~Una Respuesta~

Al fin lo encontró. Se sentó en silencio a su lado, pero sin mirarlo.

-Hola –murmuró con voz muerta al ver que ella se quedaba callada.

-¿Por qué? –cuestionó intentando no quebrarse.

-No tengo opción –dijo secamente.

-Mentira –una lágrima corrió por su mejilla

-¿Qué otra salida hay? –preguntó, aunque no tenía ánimos de eso.

-Yo.



Él se quedó en blanco. La única palabra que habían expresado sus labios no era en forma dudosa, sino una respuesta obvia, o al menos eso sintió cuando su tono de voz lo penetró.

-Sabes que... –intentó persuadirla.

-No me importa.

-... –nunca la había escuchado tan decidida–. Esto es inútil –sentenció.

-Lo sé –corroboró, lo que lo dejó todavía más sorprendido.

-¿...e-entonces po-por qué...?

-¿No es obvio? –le cortó tajante.



-...yo n-no sé qu-ué decir... –se sentía mareado, ahora era él quien tartamudeaba, cosa que jamás le había ocurrido frente a la albina.

-¿Se necesitan palabras? –interrogó algo amarga.

Pasaron dos minutos.

Sus músculos estaban tensos, le costaba hacer algún movimiento.



Dubitativamente movió su mano izquierda, quería conseguir rozar al menos la diestra de ella, pero rápidamente ésta se levantó dejando su acto a medias.

-¿Nos vamos o te quedas? –percibió que su voz se rompía con la última palabra.

-...

-No podré esperar toda mi vida –empezó a caminar–. Es tu decisión –la voz se perdía mientras se iba–, yo ya tomé la mía.