In Cerca di Amore. (SASUSAKU)

si, esto es una carta casi amenasante bueno no si es amenasante xD

jaujuajuajuaujauauua matar matar matar

DAME LA CONTI POR LA MI..... AHORA!!!! ESTOY LOKA LULULULULULULULU

Abrí los ojos
y me topé con unas poderosas orbes negros que me miraban divertidas. Incapaz de
articular palabras, por segundos había olvidado el motivo de ese beso, claro,
Sasuke lo había hecho para seguir cumpliendo su labor de "novio",
además intuí que le incomodaban las miradas de Sauri, supuse que todo había
sido para dejar en claro que éramos pareja, agradecí mentalmente ese gesto, lo
último que me faltaba para coronar esa noche era que mi supuesto novio
coquetease con alguna de mis ex compañeras.


- ¿Crees que
ahora nos habrán creído?- preguntó él en susurros.


- C..creo que si-
titubeé.


Él volvió a reírse
levemente mientras quitaba su mano de mi cuello, de seguro la causa de su risa
era lo increíblemente boba que me comportaba cada vez que él me dirigía la palabra,
me sentí algo ridícula.


Luego de eso, Sauri,
Kaoru y Carolina ya no mencionaron a Sai, pero pude notar cierta envidia en los
ojos de Sauri, y claro que seguían mirando a sasuke pero un poco más
disimulado, solo un poco,


Creo que ya había quedado
claro para Sauri y su “tropa” que me encontraba perfectamente bien, y que el
incidente en la biblioteca no significo nada al igual que Sai, iba a decir a
sasuke para volver con los chicos pero…


- ¿Y que estudia tu
novio, Sakura?- preguntó Carolina.


- Por qué no se lo
preguntas directamente ya que esta acá- respondí con cierto tono de broma
aunque francamente lo hacía para darle el paso a Sasuke y que él respondiese
por su cuenta. Dios ¡Si no sabía nada de él!


- Terminé medicina
hace poco…- no pude evitar mirarlo con asombro, se veía muy joven para haber ya
terminado de estudiar medicina, es decir ¿Cuántos años tendría? Calculé que más
o menos la misma edad mía, y según lo que tenía entendido la carrera de
medicina duraba…- me preocupé de adelantar las materias y terminé antes-
añadió.


Se escuchó un
asentimiento general, al parecer no era la única que se había cuestionado
aquello.


- ¿Y dónde?-preguntó
Kaoru.


- Milán…-respondió
él


Si antes lo miraba
con asombro ahora me encontraba estupefacta, es decir ¿estudio en la
universidad de Milán ¡Italia!? Una de las mejores universidades, Dios, debía
tener mucho dinero y mucho cerebro para estudiar en ¡Milán!, y no fui la única
que quedo estupefacta, Sauri, Kaoru y Carolina están igual


- ¿Y ya estás
trabajando en hospitales o algo?- preguntó Sauri.


"Maldita interesada".pensé.


- Por ahora no… me
tomo un descanso mientras preparo todo para abrir mi propia clínica junto a mi
padre y algunos colegas amigos- respondió con naturalidad.


Si antes Sauri lo
observaba con deseo ahora no cabían dudas que pretendía
quedárselo para ella por completo, sabía que pasaba, ella miraba a Sasuke como
si hubiese descubierto su mina de oro personal, y bueno… en cierta forma no la
culpaba, Sasuke parecía ser el chico perfecto, guapo, demasiado hermoso para
ser exactos, recién titulado de medicina en una de las mejores universidades de
Italia y además pronto abrirá su propia clínica en compañía de su padre… y eso
sin olvidar que daba unos besos que cortaban el aliento, claro que ese detalle
Sauri no lo sabía…


-creo que deberíamos regresar con los chicos-me susurro de repente
Sasuke


-muy
bien—respondí automáticamente


-¿ya se van?,
pero si la noche apenas empieza-hablo Sauri.


Claro Sauri no
pretendía dejar escapar a Sasuke.


-Ya debemos
retirarnos…-acato sasuke


-esperen, que
tal si tomamos algo, y luego…


-no gracias,
ya nos vamos, adiós…vámonos Sakura.


Y antes que yo reaccionara, el me guiaba con sus manos entrelazados al mío me
era increíble el efecto que él tenía sobre mí, dejamos atrás a Sauri y su
tropa, quienes cuchicheaban mientras veían a Sasuke, a pocos minutos volvimos a
tomar asiento junto a Naruto y Hinata, que parecían más ocupados dándose mimos.


-he…al fin
volvieron-hablo Naruto.


-Naruto donde
esta Ino-pregunto Sasuke mienta tomaba asiento a mi lado, y pasaba su brazo por
el respáldelo de mi silla, yo seguía
muda.


-Pues…una vez
en el baile, la señorita “Diva” se excedió en el consumo de bebidas alcohólicas,
por lo que yo diría que esta…allí
bailando…sola-dijo con tono divertido y señalando a una Ino totalmente
borracha, dando brincos de aquí allá.


-Creo que es
hora de irnos…o tendremos que arrastrar a Ino-comento Hinata algo preocupada.


Entonces caí en
cuenta que la noche debía acabarse y con ella la locura que había llevado a cabo, ¿hacerles creer a Sauri
y su “tropa “que Sasuke era mi novio? Qué
locura. Resultaba desquiciado incluso de pensarlo, sin dudas él había sido mi ángel
en esa fiesta de despedida infestada de víboras como Sauri y kaoru.


Y sorprendentemente
una parte de mi no quería levantarse de esa silla, no quería terminar aquella
farsa… no quería que Sasuke Uchiha dejase de tomar mi mano como si me conociese
de toda la vida, como si realmente fuésemos novios…


-¿Te llevo?-pregunto
de repente Sasuke


-eh…-me volví a
sentir idiota y me maldecía por no poder comportarme como él, con tanta
naturalidad-…no es necesario ya te cause bastantes problemas.


-no me causaste
ningún problema…te llevo, vamos.


-Pero…Ino-trate de
excusarme.


-No te preocupes,
Naruto la llevara a casa, vamos que no te morderé.


Me tomo de la mano y
caminamos juntos, con Nartuo, Hinata e Ino al estacionamiento


-demonios Ino, estas
más gorda ¿Qué comes?—vociferó Naruto, quien casi arrastraba a Ino ¿tanto había
tomado?, yo solo pude reír ante tal comentario Ino ¿gorda?...en respuesta
Naruto recibió un golpe en el brazo
departe de Ino.


Subimos a Ino al
automóvil de Naruto.


-¿adónde
vamos?-pregunto Ino
con voz soñolienta.


-Vamos al país de las maravillas-se burlo de nuevo Naruto, no pude
evitar reír.


Nos despedimos de Naruto y Hinata, Ino ya estaba dormida en el asiento
trasero. Caí en cuenta que ya nos encontrábamos solos en el estacionamiento,
fue entonces cuando se interrumpió nuestro incómodo silencio, Sasuke me instó a seguirlo, mientras él estaba
sacando las llaves del bolsillo de su pantalón, no pude evitar sentirme
nerviosa, el corazón me martillaba el pecho.


“Respira hondo Sakura, eres
capaz de besarlo pero no eres capaz de de que te lleve en su auto”.


Llegamos hasta un hermoso y elegante
volvo color plateado, si definitivamente Sasuke era el prototipo perfecto de
hombre. Subimos al auto, y salimos a la avenida. Indicándole la dirección de donde vivo.


-puedo hacerte una pregunta?- dijo él rompiendo con el silencio.


-mmm…claro.- respondí algo dudosa.


-quien es…el tal Sai?-pregunto con el seño fruncido parecía estar
molesto por algo, que no supe descifrar.


-Sai…la verdad ya no tiene importancia.


-pero aun así, me gustaría saber-me miro unos segundos que para mi
fueron horas, por dios esos ojos suyos me hipnotizaban, pude notar que en
verdad estaba interesado en saber.


-pues…el fue…mi novio…bueno hasta hace poco…lo encontré, en una
situación muy comprometedora con una chica.-la verdad que aun me incomodaba
hablar del tema, yo no sentía nada mas por Sai, pero quería dejar el tema en el
olvido y hacer como si nunca ocurrió nada.


-déjame adivinar… ¿la chica de la que hablas es esa tal Sauri
no?-comento con diversión, levante la mirada para fijarme en el, totalmente
sorprendida ¿cómo había adivinado?


-si así es, ¿cómo adivinaste?


-es fácil adivinar solo hay que verla, apuesto a que es y una...ya
sabes-parecía no querer terminar la palabra.


-una zorra…


-¿cómo adivinaste?


Los dos reímos por el comentario, en eso aproveché para observarlo, el
tenia esa sonrisa que me erizaba la piel, sus dientes blancos y perfectos, su
largo cuello masculino, el pelo, despeinado y de color
azabache ¿quién lo había hecho tan perfecto? El era tan irreal, que se cruzo
por mi mente que tal vez esto sea un sueño, que me había caído de la cama
golpeándome la cabeza y ahora me encontraba agonizando, me reí de mis propios
pensamientos.


De pronto ya
nos encontrábamos en la calle donde vivía, demasiado rápido para mi propio gusto…
pero Sasuke conducía como si fuese piloto de Fórmula 1, me preguntaba si dentro
de todo lo perfecto que era, además conseguía zafarse de los partes de la
policía por exceso de velocidad.


-
llegamos-comento sacándome de mi ensoñación, el se encontraba observándome
divertido


“Se había dado cuenta que estaba observándole como boba,
genial sakura”. Me reproche.


Mis mejillas
se volvieron a encender, y antes de que reaccionara el ya había dado vuelta al
coche y me habría mi portezuela, me sentí nerviosa es que nunca nadie había
tenido esos detalles conmigo, y no estaba acostumbrada, me tendió la mano
torpemente me puse de pie y quede frente a él, no retrocedió ni un centímetro,
pude sentir su penetrante mirada puesta en mi, inmediatamente sentí mis piernas
flaquear, mientras mi corazón parecía zumbar en los oídos, él no quitaba su
mirada de mi, haciendo que me sintiese intimidada y sofocada al mismo tiempo
por una mirada tan penetrante..


-bueno…-balbuceo
muy cerca de mi podía sentir su aliento mentolado chocar con mi rostro, no pude
evitar que un extraño sentimiento se apoderara de mí, no quería que esto acabe,
y la realidad me estaba golpeando, sasuke era demasiado para mi además un ser
tan perfecto no podía fijarse en mí, eso solo ocurría en las películas, la
perspectiva de una noche llegando a su fin, me sentía desesperada por no
apartarme de él, y que patética me sentía por ello, es decir… ¿Tan necesitada
de compañía me encontraba? La respuesta vino clara a mi cabeza, no estaba
interesada en mera compañía, estaba interesada en él…


-bueno…Sasuke…gracias
por todo - dije tratando de que mi voz no se escuchara temblorosa, no podía
asegurar que lo había logrado ya que su extrema cercanía provocaba estragos en
mis conexiones nerviosas.-realmente no sé como agradecerte lo que hiciste esta
noche y…


-gracias a ti
Sakura-dijo interrumpiéndome.

-¿porque? - no pude evitar preguntar.


Escuché una leve
risa y pude ver como su rostro articulaba una perfecta sonrisa torcida, mi
corazón se disparó en aquel mismo instante.


- No todos los días
aparece una hermosa mujer y acepta ser mi novia por un día…- respondió.


Volví a enrojecer y
bajé la mirada, no estaba demasiado acostumbrada a halagos de aquel tipo, y
menos viniendo de sujetos con pinta de modelo como él. Mi cerebro se negaba a
creer como verídicas sus palabras.


- Bueno, yo…- ¿Qué
se suponía que tenía que decir? ¿Algo como "Y yo nunca había estado tan
cerca de un dios griego como tú, gracias por la experiencia, ¡Ah! Y por dejar
en estándares demasiado altos sobre lo que ahora pienso de un hombre
perfecto"


- y Supongo
que aquí mi novia me da mi beso de despedida-levante el rostro para observarlo
el estaba a unos centímetros de mi y de pronto sus labios atraparon los míos,
fue tal la impresión que tardé unos segundos en comprender lo que estaba
pasando: él me estaba besando, por voluntad propia, porque ya no estábamos en
la fiesta como para seguir con la farsa de los novios.


Sentía sus labios
suaves moverse contra los míos y comencé a seguirle el ritmo, sentí sus manos
posarse en mis hombros para luego bajar por mi espalda, mi pulso se aceleró más
aún y no me creía capaz de aguantar mucho más de pie, en la mitad de la vereda.
Su lengua alcanzó la mía y me sentí desfallecer, alcé mis manos y acaricié su
cuello con lentitud, aún sin cortar el beso, que cada vez se iba tornando más y
más apasionado.


Hasta que el beso se
cortó. Mi respiración era casi un jadeo y podía sentir lo mismo de él, tragué
saliva en grueso y no me atreví a mirarlo a los ojos, no cuando estaba a punto
de decir algo que jamás creí que diría, y que jamás había dicho antes a un chico
prácticamente "desconocido" como Sasuke.


- ¿Quieres entrar?


¡Oh, Dios! ¿Esa
había sido yo? ¿Yo realmente había dicho eso?


Me sentí enrojecer
aún más, pero el sonido de la alarma del Volvo activándose a mis espaldas fue
mi respuesta: Sasuke subiría a mi departamento.


Sasuke estaba
aceptando seguir pasando la noche conmigo.


Estaba claro que yo
no lo estaba invitando a tomar el té.


¿Qué demonios me
había hecho ese hombre?


Jamás había hecho
una locura como la que estaba a punto de hacer, a mis 23 años era lo más
cercano que se podría considerar de ser mojigata.


Sentí la mano de
Sasuke tomando la mía y me alejé de mis cavilaciones mientras sacaba la llave
para abrir la puerta de entrada, sentía sus pulgares haciendo masajes
circulares en la mano mía que sostenía y el súbito calor no abandonaba mi
cuerpo. Él me observaba, volví a ver en sus ojos esa
mirada profunda y divertida y su rostro enmarcado por su perfecta sonrisa,
sonreí de vuelta, mientras trataba de controlar mis impulsos y no lanzarme
sobre él en aquel mismo instante, me estaba costando trabajo abrir mi propia
puerta ¡Dios me sudaban las manos!


Permíteme…- dijo
poniendo sus dedos sobre los míos y arrebatándome las llaves, su aliento chocó
mi oreja y di un pequeño salto mientras él me rodeaba con sus brazos mientras
abría la puerta sin ninguna dificultad.


- Gracias…- repliqué
bajito mientras entraba y encendía las luces del living.


- Bonito casa…-comentó
Sasuke


Sonreí mientras
dejaba mi bolso en la mesita de entrada, realmente no sabía cómo comportarme,
no es como si antes hubiese invitado a mi hogar a un hombre que conocí en un
bar, era la primera vez, y me sentía peor que cuando debía dar mi primera
exposición oral en la universidad, las manos me sudaban y sabía que en
cualquier momento mis piernas dejarían de sostener mi peso.


Comencé a jugar con mis
manos mientras veía como Sasuke paseaba la mirada por mi sala, tomando una pose
despreocupada que me puso los nervios de punta. ¿Cómo podía él estar tan
tranquilo cuando yo era un manojo de nervios?


- ¿Entonces esta fue
mi primera y única noche como novio de Sakura Haruno?- preguntó él mientras las
comisuras de su boca se alzaban levemente y sus ojos denotaban un matiz
divertido..


No supe si lo
preguntaba con alivio o no, aún así respondí.


- Supongo…


- Entonces no la
olvidaré…- susurro acercándose a mí


Antes que yo pudiese
reaccionar a sus palabras sentí su mano tomando mi mentón con sutil firmeza.


- Supongo que debo
besarte no-preguntó cerca de mi rostro.


Y esta vez fui
yo quien corto la distancia inexistente ente los dos, lo bese como jamás había
besado a alguien, si Dios había deseado darme una noche con un hombre perfecto
no era nadie para negar los caprichos divinos.


El placer era profundo y abrumador, y me sentí
dichosa al ver como el correspondía aquel beso, con la misma intensidad y deseo
que yo, ¡Oh! Me estaba haciendo perder el sentido


Sus labios se
movían al compás de los míos, me estremecí levemente al sentir sus manos en mi
espalda atrayéndome hacia él, puse las manos sobre su pecho, donde su corazón
latía de manera frenética, como el mío. Poco a poco fui cayendo hacia atrás
mientras él se inclinaba junto conmigo, quedando prácticamente sobre mí en un sillón
de la sala. Su lengua recorría mi boca inundándome de sensaciones que me
llevaban al límite.


Lo deseaba.


¿Qué hay de malo en
desear a un "casi" extraño?


Perdí el hilo de mis
pensamientos cuando Sasuke desvió sus labios de mi boca a mi cuello, eché la
cabeza hacia atrás mientras sus caricias me llevaban al cielo, mis manos
parecieron actuar por cuenta propia y se introdujeron a palpar directamente la
piel de su musculosa espalda, bajo su polera. Dios, si… existía la perfección,
encerrada en Sasuke Uchiha.


Sin dejar de
besarnos sentí directamente sus dedos sobre mi piel, era demasiado, sus labios
en mi cuello, y su mano subiendo peligrosamente por mi muslo derecho, no pude
evitarlo: gemí. Un gemido ahogado mientras me parecía estar viviendo una
fantasía, y es que no podía estar a punto de hacerlo con un hombre que
irradiaba perfección como él.


Me sentí en el
paraíso.


Santo Dios, estaba
en el paraíso y no quería salir de él, no lo iba a hacer, al menos no por esta
noche.

//////////////////////////////////Recuerdos///////////////////////////////////////////////////////////////

Sasuke
continuó con la lenta y fascinante exploración de mi boca y finalmente se abrió paso entre mis
labios, momento en el que el beso se tornó más urgente y profundo. Besó mi boca
sin tregua. Había dicho que me deseaba y yo podía sentirlo en ese momento,
sentía su deseo como si se tratara de algo tangible. Vertió su calor en mí
hasta que sentí hervir su sangre. Yo me erguí y arquee contra él, devolviéndole
aquellos besos con una pasión. Respondió a las enérgicas ofensivas de mi lengua
con avidez e impaciencia.

Sin avisar,
me giró sobre sus brazos e intercambiamos posicio­nes, yo contra la pared, (si
yo lo había empujado contra la pared de la sala en un golpe de adrenalina), las
caderas de Sasuke presionan­do las mías, su erección férrea y notoria contra mi
vientre. Me besó de nuevo, empujando su lengua más profundamente al interior de
mi boca y acariciándola con la suya. Corrientes de calor seguían recorriéndome
las venas, oleadas y oleadas de fuego, desde mis pies desnudos hasta su cuero
cabelludo, hasta que siento la calidez y humedad entre mis muslos y una parte
de mi cuerpo que no se había sentido tan excitada en más de tres años comenzó a
latir con fuerza. Santo dios este hombre me arrebataba el aliento, me estaba
haciendo desfallecer jamás me había sentido así, jamás había sido yo la que empujare a un hombre contra la pared de mi sala, jamás nadie me había hecho perder la noción del tiempo y ahora aquí me encontraba totalmente extasiada por culpa del ser más hermoso que pude haber
visto, totalmente irreal.

Hay una frase que dice: si realmente deseamos, algo el universo entero
conspira para que ese sueño se haga realidad. Yo deseaba esto yo lo deseaba a
él y el universo entero lo sabía, y lo estaban haciendo realidad.

Las manos de Sasuke se deslizaron por la seda de mi vestido, trazando la curva de mi hombro, columna y caderas, atrayéndome a él.
Yo lo exploro atrevidamente con manos y dedos igual de inquisitivos. La sala no
estaba bien alumbrada como para verlo bien, pero con la luz de la luna escabulléndose por una de las ventanas ya era suficiente para descubrir las formas y ángulos de su rostro y
cuerpo. Mientras mis dedos recorrían sus mejillas, su fuerte mandíbula y el
puente de la nariz, me percate de que se había quitado la polera. Sobresaltada,
me dio cuenta de que yo tampoco llevaba puesto el vestido. ¿Me la había
quitado? ¿Me la había quitado él? No sabría decirlo con certeza.

¿Importaba?
En cualquier caso, estaba demasiado excitada ¿por qué no podía evitar sentir
una extraña sensación al estar entre sus brazos?

La ansiedad
se evaporó cuando la boca de Sasuke volvió a encontrarse con mi boca, saqueó
mis profundidades, despojándome de mis sentidos. Cuando pensaba que iba a
volverme loca, los labios de sasuke comenzaron a bajar, recorriendo mi
mandíbula, mi barbilla y todo mi cuello.

—te deseo tanto, que no puedo dejar de
imaginarme, como te acaricio todo el cuerpo con la boca, al besarte, mis manos
ya no se pueden contener, te quiero poseer, quiero tenerte en mi piel, quiero
matarte en mis brazos

Recito una
poesía, y yo sentí el aliento de sus palabras contra su oreja mientras lamía la
sensible zona del lóbulo, Dios mío Santísimo esto era demasiado para mi salud y
mi bienestar psicológico.

—Dime mas
—acerté a decir, a pesar de que mi cerebro parecía haber perdido todo amarre y vagaba sin rumbo por su cabeza.

—Oh. —Entrelace los dedos entre sus cabellos y él gimió de placer.

-te deseo tanto, que siento tu
piel en mis manos, como te recorro una y otra vez, arriba y abajo; quiero
iluminar tus ojos, con las luces apagadas y que sientas que tienes la luna, el
mundo y el sol en tus manos.

-mmm…ah-gemí ante sus palabras y sus carisias, madre mía, me
enriquecía, me enloquecía todo de él
¿Cómo era capaz de hacerme sentir todo esto?

-Te habrán besado muchas veces, y
te habrá gustado, yo te juro que nadie te beso, como te besaron mis labios.

Te habrán tocado muchas veces,
y te habrá gustado, yo te juro que nadie te toco como te tocaron mis manos.

Quiero comerte hasta llenarme, y tomate hasta
emborráchame.

Quiero hacerte el amor, hasta que te hartes de llegar al cielo, hasta
que los ángeles se aburran de tenernos con ellos, hasta que olvides tu nombre,
hasta que pierdas todos tus miedos, quiero hacerte el amor en silencio… (1*)

Si antes me sentía desfallecer ahora ya no sé como sentirme era demasiada pasión, el me mataba con sus palabras, con su voz, con sus ojo, con todo su ser ¿en verdad no era consciente de lo producía en mi? Sus pantalones se soltaron y cayeron al suelo con un suave silbido. Otro movi­miento rápido, y el peso contra mi vientre fueron real, cálido y totalmente libre. Estaba desnudo de cintura para abajo.

Que Dios me perdonara, pero no quería parar. Deseaba aquello. Lo deseaba a él.

Comenzó a besar mi cuello y yo apoye la cabeza contra la pared para que llegara mejor. Sus besos me habían derretido. Si no me hubiera encontrado firmemente sujeta entre el muro y el
cuerpo de él, me habría desplomado. Apenas si me di cuenta que el deslizó una
mano por mi pierna desnuda. El aire frío de la noche me acarició la piel de las pantorrillas y a continuación los muslos. La calidez de su mano sobre mi fría piel, la aterciopelada presión de su
erección contra mi vientre hizo que se me escapara un grito ahogado. Él lo sofocó con su boca, besándome profundamente.

Lo que quedaba de mi razón, de mi cordura, se evaporó en ese preciso instante. Cediendo
a la urgente demanda de mi cuerpo, presione descaradamente mi cuerpo contra el
de él, ajustando mi peso para que me tomara. Estaba húmeda y excitada y lista para él. Impaciente. Deseosa.

—Así —dijo él.

Me agarró de la corva, elevándome la pierna y colocándome alrededor de su cintura. Mi sexo
quedaba descaradamente abierto para él, pero todavía no me penetró. Por el contrario, me provocó y acarició, primero con sus hábiles dedos y después con la punta de su pene hasta dejarme húmeda y agonizante de deseo por él. Yo deje escapar un gemido lastimero y él apartó la mano y me sujetó las nalgas. Presionó y de repente se encontró dentro de mí.

El deseo arrancó a mi todo resquicio de razón, debili­tando mi decoro, mi compostura, mi
intelecto. Me retorcí contra la pared y rodee con más fuerza su cintura. Y Sasuke comenzó con un ritmo lento, saliendo casi por comple­to de mí antes de volver a empujar hacia mi interior. Mi cuerpo se arqueaba y retorcía por el placer que él me propor­cionaba.

Involuntarios susurros de placer se me escapaban con cada respiración, gemidos de puro gozo
acompasados con los movi­mientos de Sasuke.

Sentí de nuevo la boca de Sasuke contra la mí y volví a sentir ese extraño sentimiento
por él, que me hacía sentir mariposas, maravillada por sus besos y carisias, quería conocerlo, saber que le gustaba que no, cosas estúpidas pasaran por mi mente, como que color le gusta, cual es su comida favorita, quería saber de él, tenía esa necesidad de el. Dijo algo, una palabra que no entendí o que no pude oír a causa de mi respiración entrecortada.

— ¿Qué? —le pregunte jadeante, sin importarme demasiado si me respondía o no.

—mio angelo—dijo él e incrementó el ritmo, no entendí bien, pero me sentí estúpidamente feliz.

Cuanto más rápido se movía él, mayor era la tensión que crecía en mi interior, tanto que pensé que iba a quebrarme en pedazos. Iba a morir de placer, estaba segura de ello. Y sin embargo, no podía parar, a pesar de estar a punto de desfallecer, porque sabía adónde conducía aquello y, Dios, lo deseaba. Todo pensamiento, toda percepción, fueron arrojados a un lado. Mis
músculos internos se aferraron fuertemente a él y este dejó escapar un gemido. Comencé a moverme contra él, más y más fuerte, para lograr llegar al final.
Y entonces sucedió. Una explosión de sensaciones tan pode­rosa que todo mi cuerpo se
tambaleó. Eche la cabeza hacia atrás y a punto estuve de gritar cuando la boca de Sasuke cubrió la mía y amortiguó el sonido. Unos segundos después él cesó sus frenéticos movimientos y salió de mí. Sentí como el cálido líquido caía por mi muslo.

Satisfecha, feliz, caí inerte sobre la pared, aunque mi sexo no había cesado de latir. Todo
mi ser estaba en regocijo, definitivamente nunca me arrepentiría de haber hecho esto, con el hombre más dulce, hermoso e irreal que había conocido
“Mi ángel”
—Dios mío —dijo Sasuke con la respiración entrecortada mien­tras, apoyado sobre la pared, se inclinaba sobre mi—. ¿O quizá debería decir «Diosa mía»?, después de todo, ha conseguido matarme.

Me besó con dulzura y después se encamino a mi habitación, yo se lo había indicado.

Cerré los ojos estaba en el cielo me sentía en el cielo, me sentía desfallecer, y amada por más estúpido que parezca En la vida se toma riesgos, en algunos, nos arrepentimos, en otros no, definitivamente yo no estaba arrepentida, estaba feliz, el universo entero conspiro, y cruzo mi
camino con el de él, los milagros suceden, los momentos más felices de nuestras vidas se puede hallar en los momentos inesperados, y yo aun no podía creer que me había entregado de una manera tan pasional a él es decir…¡apenas lo conocí esa noche!, jamás había hecho algo así, pero lo hice y me encontraba satisfecha y feliz.

“La vida obra de manera misteriosa”.

Con ese pensamiento me quede profundamente dormida en los brazos de mi ángel.