.

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Al llegar a Konoha, Hinata me estaba esperando para que le contara todo de lo que había pasado. Le conté todo desde luego.

-¡Sakura-san! Me alegro mucho.

-Gracias.-Después de contarle todo, fuimos a mi casillero a recoger mis libros.

Al abrir mi casillero, un pequeño sobre azul calló a mis pies. Era extraño. Lo recogí y volví a ver a Hinata. Seguramente algún estudiante va a allanar mi casa por haber salido ayer con Sasuke-kun. Aunque no creo que se hayan dado cuenta de quien es la chica.

-¿Qué es esto?-Le dije a Hinata.

-Ábrelo.

Y lo hice. La abrí y era aquella bella letra que tanto me sorprendía. La letra que hizo mi corazón latir más rápido. Aquella nota decía:
”Me gusto mucho pasar tiempo contigo. Espero que se repita.

Uchiha Sasuke”

¡Dios mío! Eso no me lo esperaba jamás. El…escribiéndome…otra nota. Acabo de llegar a la conclusión de que es mi hermano el que está poniendo algún tipo de droga en mi desayuno. No hay otra explicación. Decido enseñarle a Hinata y ella tuvo la misma expresión.

-¡S-Sakura-san!

-¡Lo sé!-

En ese momento lo vi, estaba caminando con Naruto. Con una mirada perfectamente profunda, sin mirar a nada más que hacia adelante. Recordé la cara triste de Naruto de ayer por la tarde. Un impulso extraño de hizo caminar, y caminar hasta que me vi frente a ellos dos. Naruto desvió su mirada al verme y Sasuke-kun sonrió.

-Buenos días.-Dije sonriendo.

-Hola, Sakura.-Dijo Sasuke-kun. Naruto permaneció callado.

-Hola, Sasuke-kun, Naruto.-No hubo respuesta de Naruto. Su mirada seguía evitándome.-¿Puedo hablar contigo, Naruto?

-Yo…aahm...Está bien.-Agarré su antebrazo y lo llevé por un pequeño grifo de agua.- ¿Qué pasa Sakura-chan?

-Eso mismo pregunto yo.

-Ayer te dije que no sucede nada.

-Lo siento pero no te puedo creer eso. No lo hago porque estás extraño, triste y antipático. No eres el Naruto que conozco. El que es alegre y gritón. El que pasa peleando en clases y distrayendo a todos. Ayer ni siquiera hablaste en clases. ¿Cómo puedes venir aquí y decirme que no pasa nada?

-Sakura-chan…No puedo decirte el porqué…-Me sorprendí de aquello. Me sentí apartada, como si él no confiara en mí.

-No importa. Pero aún así no quiero verte así.-El porqué de su ánimo era algo que quería saber. Debo admitirlo. Pero aún así, un amigo no busca porqués, sino que se interesa más por ver a sus amigos bien y por lo que veo, Naruto no lo está.

-Perdón.

-Sólo quiero ver el brillo en tus ojos, por favor. Con eso bastará.-Sonreí y coloqué mi mano en su mejilla izquierda. El pegó un brinquito de asombro cuando su mirada quedó en dirección a la mía.

-Lo prometo.-Al fin una sonrisa se había asomado en su rostro.

-Gracias, Naruto.

Era extraño y divertido, al parecer me había hecho adicta a sus sonrisas. Más que adicta, me había acostumbrado a ver que cada mañana llegara a mí con esa sonrisa. Aún siendo el tonto más tonto, era Naruto. Una cosa que tengo muy clara es que si en algún momento faltan las personas más importantes para mí y yo me sintiera fatal, iría con Naruto. De eso no hay duda.

-Nee Sakura-chan, vamos a clases.- Comenzó a caminar. Una gran sonrisa salió de mí y comencé a correr para alcanzarlo. El estar con él me hace saber que algún día llegaré a ser quien soy realmente.

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Me habían dejado ahí solo. Ella se lo había llevado y yo me había quedado como tonto. Me humilló. Decidí dejar mi enojo a un lado y caminé a clases normalmente. Era extraño que ella quisiera hablar con él.

Al entrar me siento en mi escritorio normal. Poco después llegan los dos riendo. Naruto viene con una expresión totalmente diferente a la tenia hace 5 minutos. Ahora se veía feliz con ella. Era como si su amor por ella se desbordara de él. Ella se sentó en su escritorio y Naruto llegó a sentarse junto a mí.

-¿Te volviste bipolar o qué?-Le dije con un tono burlón.

-No molestes. Oye, ¿desde cuándo le hablas a Sakura-chan?-Dijo con voz muy baja.

-Desde ayer cuando “tropecé con ella y la invité a salir”.

-¡¿Que hiciste qué?!-Dijo gritando. Todos voltearon a verlo, no sorprendidos, ya que es usual en Naruto el gritar.

-Cállate, no grites. Ayer salimos.

-Eres un desgraciado, Sasuke.-Me dijo muy molesto.

-¡Déjame! Y tengo planeado invitarla a salir hoy también.

-No lo hagas.

-¿Y si lo hago qué?-No hubo respuesta.

Lamentablemente, así era. El juego ya había comenzado y no iba a terminar hasta que alguien dijera jaque mate. O por lo menos de mi parte, hasta ganar.

Heme aquí, caminando por un pasillo en medio receso buscando a la Haruno para invitarla a salir esta noche. Debo llegarla a un lugar que no sea muy público. Estuve pensando y la llevaré que no sea muy público; a un restaurante al otro lado de la ciudad. Ésta vez debo ser más sutil al invitarla a salir. Para mayor impresión iré personalmente a invitarla.

Está ahí. De nuevo en su casillero buscando los libros de la próxima clase. Acelero un poco el paso y llego donde ella y me coloco detrás de aquella pequeña puerta donde se guardan cosas innecesarias. Al cerrar la puerta, pega un pequeño saltillo de sorpresa al verme ahí.

-S-Sasuke-kun.-Dijo poniéndose roja.

-Hola, Sakura.-Le dije con un tono seductor.-Sabes…me preguntaba, ¿qué hará Sakura ésta noche?

-¿Yo? Ahm…pues…nada.-Su inseguridad se le desbordaba por todo lugar.

-Pus tu servidor te está pidiendo que vallas a cenar esta noche con él.-Sus ojos se abrieron dejando ver un extraño tono de verde de la sorpresa. Parecía tonta.

-Oh! E-Está bien.

-Entonces te espero en el mismo sitio de ayer.

-Bien.

Recordé algo que dijo Gaara: ”Piropéala”. Es humillante tener que hacer lo que voy a hacer. Realmente nunca en mi vida me imaginé haciendo algo como lo haré, algo de lo no sé si me llegaré a arrepentir, algo de lo que me maldeciré el resto de mi asquerosa vida, de lo que le contaré a mis nietos, si es que llego a tenerlos. Algún día contaré esto como la humillación más grande de mi vida. Me burlaré. Me burlaré de mí mismo. Pero por ahora me maldigo. Amo tanto a mi ambición, que hacer lo siguiente no es nada.

-Me gusta tu cabello largo…

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Las cinco palabras que habían salido de su boca habían valido más que todo el oro de este mundo. En ese momento fui millonaria, multimillonaria. Saber que él había dicho eso acariciando un mechón de mi cabello para después irse, había sido el primer premio de mi lotería.

Todos los años que había dejado mi cabello crecer habían sido los más gloriosos. [/i]¡Le gusta mi cabello![/i] Todos aquellos rumores de que le gustas las chicas de cabello largo eran ciertos. Estoy en un sueño. ¿Cómo algo tan imposible se volvió posible hace segundos atrás?

Todo un día transcurrió y yo aún seguía en una pequeña nubecita muy cerca del límite de la atmosfera. Muy convencida de que le gusta mi cabello, me dirijo al baño a ver cómo está mi cabello. Al entrar veo que están Ino y Karin maquillándose. Como de costumbre sigo mi camino sin ser notada, me miro y entro al baño.

-Viste que dicen que una chica salió ayer con Sasuke-kun.-dice Karin a Ino.

-Si. Me contaron.-le respondió Ino.

-¿Qué piensas hacer?

-No lo sé. Debo pensar.-En ese momento salí del baño y me fui a lavar las manos.

Ellas me miraban extrañadas. Me percaté de sus miradas y salí lo rápidamente que pude. Si ellas descubren que fui yo la que salí con Sasuke-kun, quién sabe que maldades me harán. Pero ya no me importa. Siento que él está interesado en mí. Está haciendo lo que siempre he querido verlo haciendo y no me voy a echar atrás por unas simples miradas. Por él estoy dispuesta a apostar mi alma.

Ver cómo él está entrado oficialmente en mi vida es muy especial. Su mirada. Cuando él me mira siento que comienzo a flotar. Más de lo que lo hago cuando pienso en él. Con ese comentario que hizo,, me mandó a levitar en una nube. Una nube 100% súper confortable que me hace sentir bien. Que me hace sentir especial.

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Bluak! Qué ganas de vomitar. La humillación aumentó. Ella se vio tan feliz, tanto que se sonrojo y sus ojos brillaron. Su cabello es suave. Se nota que a tenido mucho cuidado con el.

Ahora me dirijo a la práctica del equipo. No sólo debo convencer a Sakura de que le diga a su hermano que me haga el capitán, también debo demostrarle lo bueno que soy.

Más tarde…

Esperando a la falsa Cenicienta. La Cenicienta que sin darse cuenta, esta no en un hechizo sino en una ilusión. Una muy cruel, por cierto. En la cual, el príncipe es aliado de la malvada madrastra. Que en vez de ser él el príncipe, es el que quiere robar el trono del rey, su hermano y lo va a conseguir con ella. Para después verla ahogarse en sí misma, mientras él vive la gloria. Algo ha estado rondando mi mente todo el día: ¿De verdad pensará que me gusta? Es difícil enfrentar la realidad, pero eso es lo que le estoy dando a entender.

Hoy me di cuenta de que ya circulan por Konoha los rumores de que me han visto salir con una chica. Lo curioso es que nadie sabe quién es. Al parecer Sakura no está equivocada al decir que nadie la conoce.
Hora de ir a esperar a que llegue Sakura. Oh! Ahí viene. Debo poner mi mejor cara y ser muy amable. Me siento como un depredador que cuida a su presa para engordarla para que al final sea más deliciosa. Ella es mi presa y al final de todo me la voy a comer. De eso no hay duda.

-Señorita, ¿cómo está usted?-Le digo haciendo una pequeña reverencia.

-Bien gracias Señor.-Dice haciendo una pequeña reverencia con su falda del uniforme.

-¿Le gustaría entrar en mi humilde carruaje?-Dije abriendo la puerta.

-Sí, gracias.-Entré e inmediatamente me fui a subir al auto.

En el camino la conversación no estuvo muy fluida que digamos. Ella hablaba temas como universidades dónde estudiar después del instituto. Pronto llegamos al restaurante. Un restaurante francés muy elegante. Ella al llegar se sorprendió mucho.

-¿Por qué solo me invitas a estos lugares, Sasuke-kun?

-Es mi estilo.

La cena fue lo mismo que el camino. Casi callada, pero no del todo. Hablamos de comidas, lugares que nos gustaría conocer, música. Corrección: ella habló de lo que le gusta. Ya que mis gustos no son nada específicos. A ella le gustan las pastas, le encantaría conocer Rusia y dice que le gusta tocar el teclado. Nada wow.

Cuando llegamos al auto ella subió y abrochó su cinturón. Hice lo mismo. Pero noté que se quedó muy detenidamente viendo el asiento trasero de mi auto.

-Tienes un balón de basketball.-Dijo aún mirando hacia atrás.

-Sí, hoy tuve entrenamiento.

-Lo sé. Tu entrenamiento es igual al de Kiryoku.

-Sí. Ahm…Te llevo a casa.-Y partimos. La chica muy atrevidamente tomó mi balón y comenzó a juguetear con el.

-¡Para!-Dijo de repente.

-¿Por qué?

-Vamos a jugar basket un rato.-Qué poco predecible se está volviendo.

Detuve el auto en un pequeño parque que tenía una cancha de basket. Habían muchas meses, lámparas con luz blanca y no había nadie. Ella bajó rápidamente y corrió hacia la cancha. Comenzó a rebotar la pelota.

-No sabía que te gustara el basket.

-No me encanta. Es solo una tradición de familia.-Sujeto el balón y lo lanzó en una perfecta canasta.

-Eres buena.

-Gracias.

-¿Te parece un pequeño juego?-Quería probarla. Probar qué tan capaz era.

-Bien.

-Tienes agallas, sabes…

-Ja! ¿Sólo porque voy a hacer una pequeña competencia con un jugador de Konoha? Pues te equivocas…

-Hmp.

Comenzó nuestro juego. Ella sabía mantener el balón en su poder. Pero no podía hacer que yo se la quitara. Al final gané. Era de esperarse. Ella parecía molesta. Al parecer es competitiva.

-Gané.-Dije triunfante.

-No presumas…

-Ja! Pásame el balón. La chica tomó el balón con sus dos manos y la lanzó. Cuando aquel balón logró llegar a mí, casi me caigo. La fuerza con la que había lanzado ese balón, ¡era increíble! La chica tenía una gran fuerza.

-¡Qué fuerza tienes!

-Gracias. ¿Te parece si descansemos en esas mesitas de allá?-Dijo señalando hacia una mesa bajo una lámpara de color blanco. Nos sentamos y me quedé observando aquel parque. Era pequeño. Pero habían muchos árboles de cerezo en el.

-Sasuke-kun, ¿por qué te gusta el basketball?-Aquella simple pregunta me había hecho recordar. Recordar un pasado, recordar su cara sonriendo diciendo: ”Ve por el balón”. Pero no es hora de recordarla. No ahora.

-Porque es reconfortante ver cómo se le puedes ganar a otros…

-Oh! Pensé que era porque era tu pasión.

-Además de eso, por ganar.- Su cara denotó decepción.

-Sasuke-kun, cuéntame de tu familia.-Eso de desconcertó. Mi semblante cambió inmediatamente.

-No hay mucho qué contar…Mi padre es dueño de una compañía…

-¿Tienes hermanos?

-Sí.

-¿Sí?

-Sí

-¿Y tu madre?- Eso era lo que no quería escuchar.

-Sakura, te llevo a tu casa.-Dije levantándome para evitar aquel tema y comencé a caminar hacia el auto.

No podía hablar de mi familia. Me es difícil. Hablar de todo aquel pasado, era como recodar aquel pequeño infierno en el que estuve. Estar ahí viendo llover por mi ventana, esperándola. No quiero estar ahí otra vez.

Sakura me miró desconcertada al subir al auto. El viaje fue completamente en silencio. Ella había comprendido que no me es fácil hablar de mi familia.

-Llegamos.-Dije bajando del auto para abrir la puerta. Ella bajó del auto y caminó hasta la puerta de su casa.

-Gracias por todo, Sasuke-kun. Buenas noches.

-Buenas noches, Sakura.-Dije y besé su mejilla. Fue un pequeño beso. Fue como para dar la señal de “me estás empezando a gustar” que quiero que ella piense. Después de esto casi corrí a mi auto y me fui, dejándola ahí de pie y muy sonrojada.

El había plantado en mi mejilla un beso. En ese momento me di cuenta de que verdaderamente estaba soñando. Después de toda la incomodidad de mi pregunta, él se había despedido con un pequeño besito. Los sentí. Sentí sus labios en mí. Tibios y sumamente suaves. Fue como si hubiera salido rápidamente al espacio exterior y hubiera vuelto en un milésima de segundo, no un tonto flote.

Abrí la puerta de casa muy silenciosamente, tratando de no despertar a mi hermano. Me quité los zapatos y me quedé en medias. Empecé a caminar por la sala muy despacio, sin ningún ruido.

-¡Pícara!-Gritó Kiryoku prendiendo todas las luces de la sala y de la cocina. Fue tan imprevisto que salté del susto.

-¡Deja de asustarme así!-Grité más fuerte.

-Perdón, futura Uchiha.-Aquel comentario había hecho que subieran mil colores a mí.

-¡Cállateeee!-Grité furiosa. El muy tonto se empezó a reír a carcajadas.

-Jajajaja. Vete a dormir. Es tarde.

-No me mandes, baka.-Dejé mis cosas en el sofá y comencé a subir las escaleras oyendo, aún, sus risas.

“Futura Uchiha”. Ese tonto. Yo jamás lo he molestado con las novias que ha tenido, para que me moleste con Sasuke-kun. ¡Qué infantil es!

Termino de subir las escaleras y comienzo a dirigirme a la puerta blanca que dice “Sakura” en letras rosadas. Es anticuado, lo sé. Pero así es como lo decoró mamá al pasarnos a vivir aquí. He pensado en cambiar el color y las letras. Pero cuando estoy muy decidida a cambiar, un pequeño sentimiento de lástima y miles de recuerdos vuelven a mí diciendo que no lo haga. Esa es la razón por la cual aún sigue ahí.

Abro aquella puerta e inmediatamente voy a sentarme a mi cama. Por un reflejo toco mi mejilla. Lo recuerdo. Recuerdo su mirada, su cabello, su boca, su todo. El es un misterio para mí. El más grande misterio. Tanto así que me hace sentir impaciente estado cerca de él. Se siente como una ansiedad. Lo que más me intriga de él son sus ojos: opacos, sin luz como si aquellos ojos solo vieran en la oscuridad. Se sienten como cuando estas mucho tiempo en lo oscuro. Tanto tiempo, que empiezas a distinguir bien las siluetas del lugar donde te encuentras y cuando empiezan a entrar los pequeños rayos del Sol, te duele. Empiezas a sentir un malestar que te hace cerrarlos de nuevo y colocas tu brazo frente a ellos tratando de esquivar la luz. Así es como siento a Sasuke-kun.

He pensado en eso muchas veces. Desde que lo recuerdo en último año de primaria, siempre ha sido así. Mi curiosidad aumenta cada vez que lo miro a los ojos. A lo que le temo es que al tratar de descubrir el porqué, metas mis narices donde no deba. Como dicen por allí: ”La curiosidad mató al gato.”

Después de la plática con mis recuerdos de un beso, me acuesto en mi cama. El estúpido sonido del teléfono me hace levantarme.

-¡Yo contesto!-Grité para que Kiryoku me escuchara.

-¡Bien!-Se oyó a lo lejos.

-Hola.-Dije contestando el teléfono.

-Sakura, hija. ¿Cómo estás?-Dijo la voz de aquella persona que me había traído a este mundo.

-¡Mamá! Hola. Bien, ¿y tú?

-Bien hija mía. Cansada de estar tan lejos de mis dos razones de vivir.

Mi madre es así. Cursi. Para ella el amor y el cariño siempre debe expresarse por medio de las palabras y aún más, por los hechos. Cuando digo siempre es literalmente. No es malo. También pienso lo mismo. Porque si no se dice que se ama a alguien, va a llegar el momento donde ya no estés con esa persona y vas a sentirte el ser más miserable por haber dejado pasar la oportunidad de haber dicho lo que nunca dijiste.

-Nosotros también te extrañamos mamá. Dime, ¿cómo está papá?

-Bien. Aquí está durmiendo. Pobre, está trabajando mucho.

-Me imagino.

-Hija, pásame a tu hermano para ver cómo va su estadía como capitán.

-Bien. Adiós mamá, te cuidas. Saludos a papá.

-Adiós. Sakura te cuidas mucho. Recuerda que si haces “ya sabes qué”, usas “ya sabes qué”.

-¡Mamá!

-Jajaja te amo. Pronto te daremos una sorpresa.

-También te amo.- ¿Cómo pudo haber dicho eso? Qué vergüenza. Bajé rápido a dejarle el teléfono Kiryoku. Subí y me acosté a dormir.

Al día siguiente…

Hoy por poco llego tarde. A mi hermano se le olvidó levantarme. Voy a tener que comprarme un despertador.

Llego a Konoha y veo que por todos lados hay pancartas que dice: “Gran Fiesta”. Por los pasillos todos hablan de eso. Por lo que oí la va a dar la capitana de las animadoras, Ino. Ella es como la “reina” de las fiestas en Konoha. Siempre casi todos van. O sea, no voy. Al ser de mi mundo invisible no perteneces a Konoha. Aquel que quiera saltar a la codiciada “Popularidad”, debe asistir a estas fiestas. Es asqueroso saber eso. Cada vez que ella anuncia una fiesta, todos esperan con ansias por sus invitaciones a ésta.

En mi camino a mi casillero, me encuentro con Hinata, quien también recoge sus libros.

-Buenos días.-Digo amablemente.

-Buenos días, Sakura-san.

-Oye, viste que Ino va a hacer una fiesta…

-Sí. Al parecer esta fiesta será más exclusiva…

-¿Ah sí?-Definitivamente más exclusiva no podía ser, ¿más exclusiva que las que siempre hace? Puf. Cuando Hinata iba a cerrar la puerta de su casillero, sus libros cayeron al suelo. Al caer se dejó ver un sobre purpura que decía ”Ino” en letras grandes y doradas.

-Sakura-san…Yo…

-Al parecer te invitaron…-Dije ayudándola a recoger sus libros.

Aunque no parezca, Hinata tiene su nombre en plateado. La razón de aquel color es su familia: La Familia Hyūga. Su familia es muy reconocida. Todas las generaciones de su familia han estado en Konoha desde que existe. Además de su primo Neji, el prodigio de su familia. No hay forma de que Hinata no sea popular.

Lo singular de Hinata es que a ella, ese tema de la popularidad, no le importa en lo más mínimo. Para ella lo que realmente importa son sus estudios. Ella es como mi ídolo. Aunque ha sufrido mucho por las ramas de no se qué en su familia, ella sigue adelante. La admiro como persona y aún más porque es mi primer amiga de verdad.

-Sabes que no iré.-Me dijo muy seria.

-¿Y por qué no? Es muy descortés porque Ino te invitó. Es una fiesta muy exclusiva, debes ir.

-No, Sakura-san. Yo tampoco pertenezco a ese grupo.- Dijo comenzando a caminar a clase.

-Tu nombre está en plateado.

-Sakura-san…debes olvidar este asunto de “los nombres”. Eso es ficción, un cuento que inventa la gente que está herida por alguna razón y se refugia tratando de ser reconocida por los de más. Hay mil cosas más importantes en la vida que el color de un nombre.-Dijo y siguió caminando como si nada.

Ella me había dejado ahí, en medio de un pasillo, callada. Mis ojos estaban muy abiertos. Mi mirada estaba perdida entre todos lo que caminaban a sus respectivas clases. Ella tenía los pies en la Tierra. Más que yo estando fuera de aquel círculo de popularidad. Ella estaba aún más en la Tierra que Naruto.

Ella me había demostrado que no me va a ocultar nunca la verdad, por más vil y cruel que sea. Pero esta vez fue de improviso. Fue como si hubiera tomado una bola de lodo y la hubiera aventado a mi cara para decir: ”Despierta”.

Ella tiene espacio para la fantasía, pero no para la ficción. Sé que ella siempre me está repitiendo que debo ver las posibilidades pero nunca imaginármelas. A lo creado por el hombre para cubrir algo. Ella tiene razón. Esos nombres son ficción. Más que todo, ficción mía. Los rangos, también lo son. Pero los dueños de aquellos nombres, no.

Después de reaccionar, me vi como una tonta en ese pasillo, así que comencé a caminar apresuradamente hacia el salón. Ya iba tarde. Cuando llegué me senté como normalmente lo hago, junto a ella. La clase pasó y yo no dejaba de estar incómoda. Sabía que me tenía que disculpar.

-Ahora en parejas, lean el poema de la página 94 de su libro.-Dijo el sensei. Ella me volteó a ver y señaló su libro.

-Abre la página, Sakura-san.

-Oh! Sí. Disculpa.-Abrí mi libro.

-“La noche estaba tenida de azul…”-Comenzó a leer partes de aquel poema.

-Yo…lo siento, Hinata. Creo que me dejo llevar mucho por “los nombres de oro y plata”. Creo que es por la frustración de ser invisible...-Dije y traté de sonreír.

Es que como todo en la vida, la invisibilidad también tiene su lado malo. El saber que no importa adonde vallas, no existes para nadie, nadie te mira, nadie presta atención. Ese es su lado malo, no existir para nadie y no ser necesario. Eso también duele. También, aunque suene egoísta, nadie reconoce tus triunfos, nadie te invita a esas grandes fiestas donde van todos y que son el tema de conversación por una semana. Llega un momento donde te frustras y te sientes como un cero a la izquierda: no se toma en cuenta.

Saber que para ella eso no importa, me hace sentir furiosa, pero al mismo tiempo me hace sentir pequeña. Más de lo que soy. Una chica débil cuyo único escudo es…No. Cuyo escudo no existe. Que aunque tenga una burbuja que la protege, cualquiera puede llegar a reventar esa burbuja con solo tocarla. En realidad, lo único invisible e inexistente en mí, son mis agallas.

-Tú no eres invisible. ¿Acaso no te has dado cuenta? Sakura-san, tú tienes algo que ellos no tienen. No te dejes llevar por lo que dicen.-Su cara mostró una gran sonrisa. Una sonrisa sin igual.
¿Algo que ellos no tienen? Ja! Quisiera saber qué es. Sé que no dijiste lo que es porque ni siquiera tú lo sabes, Hinata. Sin darme cuenta, las lágrimas empezaron a salir sin aviso alguno. Así, me vi llorando de un momento a otro. Pensando en que no sé quien soy en realidad y que al estar cerca de ellos conviviendo diariamente, no lo descubriré porque seré opacada por sus luces.

-Suenas tan segura…

-No dejes que apaguen tu luz, Sakura-san.-Abrí mucho los ojos. Fue como si hubiera leído mi mente. Como si ella supiera lo que siento.-Yo paso por lo mismo que tú. Solo que ya me he puesto a pensar que es inútil sufrir por algo tan sencillo de resolver.

-Hinata…-Me abalancé sobre ella y la abracé. Lloré. Lloré aún más. Paré porque recordé que estaba en clases.

Hay mil cosas que me falta por descubrir. Mil experiencias nuevas que enfrentar, personas que conocer, decisiones. Pero espero que ella esté ahí para descubrirlas conmigo.

El día continuó con normalidad. En el último receso fui a la cafetería. Caminado para allá me encontré con él.

-Hola, Sakura.

-Hola.-Recordé el beso en mi mejilla y comencé a sentir un pequeño ardor en mis mejillas.

-Dime, ¿qué tienes que hacer en una semana?

-¿En una semana? Pues…nada.

-Bien. Es que quiero que vallas conmigo a la fiesta de Ino.

-¡¿Qué?!-Le grité. Estaba atónita. ¿Cómo se le ocurre que yo valla a esa fiesta?

-Mira es que en mi invitación dice que puedo llevar un acompañante y yo quiero que mi acompañante seas tú.-Esas palabras me mataron.

-Yo…no puedo ir, Sasuke-kun.

-¿Eh? ¿Por qué no?

-Es una fiesta exclusiva de Ino y yo no puedo ir…

-Sakura, yo puedo llevar un acompañante. En ningún momento dice algún requisito que deba tener el acompañante…

-Pero Sasuke-kun…

-Por favor. Ven conmigo…-Dijo y se acercó a mí. Su rostro estaba muy cerca del mío.

-Sabes que aunque dijera que sí, Ino se molestará al verme ahí sin invitación.

-Eso lo arreglo yo, ¿bien? Piénsalo. Espero tu respuesta.-Se acercó aún a mí. Su mirada estaba clavada en la mía y tenía una pequeña sonrisa.-Nos vemos.-Se acercó aún más y me beso, de nuevo, en la mejilla.

Inmediatamente, todos los que estaban en la cafetería volvieron a vernos, incluyendo al equipo de animadoras. El se fue y yo me quedé ahí, estática. Voltee a quiénes estaban mirando y me topé con muchas personas, entre ellas, mi hermano que me miró con una gran sonrisa y una ceja levantada. Todos empezaron a comentarlo. Mil colores subieron a mí. De nuevo me encontraba entre las miradas de Konoha. Aquel sentimiento de frustración había vuelto.

Fui rápido a comprar una soda y una galleta. Me fui de aquel lugar lo más rápido que pude. Me senté en una banca que está bajo la sombra de un gran árbol. Ese fue el árbol donde me despedí de lo que fueron amistades desde que era niña. Donde dejé los mejores momentos de mi antigua vida para entrar en un mundo donde nadie me conoce. Éste árbol es el único que escuchó mis llantos cuando aquellos se alejaron de mí.

Debajo de su sombra me siento bien. Me siento protegida. La paz que me emana me hace sentir como si estuviera en el mejor spa de este mundo. Uno natural, uno que hace que quiera expresar todo. Como si le dijera todo, el sabría que consejo darme porque, en todos sus años de vida, ha ganado una gran sabiduría.

Buchonamente, comienzo a devorar la galleta. Tenía hambre. Después de un rato ahí, me canso de estar sentada, así que me acuesto en la banca. Sentí como el viento chocaba conmigo. Fui cerrando los ojos lentamente y solo escucho el viento mover las ramas del majestuoso árbol. Pero algo interrumpe aquel silencio. Un sonido llega a mis oídos. Es el de una guitarra. Me siento de nuevo, molesta de que aquello me hubiera despertado de mi “descanso de ojos”.

¿Qué diablos?, pienso y decido ir en busca de aquel sonido. Camino un poco y salgo de la sombra. A lo lejos veo que hay un chico bajo otro árbol tocando una muy hermosa. Decido acercarme un poco para escucharla mejor. Me acerco por detrás, tratando de no ser vista por aquel. Cuando logro acercarme lo suficiente, noto algo peculiar: el chico es muy parecido a Sasuke-kun. Lo diferente es que éste tiene el cabello largo y un negro muy profundo, al igual que sus ojos.

Aquella persona parece que está en otro mundo, su propio mundo. Está ahí, sólo con su guitarra. Su melodía es un poco triste.

Al escucharla, empiezo a recordar que nunca he tenido un sufrimiento de verdad. ¿La soledad es un sufrimiento? La verdad es que nunca he estado sola. Aunque siempre lo siento, sé que tengo familia y amigos que están ahí aunque yo no los quiera ver.

Otro gran golpe en mi vida era mi sobrenombre de pequeña: “Frente de Marquesina”. Qué crueles. Yo una pequeña niña acosada por los que me trataban mal. Pero después llego la que me salvaría, Ino. Sí, ella fue mi amiga hasta que poco a poco se fueron alejando de mí, hasta este punto.

Al recordar mi transparencia, muchas emociones llegan a mí. Es como si tuviera que elegir entre estar triste, feliz, conforme. Sé que la decisión de mis sentimientos es mía, pero ahora mismo ni yo misma los sé.

La melodía se detiene y el chivo me voltea a ver. Reacciono extramente y salgo corriendo. Al parecer el reloj de mi cuerpo recordó que debo ir a casa. Comienzo mi camino. Decido dejar el metro a un lado y me voy a casa caminando. Llegaré un poco tarde. Pero, ¿qué más da?

En camino hacia allá, paso por una librería. Debo comprar un libro para la clase de literatura de Kakashi-sensei. No hay nada que odie más en este mundo que leer. Lo mío es cantar. Mi sueño más frustrado es llegar a cantar para muchas personas. Tal vez lo haría, si cantara bien.

Compro el tonto libro y llego a casa tipo 8 pm. Cuando entro, veo que hay un estuche de guitarra y están unas maletas. Esas maletas…

-Ya llegué.-Dijo al dejar mi bolso en el sofá. En la cocina oigo risas, también oigo unas voces muy conocidas, pero hay una que jamás he escuchado en la vida.

Camino hacia la cocina y me doy cuenta de que mis pares están en casa, mi hermano y ¿Eh? ¿Lo conozco?

-¡Sakura!- dijeron mamá y papá corriendo a abrazarme.

-¡Mamá, Papá!-Dije corriendo a recibir su abrazo.

Aunque ellos casi nunca estén en casa, son los mejores. Los padres más comprensivos del mundo. Supongo que es por ser padres jóvenes. Mi madre tuvo a Kiryoku cuando ella tenía 19 y mi padre 20. Su amor fue de telenovela: los padres de mi mamá odiaban a mi papá, pero su amor fue tan grande que se escaparon juntos al saber que mi madre estaba embarazada. Un año y medio más tarde, nací yo.

-Te extrañé, Hana.-Dijo papá. “Hana”, así me llama él para molestarme por ”sakura” que es una flor y como hana significa flor. ¡He ahí el dilema!

-Hija, estás hecha toda una mujer. Oh! Mira tu cabello.-dijo acariciándolo.- Está realmente largo. ¡Cómo tú querías!

-¡Sí!-Dije sonriendo abiertamente.

-¡Debemos ir al salón de belleza a pasar tiempo juntas!-Dijo realmente emosionada.

-¡No lo dudes, mamá!

-Entonces…-Dijo Kiryoku.

-Hola, Onii-chan. Buenas.-Dije tratando de ser amable y cortés. Era imposible que ese chico esté aquí.

-Buenas noches.-Dijo amablemente.

-Oh! Es cierto. Sakura, él es ~-Pero fue interrumpido por él.

-Soy Uchiha…Uchiha Itachi. Es un placer, Sakura-san.

-¿U-Uchiha?

-Sí.-Dijo tranquilamente.

-De casualidad…¿Eres familia de Uchiha Sasuke?

-De hecho, es mi hermano menor.

-¿Eh? ¿De verdad? Así que eres tú…-Lo ultimo lo dije muy bajito.

-¿Lo conoces? ¿Eres su novia?-Aquella pregunta me había desacomodado de mi lugar.

-N-No.

-¿Cómo no? Si ya has salido 2 veces con él, Sa-ku-ra.-Dijo cortando mi nombre. Este tonto sabe que me enoja mucho.

-¿Sasuke? ¿Estás segura de que estamos hablando de Uchiha Sasuke?

-Ahmm…pues s-sí.

-¡No te lo puedo creer! Es imposible. ¿Sasuke saliendo con una chica? Pensé que era alérgico a ellas.

-Yo también. Pero al parecer le interesa mi hermanita.-Dijo Kiryoku. Itachi-san cerró los ojos y sonrió por lo bajo. ¿Por qué la sonrisa? Yo me sonrojé.

-¿Has salido con un chico?-Preguntó papá.

-S-Sí.-Dije tímidamente.

-Kyaaa!-Gritó mamá.- Cuéntame todo, Sakura.

-A mí también.-Sonreí y sentí como una gota de sudor cayó por mi costado.

-Lo prometo.-Dije para dejarlos tranquilos un rato.

-Por ahora, cuéntame Itachi-kun, ¿cómo va la Preparatoria?-Preguntó papá.

Es extraño. Su rostro es realmente conocido para mi memoria. Como si él y yo compartiéramos recuerdos.

-Hasta ahora va muy bien. Ya estoy en último año. Estoy buscando buenas referencias para la Universidad de Tokio.-Dijo Itachi. Se veía sumamente estudioso. Seguramente quiere estudiar algo como Física, Química y/o Ingeniería Nuclear. Su cara lo denota mucho.

-¿Y qué quiere estudiar?-Dijo mamá sirviendo galletas a todos.

-Mi sueno es ser músico, pero por la empresa Uchiha, debo estudiar Administración de Empresas.

-Siempre has sido un nerd, Itachi.-Dijo mi hermano sacudiendo el cabello de Itachi.

-¡No inventes!

-¡Cómo han crecido! Aun recuerdo cuando iban a entrar a la Secundaria y ahora los 2 están en ultimo año de Prepa.-Dijo mamá haciendo que se secaba las lagrimas.

¡Eso es! Itachi-san fue compañero de mi hermano muchos años. Después de 2° de Secundaria, Itachi se fue a estudiar a una Academia que se llama Akatsuki o algo parecido. Acerca de esa Academia, dicen que es ilegal, pero no sé bien los detalles.

-Sí.

El resto de la conversación fue sobre memorias pasadas. Recuerdos de mi hermano. Algo que llamó mi atención es que nadie tocó el tema de la familia Uchiha. Siento que es un tema evita, como Sasuke-kun la otra noche.

Otro dato es que está tratando de conseguir buenas cartas de recomendación para Universidades en Konoha, lo más seguro es que ahora que está de nuevo por estos rumbos, lo vea más seguido. Realmente no me molestaría. El parece una muy buena persona, además de su buen físico. ¡Tenía que ser hermano de Sasuke-kun! Su pasión por la guitarra es realmente notoria.

-Dime Itachi-kun, ¿aún estás siempre callado escribiendo tus canciones?-Preguntó papá.

-Así es. Aún sigo con la misma maña, Hoshi-sama.

-Al parecer es tu gran pasión.-Le dije tratando de entrar más a la conversación.

-Esa es una palabra muy curiosa. Mi madre siempre me dijo que siguiera mis pasiones.-El había hablado de su madre. Algo ocurre con ellas. Los hermanos Uchiha esconden algo entorno a la Señora Uchiha.

-¿De qué tratan ahora tus canciones, Itachi-kun?-Preguntó mamá.

-Depende mucho de cómo me sienta.

-Wow.-Le dije.

Algo que siempre he admirado del ser humano, es que buscan algún medio para desahogarse. Al parecer Itachi es una de esas personas. Se siente que es una persona muy expresiva. Cuando él habla hay más de mil diferentes expresiones y gestos en su rostro. Eso lo descubrí con solo una conversación.

-Oye Itachi. Llégate mañana después del entrenamiento y vamos al cine, ¿te parece?-Dijo Kiryoku.

-Sí. Sakura-san, ¿quieres ir con nosotros?

-Oh! Pues…sí.

-Bien. Entonces yo me voy a casa. Muchas gracias por todo.

-Hasta luego, Itachi-kun.-Dijo mamá.

-Visítanos más.-Dijo papá.

-Mucho gusto, Itachi-san.

-Pero si ya nos conocíamos, Sakura-san. Solo que ahora estas más linda que hace 3 años.-Dijo y sonrió. Wow! Su sonrisa es perfecta con un brillo hermoso. Me sonrojé.

Después de su comentario recordé a Sasuke-kun. Fue como si su recuerdo repeliera todo acerca de Itachi-san. Algo sucede entre los Uchiha. Tengo temor de saber qué diablos es.

Es hora de dormir, no lo puedo lograr sin pensar antes en la fiesta de Ino. Hacen tantos años. Dos días de fiesta es algo grande. ¿Cómo iré sin estar invitada? Seguro no me reconoce. ¿Y si me siento mal? ¿Irá Hinata? Debo convencerla de que valla. ¿Y Naruto? De seguro va. Si va, tengo por seguro de que podré hablar con el mucho tiempo. El es muy bueno para las conversaciones largas y divertidas. ¡Qué horror! Aún debo pensar bien si voy.
Sasuke-kun, ¿qué sucede con tu madre? Hay algo muy grande tras todo esto, aún más con tu madre.