September; Shikaino Month

A Shikamaru le gustan las flores del desierto. Curiosamente, cada vez que cierta chica rubia del país del Viento pasa por la pequeña aldea de Konoha, Shikamaru compra una flor del desierto nada más que la floristería abre y no vuelve a aparecer hasta bien entrada la noche.
No era que a Ino, una chica en sus ya entrados diecisiete años, guapa e inteligente, le importara lo más mínimo lo que su casi mejor amigo estuviera o no haciendo.
En absoluto.
Pero cuando al cerrar por fin la floristería y salir a saludar al cielo nocturno de la aldea se encontró de pleno con un Shikamaru sentado en la pared de enfrente haciendo la postura y con un cigarrillo en los labios a punto de consumirse no pudo evitar sonreír y acercarse a él dando pequeños saltos –como una niña pequeña, una niña rubia y gritona que sonríe al único chico que no la ha abandonado.
—¡Buenos días, Shika-kun! —sonríe y el sol vuelve a brillar.
—Buenas noches, Ino —corrige él levantándose y quedando completamente estirado sin percatarse del ligero color rosado de las mejillas de ella que se encoje de hombros y coge aire con fuerza antes de estirar los brazos y mirarle de cara.
—¿...qué tal te ha ido?
Shikamaru sonríe y todo va según lo planeado, se encoge de hombre ignorando la pregunta mientras camina a su lado. Intencionadamente, roza su mano con la de ella pero evita mostrar cualquier signo de haberse dado cuenta.
—Ino —la llama y cambia el sentido de sus pasos hacia una calle a la izquierda que en dirección a su casa—, acompáñame un momento —la mira a los ojos y, con movimientos lentos y sutiles, gira su cuerpo encaminándose por la calle totalmente seguro de que la chica lo seguirá. Nunca falla, piensa al escuchar gritos detrás de él que le llaman e insultan a partes iguales.
Cuando llegan las luces están apagas y él evita encenderlas con un “aún se ve” que no acaba de convencer a Ino quien se ve obligada a cogerse del jersey verde oscuro del chico con tal de no golpearse con algún mueble.
—Aquí, siéntate —y desaparece dejándola sola en el medio del salón con las luces apagadas y la casa en completo silencio.
—¿Qué...?
—Calla.
Espera tres minutos y aparece de nuevo Shikamaru, con una vela en la mano que acerca a un lugar que Ino no puede ver. El fuego recorre un escondido camino invisible en todas direcciones y la habitación se ilumina con pequeños destellos procedentes de velas pequeñas y anchas que muestran ante ella incontables de tulipanes morados colocados casualmente por todos lados, en todas partes.
—Shika...
—A Temari le gustan tus flores.
—Shikamaru…
Aparece ante ella con un tulipán lila en la mano que extiende en su dirección.
—Te quiero —miles de tulipanes violetas—. Te quiero —destellos morados y sonrojos.

Su pierna ha empezado a acalambrarse, advirtiéndole de que lleva en la misma posición mucho más tiempo del conveniente. Para la gente común, duele; para una ninja como ella no significa nada, pero aún así relaja la pierna y cambia su posición. Se acomoda en la silla, mueve el cuello y mira al techo. El techo es blanco y tiene manchas de humedad, en el centro hay un pequeño foco que ilumina pobremente la habitación.

Está en una sala del hospital, no podría esperar nada más.

Sus puños se aprietan de forma inconsciente, ¿cómo pueden permitir que las personas se recuperen en un ambiente tan lamentable? Ino cree que es injusto. A Shikamaru le gustan el cielo azul, las nubes blancas y el sol en lo alto. Es injusto que no pueda verlos por aquel terrible techo, es injusto que no pueda verlos porque ni siquiera está despierto. No lo está desde hace dos semanas ya.

El repique del reloj al cambio de hora la despierta de sus pensamientos y la detiene al momento justo para que los mismos sigan un camino al que ha evitado ir por muchos días. No va a llorar, así que solo mira el reloj y ve que marca las 11 en punto. En una hora dejará de ser el cumpleaños de Shikamaru, y pasará a ser el suyo.

Aún no le da su regalo. No sabe que darle.

A Shikamaru nunca le han gustado las flores ni las cosas problemáticas y eso es casi todo lo que Ino es. Por eso él regala un pequeño viaje a las tierras de los Nara y le permite llevarse algún artilugio extraño que a Ino le parece encantador; Ino le regala unas horas de tranquilidad y ahí mismo, se acuestan uno al lado del otro a ver las nubes y contrario a los otros días, Ino no se queja. y todo es paz y tranquilidad, y ambos son felices.

Pero ese año, no hay nubes que regalarle ni viajes a ningún lado, ni ninguna manera de cumplir la tradición que han hecho propia desde hace tantos años. Ino vuelve la mirada a su amigo, acostado en la cama de aquel horrible hospital y aunque la situación es horrible y lamentable, Ino sonríe despacio con esa sonrisa que ella sabe el otro chico definiría como "problemática".

Casi cincuenta minutos más tarde, ino empuja ligeramente a Shikamaru para que le haga un espacio en la ya tan pequeña cama. Se acomoda y se acurruca en su pecho, sonríe lentamente y mira al techo. Empieza a cantar la canción que la madre de Chouji le cantaba a los tres.

El techo ya no es blanco y las manchas de humedad ya no se notan. En cambio, encima hay una pintura celeste muy clara, algunos espacios blancos similares a nubes y en la esquina, un sol.  El reloj repiquetea la canción que indica el cambio de hora, ya son las 12 en punto y ya no es el cumpleaños de Shikamaru.

Ino no se queja y todo está tranquilo.

La última vez que Ino y Shikamaru se vieron fue una calurosa tarde el chico quería volver a verla pero no sabía como Pero parecía que el destino los quería unir puesto que una mañana el celular de Shikamaru sonó…. ¿Quién habrá podido ser?
Shikamaru.- Bueno  -contesto-
Ino.- Buenas tardes, me gustaría pedir una orden de ramen
Shikamaru.- ¡Ino!  -respondió muy emocionado
Ino.- Shikamaru que sorpresa ¿ahora trabajas en el restaurante Yorokonde?
Shikamaru.- No te equivocaste de número…. pero me alegro que lo hayas hecho. Me gustaría verte de nuevo.
Ino.- Ahora que lo mencionas que tal…. ¿si nos vemos en tu casa?
Shikamaru.- ¿En mi casa?   -pregunta sorprendido-
Ino.- Si o ¿hay algún inconveniente?
Shikamaru.- No para nada
Ino.- Bien entonces….
Shikamaru.- Voy por ti…. Nos vemos en el restaurante Yorokonde
Ino.- Me parece buena idea nos vemos a ya   -cuelga el teléfono Shikamaru hace lo mismo y va a buscar a su amiga cuando llega-
Shikamaru.- Hola
Ino.- Hola
Shikamaru.- Bien ¿estas listas para pasar la tarde conmigo?
Ino.- Más que nunca
Shikamaru.- Bueno entonces vámonos
Los dos empiezan a caminar y mientras lo hacen van platicando cuando llegan a su destino Shikamaru caballerosamente le abre la puerta a su linda acompañante
Ino.- Que hermosa casa tienes
Shikamaru.- Gracias…. Creo oye Ino la última vez que nos vimos tú me invitaste a salir ahora yo quiero ser quien te invite aceptarías salir conmigo
Ino.-Claro que acepto y ¿a dónde iríamos?
Shikamaru.- A donde tú quieras
La primera parada fue el parque de diversiones después se fueron a ver una película de terror  al cine y por ultimo fueron a cenar
Ino.- Me la pase increíble, muchas gracias Shikamaru
Shikamaru.- Ino Quiero decirte algo muy importante (nervioso le pregunta) ¿Quieres ser mi novia?
Al principio la chica se quedó sin habla, no podía creer lo que acababa de escuchar después dio un respiro y contesto…
- Shikamaru…… Yo…….Claro que me gustaría ser tu novia
En ese momento una melodiosa música comenzó a escucharse
Shikamaru.- ¿Me permitiría bailar esta pieza con usted?
Ino.- Por supuesto
Los dos empiezan a bailar, Shikamaru se acerca lentamente a los labios de su compañera y delicadamente la besa
Shikamaru.- Te amo Ino siempre lo he hecho pero no tenía el valor de decírtelo
Ino.- (suspiro) Es el mejor día de mi vida
Shikamaru.- El mío también

NARUTOCOUPLES, 13 DE SEPTIEMBRE DEL 2013.

Querido Lector (seas quien seas):
Soy una fan SI desde que empecé a ver la serie de Naruto. Fue, de hecho, la segunda pareja que llamó mi atención después de mi otp, el SasuSaku.
¿Qué me gustaba de ellos?
La verdad, hoy por hoy no estoy segura de qué vi en este par de dos en aquel entonces para volverme una shipper más de esta pareja. ¿acaso sería la cara de pocos amigos, de extraña incomodidad, de Shikamaru cada vez que Ino entrada en su modo fanática-de-Sasuke lo que me hizo empezar a apreciarla? ¿O quizá la camaradería y sincera confianza el uno con el otro a tal punto de dejar ella que Shikamaru (el vago, el “ahora no que estoy ocupado mirando las nubes”) se ocupara de su cuerpo?
Sí, supongo que la Saga del Bosque de la Muerte me marcó totalmente en lo que a parejas se refiere.
No. En ningún momento me empezaron a gustar “porque estaban en el mismo Equipo” o porque “me convenía”. Lo primero, obviamente, ayudó, quizá si no hubiera formado el InoShikaCho Team, no me hubiera fijado tanto, pero el hecho de que ya desde pequeños se conocieran me causó una gran estima hacia la pareja.
Mi dogma es, en lo que a parejas se refiere, ¿por qué no? No soy del tipo que dice NO sin pensar un poco antes (antes, cuando aún tenía quince años, quizá lo era, ahora con un par de años más, soy más abierta y menos “esto no porque no”).
Creo que esto lo he dicho más de una vez, pero yo no he visto Naruto Shippuden completo, la única parte completa que vi fue la primera (Naruto) y de shippuden únicamente he visto cosas sueltas, cosas principalmente relacionadas con Sasuke porque es mi personaje favorito y otras cosas que no vienen a cuento.
Aún así, incluso ahora, después de tanto tiempo, esa relación Shikamaru/Ino sigue estando ahí. Ha cambiado y ha madurado junto a ellos, ya no son la chica que grita el nombre de Sasuke y el chico que no le importa nada más mas que la calma y tranquila comodidad del no-hacer-nada.
No, ahora son Ino Yamanaka y Shikamaru Nara. Son los ahora líderes de sus respectivos clanes, los jóvenes que cambiaran el mundo, son más maduros (sin perder sus características personalidades de gritos y troublesome), son conscientes del mundo fuera y son fuerte por todo lo que han perdido.
Todo ello no solo los mantiene unidos, sino que también los hace más cercanos. Porque ambos perdieron personas importantes, personas cercanas a las que hicieron promesas de continuar, y ambos se ayudan y se conocen y, sobretodo, confían el uno en el otro.
No es algo simplemente de equipo (no para mi, al menos); es algo mucho más profundo, es la clase de amor –obviamente desde mi punto de vista proSI– que está ahí desde siempre y que crece de la amistad más desinteresada al amor más íntimo.
Realmente, todo lo anterior no tiene importancia. Lo importante no es qué me gusta a mi o cómo lo conocí o si tienen o no posibilidades –eso son solo detalles, cosas que no tiene importancia, banalidades. No hay algo racional para que te gusten, porque simplemente lo hace y los conoces y piensas “oh, pero que gracia, ¿no?” y te conviertes en la cosa más horrible que pueda existir en un fandom: una shipper.