Naruto Otōsan

Nota: Los personajes de Naruto pretenecen al buen "Kishi" es decir, que no obtengo ningun beneficio lucrativo con esta historia mas que pasar un buen rato

Había esperado toda una vida para ello.

Anhelando, durante su infancia; mirando desde afuera aquello que para él siempre había sido un deseo inalcanzable. Viendo sonrisas, carisias, palabras de aliento; gestos o sentimientos ajenos totalmente a su existencia. Haciendo que se preguntase, de vez en vez; que había hecho mal para ser excluido de ese fantástico mundo de sensaciones y al mismo tiempo, obsesionarse con la idea de que algún día formaría parte de ello.

Había estado esperando por ese justo momento desde hacía ya tiempo.

Y por un momento, su corazón se había detenido al pensar que la realización de aquel sueño nunca se consumaría. Mientras sus manos se cerraban con fuerza ante su impotencia, mientras sus ojos azul cian grababan a fuego la imagen del ser más importante de su vida siendo humillado por el simple hecho de amarle. ¿Qué había sido un idiota al no darse cuenta antes? Le había costado demasiado el asimilarlo, el aceptarlo para finalmente sucumbir ante un sentimiento que siempre había estado ahí pero que se negaba a ver por culpa de aquel otro similar, que le había mantenido confundido y ciego. Aunque claro, el tiempo y trato también tuvieron mucho que ver. Pero estaba dispuesto a dejar todo, a rechazar la oportunidad que tenia de ser realmente feliz con tal de que ella no fuese aprisionada.

-“Hinata…”—Y la veía sonreír de forma dulce, con el mentón alzado y la mirada llena de determinación. Hinata Hyuuga estaba dispuesta a morir con tal de estar con él. Con tal de pertenecer completamente a Naruto Uzumaki. Él nunca le habría pedido que hiciera lo que hizo. Nunca la hubiese obligado a negar su nombre, a su familia, a perder su libertad. Hacer borrada de la historia del Clan Hyuuga como si nunca hubiese existido y sellada para que la línea sucesoria de la cual era poseedora se volviera su propia prisión. Una que era capaz de absorberle la vida si por algún motivo llegara a recurrir a esta. El Clan más poderoso de Konoha no estaba tan dispuesto a repetir el mismo error dos veces. No permitiría una mancha más en su honor a parte del que ya existía, uno que llevaba en su ceno al único vestigio viviente ello. Sasuke Uchiha.

Afortunadamente hubo clemencia, Hyuuga Hiashi no deseaba mancharse las manos de su propia sangre. No otra vez.

Naruto descubrió que también había una parte egoísta en él. Una que secretamente agradecía el sacrificio de la mujer que ahora yacía en aquella cama de hospital. Porque si bien había llorado la perdida de la heredera Hyuuga, la llegada de Uzumaki Hinata le devolvió la vida, mas de una vez.

Había estado esperando por ese justo momento desde hacía ya tiempo. Tres años y Nueve meses.

Y aun cuando había tenido suficiente tiempo para asimilar algo que ya le inducia fuertes sentimientos seguía extrañándose, al saberse ya parte de algo que siempre deseo. Una Familia. Haciéndole impacientarse más. Su ir y venir solo comprobaba ese hecho, había esperado en uno de los corredores del segundo piso del Hospital General, aproximadamente tres horas, las cuales; sentía como toda una eternidad, no podía quedarse quieto, caminaba de un lado a otro, se volvía a sentar pero casi enseguida se levantaba de nuevo, las ansias lo estaban matando. En aquel mismo lugar estaba su mejor amigo, Sasuke; junto a dos miembros del antiguo equipo 8, Kiba y Shino, del mismo modo se hallaba Hatake Kakashi, quien al igual que los demás se mantenía esperando en silencio. Aunque con la única diferencia de que él estaba leyendo su nuevo número del Icha Icha Paradise aunque de vez en vez, levantaba su vista para ver a Naruto.

Y sonreía divertido al recordarse a sí mismo en una situación similar.

Todos los presentes observaban atentamente al rubio el cual, ahora; estaba aporreando la puerta de la habitación donde se encontraba Hinata junto a Tsunade e Ino. Era muy divertido ver cómo a pesar de sus 21 años de edad no había cambiado en nada, aun era aquel muchacho lleno de energía, impulsivo y totalmente desesperante que ponía aprueba hasta a la persona más paciente del mundo. La ceja alzada que se veía sobre las gafas oscuras del Abúrame era una prueba de ello. Pero ninguno podía negar la agradable sensación que les invadía cuando miraban el centellante rostro del Uzumaki.

Un quejido se escucho y el cuerpo de Naruto comenzó a temblar de forma sutil. Una sensación de electricidad subió por su espalda enchinándole la piel mientras una enorme sonrisa de júbilo se extendía en su rostro. Aquel llanto comenzó a subir de tono y el joven Jinchuuriki no deseó esperar a que Tsunade-baachan requiriese su presencia. Abrió la puerta con fuerza ignorando el estruendo que causo cuando esta choco con la pared. Por un breve momento se olvido de respirar y todo quedo suspendido en el aire, el sonido de su acelerado corazón era lo único que podía escuchar de forma clara. La boca de la Gondaime se movía con insistencia pero Naruto no era consciente de lo que esta decía. Todos y cada uno de sus sentidos estaban puestos en aquella pequeña criatura envuelta en sabanas blancas.
La mujer decidió callar al darse cuenta de que el joven no le prestaba atención y se dedico a mirar por un rato al rubio para luego dar un gran suspiro, en verdad; Naruto era imposible de contener por lo que rezaba a todo los dioses que los hijos de este se parecieran a la madre si no…realmente no estaba muy segura de que Konoha soportara a más de un Uzumaki. Volvió su mirada al recién nacido entre sus brazos y sonrió enternecida. “¿Lo ven Minato, Kushina, Jiraya? Es el hijo de Naruto”

-“Tsunade-Sama”—La Gondaime dirigió su mirada a Ino a un costado suyo que sonreía divertida y apuntaba con un pequeño gesto hacia Naruto. Tsunade se volvió hacia él. El Jinchuuriki del Kyubi, El hijo del Yondaime, el Capitán Actual de uno de los Escuadrones ANBU, que permanecía frente a ella con los brazos extendidos y el rostro serio a un cuando su mirada brillaba de emoción. Exigiendo de forma muda su derecho de cargar a su primogénito. Una sensación extraña se alojo en el pecho de la Gondaime al momento que coloco con cuidado al niño en brazos de su padre. Algo que ella califico como simple sentimentalismo, cursilerías y nada más.

Naruto poso su mirada en el rostro durmiente de Hinata y ambas mujeres intuyendo su preocupación le sonrieron asegurándole que ella estaba bien, solo cansada y que lo más seguro era que lo primero que la, ahora; Uzumaki desearía ver al despertar era a su hijo y por supuesto, que a él también. El rubio asintió con una gran sonrisa, sentándose en una silla a lado de la cama de su esposa. En el umbral de la puerta los acompañantes del Uzumaki sonrieron ante el cuadro frente a ellos. E intercambiando miradas acordaron volver a medio día, cuando la madre del crio estuviese despierta. La Gondaime carraspeo un poco y con unos cuantos gestos los quito de la entrada de la habitación, cerrando a su vez la puerta detrás de ella. Solo para dirigir su atención al igual que los demás, al hombre de piel nívea y cabello castaño que acababa de llegar.

Los dedos de Naruto repasaron con delicadeza el pequeño perfil del niño que se movió ligeramente, entre abriendo su diminuta boquita. Las mejillas del Uzumaki se tiñeron de un tenue color rosa

-“Que mono eres’ tebbayo”—Sonrió de forma Zorruna—“Pero eso es porque te pareces a Hinata-Chan”—Declaro orgulloso desviando su mirada por unos segundos al pequeño rastro de cabello negro azulado.

Había esperado toda una vida para ello. Para tener una Familia. Para ser papá.

-“Ne…Bienvenido al mundo, bebé-Chan”

Se levanto con delicadeza de la cama que compartía con su esposa y poniéndose de forma perezosa las sandalias afelpadas, se encamino sigilosamente, casi de puntillas; a la pequeña cuna que se encontraba a solo unos cuantos pasos.

Sonrió tal y como solía hacer, entrecerrando los ojos en un gesto Zorruno al ver al pequeño niño removerse entre sus sabanas azules, abriendo y cerrando sus puños, emitiendo un leve quejido. Yuki-Chan no era un bebé demasiado llorón o escandaloso, Naruto creía que era más parecido a su madre de lo que cualquiera podía asegurar. Con sus escasos cuatro meses, el pequeño cachorro—Como solía decirle Kiba—Le encantaba quedarse en su porta-bebé observando todo a su alrededor con aquellos grandes ojos azul cian, que solían recibir elogios por parte de la gente que apachurraba sus gorditas mejillas con variados “Tiene la mirada de su padre” a lo que el Uzumaki solo respondía hinchando el pecho y sonriendo de forma más amplia si era posible. Si bien, él adoraba presumir a su precioso retoño, sabía que Yuki-Chan detestaba que lo juguetearan tanto. Como no lloraba o se retorcía furioso como otros bebés que pasaban por lo mismo (Y había que ver como la gente adoraba estrujar a hijos ajenos) las personas seguían balbuceándole, haciéndole caras o pellizcando sus cachetes. Sacándolo de su cómodo Porta-Bebé para mecerlo uno y otra vez. Naruto sabía que, en cuanto su hijo arrugase de forma tenue el entrecejo, sus ojos azules tomaran una apariencia acuosa y sus mejillas se pintaran de rosa; era momento de arrebatarlo de brazos de quien sea que le estuviese cargando—Aun si era la misma Gondaime—para regresarlo a su curioso transporte. Lamentablemente la gente se negaba a dejar de hacer cariñitos al niño por encontrar adorable aquel gesto que Naruto sabía bien, era de fastidio.

-“Gente tonta ¿Verdad, Bebé-Chan?”—El pequeño niño movió sus manitos hacia Naruto que inmediatamente lo levanto de su cuna, acomodándole de tal modo que la cabeza de este quedara recostada en su hombro. Yuki emitió otro quejido a lo cual su padre le respondió con unas palmaditas suaves en su espalda mientras se dirigía a la cocina por un biberón.

Uzumaki Yuki parecía ser, de un tiempo para acá; la sensación de la aldea de la hoja. Quizás por ser el nieto del Yondaime, hijo del Jinchuuriki del Kyubi; Uzumaki Naruto y Uzumaki Hinata, esta ultima antigua heredera del respetable Clan Hyuuga, del cual había sido exiliada y borrada desde sus inicios. Cuya noticia, en su momento anduvo de boca en boca hasta atravesar los muros de Konoha. Cosa que no le había hecho gracia. Hinata-Chan no tenía por qué ser la comidilla de nadie, y menos por su causa.

Un pequeño eructo salió de la boca del niño. Naruto sonrió divertido—“¿Satisfecho?”—Pregunto y Yuki sonrió como si se tratara de una respuesta—“Últimamente estas tomando mas leche de lo normal, si sigues a si te vas a poner más gordito y la gente va a querer apretar aun mas tus cachetes”—Yuki pareció entenderle, pues arrugo el entrecejo. Naruto no pudo evitar soltar una risilla que ahogo lo mas que pudo, ya que no deseaba despertar a Hinata—“¿Sabes?…Okā-Chan nos quiere mucho”—El niño ladeo un poco su cabeza, Naruto decidió tomar ese gesto como un “¿Por qué lo dices?”. Sus ojos recorrieron la pequeña sala del departamento apenas visible por la escasa luz de luna que entraba por la ventana. Suspiro—“Okā-Chan ha sacrificado mucho por Otō-Chan…Esos Hyuuga son unos idiotas”—El niño pareció gruñir—“Ya sé que no hay que odiarles por ser idiotas pero…”—Negó rápidamente—“Mira este lugar, es horrible, demasiado pequeño ¿No crees?”—Yuki permanecía observándole fijamente con un puño en la boca—“Están pequeño que apenas entramos nosotros y los muebles…Tan diferente a la mansión Hyuuga”

Naruto permaneció en silencio unos minutos. Hinata ya le había dicho, antes y después de que naciera Yuki, que no le importaba en lo absoluto vivir en aquel departamento donde él había crecido, pasado tanto momentos felices como tristes. Ya que, por boca de la misma Hinata; aquel pequeño y sencillo lugar era mucho más cálido y hogareño de lo que alguna vez pudo decir de la residencia Hyuuga. Aun así, a Naruto nadie le podría quitar de la cabeza que aquel no era un buen lugar para tener una familia, en especial cuando se planeaba tener tantos hijos como para formar un equipo de futbol. Cosa que había hecho enrojecer a Hinata hasta las orejas cuando el rubio le informo aquel curioso detalle

—“Hinata-Chan y Yuki-Chan merecen vivir en una enorme y hermosa casa…como la del teme o los estúpidos Hyuuga”—Aseguro con convicción—“Mucho más grande y bonita”—El niño pestañeo un par de veces y sonrió aun con el diminuto puño en su boca—“Ya veras, Bebé-Chan; cuando Otō-Chan sea el Hokage tendremos una enorme mansión que hará parecer a la residencia Hyuuga una simple casucha puesta en remate”

Yuki balbuceo por unos breves instantes para después llevarse a la boca parte de la tela de la manga de Naruto—“Ne…Yuki-Chan, no hagas eso que es la única pijama que Otō-Chan tiene limpia”—Sonrió de forma zorruna y repaso apenas su dedo en la nariz del niño—“¿Por cierto…Ya te conté como Otō-Chan salvo al viejo Iruka-Sensei con el Kage Bunshin? ¿No? ¿Quieres que te lo cuente?”—Yuki sonrió—“Pues veras…Cuando yo era muy pequeño, aunque no tanto como tú, estaba por graduarme de la Academia pero el examen era bastante difícil, entonces…”

Hinata sonrió desde el umbral de la puerta quedaba a la recamara, donde veía sin hacerse notar como Naruto le relataba al pequeño Yuki una anécdota de su vida con exagerados gestos y sonidos extraños saliendo de su boca, los cuales; el niño parecía disfrutar, pues movía sus bracitos al son del relato, reía o se callaba según las caras que hacia el rubio. Ella sabía que Naruto sería un gran padre, siempre lo supo. Pero el tener en ese momento una imagen tan curiosa y linda como la que tenia, y había soñado tanto tiempo; le hacía sentir extraña y condenadamente feliz. Que cualquier recuerdo del pasado quedaba siendo solo eso. Un lejano recuerdo.

Se abrazo a si misma por unos instantes y se dirigió de nueva cuenta hacia la cama. Yuki no tardaría demasiado en volver a dormir. La voz de Naruto parecía tener un efecto tranquilizador en el pequeño Uzumaki o probablemente era la calidez que desprendía el cuerpo del rubio. Hinata suspiro soñadora enrollándose con las sabanas escuchando aun los murmullos en la sala, dejándose envolver poco a poco de nuevo en los brazos de Morfeo. Esperando en los últimos instantes de conciencia que lo del cuento nocturno fuera solo de esa noche y no de siempre. A ella no le parecía que Yuki durmiese hasta casi mediodía, ni que Naruto fuese desvelado a sus reuniones ANBU.

Al día siguiente un muy malhumorado Uchiha llego casi dando las ocho de la mañana, aporreando la puerta despertando también a los vecinos. Naruto se había quedado dormido junto al pequeño Yuki sobre su pecho olvidando por completo la reunión que se llevaría a cabo dos horas antes.

Hinata sonrió entre apenada y divertida viendo como el padre de su hijo era arrastrado con la ropa a medio poner y los cabellos revueltos, por Sasuke; que parecía descargar todo su mal humor, provocado probablemente por las desveladas que cierta niña de siete meses de nombre Akemi le provocaba. Y es que según Sakura, la niña solo conciliaba el sueño estando en brazos de su padre y cuando este le trataba de dejar en su cuna despertaba de golpe llorando por casi dos horas seguidas.

Después de una pequeña reverencia como disculpa a sus vecinos regreso a la casa dispuesta a empezar el quehacer. Una gran sonrisa se dibujo en su rostro cuando su mirada a perlada quedo prendida de la fotografía recién tomada de su familia. Esperaba que Sasuke no se sobrepasara con Naruto por haber retrasado aquella reunión.

-“Vuelve con bien Naruto-Kun”

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Últimamente Yuki había estado un poco sensible. Y no era precisamente por el moretón que se veía excesivamente grande en el pálido bracito del niño, causado por la chiquilla Uchiha que parecía tener una extraña aberración por el pequeño cachorro. Akemi había sacado toda la cara y orgullo del padre (La niña no lloro cuando Sakura le dio una fuerte nalgada, según la Sanin; había mucha gente, aunque la mirada oscura de la primogénita Uchiha se notaba vidriosa) así como también el fuerte genio de su madre, Naruto pensaba que eso le hacia un poco, solo un poco peligrosa—“Yuki no debe estar a solas con ella…no otra vez”—hacia nota mental pasando un poco de jalea dulce entre las encías del niño.
Los primeros vestigios de los incisivos centrales comenzaban asomarse y según le había explicado Hinata-Chan y Obā-Chan, los niños se sentían adoloridos y malhumorados cuando salían sus primeros dientes.

-“Valdrá la pena cuando puedas comer tu primera presa”—Sonrió de forma zorruna y dio un poco más de esa jalea a Yuki que solo le miraba con el ceño fruncido. Ambos Uzumaki se encontraban sentados debajo de un frondoso árbol cerca de los campos de entrenamiento. El niño que ya podía sentarse por sí solo se hallaba entre sus piernas frente a él y de vez en vez arrancaba un poco del pasto para soltarlo y observar absorto como se iba flotando, aplaudiendo y sonriendo aunque un poco desganado—“Tener dientes es bueno…Mira, papá tiene muchos”—el rubio mostro la blanca dentadura, Yuki se limito a soltar un bufido negando con su cabecita un par de veces. Naruto no pudo evitar reír.

-“¿Son increíbles, verdad?”—Ambas miradas azul cian volvieron su atención a la mujer que recién acababa de llegar. Naruto sonrió de forma zorruna y el pequeño Yuki le miro unos segundos más antes de bajar la cabeza aparentemente decepcionado, a seguir arrancando un poco de pasto—“Buenos días Naruto-Kun, Yuki-Chan”

-“Buenos días Rin-San”—La antigua compañera de equipo de Kakashi se sentó a un costado de ellos, acariciando de forma tierna los alborotados cabellos azulados del niño—“¿Y qué paso con Yami-Chan?”—La mujer soltó una risilla.

-“Me he encontrado con Sakura-San y Akemi-Chan, estuvimos platicando un poco y cuando decidí que era tiempo de venir para acá la pequeña Uchiha se pego como chicle a Yami, no lo quería soltar”

Naruto rio con ganas—“Entonces sí que se parece a Sakura cuando estaba en la Academia y se adhería a Sasuke…pero no le diga que yo dije eso”—Rin asintió divertida.

-“¿Falta mucho?”—Pregunto la mujer dirigiendo su mirada a unos cuantos metros de donde estaban ellos.

-“No, ya están por terminar. Kakashi-Sensei realmente les ha estado torturando”—ambos adultos rieron con ganas haciendo que el niño curioso volviese su atención hacia la misma dirección que ellos, torciendo el cuello de una forma no muy recomendable, por lo que Naruto lo tomo y posiciono de tal forma que quedara de frente al campo de entrenamiento.

Tres jóvenes Genin se dejaron caer con pesadez soltando suspiros de alivio en cuanto su Sensei esbozo una leve sonrisa apenas marcada por la máscara, acompañado de un “Suficiente” bastante cantarín, casi rozando a la burla; al verles tan demacrados después de la serie de ejercicios que aquel cruel hombre les había hecho realizar sin parar ni siquiera durante un minuto—“Shikamaru-Sensei volverá…vol-vera”—se repetían hasta el cansancio mientras intentaban recuperar el aire. Si en algún momento se vieron extasiados de tener al famoso Ninja Copia como Sensei suplente—Y obligado por una muy malhumorada Gondaime que poco le importaba el “Por ahora no quiero un nuevo grupo Genin” del peli plateado—Ahora se hallaban totalmente desesperados porque aquella misión diplomática de Shikamaru-Sensei a la Aldea de la Arena acabase lo más pronto posible.

En definitiva, preferían pelear con aquel perezoso hombre para que les enseñara algo interesante que rogar por sus integridades físicas a un sujeto que solo leía y leía aquel estúpido librito de tapa naranja ignorándoles por completo.

-“¡Shikamaru-Sensei!”

La mujer de cabellos vinos sonrió divertida al escuchar los gimoteos de aquel trió de jóvenes ninjas que ya anhelaban el retorno de su verdadero Sensei y extendiéndole una caja pequeña de bento al peli plateado se dispuso a regañar aquel comportamiento del hombre. Pero en más de una ocasión los músculos de su cara se estiraban hasta formar una fugaz sonrisa que trataba de borrar con la misma rapidez con la que aparecía—“Deja ya ese estúpido libro…”

El Icha Icha-Paradaise parecía tener aún, un efecto absorbente en Kakashi y Naruto no sabía si alegrarse o lamentarse por ese hecho. Después de todo cuando decidió terminar aquel numero que había dejado Ero-senin sin acabar—Por el cariño y cierto respeto a la memoria del viejo pervertido, más que por gusto propio; aunque tampoco fue muy difícil—nunca pensó que ese tomo en particular tendría la recepción que tuvo…Ni que tres años después continuaría publicando aquel librito de tapas naranjas con un Hatake—Y muchos otros—pegados a su persona en espera de la próxima serie.

-“Hay cosas que se pagan caro bebé-chan”—el pequeño niño asintió con resolución para después llevarse los dedos del pies a la boca—“Solo espero que cuando crezcas no te avergüences de tu Otō-Chan”— El pequeño sin embargo le miro interrogante y continúo chupando sus deditos. Dos enormes lagrimones salieron de aquellos ojos azul cian imaginándose un futuro donde un ya no tan pequeño Yuki le rehuyera por escribir aquellos libros.

La repentina risa de Yuki-Chan devolvió a la realidad a Naruto, una donde la mujer de cabellos vinos golpeaba de forma bastante cómica a Kakashi-Sensei con su propia y más reciente adquisición literaria. Y claro este no respondía de ninguna forma, no fuese que dañara su preciado libro. Naruto no pudo evitar sonreír complacido con aquella escena. Aun permanecía muy fresco el recuerdo cuando Kakashi-Sensei en una de las comidas del antiguo equipo siete al Ichiraku’s, les soltó sin más preámbulo la muy inesperada noticia de su futura paternidad. En aquel momento si hubieran atacado Konoha con una tonelada de sellos explosivos posiblemente no hubiesen escuchado el estruendo, a causa de las carcajadas que todos, incluyendo al cocinero y su hija; habían soltado ante la aparente broma del Ninja copia. Broma que cinco meses después tomo forma del curioso Hatake Yami.

Quién diría que un reencuentro de antiguos compañeros, avivado por “unas cuantas copitas de Sake” tendría tales consecuencias. Y aunque Rin-San y Kakashi-Sensei habían decidido no casarse, ambos estaban muy al pendiente del otro. Según Sakura el titulo no importaba mucho, Kakashi-Sensei vivía mas en casa de Rin-San y Yami-Chan que en la suya propia; por lo que se les podría considerar ya una pareja. Naruto no estaba tan seguro, pero lo que si podía decir con total firmeza es que la mirada oscura de su Sensei nunca había brillado tanto como hasta ahora. Y eso le alegraba—“Kakashi-Sensei ya estaba envejeciendo mucho como para esperar todavía más.”

Yuki le jalo de la manga del chaleco exigiendo su atención. El rubio volvió su mirada hacia él quedando prendido en la mirada azul cian que se parecía tanto a la suya propia, para percatarse a los poco segundos de lo que intentaba transmitirle de forma muda su retoño—“¿Quieres mas jalea? Okā-Chan ya no ha de tardar”—el niño frunció el ceño y Naruto solo se llevo una mano detrás de su cuello

-“¿Ya tiene hambre?”—Pregunto Rin-San y Naruto asintió mientras untaba jalea entre las encías del niño.

Naruto no solía dejar tanto tiempo sola a Hinata, al menos no cuando, no se encontraba en alguna misión. De esas misiones aburridas que cada vez aborrecía más por privarle de su familia por algunas semanas, pero Neji había estado bastante terco en querer platicar con su prima a solas, cosa que no debería hacer al ocupar ya su lugar como jefe del Bouke e Hinata no era más que nada en cuanto a la historia del Clan se tratara—“Malditos Hyuuga”—mascullo molesto. Ya sabía que esos bastardos no se cansarían de molestar, Neji le advirtió aquel once de mayo, dos horas después del nacimiento de Yuki; que el Clan mantendría vigilado al cachorro por cualquier desarrollo en cuanto a la líneas sucesoria se tratase, así como las anormalidades que podría tener por efecto del Chackra del Kyubi.

Yuki no tenía ni el año y ya recibía sus primeras amenazas. Y eso ciertamente le cabreaba. Mientras el pequeño niño no pudiera responder por sí solo, él se encargaría de romperle no solo la cara; a cualquiera que se atreviese tan siquiera a pensar en lastimarlo.
Nadie tocaría a su familia.

-“Naruto-Kun…”—La mirada cian con toque de violeta se alzo de la cabellera revuelta de Yuki-Chan hacia aquellos bellos ojos color perla que le miraban preocupados e instantáneamente aquel aura aprisionarte que comenzaba a incomodar al niño se desvaneció dejando en su lugar una enorme sonrisa por parte del rubio. Hinata sonrió—“Gomen, Naruto-Kun pero Sakura-San me ha pedido ayuda con la comida y…”—Naruto negó despacio y guiño un ojo para restarle importancia. Sabía de antemano que Sakura era casi tan buena en la cocina como él en las matemáticas, si un retraso de diez minutos permitía que Sasuke pasara bien otro día mas, sin necesidad de una hospitalización por intoxicación; no importaba demasiado.

-“Na-un, Na-un”—Canturreo una vocecilla detrás de Hinata. El pequeño Hatake apareció arrastrando un pato de madera enlazado con una delgada cuerda en rojo y sonrió mostrando unos adorables hoyuelos. Yuki-Chan estiro sus bracitos hacia el niño estrechando así sus manitas en un gesto fraterno. A pesar de que Yami-Chan era un año mayor que Yuki, ambos se llevaban realmente bien y se entendía rápidamente, parecían hermanos…

- “A Yuki-Chan no le vendría mal un hermano”—Naruto sonrió pícaro ante aquel pensamiento y fijo su mirada de forma traviesa en Hinata que solo pudo sonrojarse ante la intensidad.

-“Sakura-San me pidió que trajera a Yami-Chan sin que Akemi-Chan se diera cuenta”—Fue lo único que pudo decir la Uzumaki antes de darle la espalda a su esposo e hijo para ayudar a Rin-San a acomodar lo que sería un picnic algo improvisado (El cual los tres Genin ya miraban con desesperación). Naruto sonrió de oreja a oreja ante la reacción de la mujer, adoraba que ella se pusiera así de nerviosa por su causa.

-“Ne…Yuki-Chan, con suerte y hoy te encargamos un hermanito o por lo menos empezamos los trámites para uno ¿No?”— Kakashi soltó una risilla mientras ambos niños le miraron interrogantes, negando (sin saber realmente porque) al poco tiempo.

Daba por sentado que si aquel momento hubiese ocurrido mientras estaba de misión se habría arrojado desde el monumento de los Hokages.

Cuando tiempo atrás, Yuki-Chan soltó entre balbuceos y mas balbuceos un –"Papá"—seguido de un lloroso –"… ¿Mamá?"—Naruto no pudo evitar olvidar respirar mientras procesaba lo ocurrido, con los ojos como plato y el Ramen de miso enfriándose poco a poco. Hinata que acababa de volver del baño permanecía anclada al piso con una enorme sonrisa. "Las primeras palabras de Yuki-Chan" fue lo único que pensaron ambos y en los siguientes diez minutos solo se escucharon exclamaciones de júbilo y vitoretes de parte del rubio mientras intentaba convencer al pequeño niño de que realizara de nuevo su gran proeza. Lamentablemente si Yuki-Chan volvió hablar no pudo saberlo hasta tres semanas después al volver de una misión junto a Sasuke-Teme. El irse de esa forma era algo que molestaba mucho a Naruto. Él no deseaba perderse de absolutamente nada del crecimiento de Yuki-Chan y ya había estado ausente cuando el pequeño empezó a gatear por lo que ese justo momento era una especie de remuneración que le daba la vida.

Después de todo Tsunade-baachan (Que ya le permitía llamarle así solo porque Su Yuki-Chan le decía de esa forma…aunque lo de él niño sonaba mas a un "Odba-an") le había pedido que él junto a su equipo ANBU se dirigiese a la frontera de Konoha donde se había avistado un pequeño grupo de Ninjas sin algún signo visible sobre su pertenencia a alguna de las aldeas colindantes. Y por supuesto Naruto había aceptado, era su deber como Shinobi después de todo; mas eso no quería decir que le agradara de ninguna forma. Sin embargo quince minutos antes de partir ya estando reunidos todos en la oficina de Tsunade-Sama después del usual rescate de Yuki-Chan a la amenaza asfixiante que eran los enormes pechos de la Gondaime, el pequeño le dio el mejor obsequio que podía darle.

Los tres jóvenes (dos de ellos apenas un año menor que él) que formaban su equipo estaban encantados viendo como el pequeño niño se entretenía feliz con algunos cubos de colores y un extraño juego de kunais y shurikens de plástico, después de la explicación de la misión por parte de Tsunade-Sama. Hinata también se encontraba ahí, ya que la Uzumaki, aun cuando ya no podía desempeñarse como Kunoichi; era junto la alumna de la Gondaime, Shizune; la encargada de realizar todo el papeleo que la descuidada soberana se olvidaba realizar, además de uno que otro encargo especial…aunque la poderosa Sanin había admitido que también era "Una forma de retener por más tiempo al adorable cachorrito entre sus brazos". Naruto creía que Tsunade-baachan tenía una extraña y sutil obsesión por el niño.

-"No tienes por qué preocuparte por Yuki-Chan e Hinata…ambos estarán a salvo conmigo"—Algo en el interior del rubio le permitía dudarlo pero asintió de forma mecánica.

Beso con ternura la frente de Hinata, justo donde estaba aquel maldito sello; y le sonrió galante causando un adorable sonrojo en el rostro níveo de la mujer—"Vuelve con bien Naruto-Kun"—el asintió y la estrecho entre sus brazos por última vez en los próximos días (Por que no estaba dispuesto a que esa misión se alargara más de lo necesario) aunque ya la noche pasada Hinata-Chan le había dado su respectivo "Hasta pronto privado" pero decidió no pensar demasiado en eso o simplemente terminaría por no irse.

-"Cuida de Oka-Chan, ¿sí?"—Naruto poso su mano en la cabeza del niño, agachándose hasta llegar más o menos a su nivel—"Ahora serás el hombrecito de la casa"—Beso también la frente de Yuki-chan inhalando el aroma que el pequeño desprendía. Sonrió. —"Papá volverá pronto".

El pequeño niño le observo por unos instantes antes de bajar el rostro a su colorido juego de Kunais y Shurikens. Naruto se acomodo la máscara acostumbrada del ANBU que tenia pintada la cara de un zorro y con un gesto se dispuso a salir del recinto con su equipo que se despedía propiamente (Y de manera forma) de los presentes. El único miembro femenino dio un largo beso en la cabellera de Yuki-Chan antes de ponerse su máscara soltando a su vez un chillido ante la mirada curiosa del niño que mantenía uno de sus Kunai en color azul cielo entre sus labios—"Ot-to"—Mascullo el niño con su vocecita y Naruto observo de reojo como Yuki-Chan le extendía su juguete como siempre lo hacía al invitarle a jugar—"Ot-to…Ot-to"—Naruto sonrió apenado detrás de la máscara.

-"Quizás luego hijo…"—Y salió de la oficina de la Gondaime seguido de dos de sus subordinados. El rubio daba por sentado que si miraba esos ojos azules enmarcados en largas pestañas le seria doblemente difícil irse a la misión. Sasuke siempre solía burlarse de él por ser demasiado cursi en lo que respectaba a su familia—"Solo es por un tiempo no es como si nunca más fueras a verlos, baka."—Y le sonreía con prepotencia. El Uzumaki sabía que el Teme tenía en parte razón, pero como durante toda su vida anhelo tener una familia, ahora que la tenia; no deseaba separarse de ellos ni un solo instante. Y sabia que el Uchiha sentía igual que él, pero era demasiado su orgullo como para admitirlo ¿Qué rayos le había visto Sakura-Chan?

No había caminado mas de unos cuantos pasos cuando otro chillido de emoción se escucho seguido de un—"¡Kawai!"—Así como variados—"¡Chicos! ¡Sempai!...Sukoi"—Los jóvenes ANBU desviaron su atención al umbral de la puerta y uno de ellos se descoloco la máscara y pregunto algo extrañado al rubio…

—"¿No es algo pequeño?"—Con la ceja alzada y apuntando al interior de la oficina de la Gondaime.

Naruto sintió un escalofrió recorrerle la columna y su cuerpo tembló de forma sutil, de la misma forma que su respiración se detuvo momentáneamente tal y como el día en que vio por primera vez a su pequeño hijo en brazos de Tsunade-baachan. La misma emoción de aquel entonces se apodero de sus sentidos y despojándose de la máscara se agacho recargando todo su peso sobre sus puntas y extendió sus brazos hacia el niño de ocho meses y medio que se mantenía precariamente de pie extendiéndole el Kunai azul cielo. Yuki-chan dio unos cuantos pasitos balanceándose adelante y atrás tratando de no caer, apretando contra su pancita ambas manos como si así pudiera evitar la caída—"Ot-to…Ot-to"—canturreo soltando una pequeña risita agitando sus bracitos y abalanzándose de lo que le quedaba de trayecto.

Aun le faltaba un poco en llegar y la falta de fuerza de sus piernas hicieron que el niño cayera en picada sin soltar el Kunai pero antes de que estrellara contra el piso Naruto lo tomo y lo alzo por encima de su cabeza riendo y felicitándole. Las mejillas del niño se sonrojaron mientras su padre el besaba de forma sonora. La chica ANBU seguía saltando emocionada mientras sus compañeros la observaban un poco apenados, la Gondaime y Shizune sonrieron; la primera tomando una gran botella de sake que tenia escondida ¿Había que celebrar, no?

Hinata se acerco desbordando alegría al igual que Naruto hacia el niño y lo cubrió de besos tomándole entre sus brazos. Al poco rato Yuki-Chan extendió el Kunai azul a su padre y soltó un ronroneo como si se tratara de un lindo gatito, Naruto tomo el juguete entre sus manos sonriendo de forma Zorruna asegurándole al niño que con el podría vencer a todos los enemigos y volvería más pronto para jugar con él. Yuki-Chan rio. Y el rubio deposito otro beso en la coronilla del niño, y otro más en su preciosa esposa.

Naruto daba por sentado que si aquel momento hubiese ocurrido mientras estaba de misión se habría arrojado desde el monumento de los Hokages. Estaba seguro de ello.

Dos semanas después que terminara su misión (Lamentablemente la misión se había alargado, mas por confusiones diplomáticas que problemas en verdad potenciales), y de que Sasuke regresara de la suya propia, Naruto no pudo evitar presumir como su hijo había dado ya sus primeros pasos y de que ya su caminar era menos forzoso.

-"Yuki-Chan es igual de inteligente que su madre"—Dijo Naruto llevando una gran cantidad de Ramen a la boca. Sasuke torció la boca soltando un gruñido a su vez (Akemi-Chan con once meses y medio no podía mantenerse aun de pie)

-"Y tiene la misma destreza de su padre"—agrego orgulloso con la boca llena. Sasuke le miro de reojo y ganándose una mirada asesina de parte del rubio, agrego con prepotencia:

-"¿Y Eso no debería preocuparte?

El agua estaba perfecta.

Con cuidado despojo al pequeño Yuki de su overol azul (regalo de Ino) y lo metió con cuidado en la igualmente azul bañera. Adentro ya estaba Pato-Kun (Un pequeño pato de hule el cual en un principio había sido destinado para Akemi-Chan, pero al parecer la niña le rechazo de una forma cruel—Tenia la cola ligeramente quemada—Por lo que Sakura-Chan se lo obsequio a Yuki-Chan volviéndose a si su compañero de baño) también estaba una esponjita en forma de espiral y un zorrito igualmente de hule (regalo de Lee) aunque este último estaba a un costado de la bañera y no dentro. Yuki-Chan se negaba de forma rotunda a meterlo en el agua, solo lo tomaba entre sus pequeñas manitos después de que era vestido y lo apachurraba contra si para secarlo con su propia toalla (aun cuando no estaba mojado) Naruto no entendía por qué, pero los niños siempre hacían cosas raras ¿no?

El agua salpico cuando el niño empezó a patalear acomodándose sobre su pancita y la cabeza erguida, se viro al poco rato, sentándose sin dejar de salpicar agua en ningún momento. Naruto sabía que como siempre, tendría que ir a darse un baño de igual forma después que vistiera a Yuki-Chan y es que el niño siempre le dejaba empapado de pies a cabeza. Pero tampoco es que eso le molestara.

Yuki-Chan tomo a Pato-Kun que permanecía con una mueca irregular que pretendía ser una sonrisa y lo hundió una y otra vez, soltando risitas en cada acción. Naruto en un principio pensó en nombrar al juguete Patosuke en vez de Pato-Kun, ya que y según él; el animal de hule tenía toda la cara prepotente del Teme—"¡De veras!"—Hinata solo sonrió divertida pero no dijo nada. Aunque pensándolo mejor, Patosuke no era un buen nombre, no tanto por la reacción que tendría el Uchiha al enterarse, si no porque a Naruto poco le agradaba pensar que Yuki-Chan se bañaría con la versión elástica de su antiguo compañero de equipo.

-"Maldito Teme…"—Mascullo entre dientes mientras con la esponjita mojaba la cabeza del niño, que cerró sus ojitos de forma automática y resoplo algo molesto aplicando un poco de fuerza en el brazo de Naruto para retirar el molesto objeto. El rubio rio. El niño empezó a medio hablar con palabras cruzadas y mal entonadas—"Pattoo…Patoo"—Canturreaba Yuki con sus ya once meses, carcajeando y hundiendo al pequeño e inanimado animal. Naruto observo con cuidado al niño reconociendo muchos rasgos suyos. Como la nariz, el tipo de cabello y obviamente la mirada azulada. Incluso el pequeño, casi invisible lunar en la mejilla derecha que a él ni se le veía a causa de las marcas en forma de bigotes que se dibujaban en sus cachetes.

Con cuidado comenzó a frotar la cabecita de Yuki en forma circular, aplicando una pequeña cantidad de aquel champú amarillo que tenia estampado un osito en el envase. El niño seguía jugando con Pato-Kun ajeno a todo. Mientras Naruto estaba absorto observando su pequeño primogénito—"Un Genio"—pensó y negó de forma instantánea. Ya todos sabían que el pequeño cachorro podía caminar (Aunque últimamente se negaba hacerlo después de una caída que tuvo por el irresponsable cuidado de Konohamaru y al parecer había tomado algo de miedo) y el rubio aceptaba que había sido un acontecimiento precipitado—"Con ocho meses y medio es hasta ahora el que más pronto a empezado a caminar en el Clan"—Le había explicado Neji—"Aunque…bueno… el no pertenece al Clan"—Al Uzumaki poco le importaba si el hecho de que Yuki-Chan haya empezado a caminar y hablar un poco antes que los demás bebes eran señas de un futuro prodigio, si se sentía orgulloso por eso; pero más le preocupaba el hecho de que los Hyuuga ahora estarían doblemente al pendientes del cachorro. Como si les doliera en el ego que tal posible y futuro genio no perteneciera a ellos.

Un quejido devolvió a la realidad a Naruto.

Yuki se retorcía molesto estrujando de forma brusca su ojos con las manitos húmedas—"Mierda…"—Algo del Champú había entrado a los ojos del niño y con toda la delicadeza del mundo aparto las manos de Yuki para comenzar a lavar su carita, el niño solo gruñía molesto pataleando con insistencia. Pato-Kun había salido disparado de la bañera azul en una de las patadas del pequeño Uzumaki. Después de retirar todo el champú envolvió al niño con su toalla estampada de diminutos platos de Ramen y lo llevo al cuarto para cambiarlo. Yuki abría y cerraba sus ojos tallándolos de vez en vez.

-"Gomen, Bebé-chan…Otto-Chan estaba distraído' tebbayo"—el niño soltó un gemido abriendo completamente sus ojos que se veían algo enrojecidos, el rubio soltó un suspiro—"Otto-chan es un baka"—Y seco suavemente los piecitos y manitos de de Yuki que se le quedo observando fijamente, entrecerrando los ojos un par de veces.

-"Hiashi-Sama parece curioso e interesado en el crecimiento de Yuki-Kun"—Le informo el primo de Hinata mientras tomaba un sorbo de su te. El Ramen ciertamente había pasado a segundo término( incluso adquirido un amargo sabor) y el cocinero junto a su hija lo sabían, no habían interferido en lo absoluto ni siquiera para preguntar si alguno de los dos deseaba algo más—"Me ha ordenado estar cerca de ustedes he infórmale sobre cualquier…particularidad"—Naruto gruño molesto.

El pequeño niño bostezo arrebatando una tierna sonrisa al preocupado rostro de su padre. Aquel conjuntito con todo y orejitas de zorrito (Regalo y broma de Kiba) en color rojizo hacia un curioso contraste con el azul de la mirada y cabello de Yuki—"Que mono eres' tebbayo"—Y repaso con su dedo la naricita del niño que solo sonrió haciendo unos cuando ruiditos con la boca.

-"¿Ka-an…Ka-an?"—Pregunto Yuki encogiéndose de hombros

-"Oka-Chan fue a visitar a tía Sakura…¿Crees que deberíamos empezar a cobrar las consultas de cocina?"—El niño se volvió a encoger soltando una risilla—"Entre Sakura-Chan e Ino nos haríamos ricos"—Yuki-Chan sonrió volviendo a bostezar al poco rato. Naruto lo tomo en brazos y lo llevo a la cuna (que ya empezaba a quedar un poco pequeña para el niño) a un costado de la cama que compartía con Hinata-Chan y lo acomodo entre los dos almohadones de color blanco y azul. Yuki-Chan se estiro un poco junto un tercer bostezo. Las mejillas de Naruto se sonrojaron de forma sutil y con delicadeza coloco sobre él un suave cobertor con pequeños estampados de Ramen (Que había comprado junto a la toalla del niño, Un buen Uzumaki siempre gustaría de ver a toda hora un buen plato de Ramen, aunque fuese solo un dibujo).

-"Buenas Noches Yuki-Chan"—Naruto permaneció otros pocos minutos observando al niño antes de apagar las luces y salir de la habitación con paso lento, cansado. Se dejo caer sobre el ya gastado sofá soltando un suspiro largo, casi melancólico; recostó la cabeza y cerró los ojos con fuerza. Necesitaba pensar… pensar ¿Qué hacer? El tic tac del reloj colgando en la pared, inundo el silencio de la habitación por unos instantes. Se llevo la mano a las sienes tratando de convencer a su cerebro para funcionar más que para comer Ramen y hacer bromas al Teme.

-"¿Naruto-Kun?"—El rubio se reclino un poco hacia el frente abriendo los ojos al instante. Hinata se encontraba en el umbral de la puerta con unas cuantas bolsas de comida, le miraba preocupada y él trato de sonreír tanto como le era posible, pero la mujer no pareció convencerse y dejando los víveres en el suelo camino a su encuentro para encerarle en un abrazo con sus dos delgados brazos. A Naruto le encantaba el perfume de Hinata. Era suave y dulce, tal como ella. Adictivo para su persona. Las estrecho con fuerza contra su cuerpo, reconociendo sus formas aun debajo de ese holgado kimono—"Neji-ni-San, me lo ha dicho también"—Naruto se tenso—"También a mi me preocupa sin embargo…"—La mujer se separo solo un poco del Uzumaki y tomo el rostro masculino entre sus pequeñas manos—"Se que todo estará bien"

-"Pero, Hina-Chan…"—La mujer negó despacio y le miro con determinación.

-"Yuki-Kun es lo mejor de mi…y de ti, Naruto-Kun"—Recalco con una sonrisa—"Cuando crezca será más inteligente y fuerte que nosotros, se volverá un excelente hombre y shinobi del cual deberemos sentirnos orgullosos"

Naruto dibujo una mueca—"Ellos…Yuki aun es un bebe, él no…"—Hinata volvió a negar

-"Mientras llega el día en que Yuki pueda defenderse por sí solo, aquí estamos nosotros para respaldarle, además; su padre es el héroe de Konoha, dudo mucho que alguien se atreva hacerle daño"—Naruto sonrió—"Neji-Ni-San dijo que mi…Hiashi-Sama solo le había ordenado darle información sobre el crecimiento de Yuki-Chan, solo eso. Dudo mucho que intenten algo antes de estar seguros de las habilidades del niño y para eso faltan aun algunos años, Naruto-Kun. Hasta entonces solo podemos amarle y enseñarle."

El Uzumaki asintió de forma lenta con una pequeña sonrisa. Sabía que Hinata-Chan tenía razón, como casi siempre; el preocuparse de más no era bueno, ni para él ni para nadie. Sonrió de forma zorruna mientras una imagen futurista se dibuja en su mente y alzando el puño por sobre su cabeza exclamo como si de una promesa se tratara al tan respetable Clan Hyuuga.

-"Cuando Yuki crezca les pateara el trasero' tebbayo"—Hinata soltó una risilla

-"Cuanta energía…Nunca podrás negar de tu paternidad ¡¿he? Naruto!"—El rubio Uzumaki sonrió de forma zorruna.

Era once de Mayo, el primer cumple años de Yuki-Chan y tal como debía ser para la ocasión, había varios globos de colores adornando la entrada de la casa, la sala y el patio, así como una gran mesa llena de regalos de varios tamaños y un precioso pastel (Que hasta lastima daba cortarlo) justo en medio. Naruto había querido celebrar a lo grande el primer aniversario de su retoño, él nunca había tenido una fiesta de ese tipo (al menos no, hasta hacia cuatro años atrás) y siempre durante su infancia deseaba que al año siguiente alguien celebrara junto a él con adornos y golosinas. Año tras año era ese mismo deseo que pedía a aquel pastel dibujado en tierra mientras sus sollozos ahogaban el "Feliz Cumpleaños para ti" que medio cantaba para sí mismo entre suspiro y suspiro. Por lo que deseaba dar todo aquello que él no tuvo a Yuki-Chan, así que, algo avergonzado se dirigió una semana antes donde Rin-San para pedirle de forma cortes (Y suplicante) que le dejara hacer la reunión en su casa—El departamento era demasiado pequeño y se lo hubiera pedido al Teme pero esa niña Uchiha era un problema—Afortunadamente la mujer acepto de buena gana, incluso se ofreció ayudar con el pastel.

Tsunade-baachan también había ayudado, muchos de los adornos habían sido cosa suya aunque la soberana habría preferido que todo se hiciera en su casa (La torre del Hokage) según ella, haya había más cosas con las cuales hacer una verdadera fiesta—"El sake no es apropiado para una fiesta de infante Tsunade-Sama"—Había advertido Shizune para molestia de la Gondaime. Era su culpa que ahora ella estuviese bebiendo limonada. La rubia mujer gruño y se llevo a la boca un quinto vaso.

Hinata sonrió divertida mientras observaba como Naruto-Kun escribía con pesadez cada una de las cosas que debería reponer luego a Rin-San, en una pequeña libretita de hojas amarillas donde ya llevaba dos páginas completas. El rubio nunca imagino que un pequeño grupo de diez niños podrían causar tanto desastre. El ruido de un florero estrellándose en el suelo le hiso soltar un largo suspiro mientras su mano se movía a la par. La Uzumaki no pudo evitar soltar una risilla.

-"Yuki-Chan no corras demasiado o caerás"—Advirtió Hinata en cuanto el pequeño paso a su lado rápidamente.

El niño sin embargo no presto atención a su madre y continuo correteando de aquí para allá con el pequeño Hatake que arrastraba consigo a una malhumorada Uchiha vestida con una batita de holanes en rosa pastel y dos moños en un tono más subido, sujetando sus dos simpáticas coletas. Era una escena bastante curiosa de ver. El pequeño Uzumaki encabezaba al pequeño grupo de niños, saltando por todos lados y riendo sin fin aun cuando era el más pequeño de todos. Akemi-Chan a pesar de que ya caminaba, había ocasiones en las que trastabillaba, además de que no podía correr tan bien como Yuki o Yami, este ultimo siempre la esperaba y ayudaba a levantarse, no tanto porque él quisiera; si no porque la niña de ojos oscuros se aferraba a su persona con bastante vehemencia.

Sasuke observaba con sutil molestia ese hecho y lanzaba miradas bastante acidas a las entrelazadas manos del Hatake y su preciosa primogénita. A su costado, el Ninja Copia cambio con total tranquilidad una hoja de su librito naranja y con un jocoso timbre de voz le dijo—"Se ven bien ¿No crees?"—El Uchiha soltó un gruñido y el peli-plateado sonrió satisfecho bajo su máscara.

Era como mínimo, la decima vez en quince minutos que preguntaba lo mismo.

-"El pastel ¿A qué horas? ¿A qué horas?"—Canturreaba una y otra vez el pequeño Asuma de siete años jalando la camisa de una apenada Kurenai que solo le entretenía dándole unas cuantas rebanadas de sandia—"¿Ya?"—Sakura e Hinata rieron causando un carmín creciente en el rostro de la antigua Sensei. Ese niño era realmente insistente.

-"¡Asuma-Kun, ven a jugar!"—Llamaron unos niños al pequeño de ojos rojos que esperaban junto a los tres más pequeños de la celebración. El aludido hizo un mohín y mirando a su madre y al pastel con molestia se dirigió donde ellos

-"Yo quería pastel…" –Repitió inflando las mejillas. Kurenai después de ver como su único hijo se reunía con los demás niños se disculpo con Hinata y Sakura que restaron importancia al hecho—"Asuma-Chan es muy lindo"

El grupo de niños se aglomero en medio del jardín y después de llegar a un rápido acuerdo comenzaron a correr esparciéndose por todos lados, mientras el hijo de Kurenai y el ya fallecido Asuma, trataba de alcanzar a alguno de ellos. Obviamente los tres más pequeños eran los que menos rápido se movían y el niño de ojos rojos en más de una ocasión les había pasado de largo apropósito, intentando mejor atrapar a uno de sus compañeros de la Academia. No se le hacía divertido obligar a unos bebes a correr tras ellos que eran más rápidos; era, como bien decía su tío Shikamaru, demasiado Problemático. Así que con resolución se obligo a correr por alguien especial—"Maldito gnomo"—Mascullo con una gran sonrisa antes de lanzarse de lleno contra un pequeño chico vestido de verde.

Las carcajadas explotaron cuando ambos pequeños cuerpos chocaron, cayendo sobre algunos rosales. Naruto miro avergonzado a Rin-San que después de observar con horror como sus hermosas flores eran aplastadas negó lentamente para restarle importancia—"Son niños, dejémosles jugar a gusto"—dijo la mujer con una pequeña sonrisa. El rubio Uzumaki prometió arreglar el jardín cuando todo acabase…junto a todo lo demás.

-"¡Pillado!" –Exclamo con euforia Asuma apuntando con energía y satisfacción al niño de cabellos castaños que le miraba con un puchero kilométrico, ambos tenían la ropa y la cara manchado de tierra.

-"Ahora es el turno de Kubo-Kun"—Anuncio otra niña de cabellos rojizos echando a correr junto a los demás. Asuma mostro una última y amplia sonrisa burlona al niño antes de salir corriendo acompañado de un energético Hatake y una cansada Uchiha.

-"Eso no es justo…mi piernas son más cortas"—Resoplo molesto el castaño observando como todos corrían, sin prestar mucha atención al pequeño festejado que permanecía a su lado mirándole con curiosidad

-"¡Animo Kubo-Chan!"—Ambos niños volvieron su mirada hacia donde permanecían la mayoría de los adultos. Un hombre vestido de verde neón de grandes y gruesas cejas acompañado de otro que parecía prácticamente su clon pero más joven le hacían señales de ánimo con los pulgares alzados y un extraño brillo saliendo a sus espaldas—"¡Aviva el fuego de tu juventud!"

-"¡H-Hai!"—Exclamo el niño haciendo una leve reverencia para después salir corriendo. El pequeño Yuki le miro alejarse con una gran sonrisa, mas no le siguió y presto su atención en algo más.

Gai-Sensei y Lee gritaban palabras de ánimo acompañado de extraños gestos faciales y enormes sonrisas que brillaban de forma extraña cada vez que el pequeño Kubo-Chan fallaba al atrapar a alguien. Los presentes solo les miraban entre avergonzados y divertidos. Cuando el niño por fin pudo dar alcance a otro un poco más alto, ambos; alumno y maestro soltaron en dramático llanto exclamando a su vez lo orgullosos que estaban de que Kubo-Chan fuera un fiel ejemplo del "Fuego de la Juventud"

-"Me pregunto si de verdad Kubo-Chan estar seguro con esos dos"—Dijo Sakura

Cuando Kakashi anuncio que sería padre, Gai soltó un extraño melodrama de cómo su eterno rival le había vencido una vez más, aunque el peli-plateado como siempre, le ignoro y siguió ojeando su Icha Icha Paradaise. Según el excéntrico maestro siempre vestido de verde, su problema era que aun no había encontrado una buena y hermosa mujer que al igual que él viviera "Por y para el fuego de la juventud" (Todos se preguntaban si existiría alguien así) además de que no era tan guay y a la moda como el Ninja copión. Sin embargo, casi dos meses después; todos se llevaron una gran sorpresa cuando al volver de una misión el ninja anuncio que había dado a luz a su primogénito (Mas de una persona pensó que probablemente el hombre había recibido algún duro golpe en la cabeza que no se había hecho revisar aun) y presento ante todos a un tímido y pequeño niño.

Por lo que supieron luego, ese crio había sido de los pocos sobrevivientes de un ataque enemigo a una de las pequeñas aldeas a las afueras de Konoha. Así que al terminar esa misión, Gai lo tomo bajo su protección y al cabo de un tiempo lo adopto como hijo suyo. Con la firme decisión de convertir al pequeño Kubo en un hombre valiente y fuerte capaz de resurgir de cualquier adversidad con la fuerza del Fénix—"¡Todo con ayuda del Poder de la juventud!"

Yuki-Chan observaba curioso a ambos hombres de verde y aun cuando no entendía lo que decían, ellos le gustaban. Sus ojitos recorrieron a todos los amigos de su padre hasta llegar a este que le miraba con ambas cejas alzadas y una leve sonrisa. El niño devolvió el gesto de una forma más amplia y corrió hacia su padre soltando una risilla. Naruto lo tomo en brazos rápidamente y lo sentó sombre su hombro derecho.

-"¿Ese es Yuki-Chan?"—Ambos Uzumaki volvieron la misma mirada curiosa hacia los recién llegado. El rubio no pudo evitar sentir aquel estremecimiento—"Que grande y mono esta"

Neji Hyuuga acababa de llegar junto a una sonriente Tenten que sostenía un enorme regalo envuelto de papel estampado con pequeños espirales. La castaña observaba fascinada al pequeño niño de ojos azul cian mientras extendía el paquete hacia este. Por lo que Naruto bajo a Yuki, que enseguida se dirigió por su presente con un —"Gashias"—apenas audible. A Yuki-Chan no le gustaba hablar, la gente le miraba extraño cuando decía algo; que aunque no estaban bien dichas era mucho más entendibles que cualquiera pronunciada por otros niños de su edad. Pero, tampoco es como si él supiera demasiadas. Su Oka-Chan estaba encargándose de eso, empezando primero por lo que se podía llamar Modales (Por favor, Gracias, De nada, Disculpe, etc.) Naruto sabía que ella era la mejor para eso. Hinata era delicada y elegante por naturaleza, tanto en sus acciones como sus movimientos, si Yuki-Chan aprendía serlo también, no tendría que preocuparse por hacer alguna cabezonería como él cuando era más joven.

-"Hola Tenten…Neji"—El Hyuuga asintió y sonrió brevemente.

-"Vamos Neji, tu turno"—Dijo la experta en armas mientras daba un pequeño golpecito en la espalda del hombre. Naruto observo un poco desconfiado.

Yuki-Chan se hallaba mirando de arriba abajo el enorme regalo que era casi tan alto como él. Como no lo aguantaba, su tía Tenten lo había dejado en el suelo después de revolver sus cabellos y darle un gran beso en sus mejillas, cosa que le molesto aunque por lo menos no le pellizcaba una y otra vez como lo hacía su Baa-Chan. De pronto sintió que alguien más se acercaba a él y despegando la mirada del obsequio la dirigió al hombre que tenia los mismos ojos a perlados de su Oka-Chan. Neji-Oji-San permanecía de pie observándole con detenimiento y con una intensidad tal que sin darse cuenta su brazo se estiro hasta alcanzar la tela del pantalón de su padre, sujetándole con fuerza; como si temiera a que su Otou-San se fuera a ir de su lado.

Cuando Naruto sintió como la manito de Yuki se aferraba a él, tuvo la necesidad de colocarse enfrente del niño; interponiéndose entre este y Neji sin embargo no lo hiso. El brazo de Hinata lo sujeto con fuerza de la cintura y le sonrió de forma tierna—"Buenas tardes, Neji-ni-San, Tenten-San"

-"Hola Hinata, ¿Qué le das de comer a este niño? Esta precioso, se nota que lo hicieron con mucho esmero"—Comento la castaña con un pequeño guiño causando un sonrojo por parte de la Uzumaki.

Neji había visto la reacción del pequeño niño y debía admitir que se sintió solo un poco incomodo, así que recargando todo el peso sobre las puntas de sus pies se acuclillo frente a Yuki extendiéndole a su vez un pequeño paquete del tamaño de su mano. El pequeño Uzumaki intercambiaba miradas curiosas entre él y el obsequio para después volverlas hacia sus padres. Hinata sonrió de forma dulce y asintió despacio. Naruto tardo unos segundos más, pero con una sonrisa Zorruna le animo a tomar el regalo.

-"Glashias"—pronuncio un poco más fuerte de lo que había hecho anteriormente y con una última mirada a su Otou-Chan realizo una pequeña reverencia hacia el Hyuuga, que le observo claramente sorprendido. Inmediatamente Naruto volvió a tomar en brazos a Yuki colocándolo otra vez sobre su hombro mientras con el brazo libre tomaba el regalo de Tenten y con una sonrisa se disculpo mientras llevaba el enorme presente a la mesa donde estaban apilados los demás. Neji les siguió con la mirada.

-"¿Eso te lo ha enseñado Oka-Chan?"—Pregunto el rubio y el niño sonrió negando al mismo tiempo—"¿No?"—Alzo ambas cejas—"Mmm… ¿Entonces, quien?"—Yuki-Chan soltó una risilla abrazándose al cuello de su padre, estrujando su mejilla contra la de este. Naruto sonrió con un tenue rubor pintándole el rostro.

-"Otou…Otou"—Canturreo el niño después de que Naruto coloco el regalo junto a los otros. El Uzumaki al ver que se revolvía demasiado, lo bajo con cuidado para después acuclillarse frente al niño tal y como Neji momentos antes—"Ya"—Dijo Yuki-Chan extendiendo sus manitos hacia su padre que le miro sin entender—"Ya, Otou, Ya"—Exigió nuevamente inflando sus mejillas.

Naruto soltó una leve carcajada—"Pero que hijo tengo"—dijo sin dejar de reír, observando como el niño seguía con sus manos extendidas.

En la mañana antes de que los invitados llegaran, Yuki-Chan había (Al parecer) registrado la casa completa; encontrado así el regalo que Naruto mantenía oculto en un sitio diferente al de Hinata y Rin-San. Y como se suponía que ese día todo lo que tuviera papel brillante y moño era suyo, el pequeño niño se dispuso abrirlo. Afortunadamente el rubio se dio cuenta y logro arrebatárselo pero no sin antes causar que los ojos azul cian de Yuki se pusieran acuosos—"Hagamos una promesa' tebbayo"—Pidió después de hacer un sinfín de caretas para que el niño dejara de llorar—"Oka-Chan se molestara si te lo doy ahora"—El niño le miro con un puchero kilométrico y unas cuantas lagrimas resbalando sobre sus mejillas—"Pero en cuanto el ultimo invitado llegue, te prometo, te juro, que inmediatamente te lo daré para que lo abras ¿De acuerdo?"—Yuki le observo con el ceño ligeramente fruncido y paseando la mirada entre el regalo extrañamente envuelto y la cara de su Otou-Chan, asintió despacio.

Naruto esperaba que después de que los demás niños llegaran, Yuki se entretuviera tanto jugando con ellos que se le olvidaría lo que le había dicho. Al menos hasta que llegaran al departamento donde le darían todos los regalos al niño. Hinata y Naruto acordaron hacerlo así para no crear más basura de la que seguro habría. Pero como ahora se daba cuenta el rubio, Yuki-Chan tenía mejor memoria de lo que suponía.

Lo que era bueno, ya que quería decir que no eran tan cabezota como él—"Puede que nunca tenga problemas en la Academia, los exámenes de Iruka-Sensei eran espantosos"—Pensó con un ligero escalofrió al recordar su época de estudiante.

-"Otou"—Le volvió a llamar Yuki-Chan claramente desesperado, sus ojos empezaban a volverse vidriosos.

-"De acuerdo, de acuerdo, tu ganas"—Rodo los ojos sin quitar la sonrisa del rostro y en un fugaz movimiento del cual el niño ni se percato tomo el tan mal envuelto regalo de la mesa y con un ¡Plaf! Del golpe sus palmas, lo hiso aparecer ante la sorprendida mirada de su hijo—"Feliz Cumple Años Yuki-Chan"

La sonrisa del niño se extendió y Naruto pensó que con cada día que pasaba el pequeño comenzaba a parecerse solo un poco más a él. Aquel gesto ligeramente zorruno se lo decía.

Yuki-Chan tomo el regalo entre sus manos y de forma casi desesperada fue rasgando la envoltura en color naranja brillante. Lo que dijo después al ver el regalo sorprendió un poco a Naruto—"¡Gama-Chan!"—Ciertamente ese era el nombre que el rubio había elegido para la pequeña rana de peluche, pero el hecho de que Yuki-Chan lo bautizara de esa misma forma sin que se le dijese le extraño un poco. Pero después recordó que el niño tenía una extraña afición a jugar con su cartera que tenia forma de rana (Y llevaba el mismo nombre) por lo que siempre tenía que estar pendiente, ya que a veces solía llevársela a la boca. Por la forma en la que Yuki-Chan apretaba el juguete contra su pecho hacía suponer a Naruto que desde ese momento Gama-Chan primera duraría más tiempo limpia y el dinero de su interior no desaparecería mágicamente.

-"Gama-Chan, Gama-Chan"—Volvió a exclamar en niño tirándose a los brazos de su padre.

-"¿Te gusto?"—Pregunto el rubio y Yuki asintió rápidamente—"¿Estas feliz?"—El niño repitió el gesto tomando a la pequeña rana en su mano derecha y acercándola a la mejilla de su progenitor como si Gama-Chan segunda le diese un beso. Naruto dibujo una gran sonrisa zorruna y revolvió con cariño los azulados cabellos del cachorro.

-"Otou-Chan se encargara de que Yuki-Chan sea feliz, siempre"—Y planto un largo beso en la coronilla del niño—"Te lo juro' tebbayo