Enemigos íntimos [Gareki x Nai x Karoku] {Karneval}
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Enemigos íntimos [Gareki x Nai x Karoku] {Karneval}
La verdad no tengo muchos motivos de subir aquí el fic, la verdad tengo tiempo que no escribo y estoy oxidada.
Dudo mucho que alguien se pase a leer y no tengo muchas esperanzas lo que se refiere a continuarlo porque la verdad no recibo muchos comentarios del mismo, lo que me hace pensar que no vale la pena terminarlo.
En fin, aquí están los capítulos que he escrito hasta el momento.
+Este Fanfic esta centrado en solo tres personajes de Karneval, sin embargo la historia es AU - Universo Alternativo, donde el ambiente es completamente distinto al del original, esta basado en un instituto para chicos.
Disclaimer: La serie de Karneval y sus personajes No me pertenecen son de su creador Touya Mikanagi.
Pareja: Gareki x Nai, Karoku x Nai
Setting: AU
Rating: T
Autora del fic: Aiyumerita
ADVERTENCIA: Contiene violación y orgía, no es apto para menores de 15 años... blablabla, pero sabemos que si lo vas leer lo harás de todos modos, si quieres continuar leyéndolo esta bajo tu responsabilidad, no culpes a la escritora (?
+Mi cuenta de Fanfiction. net: {Fanfiction Aiyumerita}
+Mi dibujo Portada del fic: {Intimate Enemies}
Dudo mucho que alguien se pase a leer y no tengo muchas esperanzas lo que se refiere a continuarlo porque la verdad no recibo muchos comentarios del mismo, lo que me hace pensar que no vale la pena terminarlo.
En fin, aquí están los capítulos que he escrito hasta el momento.
+Este Fanfic esta centrado en solo tres personajes de Karneval, sin embargo la historia es AU - Universo Alternativo, donde el ambiente es completamente distinto al del original, esta basado en un instituto para chicos.
Disclaimer: La serie de Karneval y sus personajes No me pertenecen son de su creador Touya Mikanagi.
Pareja: Gareki x Nai, Karoku x Nai
Setting: AU
Rating: T
Autora del fic: Aiyumerita
ADVERTENCIA: Contiene violación y orgía, no es apto para menores de 15 años... blablabla, pero sabemos que si lo vas leer lo harás de todos modos, si quieres continuar leyéndolo esta bajo tu responsabilidad, no culpes a la escritora (?
+Mi cuenta de Fanfiction. net: {Fanfiction Aiyumerita}
+Mi dibujo Portada del fic: {Intimate Enemies}
• Enemigos Íntimos •
Prologo
- Prologo:
- En la penumbra de aquella habitación, residía una profunda oscuridad que trasmitía un ambiente sombrío, donde la claridad no permanece en ningún lado, sola una tenue silueta se distinguía en el lugar, una que no muy claramente se podía notar arrodillada era la figura de un chico medio desnudo, en el suelo con algún objeto en sus manos, diferenciándose claramente unos pocos pedazos de tela tirados en el suelo y otros fragmentos cubriendo pobremente parte su pálida piel, rasgados, esparcidos por toda la superficie.
Sentía como de sus manos bajaba aquel líquido rojizo espeso, deslizándose lentamente de entre sus dedos, mientras los pocos del líquido trascurrían entre los bordes de su piel, goteando, manchando al instante su vestimenta estudiantil –o lo poco que quedaba de ella-
La mirada del joven permanecía observando hacia la nada, entumecido, sin poner atención a ningún punto fijo, solo estaba allí, sus ojos no tenían vida, estaban opacos y sin brillo, silenciosamente callado en un estado irreconocible frente ala imagen de otro cuerpo a su lado, la figura de este se identificaba visiblemente con los cabellos del mismo despeinados tendidos sobre el frio suelo, sobresaliendo de estos un tupido liquido ensuciando todo a su paso, aunque este yacía sin vida, tirado boca abajo.
El cuerpo que hace unos escasos minutos respiraba, ahora simplemente permanecía allí desbordando su último calor corporal de su organismo, al tiempo que la sangre trascurría con rapidez por los orificios de las recientes heridas hechas con un artefacto cortante, las pupilas del cadáver emitían un profundo hueco lleno de vacío, aún permaneciendo abiertos ante el brutal acto.
El joven sobreviviente seguía en su misma posición, como si en realidad no tuviera vida, sus extremidades permanecían inmóviles sujetando aun en sus pálidas manos un cuchillo ensangrentado, sin tener intención de soltarlo.
La desgarradora imagen seguía en su mente, los gritos, todavía inundaban sus oídos, los brutales movimientos incluso los podía sentir sobre su piel, exhalando desesperación por sus poros, todo simplemente todo sucedió en un momento indeterminado, sus instintos reaccionaron y su cuerpo se movió por sí solo.
Sucedió tan rápido que ni tiempo se dio antes de accionar ante lo sucedido, paso lo que paso, y el tiempo fue cruel en aquel instante, sin embargo nunca en su vida se había sentido tan lleno de satisfacción al ver como sus manos acuchillaban incesantemente, atravesando una y otra vez la piel de aquel hombre, el cálido liquido vital salía desbordada sin un camino fijo, nada más se esparcía por donde quiera que cayera; su rostro, su piel, su ropa y sus manos manchadas de un rojo intenso descendiendo con urgencia, las salpicaduras estaban talladas en todo su cuerpo al igual que el contrario que yacía tirado en el frio suelo de la habitación.
Al instante su euforia desapareció, sus brazos cayeron pesadamente hacia cada lado de su cuerpo ante el agresivo movimiento que habían hecho, sus rodillas se debilitaron y se desplomó cayendo de rodillas en el dura cerámica, observando la imagen que el mismo había provocado, su ojos se tornaron fríos y opacos, perdiendo completamente cualquier aspecto sensible de su rostro.
Varios minutos recorrieron, y sus acciones no habían cambiado, hasta que, en su boca se formo alguna especie de sonrisa, una que nunca antes había realizado, se dispuso en ponerse de pie, sus rodillas estaban tambaleantes al igual que todo su cuerpo, se enderezo torpemente formando una posición enderezada, perdiendo un poco el equilibrio. Miro al objeto en sus manos e instantemente se escucho un sonido metálico de este cuando cayó al suelo en el momento que sus dedos lo habían dejado libre para luego tomar lugar a su cabello, había puesto sus manos sobre su cabeza tomando unos mechones de su pelo, tiñéndolos al segundo del color carmesí que empapaba su piel.
En la comisura de sus labios aquella sonrisa se había ensanchado volviéndose un tanto más desgarradora que antes — Ah…ja, jah — El sonido proveniente de sus labios fue algo que simplemente era indescriptible, una risa que estremecía hasta lo más profundo del alma.
Una combinación de sadismo, de locura y desesperación juntas, una risa que nunca había expresado hasta en ese momento.
—Nunca… — Se dijo a sí mismo en un susurro en una frase incompleta, al intervalo que había bajado sus extremidades de su cabeza y esbozaba nuevamente la misma risa de su boca, llenando por completo la habitación.
Capítulo 1°
- Capítulo Uno:
- En su niñez o al menos a lo que se refería su vida entera siempre había vivido en un orfanato, nunca conoció a sus consanguíneos, ni mucho menos supo cual era su apellido, muchas veces se imaginaba la imagen de sus padres, o la apariencia que estos tendrían con relación a sus rasgos físicos,sin embargo ni siquiera los que habitaban en el albergue sabían, ni aún siquiera la persona que lo había recogido supo de alguna existencia relacionada con el pequeño cuando lo habían dejado abandonado de hace unos pocos meses de nacido en un parque, se lo habían encontrado, cubierto escasamente por la sombra de las ramas de un árbol, al menos eso era lo que le habían dicho con respectivo a su manera de haber terminado en ese lugar.
Siempre se la paso encerrado en diferentes lugares, el exterior en cierto modo era algo nuevo en su poco conocimiento, no era que no conociera el mundo, simplemente que lo tenían restringido a salir cuando quería, y en realidad no culpaba a los mayores por ese hecho sabia que habiendo tanto pequeño que cuidar no podían darse el lujo de dejarlo salir sin supervisión, todos tenían su tiempo para jugar en el jardín.
Pero claro solo era mera curiosidad, y aunque en su corta edad todavía soñaba con tener unos padres cariñosos que lo amaran como un verdadero hijo, recibir el afecto de personas que cuidarían de su vida, aunque esos sueños se fueron desboronando con el pasar de los años, su apariencia no lo expresaba pero su edad no mentía, ya era un adolecente.
A esas alturas era complicado –por no decir imposible- llegar a una probable adopción, su ingenua imaginación pensaba en la posibilidad pero siendo esta complemente errada, y todos lo sabían, estaba en una etapa que muchas de las parejas que llegan quieren evitar en lo posible. Dieciséis años, no eran cualquier cosa, es muy complejo, ya había pasado la edad permitida en el orfanato y lo que menos quería era despedirse de las personas que tantos años lo habían cuidado, tanto que los sentía como si fueran su familia.
Pero bueno las cosas pasan y todo tiene que suceder, aunque no lo quisiera.
Ahora el frio consumía su cuerpo, haciéndolo temblar involuntariamente, aunque estuviera dentro de aquella habitación la helada no pasaba desapercibida de entre la pequeña estancia donde se encontraba sentado mirando a través de la nítida ventana unas cuantas pequeñas gotas de lluvia golpear contra el cristal.
Las clases ya habían terminado por el día y el resto de la tarde la tenia libre, sin embargo el leve temporal no permitía que saliera a otro lugar, y la verdad no era que tuviera en donde ir, después de todo no podría llegar más lejos del edificio; solo hasta los fines de semana donde es permitido.
Había sido trasferido a la academia Seishin, es un instituto para chicos, catalogado por ser una institución de la mejor educación del país, con una seguridad impecable en todo lo posible, con profesores de los más altos rangos.
Aunque a pesar de ser una excelente institución ya una vez dentro nadie puede salir, cualquiera que entra está condenado a quedarse hasta la graduación, quedando únicamente de salir los sábados y domingos, o al menos tambiénen caso de una emergencia –como ya se había nombrado-
No tenía muchos ánimos de salir, ni siquiera se había cambiado de atuendo, solo estaba allí, sin hacer nada, le era muy reconfortante simplemente observar la tenue brisa haciendo bailar la ligera llovizna por doquier, motivo que le provocaba un involuntaria pesadez.
Estaba que se caía en la cama por el sueño que lo invadía, sin embargo el sonido proveniente de la puerta al momento de abrirse le hiso salir de su somnolencia, miro de inmediato la figura que pasaba por el umbral, provocando instintivamente una alegre sonrisa en el rostro del chico.
— ¡Gareki! — Gritó alejándose de la ventana tomando camino hacia el nombrado.
Mientras este cerraba la puerta tras de sí y tomaba asiento en su correspondiente cama, soltando al momento un suspiro desganado, sosteniendo en ambas manos unos envases.
— Ten — Comentó a como pudo entregándole uno de los vasos. A lo que Nai simplemente sujeto el recipiente agradeciendo con una sonrisa — Bébelo ahora que está caliente — Pronuncio casi como orden al chico.
— Jm… — Contesto en un simple gesto procurando de obedecer ante lo dicho.
— ¿Qué has estado haciendo? — Pregunto mirándolo la bebida caliente en sus manos.
— La lluvia — Dejo de sorber del contenido para poder dar la respuesta dirigiendo su rostro hacia donde hace poco había estado — Me gusta — Se volteo para volver a dar otro sorbo del líquido.
Gareki es su mejor amigo y compañero de dormitorio, es cuatro años mayor que él, y a pesar de ello se puede decir que se llevan bastante bien, aunque en el destino ambos ya se habían conocido desde antes de llegar al instituto.
Al igual que su pasado el mayor también fue criado en un orfanato ya que sus padres igualmente lo abandonaron hace unos pocos años después, lo había conocido cuando apenas tenía cinco años y en ese tiempo Gareki tenía nueve, al parecer había pasado esos últimos nueve años en las calles antes de ser recogido y dejarlo en el mismo orfanato donde permanecía también él.
Habían sido amigos en ese lapso de tiempo a no ser porque nunca llego la adopción por parte de una pareja para Gareki, decían que era un niño muy extraño, no sabían que era lo que pensaba que incluso daba miedo, así pasaron los años y con ellos Gareki creció y llegó a la edad límite para seguir en el orfanato,después de ello no se le volvió a ver.
El aspecto de Gareki es de contextura delgada, altura bastante aceptable correspondiente a su edad, de tez blanca, un chico de apariencia algo tosca y agria a simple vista, no muy sociable con otras personas, posee cabellos oscuros que siempre están desordenados, piel de tono casi blanco, ojos rasgados de color azul obscuro con una mirada penetrante, seria y afilada, casi pasando a malhumorada todo el tiempo.
— ¿Iras algún lado? — Lo saco de sus pensamientos ante aquella pregunta.
El mayor le miro esperando la respuesta ya que la duda le llego al ver que el chico permanecía aún con el uniforme puesto.
Nai tomo asiento al lado de su compañero brindándole una cálida sonrisa mientras movía apaciblemente la cabeza de un lado a otro.
— Bueno… — Dio una mínima pausa, recordando, poniéndole atención al moreno — Los del consejo estudiantil están regalando dulces — Ante esa contestación el contrario lo miro directamente para luego posar el envase en un mueble que se encontraba al lado de su cama.
— ¿Dulces? — Se pregunto para sí mismo, extrañado — ¿Quieres unos? —
— ¡Sí! — Sus ojos casi brillaron ante esa respuesta inmediata, hasta se podría decir que podía ver unos destellos sobresalir de su alrededor.
— Geez… — Cerro los ojos con pesadez y por reflejo de su cuerpo coloco una de sus manos detrás de su cabeza comenzando a rascar sutilmente su cabello, tomo aire y para luego soltarlo dando un suspiro un tanto lleno de fastidio — ¿Por qué no fuiste antes? —
— Estaba esperando a Gareki —
Se escucho como el moreno chasqueo la lengua ante las palabras del chico.
Que fastidio, no tanto por el hecho de traer de esas cosas empalagosas provoca caries que tanto le gustan a Nai, sino por tener que volver a salir, le era un tremendo desagrado estar con el resto de los demás chicos y más si estos eran lo del comité, los odiaba, porque la realidad, bueno su realidad, todos son una molestia para su vista.
— Bien... — Se puso de nuevo su abrigo colocándose la capucha en su cabeza — Entonces iré por algunos — Su rostro se mostraba con una evidente molestia, con el ceño fruncido.
La expresión llena de entusiasmo del chico le hacía sentirse extraño, desvió el rostro incluso expresando irritación.
— Nai — Llamo al chico con su fría voz, sin verlo aún, a lo que el contrario naturalmente le siguió observando algo expectante — No te vayas a ningún lado — Expresó con seriedad.
Presto atención como su compañero estaba con su cabeza cubierta con una pequeña frazada que cubría parte de su cuerpo -seguro por el frio- algunos de los cabellos cortos sobresalían por la tela distinguiéndose el blancuzco color de los mismos, sus ojos poseen un color extraño, desconoce el motivo del color de ellos ya que tiene dos tonos, un rojo intenso con un leve matiz de dorado en ellos.
Es bastante bajo, es sumamente delgado para su edad. El cuerpo del menor trasmite una forma de una estructura infantil, delicada y frágil, los rasgos de su rostro son finos, suaves y sutiles, mostrando la apariencia más de un chiquillo que de un adolecente.
Una característica única en Nai, no muchos eran como ese chico y eso era algo que le llamaba la atención. El uniforme negro que llevaba puesto contrastaba con fuerza contra la suave piel albina y cabello blanco.
Sujeto la manta que cubría casi por completo su cuerpo, jalando de ella deslizándola lentamente para luego dejarla a unlado de la cama. En ese momento no se espero la pronta mirada rojiza del menor.
El albino le miro confuso por unos cortos segundos, parpadeo un par de veces — Pero quiero ir con Gareki — Contesto formulando una sonrisa y abrazándole afectuosamente, siendo un contacto de amistad más que otra cosa.
Enserio le molestaba esa actitud, no lo soportaba era demasiado encantador y radiante.
Tomo entre sus manos las muñecas del chico sin percatarse que había provocado un estremecimiento por parte del mismo ante el repentino movimiento — Bien, pero que no te alejes de mí… — Afilo su mirada volviéndola un tanto desafiante.
Las pupilas del chico permanecían atentas viendo las contrarias.
— Hum, !¡Lo prometo! — Se puso de pie poniéndose al lado del mayor dispuesto a marcharse con él.
Llevaba consigo unos cuantos dulces de diferentes tipos de tamaños y colores que le habían entregado en una bolsa, la sonrisa en su cara era la evidente muestra de una inocente alegría por tal insignificante cosa.
Estaban celebrando una fecha que muy pocos o mejor dicho la mayoría de los estudiantes se les es imposible celebrar "San Valentín" ese día en donde compartes tu amor y afecto hacia la persona que es tu pareja, pero por motivo de que se les prohíbe salir no pueden visitar a sus respectivas novias –si es que algunos tienen- pero a pesar de ello las chicas mandan sus regalos desde la distancia y allí es donde los del comité se encargan de entregar esos regalos hacia los estudiantes con la esperanza de que al menos sus parejas se acuerdan de ellos en tal importante día.
Sin embargo no todos tienen esa cierta relación, algunos son solteros, no obstante también esa fecha se toma como día de la amistad así que entre ellos se pueden dar regalos amistosos y poder así establecer lazos, añadiendo también una que otra pareja entre los mismos que no pasa desapercibida.
Los del consejo idearon el regalar dulces para al menos dar algo de alegría para quienes están solos y por como lo han hecho los últimos años no han fallado.
En sus pequeñas manos sostenía uno de los envoltorios de los caramelos que ahora se deshace en su boca, sintiendo detrás de él la presencia del moreno observándole las espaldas. Se giro un momento mirando al chico ofreciéndole del contenido en su bolsa, recibiendo la absoluta negación del mayor ante el dulce.
— Si sigues comiendo esa basura no podrás dormir — Comentó tomando paso al lado de Nai, quitándole a sí mismo la bolsa. — No pienso soportarte toda la noche haciendo ruido, es molesto —
El más pequeño lo miro algo entristecido, notando como aquellos caramelos se encontraban en las manos del moreno y pro siguiente terminaban en el abrigo del mismo, lo que menos quería era molestar a Gareki, asintió con la cabeza entendiendo a lo dicho, aceptando, al tiempo que bajaba la cabeza desviando la mirada.
Gareki noto aquello y reposó una de sus manos en el rostro del chico, comenzando a rozar el pulgar en su mejilla lentamente.
— Mocoso, es por tu bien —
Volvió su vista hacia el camino, sintiendo como la mano de Nai se aferraba de su brazo, lo miro de reojo sin dejar de caminar.
— Gracias, Gareki — Dio un agradecimiento sin soltarse de su compañero a lo que sintió como el contrario se detenía soltándose de su agarre y proceder a tomarle esta vez del brazo.
— Nai — Pronuncio su nombre lo más serio posible — Te amo — Afilo aquella mirada penetrante de completa determinación —No te dejare ir nunca —
El cuerpo del menor se volvió tenso, su mirada se trasformo por una de confusión mientras sentía como el cuerpo de Gareki se aproximaba al suyo, sus hombros se encogieron y sus parpados se cerraron, comenzando a estremecerse. Su rostro se había ruborizado tomando un tenue color carmín, al haber procesado las palabras de la boca de su amigo, pero sin entender completamente el significado de ellas – o más bien el trasfondo de estas-
— G-Gareki — Musito, sintiendo la calidez de las manos del chico sobre su cintura brindándole un cálido abrazo.
Inmediatamente el contacto no duro mucho, se habían alejado y noto como los labios del mayor se abrían nuevamente después de haberse separado.
— Ve a lavarte, tu cara esta sucia — Se toco el cabello, cerrando los ojos — Regresare a la habitación así que apúrate, si no te dejo afuera —Había advertido para luego desaparecer entre los pasillos.
Y como había obedecido se fue a lavar, el dulce había permanecido en su rostro todo el tiempo, y es que no sabe controlarse cuando se trata de azúcar, al terminar cerro el grifo y comenzó a secarse la humedad de su piel con una toalla.
Al salir del baño se dispuso a regresar a su habitación acatando a lo que Gareki le había dicho y hubiera sido así a no ser que…
Escucho como un sonido de hojas desparramándose, cayéndose al suelo le distrajo, ya era tarde como para andar a esas horas en los pasillos sin embargo se adentro al lugar, se asomo por la esquina del pasillo captando lo que era su parecer estaban un montón de papeles esparcidos por la superficie, amontonados en un completo desorden.
Se aproximó hasta donde estaba el cumulo de documentos mas una voz se le hizo conocida.
— Nai — Se acercó hasta él un apuesto joven de estatura bastante alta, complexión delgada, cabellera de hebras celestes y ojos del mismo tono.
Sintió como este ponía una de sus manos en sus cabellos — ¿Qué haces tan tarde aquí?, está haciendo frió —
— ¡Karoku! — Expreso el chiquillo alegre al susodicho, donde ya tenía tiempo de no haberlo visto. Las pequeñas manos del chico le rodearon en un inocente abrazo.
— ¿Por qué no estás en tu habitación?, ¿Acaso tu compañero te está molestando? — Pregunto, al no recibir una anterior respuesta.
El menor negó mudamente con la cabeza y una sonrisa para luego mirar al hombre con una duda atravesando su garganta — Karoku, ¿Por qué no fuiste? — Soltó, refiriéndose a la actividad que hace horas habían impartido los del comité.
— Así que era hoy era el día de los dulces —Recordó ante la pregunta de Nai — Lo lamento Nai se me olvido, últimamente he estado algo ocupado — Volvió acariciar las blancuzcas hebras del menor — Te prometo que después te daré algo —
— No te preocupes, Gareki me dio muchos dulces —
— No me refiero a eso — Sonrió en una expresión para sí, soltándose del agarre de aquellos delgados brazos. — Ven, ayúdame y ahora te invito una taza de té —Inició a recoger el desorden de los papeles.
— Hum… — Expresó juguetón haciendo lo mismo que su amigo.
Capítulo 2°
- Capítulo Dos:
- Su sonrisa expresaba mucho, sentado en una silla mientras sus pies se balanceaban al quedar en el aire ante su poca estatura, frente a una simple mesa mirando el rostro de aquel peli celeste, mismo que llevaba en sus manos una tetera hirviendo.
— Tómalo. Mezclé vainilla y caramelo — Le entregó una taza con el contenido — Es un té de leche —.
Ante la pronunciación del dulce el chico no dudo en probarlo — ¡Está delicioso! — Una leve curvatura, un tanto cansada, se formo en los labios del más alto, sirviéndose su parte en una taza.
Tomó asiento al otro extremo del chico, poniendo en el centro de la mesa una bandeja con unos cuantos pastelillos de diferentes estilos. No espero mucho cuando Nai había tomado uno de estos y comenzaba a saborearlo, balanceando constantemente los pies bajo la mesa, sin perder su habitual gesto infantil.
Una tenue sonrisa volvió aparecer en el mayor, siendo un poco más grande que la anterior al ver la imagen inocente del albino, dando paso hacia una ligera risa. Pronto la confusa mirada del chico se concentro en él al escucharlo reírse.
— Perdón, Me reí — Aclaró con suavidad.
Habían pasado días o inclusive semanas en las que no había visto a Nai, solo en algunas cuantas ocasiones cuando pasaba por los pasillos y podía apreciar su rostro distraído mientas estaba sentado en completo aburrimiento al momento que le impartían clases, lamentablemente no comparten salones por ser de diferentes niveles, pero solo el mirarlo en esos escasos instantes es suficiente para poder soportar el resto del día con una sonrisa en su boca, con el anhelo de poder volver a verlo.
Su puesto como Vicepresidente es cansado, le quita mucho de su tiempo, incluso tiene que seguir sus responsabilidades hasta en sus días de descanso; lo que no puede hacer el presidente Uro pasa a ser trabajo suyo, asistir a las reuniones del comité, no puede darse el lujo de faltar a ninguna de ellas y para colmo debía presentarse en las fechas importantes junto a personas no muy agradables y que para variar están pendiente de sus estudios en el instituto, pero aunque no quiera admitirlo su sonrisa siempre permanecía en su lugar en cualquier momento y situación, muestra clara de que había visto a Nai en algún momento del día.
Y es que ese pequeño joven emite en su cuerpo un aura de dulzura y alegría, algo que muy pocos conocen hoy en día, apenas lo conoció hace unos años en una reunión para conocer a los nuevos estudiantes que ingresaban a la academia, el presidente Uro y el resto del consejo estudiantil junto al director, eran los que se encargaban de presentarse hacia los jóvenes y darles así una bienvenida, en ese tiempo solo formaba parte del comité estudiantil.
A unos cuantos meses después ya había entablado una amistad con el menor al verlo confundido y perdido entre los pasillos sin saber donde estaba, en esos primerizos días fue su guía y mentor. A cada momento Nai iba tras suyo buscando algún consejo de su parte, consejo que estaba dispuesto a darle en el momento que quisiera, siempre estaba para ayudarlo, incluso hubo un tiempo en el cual era su tutor privado, pero eso no duro mucho cuando lo habían escogido como el vicepresidente del consejo.
Cada vez los encuentros con Nai se hacían más cortos y lejanos, y allí fue cuando llego el fatídico día.
Nunca se olvidaría de ese día. Estaba llevando unos papeles importantes a Uro cuando Nai había aparecido de la nada abrazándolo por la espalda, apenas los cabellos del pequeño le rozaban a la mitad de su espalda cuando sintió el apretón en su cintura, la carita llena de ilusión y alegría se trasmitía en todo su cuerpo, una enorme sonrisa se mostraba en su radiante rostro, aquello inmediatamente le hizo sonreír, mirar a Nai de esa forma era simplemente hermoso, cualquiera quedaría prendado de la belleza de su ser.
Las palabras salientes del chico no habían cambiado su postura pero sentía como su cuerpo comenzaba a emitir una extraña decadencia llena de impotencia, al escuchar que tenía a alguien más –que no era él- que lo ayudaba en sus estudios, y conforme continuaba hablando todavía le seguía escuchando que esa misma persona era su compañero de cuarto; cerro los ojos felicitando al chico mientras continuaba tranquilamente poniéndole atención.
Los papeles se hubieran caído de las manos a no ser que su cuerpo no tenía la capacidad de hacerlo y evitar mostrar una faceta diferente frente a ese adorable joven ante tales palabras que le estaba diciendo, pero estaba seguro que dentro de su alma sentía como algo se rompía y caía en pedazos junto con muchas de sus esperanzas.
Porque alguien que NO era ÉL era el mejor amigo de Nai. Acaricio el cabello del menor con delicadeza mientras trataba de rechazar cualquier comportamiento extraño de su cuerpo para evitar reaccionar de manera precipitada.
Pero lo había tomado para bien, solo era un amigo, Nai siempre se le facilito cuando se trata de reunir amistades en todo el campus, porque a pesar de todo es alguien que hace que muchos le tomen afecto rápidamente.
No le tomo importancia al tiempo, Nai seguía siendo el mismo de siempre a lo que no cambiaba en nada su vínculo con el chico, y por ello estaba aliviado, hasta que tuvo la desgracia de conocer a Gareki, que a simple vista no le era mucha competencia pero al pasar el tiempo esa seguridad se volvió pesada convirtiéndose en completa desconfianza al notar que cada vez pasaba más tiempo con el albino, señal que no le agrada para nada.
Por desgracia su puesto le impide poder intervenir entre ellos, sin embargo sigue actuando como si nada estuviera pasando.
Notó el semblante algo confundido del menor, y sin deshacer su sonrisa se acerco hacia el contrario.
— Lo lamento, pero el solo ver tu rostro me da alivio — Extendió una mano hacia el rostro del pequeño, comenzando a limpiar unas cuantas migajas que habían quedado pegadas en sus mejillas. — Me alegro de que estés aquí —
La calidez en las que dijo aquellas palabras hizo que sonriera nuevamente.
— A mi también. Te he extrañado mucho Karoku — Dio como respuesta.
— Nai. Si algo sucede no dudes en decírmelo. Seré tu apoyo — Sus ojos se habían enternecido mientras quitaba la mano de su rostro.
— Karoku — Exclamó, recibiendo la atención del nombrado — A veces quisiera que Karoku fuera mi hermano mayor. —
Aquello hizo que el alma del mayor se contrajera, inexplicablemente, era tierno escucharlo decir eso pero en otro lado era como una flecha directa en el corazón, lastimándolo. No pronuncio nada mas, sin embargo entendía la completa pureza detrás de esas palabras, significaba que Nai lo tomaba como alguien cercano, no solo como un amigo más.
No obstante sus intenciones no era las mismas, ver a Nai como un hermano seria blasfemia, sin contar que sería un total incesto; y se estaría engañando a sí mismo si pensara de esa forma.
Porque a pesar de que pueda parecer una relación de amistad, sus sentimientos iban más allá que eso. Aunque era una lástima que Nai no pudiera captar lo que realmente sentía por él.
Tomando como distracción su té, estuvo bebiéndolo por un rato mientras lo sostenía en sus manos — Y yo quiero que Nai sea mi amante — Soltó descuidadamente perdido en sus pensamientos.
La expresión del chico no era de esperarse, tenía un gran signo de interrogación sobre su cabeza que estaba plasmada en todo su rostro.
Eso le hizo saber que había pensado en voz alta.
Nuevamente la risa invadió su boca, no pudo evitar burlarse de la reacción del menor, y es que sabía perfectamente que Nai no tenía idea de lo que había dicho, pero si la situación se lo permitiría podría explicarle lo que realmente quería obtener de él.
— Nai, en verdad eres lindo — Dejó el resto del té en la mesa, captando que todavía la incredulidad no había abandonado el cuerpo del albino.
Su sonrisa se había formado un tanto desconcertante, catalogándose a lo sumo como pícara, emitiendo en su rostro un aire minucioso. Pero a pesar de ello Nai pasaba desapercibido esa expresión.
— Si no lo entiendes te puedo explicar —Si el destino estaba de su lado no echaría a perder la oportunidad.
Antes de poder actuar la puerta se había abierto de golpe, algo que extrañaba a cualquiera ya que esta siempre permanecía cerrada, a no ser que alguien le propinara una patada para poder acceder a la habitación, y al ver la evidencia de algunos pedazos de madera destrozados en el suelo, ese había sido el caso.
— ¡G-Gareki! — Gritó el menor al ver el rostro del recién llegado entrar a la fuerza, que para mala suerte estaba de mal humor.
— ¿Eres idiota? — Con el ceño fruncido, de total enojo, había llegado hasta donde se encontraba el chico.
Su mal carácter estaba a flor de piel y ya nada le importaba, simplemente la rabia irradiaba por doquier, detestaba cuando Nai le desobedecía y más cuando lo hace apropósito con el fin de hacerlo cabrearse, lográndolo sin dudarlo.
No estaba para que le reprocharan nada, ¿La puerta? después se preocuparía de ello, ahora tenía cosas más importantes que hacer, como sacar a Nai de allí.
En breve visualizó el motivo de la ausencia de su compañero, captando rápidamente con lo que estaba distraído. Varios bocadillos se situaban en la mesa al frente de Nai, ese era el motivo, chaqueo la lengua en un sonido de disgusto, era demasiado fácil ganarse al pequeño idiota, solo con algo dulce y ya se vendía.
Sin perder tiempo técnicamente le había arrebatado el té que aún estaba en sus manos, regando todo el líquido con fuerza impactando la taza de porcelana contra el suelo, rompiéndose así mismo en miles de pedazos, mostrando precisamente el enfado que estaba en su cuerpo.
— Ah… ¡ah, ése… es mi té! — La mirada enfurecida que le dedico Gareki le hizo callarse sin tener el derecho de reclamar, se estremeció ante ello.
— Si ibas al baño, entonces… ¿Por qué estás aquí? — Preguntó sin querer realmente la respuesta — Mentiroso — Con furia contenida había pronunciado aquello sin despegar su vista del menor. Nai bajo un poco la mirada algo decaído sin poder articular alguna palabra.
Su mirada se volvió agria, más de lo que puede ser posible, dedicándosela esta vez al mayor peli celeste que simplemente se mantenía imperturbable y calmado ante la situación, pero mirándole de igual forma.
— Tú… aléjate de él, está prohibido que te le acerques — Anunció como orden el moreno con el tono de voz más dominante y frio que pudiera salir de sus cuerdas vocales hacia al más alto.
No obstante este no se quedo callado.
— No necesito tu aviso — Su semblante se torno serio — Ahórrate tus palabras —
La tensión entre ambos era espesa, como si uno y el otro estuviera luchando por algún territorio, de no ser humanos seguramente ya se habrían agarrado de golpes. Pero ese no era el caso de Karoku, seguía manteniendo la pulcritud de su apariencia, caso contrario de Gareki, quien estaba dispuesto en causar un desastre en cualquier momento, su simple postura, expresión y mirada desafiante emitía que Nai le pertenecía, tema que Karoku no iba a dejar pasar desapercibido, le demostraría a ese joven que estaba equivocado.
— Tks. Puedo ver tus intenciones, idiota. — Escupió las palabras. Karoku simplemente calló, el muchacho no estaba equivocado.
Sin embargo todo lo que estaba sucediendo, la situación estaba fuera del entendimiento del propio Nai, ajeno a lo que estaba sucediendo se dedico a defender a su amigo.
— ¡No es así!, Karoku es una gran persona — Se levanto de donde estaba acercándose hacia el nombrado, abrazándolo cálidamente.
Aquello hirvió la sangre del moreno agarrando a Nai con fuerza del brazo llevándoselo casi a rastras, sin darle tiempo siquiera de despedirse, -claro que esa era la idea- no le importaba si en algún momento del trayendo lo lastimara, eso serviría para que escarmentara lo que había hecho.
Gareki había entrado como un animal, y actuado como uno, llevándose a Nai sin tapujos, marchándose con él igual a como había entrado.
Miró la taza destrozada en el piso, agachándose, para recoger los pedazos antes de que alguien llegase y comenzará a hacer preguntas. Dio un suspiro lleno de pesar y tristeza mientras iba limpiando el desastre, ahora debía comprarse un nuevo juego de té porque ese ya estaba incompleto.
— Nai — Concentró su vista hacia lo que estaba haciendo, recordando.
Agarró en sus manos el trozo más grande que había quedado de la porcelana rota, acercarlo hacia su rostro, aproximándola a su boca. — Sus labios la tocaron… es tan provocativa. — Sutilmente le dio un casto beso, seguido de sonreír como anteriormente lo había hecho hace unos escasos minutos atrás.
Ahora todo estaba en ese impertinente chico, quien era en definitiva una completa molestia.
AiyumeritaDiseñadora - UNDERTALE ~
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16/12/2010
Koujaku ♥ Aoba
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