Una primera vez de muchas
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Mariohn
lexie
Sarae
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NARUTO{♥}COUPLES :: :: Parejas principales :: SasuNaru :: Fanfics
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Una primera vez de muchas
Este oneshot es muy largo, pero aún así espero que os guste como el anterior y dejeis comentarios. Tal vez, si veo que tiene buena acogida, me decida a subir las otras historias xDD
Aquella noche fue la primera vez. Bueno, al menos su primera vez y no había sido para nada como se la había esperado. En primer lugar, Naruto siempre había pensado que su primera vez sería con una chica de su edad, guapa, fuerte y, a ser posible, con el pelo rosa. Esperaba que Sakura aceptara sus sentimientos y, un día cualquiera, le besara de improviso y admitiera que se había enamorado de él.
Naruto soñaba constantemente con esa escena; su adorada Sakura-chan besándole tiernamente y admitiendo que era el hombre de su vida, aparte de un magnífico ninja y un hombre todavía mejor. A veces, más a menudo de lo que le gustaría, soñaba que tenía su primera vez con ella. Y que además, era espectacular. Normalmente le añadía a Sakura un par de tallas más de sujetador, pero eso sólo lo sabía él.
Sakura-chan era perfecta para tener su primera vez y Naruto no pensaba compartir su cuerpo con otra persona que no fuera ella… aunque tampoco tenía pensado darle su primer beso a Sasuke, cosa que no había pasado una sola vez, sino varias para su disgusto. Naruto no había besado a otra persona que no fuera Sasuke y procuraba no pensar mucho en ello, aunque a veces se sorprendía pensando “¿Seré bueno con la lengua? ¿Debería preguntárselo a Sasuke? Al fin y al cabo, es el único con el que lo he probado… ¡puaj, qué asco! Mejor me callo”
Por desgracia para Naruto, su primera vez no fue con la persona esperada, ni tampoco en el lugar esperado y mucho menos, en la situación adecuada. Había sucedido así porque sí, de repente, sin esperárselo, con Sai y Kakashi-sensei a escasos dos metros de distancia y con Sakura en la habitación contigua, durmiendo bajo las mantas de aquel futón propiedad del hostal en el que se encontraban, volviendo a casa para descansar de una misión de reconocimiento extremadamente peligrosa.
Naruto no sabía cómo de peligrosa era hasta que una explosión ensordecedora, oculta y suicida, estalló a escasos diez metros de él. Miles de kunais y armas afiladas salieron disparadas con el estallido de la misma, acabando con docenas de enemigos desertores.
Kakashi, Sai y Sakura estaban protegidos por Susanoo, la defensa absoluta que Sasuke activó en el último momento. Sin embargo, Naruto se había separado de ellos en un arranque de pasión desenfrenada y la explosión le pilló desprevenido.
Notó el golpe de la explosión quemándole la cara y varias armas rozándole el cuerpo cuando vio a Sasuke avanzando hacia él, intentando extender el Susanoo hasta su cuerpo. Por suerte, llegó a tiempo. Naruto quedó resguardado del ataque enemigo, igual que su compañero. Sin embargo, semejante explosión y esfuerzos por detenerla creó estragos en el ojo izquierdo de Sasuke, momentáneamente cegado.
Cuando Sakura le vendó el ojo izquierdo, Naruto se sintió un poquito culpable. Algo que no le impidió dormirse profundamente esa noche en la que perdió la virginidad.
Naruto soñó con Sakura-chan. Ella le abrazaba en el futón ataviada con el yukata del hostal. Su cuerpo estaba aprisionado bajo el de la pelirosa, que le decía cuánto lo quería, cuánto lo apreciaba y que sería la chica más feliz del mundo si accedía a estar con ella. Naruto sentía su pecho, blando y de mayor tamaño de lo habitual, impactando contra su propio torso. El contacto le excitó. Notar las piernas de Sakura rodeándole la cintura le hizo tragar saliva. Verla apartar la cabeza de su hombro para acercar sus labios a los de él le provocó escalofríos y, entonces, cuando iba a besarle y a soñar por décima vez aquel mes con la pérdida de su virginidad, se despertó.
Más bien, le despertaron.
—Dobe… —Naruto abrió los ojos de par en par. En la oscuridad de la habitación, sólo pudo ver la sombra de una persona sentada a su lado. Supuso que sería Sasuke, ya que era el que dormía a su lado en el futon contiguo. Además, pocas personas tenían una voz tan masculina y, a la vez, sutil, como la suya.
Naruto pegó un salto sobre el futón, ruborizado y acalorado por el intenso sueño. Se levantó con disimuló las mantas que le cubrían y tanteó su entrepierna, endurecida.
—¡Mierda! —gritó.
—Calla, baka. —Le ordenó Sasuke entre susurros.
—¿Qué? Me despiertas y ahora ¿me mandas callar? Pero ¿por qué me despiertas, dattebayoo? ¡Estaba teniendo un sueño muy agradable!
—Sí, de eso ya me he dado cuenta —Naruto se ruborizó todavía más. Sasuke se había dado cuenta, ¡mierda! Pocas cosas podían ser más humillantes que esa.
Naruto lo fulminó con la mirada desde la oscuridad.
—¿Qué quieres? Como sigamos hablando, vamos a despertar a Kakashi y a Sai.
—Si gritas como un idiota, obviamente sí.
—Sasuke… dormido estás mejor. —Aún así, le hizo caso y bajó la voz, hablando entre susurros.
Sasuke no dio señales de querer decir nada más y, con un gateo sigiloso, volvió a su futón, situado a apenas cincuenta centímetros del suyo.
—¿Para qué me has despertado? —preguntó Naruto, confuso.
—Me duelen los ojos. No puedo dormir.
—¿Y eso qué tiene que ver conmigo? ¡Díselo a Sakura-chan para que te dé algo, ttebayoo!
—¿Quieres que me meta en la habitación de Sakura en mitad de la noche? —Naruto arrugó el entrecejo. Bufó. Para Sasuke no era ningún secreto que le gustara Sakura-chan… bueno, ni para él ni para nadie. Pero él era el único que le picaba con el tema.
—Eres rastrero, Sasuke —dijo, volviendo a tumbarse en su futón y tapándose hasta el cuello con las mantas.
—Me lo dicen mucho.
—Mientras no te lo creas… —Sasuke se quedó callado y Naruto se sintió repentinamente culpable de mostrarse tan arisco con él. Antes solían actuar así, pero después de todo lo que Sasuke había tenido que pasar en la aldea tras su regreso, tras la reinserción y el desprecio que estaba tragando por parte de sus compañeros y los aldeanos, Naruto intentaba ser menos bestia y controlar sus pensamientos y respuestas con él. Prácticamente, vivía en tensión con Sasuke al lado, pues él no había cambiado ni un ápice y seguía llamándolo baka, usuratonkachi y todo lo que se le ocurriera, cada vez con más frecuencia. Naruto se mordía los labios entonces y no contestaba a la provocación, por mucho que quisiera echarse encima de él y pegarle una paliza.
No. Él era su único amigo desde su regreso. Por él, Sasuke había vuelto. Si le pegaba o actuaba mal con él, quizás volviera a irse.
—Tú… no eres rastrero, Sasuke. Lo siento. —Admitió, revolviéndose entre las sábanas hasta darle la espalda— Y… gracias por salvarme hoy —le costó decirlo horrores, pero lo dijo.
—Nunca me has dado las gracias por salvarte la vida.
—No me has salvado la vida tantas veces como para…
—En el país de la Ola —empezó a dictar Sasuke—, Madara, mi hermano, Akatsuki y muchas más veces que tú no conoces.
—Oye, oye, no me has salvado tantas veces, ttebayoo.
—Lo que tú digas. Nunca me has dado las gracias por ello… nunca.
—Bueno, pues… lo-lo hago… ahora —tuvo que volver a decir, tragándose su orgullo.
—Baka —y de nuevo, tuvo que tragárselo con la intención de no herir los sentimientos de Sasuke. Debía ir con pies de plomo con él para que no volviera a intentar huir, escaparse de su lado, ponerse en peligro otra vez.
—Buenas noches, Sasuke —cortó por lo sano, sabiendo que si seguían con la conversación, tarde o temprano Naruto estallaría.
Precisamente por eso, para evitar no estallar, Naruto le había estado esquivando un poco. Quería dejarle espacio para pensar, para no agobiarlo con preguntas o peleas vanas. Era tan difícil no pelearse con Sasuke, no encontrar un motivo por el que iniciar una batalla, que Naruto se veía obligado a huir de él y esquivarle al cabo de cinco minutos de conversación, consistente en apenas monosílabos entre él y su mejor amigo.
A Naruto le daba la impresión de que su relación se había enfriado hasta límites insospechados, pero si así Sasuke estaba bien y podía aguantar vivir en Konoha, un lugar que odiaba pero donde estaba seguro de las demás naciones ninjas que seguían considerándolo un criminal, todo iba bien entre ambos.
Naruto deseaba con todas sus fuerzas recuperar esa vieja amistad que los unía, pero le resultaba prácticamente imposible entablar conversación con el moreno sin recurrir a una nueva disputa. A veces se sentía culpable por ello. Otras veces pensaba que hacía lo correcto y, otras, que no se esforzaba lo suficiente.
Eso era exactamente lo que esa noche pensaba. Él podía hacer más.
Intentó dormirse con todas sus ganas, pero se había desvelado por completo. Además, la erección que tenía entre las piernas le dolía por tanta represión. Empezó a dar vueltas en el futón, nervioso como sólo él era, haciendo ruido con su simple movimiento. Naruto pensó en salir del hostal por la ventana e ir a dar una vuelta para no despertar a sus compañeros, pero hacía demasiado frío como para siquiera intentarlo. Cerró los ojos fuertemente y deseó que la erección se desvaneciera por su propio peso.
—Hazlo —dijo Sasuke a su lado.
—¿Sigues despierto?
—Si lo necesitas, hazlo —volvió a repetir Sasuke. Naruto le miró de reojo, incapaz de distinguir nada entre la penumbra. Entonces, sintió el flujo de chakra de Sasuke y pudo vislumbrar la brillantez de sus ojos, rojos como los de un animal acostumbrado a ver en la oscuridad.
—¿Puedes verme? —le preguntó.
—Sí.
—¿Puedes verlo todo con el Sharingan?
—…Depende de a qué llames todo.
—La habitación, ¿la ves en esta oscuridad?
—Clara como si fuera de día.
—Ah… —Naruto intentó pensar en un tema de conversación apropiado. Algo que no hiciera sentir incómodo a Sasuke, pero que tampoco le hiciera contestar solo con monosílabos, como solía hacer.
—Hazlo —volvió a repetir él.
—¿Qué haga qué? —preguntó, confuso.
—Si necesitas desfogarte, no te cortes. Kakashi y Sai duermen. —Naruto se ruborizó y su mirada se dirigió hacia los bultos del resto de sus compañeros, que dormían plácidamente. Kakashi murmuraba cosas inteligibles en sueños. Naruto diría que casi sollozaba nombrando algo sobre su antiguo profesor, Iruka. Pero dormía, al fin y al cabo.
Sai tenía una respiración lenta y profunda. Naruto pudo ver cómo Kakashi se revolvía en su futón y abrazaba el cuerpo de Sai entre murmullos, pidiendo disculpas a un ausente Iruka. La escena le pareció de lo más cómica y hubiera dado lo que fuera por ver claramente la cara de Sai siendo aplastado por su antiguo maestro mientras dormía.
Aún así, asegurándose de que ambos estaban dormidos, no hizo lo que Sasuke le aconsejó. Tener el Sharingan clavado en él le ponía los pelos de punta.
—Tú no duermes —murmuró, avergonzado. Sasuke se dio la vuelta sobre el futón, dándole la espalda y bufando.
—Parece mentira que te dé vergüenza hacer eso ahora. Antes, no te cortabas tanto.
Naruto abrió la boca para decir algo, con las mejillas ardiendo. Recordaba aquella etapa de su vida en la que él y Sasuke, durmiendo juntos en la misma habitación durante varias misiones, se acurrucaban en sus futones y peleaban mentalmente por ver quién aguantaba más gemidos. Nunca habían mencionado nada sobre esas noches en las que se tocaban, a sabiendas de que el otro hacía lo mismo. Siempre había sido un pacto mutuo de “yo no digo nada, si tú tampoco dices nada”. Hasta el momento había funcionado.
De repente, el único que parecía estar necesitado era él y no se veía capaz de tocarse teniendo a Sasuke al lado… al menos sabiendo que él no le imitaba. Estuvo a punto de pedirle que empezara él el juego de gemidos reprimidos, pero se contuvo. Ya no eran unos críos.
Así que, para mantener un poco de su orgullo, Naruto clavó la mirada en el techo y apretando los brazos, se abstuvo de tocar nada.
—Sasuke… —lo llamó.
—¿Hum?
—¿Puedo preguntarte algo… personal?
—Puedes preguntar. Que yo te conteste es otra cosa —Naruto vaciló. Su pulso se aceleró, sin saber muy bien el por qué.
—Tú… ¿alguna vez… has… eso?
—¿Eso?
—¿Alguna vez lo has…? Ya sabes…
—No, no lo sé. Hay cosas que solo los idiotas comprenden.
—¡Maldita sea, Sasuke! ¡Que si lo has hecho con alguien alguna vez, ttebayoo! —gritó.
Sasuke se hundió en un repentino silencio, interrumpido por los lloriqueos de Kakashi y los quejidos de Sai. Naruto escondió la cabeza en la almohada, bufando sonoramente.
—Sexo. Me refiero a sexo —murmuró.
—Ya sé que te refieres a sexo, dobe.
—Pu-pues… si lo sabes no me hagas repetírtelo.
—¿Eres un crío?
—¿Qué?
—Hablas del sexo como si fueras un crío avergonzado al haber descubierto las cosas sucias que hacen papá y mamá cuando están a solas.
—¡No soy un crío, Sasuke! Es solo que… nunca he hablado de eso con nadie.
—Sin contar a Jiraiya, supongo.
—Sí, bueno… pero él no me dio muchas pistas.
—¿Qué te dijo?
—Lo típico. Protección, siempre. Seducción y… nada más —Sasuke se mantuvo callado y Naruto empezó a sentirse estúpido— ¿Vas a contestar a mi pregunta o no?
—¿Qué quieres saber?
—Sólo si… si tú lo has… —Naruto se acercó un poco al futón de su compañero con la intención de aumentar su visión. Consiguió ver la espalda de Sasuke tensarse violentamente antes de responder.
—Creo que eso depende de lo que tú llames… sexo.
—Pues, sexo. El sexo es sexo ¿no? no hay mucho que explicar. Me refiero a si… si eres virgen. —Naruto lo notó más claramente esa vez. Las mantas que cubrían el cuerpo de Sasuke se endurecieron junto a su cuerpo, quedando casi estáticas. Naruto quiso tocar a Sasuke, un poco preocupado. De repente, parecía encogerse sobre sí mismo.
¿Tan duros eran los efectos secundarios de esa técnica?
—No… lo sé. —Murmuró el moreno, en voz muy, muy baja.
—¿Cómo que no lo sabes? Sasuke, esas cosas se saben, dattebayoo.
—No sé cuál es tu definición de virginidad, dobe.
—¡Joder, pues la misma que la tuya! —tronó, perdiendo la paciencia— Un hombre deja de ser virgen cuando la mete.
—¿Eso crees?
—Pues claro. No hay otra forma de dejar de ser virgen.
—Hum…
—¿La has metido alguna vez, o no?
—No.
—Entonces eres virgen.
—Hum…
—¿Qué quieres decir con eso? ¿Has tenido sexo y no la has metido?
—Hum…
—Bueno, está claro que por lo que has dicho, algo has hecho ¿no?
—Hum… —Sasuke había empezado a recurrir a monosílabos y gruñidos. Naruto sabía que cuando Sasuke se ponía así, era porque el tema le incomodaba, había dejado de interesarle o le molestaba.
—¿Alguna vez has besado a alguien? —Sasuke se dio la vuelta y lo encaró. Naruto pudo ver cómo alzaba una ceja gracias a la cercanía y de repente, se sintió ridículo al hacer esa pregunta— ¿A parte de a mí?
—Hum…
—¿Te has desnudado delante de alguien?
—Hum…
—¿Le has tocado sus partes a alguien?
—Hum…
—Entonces ¿por qué dices que no sabes si eres virgen o no? Sólo puedes dejar de ser virgen cuando la metes o…
Naruto guardó silencio cuando notó el estremecimiento que sacudió las mantas que cubrían el cuerpo de Sasuke.
…o cuando te la meten.
Naruto no tardó nada en llegar a esa conclusión. Él, al que le costaba trabajo captar las cosas, pilló la idea al momento y prefirió no haberla entendido en un principio.
Se sintió violento. Más violento que nunca cuando esa desagradable idea cruzó su mente. Fue a abrir la boca para hablar, pero se mordió el labio inferior recordando su promesa sobre hacer lo posible para no molestar a Sasuke. Si él no quería hablar de ello, por algo sería. Si su cuerpo se estremecía de esa manera, por algo sería… algo gordo.
Naruto tembló, sintiéndose entre decepcionado y avergonzado, entre furioso y triste. Irritado y traumado a la vez.
Pero ¿cuándo? ¿Y por qué? ¡Eso era ridículo! Sin duda se trataba de un error de su calenturrienta mente. Sasuke era la persona más orgullosa que conocía y él nunca permitiría una humillación semejante. Nunca, nunca… a no ser…
La imagen de Orochimaru, ya asesinado por el mismo Sasuke, sacudió su mente exactamente un año atrás, acordándose del momento en el que le había dicho mientras combatían que quería saber quién era mejor, si él o su Sasuke-kun.
Naruto sintió auténticas ganas de vomitar. No podía ser. Sasuke nunca hubiera dejado que ocurriera algo parecido. Él era un Uchiha. Él no se humillaba ante nada ni nadie. Su cuerpo era suyo y de nadie más. Su cuerpo…
Naruto apretó la almohada entre sus brazos, arañándola y mordiéndola con rabia. ¿Por qué todo tenía que pasarle a Sasuke? ¿Por qué todo a él?
—Le odio… —murmuró. Naruto no pudo evitar que lágrimas de impotencia mancharan las sábanas— Le odio y siempre le odiaré, incluso después de muerto.
—¿Odiar a quién? —preguntó Sasuke. Parecía haber recobrado parte de la compostura al oírle hablar con tanta rabia.
—A esa maldita serpiente. Orochimaru… —escupió con auténtico asco—, tendrías que haberme dejado que lo matara yo. —Gruñó— ¡Le hubiera hecho sufrir hasta que suplicara muerte! Kyubi y yo… —Naruto sollozó.
Sasuke no entendía nada.
—¿A qué viene Orochimaru en esta conversación?
—¡Lo sabes muy bien! —gritó, limpiándose las lágrimas como los puños cerrados. Sasuke se sentó de rodillas al oírle sollozar, confuso. De repente, Naruto alzó el cuerpo y le agarró por los hombros fuertemente, apretándole con decisión, mirándole con rabia y con los ojos de un color rojo oscuro y afilado, tenebrosos. Sasuke se sintió inquieto al notar el chakra del zorro activado, extendiéndose por el cuerpo de Naruto a gran velocidad— ¿Por qué no me lo habías dicho antes? ¿Tan poco confías en mí? ¿Pensabas que te iba a rechazar o que iba a sentir asco de ti? ¡Eres mi mejor amigo y yo te habría protegido!
—No tengo ni idea de lo que me estás hablando, dobe.
—¡No te sientas avergonzado, Sasuke! Estoy furioso, pero no contigo. —Apretó con más fuerza sus hombros, clavándole unas uñas que Naruto nunca había tenido— Tendrías que habérmelo dejado a mí… tendrías que… ¡yo le habría matado, te lo juro! Sé que tú eres fuerte, pero… ¡traería de vuelta a Orochimaru ahora mismo sólo para enviarlo al infierno con mis propias manos por lo que te hizo! —Sasuke oyó los gruñidos de Sai a su lado, quejándose por el alboroto sin llegar a despertarse.
Sasuke pensó detenidamente en las palabras de Naruto. Ató cabos rápidamente y casi soltó una sonrisa al entender a lo que se refería el rubio.
—Naruto, ¿eres idiota? Bueno, está claro que lo eres, pero no esperaba que llegaras a este extremo ¬—susurró—, ¿estás pensando que tuve sexo con Orochimaru? ¿Se te ha ido la cabeza?
Naruto lo observó fijamente durante unos segundos. Rojo contra rojo se mezclaron en una espiral de incredulidad que hizo que la rabia del rubio descendiera hasta casi desaparecer por completo. Sasuke no estaría tan tranquilo si él hubiera dado en el clavo con su deducción. ¿O sí?
—¿No…? —insinuó. Sasuke adquirió una expresión asqueada.
—Esa es la cosa más vomitiva que has dicho en toda tu vida, dobe.
—Pero… tú has dicho que…
—¿Qué se supone que he dicho? No entiendas lo que te dé la gana, usuratonkachi.
Tuvieron que pasar varios segundos de intensas miradas en la oscuridad hasta que Naruto se relajó por completo, creyendo a Sasuke. ¿Por qué iba a mentirle él, a su mejor amigo? Sin duda, Sasuke tenía que estar diciendo la verdad.
Naruto le soltó entonces, estremecido y manteniendo el poder de Kyubi de nuevo bajo control. ¿Cómo había podido pensar eso? ¡Sin duda, su mente estaba trastocada!
—Pe-pero pero… ¿eres virgen o no? —volvió a preguntar y Sasuke arrugó la cara, soltando un suspiro. Se acomodó en su futón de nuevo y se tapó hasta arriba.
—Anda, duérmete.
—¡No me has contestado!
—No te interesa, dobe.
—Vale, vale… —Naruto murmuró un “borde” por lo bajo antes de volver a acurrucarse entre las sábanas, cerrando los ojos con rabia e intriga. Ahora, tenía curiosidad por la vida sexual de Sasuke— Pero has hecho tus cosillas ¿no?
—Naruto…
—Venga, dime la verdad. ¿Cómo fue? ¿Tocaste algo húmedo? ¿Algo esponjoso y abultado? Tienes muchas fans y tenemos diecisiete años. ¡Te habrás aprovechado de tu belleza, dattebayoo!
—¿Belleza? —Sasuke soltó una casi imperceptible risita— ¿Crees que soy… bello?
—¡Yo no he dicho eso! —contestó él enseguida, escandalizado.
—Sí lo has dicho.
—No lo he hecho.
—Sí lo has…
—La única persona a la que llamaría bella aquí, sería a Sakura-chan —se defendió.
—¿Quieres hacerlo con ella?
—Pues… yo… eh… sí —admitió al final, recordando que no debía tener reparos con Sasuke si quería que él le diera detalles propios— Sakura-chan siempre ha estado enamorada de ti. A ti… ¿no te atrae ni un poco?
—¿Debería atraerme?
—No lo sé. Yo… —Naruto suspiró hondo, tragando saliva y dudando si decir lo que se le iba a pasar por la cabeza. No estaba dispuesto a compartir a Sakura-chan con nadie y menos con Sasuke, pero tampoco quería dejarle al margen conociendo la especie de triángulo amoroso que había habido entre los tres—, aunque te guste Sakura-chan, no pienso dejártela, Sasuke.
—No me gusta Sakura, nunca lo ha hecho y nunca lo hará. —Soltó Sasuke con tono agrio, como si la simple insinuación le hubiera molestado.
—Pero ¿por qué no? Sakura es una persona muy agradable y… y es genial. Es guapísima y…
—Agradable… sobretodo contigo ¿no? —Naruto captó la ironía al momento y sintió la necesidad de defender a la pelirosa, pero no le salieron las palabras. No sabía qué decir en su defensa; la chica era desagradable con él por tonterías y, a veces, simplemente le pegaba o le gruñía por preocuparse por ella.
Naruto nunca lo había visto de esa manera.
—Bueno… sus razones tendrá.
—No hay peor ciego que el que no quiere ver —se quejó Sasuke.
—Eh… ¡olvídate de Sakura! ¿Has hecho algo o no?
—¿Quieres que te cuente mis experiencias con Orochimaru, Naruto? —se burló él y Naruto soltó un gruñido entre abochornado y estúpido.
—Vale, si no quieres no me lo cuentes. Te lo pregunto a ti porque eres mi mejor amigo, dattebayoo, pero se lo preguntaré a otro. ¡Me buscaré un nuevo mejor amigo y fin del problema! Alguien que no sea tan borde.
Naruto cerró los ojos, refunfuñando. Esta vez sí que se iba a dormir, sospechando que Sasuke no diría nada más sobre el tema; sin embargo, como tantas otras veces, su amigo le sorprendió.
—Una vez me tocaron… ahí —dejó caer con voz lúgubre. Naruto no dijo nada, pero abrió los ojos como platos y escuchó atentamente la confesión.
—¿Fue una… chica?
—¿Quién si no, dobe?
—Ah, vale, perdona… sigue.
—¿Qué más quieres que te diga? Me tocaron y punto.
—¡Sí, ya me lo imagino pero…! ¿Te gustó? ¿Te sentiste… bien?
—…Fue desagradable. Incómodo. Y no… —Sasuke dejó la frase en el aire.
—¿No te…?
—No.
—Bueno, a ti nunca te ha gustado que nadie te toque.
—Depende de la persona.
—¿De qué depende?
—De que me inspire confianza o no.
—Ah… ¿Sakura no te inspira confianza? —Naruto pensó que el moreno replicaría y volvería a ocultarse en su silencio, pero Sasuke se revolvió y se acercó un poco más a su futón. Los dos quedaron a escasos veinte centímetros del otro, como si fueran confidentes que estaban manteniendo una íntima conversación. De hecho, eso eran precisamente.
—Intentó matarme —susurró él con voz lúgubre.
Nunca habían vuelto a hablar del tema desde que Sasuke había vuelto a la aldea. Naruto pensó que si era Sasuke el que sacaba el tema, era porque quería hablar de ello con alguien.
—Tú intentaste matarla antes.
—No. Yo sólo me defendí.
—Sasuke…
—El kunai estaba envenenado. Podía olerlo. Yo lo sabía y pensé que o la mataba yo, o lo haría ella. No quería estorbos que aplacaran mi determinación. Kakashi también lo intentó y tu amigo, Sai. Mis antiguos compañeros, la aldea, todos…
—Ellos no podían saber que tú estabas infiltrado.
—Lo sé… pero tú tampoco lo sabías y nunca intestaste matarme.
—¿Preferías que lo hubiera intentado?
—…Sí —Naruto se descolocó por completo.
—¿Habrías prefe…? Pero ¿por qué, ttebayoo? —Naruto sentía a Sasuke muy cerca. De hecho, notaba su aliento chocar contra su cara, provocándole algo parecido a escalofríos. Debería sentirse incómodo por la extrema cercanía de Sasuke, pero no lo hacía. Mientras él no se pegara lo suficiente como para rozar su erección…
Sasuke tardó un poco en responder a la pregunta. Vacilaba.
—Si hubieras intentado matarme, yo no habría vacilado tanto en matarte a ti. Odiaba tener que esperarte, sabiendo que ibas a aparecer de un momento a otro para evitar mis planes, sabiendo que tarde o temprano tendría que enfrentarme otra vez a tu moralidad puritana. Odiaba que hicieras eso. Hubiera preferido pelear sin más —Naruto no sabía exactamente qué decir o hacer. Sasuke nunca le había mencionado nada parecido, nunca le había hablado de los sentimientos que guardaba respecto a esos tres años separados. Nada.
El día que ambos volvieron a la aldea quedaba muy lejano en la memoria del Uzumaki, sobretodo porque gran parte del viaje de vuelta lo hizo inconsciente y en un estado deplorable, igual que el propio Sasuke. A punto de morir desangrado y casi ciego.
Una buena parte del combate que mantuvieron se había esfumado de su mente debido a la titánica batalla y, cuando despertó en el hospital, la guerra ya había acabado, habían pasado un mes y dos semanas recuperándose del combate y Sasuke, que había salido mejor parado que él, ya estaba plantándole cara al consejo de la aldea por su supuesta traición.
Una infiltración, eso era. Naruto había estado a punto de perder la vida por una maldita infiltración, un sacrificio que Sasuke había decidido hacer por voluntad propia, siguiendo los pasos de su hermano Itachi desde la oscuridad, en silencio y siempre fingiendo locura y odio. Por eso le había rechazado constantemente, para protegerlos desde el silencio. Había estado dispuesto incluso a matarlos por proteger los ideales de su hermano, aunque la aldea le odiara, aunque nunca supieran que él había muerto con el objetivo de Uchiha Madara en la cabeza y no con el de Konoha destruida.
Cuando Naruto se enteró, se sintió inútil y traicionado. Sasuke los había engañado a todos y a él le había considerado una molestia. De hecho, había sido una molestia para él, para su determinación; una carga.
Solo el consejo y los altos cargos como Kakashi sabían algo sobre la infiltración de Sasuke. El resto de la aldea, incluidos sus propios compañeros de equipo, ignoraban la verdad. Alguien con un potencial para la infiltración tan grande como el de Sasuke no podía ser catalogado como infiltrado, sin más. La aldea tendría que renunciar entonces a ese poder, pues cualquier enemigo sospecharía si Uchiha Sasuke, aquel cuya infiltración fue decisiva para el futuro de la guerra y de las villas ninjas en general, se unía a él de muto propio.
Por eso, nunca dijo nada sobre el tema. Sasuke cargaba con una pesada responsabilidad sobre sus hombros y el odio de medio mundo, todo por ocultar la verdad, por ayudar a los suyos. Naruto en realidad le consideraba un héroe y, a veces, se sentía empequeñecido y egoísta cuando pensaba en los sentimientos de Sasuke. Esos que parecía no tener.
Algún día le contaría a Sakura-chan que Sasuke había estado dispuesto a dar la vida por todos ellos, pero hasta que llegara ese día, ayudaría a su compañero con su pesada carga en silencio, como él había hecho durante tanto tiempo.
—Sasuke… —habló Naruto, con el corazón encogido. No sabía qué decir, sólo sabía que deseaba expresar el más puro agradecimiento y admiración hacia su amigo. Pero Sasuke le cortó.
—Naruto… gra… gracias… —murmuró, muy por lo bajo y haciendo una gran esfuerzo— En realidad, hubiera preferido que intentaras matarme para no tener que cargar también con ese… remordimiento.
—¿Remordimiento? ¿De qué hablas?
—Te has humillado de mil formas distintas. Pediste de rodillas al Raikage que me perdonara la vida, permitiste que te apalearan hasta la saciedad, rechazaste a Sakura por perseguirme, incluso le diste la espalda a tu villa y a tus compañeros por… por mí —Naruto abrió la boca para preguntar de dónde había sacado toda esa información, pero enseguida adivinó que sus propios amigos habían hecho estragos en la mente del Uchiha. Aunque ninguno había empezado una disputa abierta con Sasuke, cuando le hablaban utilizaban un tono de reproche y rabia, de rencor y odio. Sakura había hecho todo lo posible por evitar que el rencor aflorara contra Sasuke, pero a veces podía ver cómo fruncía el ceño cuando él hablaba, como si pensara que él no tenía derecho a estar allí. Sai a veces mencionaba su traición, no con mala idea, si no con recriminación.
Ahora, el rechazado de la aldea era él y no Naruto, y eso no hacía más que cabrearlo. Unas cuantas veces había estado a punto de gritar a los cuatro vientos que Sasuke había aguantado todo por salvar sus vidas, igual que su hermano había hecho años atrás, pero Kakashi o el propio Sasuke, con una mirada inquisitiva, le detenían.
Los únicos que parecían no guardarle el más mínimo rencor eran Shikamaru, Neji y Shino. Su condición de genios les había hecho suponer que si Sasuke había sido perdonado por la aldea, sólo había sido posible gracias a una infiltración o algo que respaldara sus actos. Ellos respetaban a Sasuke en silencio, pero para Naruto no era suficiente.
—Lo cierto es que siempre he querido… agradecerte esa fidelidad tan ciega, de una forma o de otra, pero… creía que tú nunca lo aceptarías por ese orgullo tuyo.
—¿A qué te refieres? No tienes que agradecerme nada, Sasuke. Al final yo tenía razón ¿no? ¡Entonces no hay nada que agradecer, ttebayoo! —Naruto se sentía tan culpable, que los ojos se le llenaron de lágrimas que reprimió a base de voluntad.
Entonces, Sasuke se alzó sobre el futón. Naruto le observé moverse como ese sigilo tan característico, que no sabía si compararlo con un gato o una serpiente. Las serpientes se arrastraban, pero Sasuke no emitía ruido alguno. Parecía un fantasma.
—¿Sasuke? —preguntó. De repente, el moreno agarró las mantas que cubrían el cuerpo de Naruto y las retiró de un manotazo. Saltó sobre él antes de que el rubio pudiera darse cuenta y se montó sobre su bajo abdomen, con cuidado. Naruto abrió la boca de par en par, sorprendido e intentó levantarse, apoyando los antebrazos en el suelo. Sasuke estiró ambas piernas y posó los pies desnudos sobre sus hombros, obligándolo a volver al futón, estrellándolo brutalmente contra las mantas. Naruto gimió por su fuerza.
—No te muevas —le ordenó.
—Sasuke… ¿qué…? —Naruto se sintió muy incómodo. Ambos llevaban el mismo tipo de yukata, tan fino que la piel no se transparentaba de puro milagro. Sentía los músculos de las piernas y el trasero de Sasuke sobre su abdomen y estaba seguro de que su amigo podía sentir igual de bien la erección que persistía bajo su yukata, a escasos centímetros de donde él estaba sentado—, ¿Qué… qué… qué ha-haces? —tartamudeó.
—Schh… —lo mandó callar él.
Naruto pudo oír a Kakashi revolviéndose de nuevo en el futón. Sai cambió de posición, molesto y esquivando a Kakashi, que buscaba entre sueños un abrazo cariñoso, sin llegar a encontrarlo. Sai prácticamente se acurrucó en el futón de Sasuke, huyendo del jounnin. Por suerte, ambos seguían durmiendo.
—Se ha puesto… en tu futón.
—Da igual —Sasuke le miró fijamente. El sharingan refulgía en sus ojos y Naruto adivinó que podía ver cada expresión y ligero rubor en su cara— ¿Quieres hacerlo con Sakura, dobe?
—¿Eh?
—Me has dicho que querías hacerlo con ella.
—Ah, sí…
—Eres virgen ¿no? nunca te ha tocado una mujer.
—Ah, ah… yo… ehh… —le daba vergüenza reconocerlo. Durante su viaje con Jiraiya, la inocencia del joven había sido algo que el sennin consideraba poco viril. No habían sido pocos sus intentos de introducirlo en el mundo del sexo y la perversión, no.
—¿Quieres quedar bien con ella en la cama?
—¿Qué?
—¿Sabías que lo normal es que te corras sin llegar al minuto la primera vez? No querrás durar tan poco con ella ¿no?
—¡Sasuke, no digas correrse, tío! —se escandalizó el rubio.
—Estoy seguro de que has oído cosas peores en boca de Jiraiya o Kakashi —Naruto no contestó a eso.
Pudo ver en la penumbra como el yukata de Sasuke se deslizaba por sus hombros hasta llegar a los codos, dejando su torso al descubierto. Naruto no podía verlo bien, pero por supuesto, no le interesaba verlo. Ya había visto el cuerpo de Sasuke numerosas veces, al menos su torso, él y todo el mundo que conocía su antigua forma de vestir. Aún así, Naruto no pudo evitar tensarse. Captó el movimiento de Sasuke al sacar los brazos del yukata y dejarlo flácido sobre su cintura.
—Sasuke, ¿qu-qué vas a hacer, tteba…yoo…? —temblequeó.
—Tómatelo como un ajuste de cuentas —recalcó el moreno. Naruto notó cómo Sasuke se alzaba un poco sobre él y, de nuevo, se sentaba un poco más abajo, justo sobre la entrepierna del rubio, que abrió los ojos como platos.
—¡Aaaaahh! —medio chilló, intentando levantarse totalmente escandalizado. Sasuke se lo impidió manteniendo la presión de sus pies sobre sus hombros.
—Te he dicho que no te muevas.
—¡Sa-Sa-Sa… SASUKE! —tartamudeó.
—Te has humillado, Naruto.
—¿Qu-qu-qué? —el rubio alzó los brazos y agarró a Sasuke por los tobillos, intentando en vano deshacerse de la presión que ejercía sobre sus hombros.
—Te has humillado por mí, no sé cuántas veces. Has dado tu vida por mí y has dejado que otros te pisotearan sin esperar nada a cambio. Bien… pues yo voy a darte algo a cambio. Humillarme ante ti es un trato justo —Naruto palideció, sin llegar a entender del todo la lógica de Sasuke. Notó como la carne, dura y fibrosa, se deslizaba sobre su entrepierna y alzó la vista, intentando vislumbrar los movimientos de su amigo en la medida de lo posible. Sin embargo, cuando dobló el cuello hacia delante, se encontró con una visión de la entrepierna de Sasuke bajo el yukata casi abierto, que le pareció de todo menos erótica. Llevaba puestos los bóxers oscuros, pero a Naruto le escandalizó de igual manera llevara lo que llevara.
—¡Nononononononono! ¿Pero qué haces? ¡Sasuke, qu-qu-qu-que a mí no me gusta esto!
—Cierra los ojos e imagina que soy Sakura si tanto lo odias —Naruto no se podía creer que Sasuke dijera eso. ¿Estaría soñando? Sí, sin duda aquello no podía ser más que un sueño. Un excéntrico e increíble sueño. Más bien era una pesadilla o, peor aún, una ilusión del sharingan. Sasuke le estaba gastando algún tipo de broma porque, obviamente, él nunca se situaría encima de él de esa manera, nunca haría fricción entre su entrepierna y su trasero y desde luego, en aquel momento no se estaba soltando el lazo del yukata, ni lo estaba dejando caer sobre el suelo a un lado de su cuerpo, quedando sólo vestido con los bóxers.
No, no, no. Naruto dejó de pensar cuando una de las manos de Sasuke se posó sobre su pecho, colándose entre la abertura del yukata para entrar en contacto con su piel. Vio con los ojos como platos que Sasuke se inclinaba hacia delante, agachando la cabeza y el cuerpo sobre él y no pudo evitar reaccionar, perder el control que había estado manteniendo durante casi un año, a duras penas. Actuó con rapidez, olvidándose momentáneamente de que Kakashi y Sai estaban justo al lado y gritó, tan rojo como un farolillo festivo.
—¡A mí me gusta Sakura-chan, TEME! —no esperó a que Sasuke le contestara. Apartó sus pies de los hombros presionando sus tobillos y se alzó lo justo para darle un potente puñetazo en la cara que casi lo hace caer al suelo. Sasuke se tambaleó un poco, con la cara doblada hacia un lado, siendo medio ocultada por su pelo oscuro. Un hilo de sangre se escurrió por la comisura de sus labios y Naruto, tan alarmado como asqueado, esperó recibir el mismo trato por su parte. Lo único que recibió fue una sonrisa burlona y satisfecha.
Su amigo se reía en silencio. No era una risa feliz, de aquellas que Naruto nunca le había oído y que eran inimaginables. La risa sonaba macabra y escalofriante, como siempre que el Uchiha se reía, que eran pocas veces.
Naruto no lo comprendía.
—¿De qué… de qué demonios te ríes? —le preguntó, carcomido por la rabia al pensar que se estaba burlando de él. La risa de Sasuke sonó con más fuerza. Ninguno de los dos se había dado cuenta de que Sai y Kakashi, sumergidos en un sueño de lo más profundo, habían abierto los ojos, sorprendidos por el ruido. Sin embargo, los dos se quedaron absortos y callados observando la escena que tenían delante de las narices, escuchando reír a Sasuke y a un rubio cada vez más cabreado.
—¿De qué coño vas, Sasuke? ¡No tiene ni puta gracia! —el aludido consiguió controlar la macabra risotada cuando Naruto se alzó y lo sacudió por los hombros bruscamente. Quería una respuesta a ese ataque tan repentino y la quería ya.
—Por fin… reaccionas —contestó el moreno— Casi esperaba que te dejaras abusar por mí con tal de no tener que pelearte conmigo. —Naruto lo miraba, lleno de confusión. Volvió a sacudirlo y esta vez, pegó sus rostros lo suficiente como para Sasuke pudiera sentir su furia.
—Explícate, ¿quieres? ¡Porque yo nunca hubiera esperado que tú te me echaras encima como una fulana, dattebayoo!
—¿Quieres que te meta una paliza, Naruto baka? —gruñó Sasuke al oírle decir fulana— ¿Ahora me prestas atención? ¿Estoy ahora lo suficientemente cerca de ti como para atraerte, dobe? ¡Como para cabrearte! —Sasuke apartó los brazos del rubio de sí, molesto y casi tan irritado como su amigo, que cada vez entendía menos la situación.
—No entiendo nada de lo que dices, teme.
—¿Ah no? —preguntó con sorna— Pues deberías. Ya que te consideras mi mejor amigo, ya que supuestamente eres capaz de leerme la mente, ya que supuestamente has arriesgado tu vida tantas veces por mí, deberías… ¡Deberías entender que llevo once jodidos meses esperando que me llames teme otra vez, provocándote para que me insultes, para que te pelees conmigo, para que me prestes atención y vuelvas a tocarme las narices con tus gilipolleces! —gritó Sasuke entonces, dando unas voces dignas de temer. Si Sakura no se había despertado con su grave voz en la habitación contigua, debía tener un sueño condenadamente profundo.
Sasuke acompañó su indignación con fuertes puñetazos contra el suelo y Naruto sólo pudo mostrar confusión ante algo que no lograba captar, pero que empezaba a intuir.
—¿Qué… qué insinúas, Sasuke? —tartamudeó.
—Insinúo que si arriesgas la vida para traer de vuelta a alguien junto a ti, ¡aceptes las malditas consecuencias! —volvió a gritar, enfebrecido— Desde que he vuelto apenas me hablas, apenas me llamas, apenas nos vemos y mucho menos nos peleamos. ¡Cuando te insulto no contestas y si te crees que no me he dado cuenta de que me esquivas, es que eres mucho más baka de lo que pensaba! Con todo este numerito de Sasuke, el que se humilla, quiero dejarte claro que más te vale que la próxima vez que me hables sea para insultarme y no para sonreír falsamente al pobre y desgraciado Sasuke que ha sacrificado su vida sin pedir nada a cambio. ¡La próxima vez llámame teme o no vuelvas a hablarme en tu vida, pedazo de dobe!
Naruto estaba sorprendido. Por lo que había entendido, el orgulloso y siempre repleto de autocontrol Sasuke, le estaba pidiendo/ordenando que le insultara, que le pegara, que volvieran a tener la relación que tenían antes de que se fuera y fingiera traición. Naruto no sabía cómo responder a eso. Ya tenía que estar su amigo muy desesperado como para humillarse reclamando su derecho como mejor amigo. Así, solo conseguía demostrar lo mucho que le importaba sus lazos con Naruto, cuando siempre había intentando mostrar que no le importaban en absoluto.
—¿Y por eso… por eso has montado este numerito? —preguntó él, sin molestarse en ocultar su molestia. De repente, el sharingan perdió un poco de su forma, volviéndose frío y distante. Naruto reconoció esa mirada cargada de odio con la que siempre se había mostrado años atrás, y sintió miedo de perderle… otra vez—, no me mires así, Sasuke.
—¿Y cómo te miro? —rugió.
—Como si quisieras matarme.
—Ah, ya veo… —se rió él, ocultando su decepción tras una capa de frialdad—. Así que durante todo este tiempo solo has fingido aprecio ¿no? ¿Por qué? ¿Por pena? Maldito Uzumaki… ¡no necesito tu compasión!
—Pero sí mi amistad ¿no? —Sasuke gruñó, pero no dijo nada que pudiera refutar esa teoría—, creo que lo has malentendido todo. Tú eres mi mejor amigo y siempre lo serás, hagas lo que hagas y digas lo que digas. ¡Creo que eso ya lo he demostrado con creces!
—No. Sólo has demostrado estupidez.
—¿Estu…? ¡Estupidez! —Naruto dejó de murmurar y empezó a gritar, imitando a su compañero, dando golpes contra el suelo por la rabia de igual manera. Ninguno de los dos se daba cuenta de cuánto se parecían en sus reacciones, algo que sin duda les habría parecido irónico—. ¿Dices que luchar por ti hasta el extremo de sacrificarme, es una estupidez?
—¡Yo te habría matado de haber estado en tu lugar! ¡Lo habría hecho! ¡Y si hubiera estado carcomido por el odio de verdad, te habría matado! Solo fue cuestión de suerte que consiguieras recuperarme, Naruto. Ten eso en cuenta.
—¿Y qué? ¡A ver si captas de una vez que yo no actúo en vano, dejándome llevar por superficialidad! Yo estaba dispuesto a dar la vida y si la hubiera dado, si hubiera muerto por ti, mi alma estaría tranquila y no te reprocharía nada. ¡Nunca!
—Entonces ¿por qué? ¿Por qué cojones pasas de mí ahora? Si tantas ganas tenías de recuperarme, ¿por qué me ignoras? ¡Vamos, reconócelo! No te ha merecido la pena tantos años de esfuerzo ¿no? —Escupió Sasuke, lleno de rencor, pero también cargado de decepción—. Seguramente estarás decepcionado pensado que yo te idolatraría, te adoraría e iría detrás de ti para agradecerte que me “salvaras”, ¿verdad?
—No… ¡Nonononononono! ¡No entiendes nada, ttebayoo!
—¿Y qué es lo que tengo que entender, dobe? ¿Qué?
—¡Tengo miedo de que vuelvas a irte y no quiero darte razones para hacerlo, punto!
Esa confesión bastó para aplacar la rabia de Sasuke, su odio, su rencor. Así, como siempre había sido. Naruto decía algo concluyente y la determinación de Sasuke caía en picado y acentuaba sus deseos de protegerle y ser protegido. Algo se removía en las entrañas del vengador y ya no podía continuar gritando, peleando o matando.
Sasuke no sabía cómo luchar contra la voluntad de Naruto y, actualmente, no conocía a nadie capaz de hacerlo, capaz de resistirse a sus ideales y a sus sentimientos. Y lo cierto era que lo odiaba. Odiaba perder el control de esa manera para luego sentirse tan ridiculizado. Odiaba a Naruto con todas sus fuerzas y en momentos como aquel, sabía que hubiera sido capaz de matarlo, aunque sus sentimientos se lo impidieran segundos más tarde.
Naruto lo ponía negro y blanco a la vez, manteniéndolo en un constante gris apagado.
—¿Se están peleando? —murmuró Sai desde su posición, lo suficientemente bajo para que los dos chicos no lo escucharan; no porque no pudieran, si no porque estaban demasiado absortos intentando analizar los sentimientos del otro.
—Vaya, vaya… —dijo Kakashi, todavía encima de Sai con gesto adormilado—. Por fin han vuelto a las andadas. Empezaba a preocuparme de verdad. La tensión no es buena para un dúo tan práctico y letal.
—Kakashi-san —lo llamó Sai, con una sonrisa falsa en la cara.
—¿Si, Sai?
—¿Le importaría quitarse de encima?
—¿Y por eso me esquivas? —preguntó Sasuke, al cabo de unos segundos de reflexión—, ¿Por qué tienes miedo de que pille un berrinche y me largue otra vez? —Naruto bajó la cabeza, incómodo, pensando en llegar al final de aquella situación o no.
—Yo nunca te salvé ¿verdad? —dijo al fin, decidiéndose por acabar lo empezado—, tú tenías muy claro lo que debías hacer y cómo para conseguirlo. Yo sólo fui un estorbo y, ahora, cuando veo cómo te trata la gente, pienso que esta vez te irás de verdad y yo no podré hacer nada para salvarte. Todos los sacrificios que he hecho hasta ahora no han servido para nada y, por eso… ¡quería evitar pelearme contigo para no darte más razones, para no dar la impresión de que te odiaba, porque no es así! —Naruto apoyó las manos en los hombros desnudos de Sasuke, pero esta vez con cariño y no con rabia. El Uchiha se relajó notablemente frente al contacto ajeno, aún cuando siempre había asegurado odiarlo— Tú eres y siempre serás mi primer y mejor amigo. Siempre, pase lo que pase, digan lo que digan y ocurra lo que ocurra entre nosotros.
Sasuke no añadió nada más. Sus ojos, poderosos, terribles y los más temidos por todo el mundo, no consiguieron aguantar la mirada pura de Naruto, y se apagaron. El portador del Sharingan había quedado tan trastocado con esa confesión, que se levantó de encima de su amigo y sin decir nada más, con su habitual porte orgulloso, se dirigió hacia su futón.
Sai y Kakashi, que habían observado la escena en silencio, retrocedieron por instinto. Si pillaban a Sasuke de mal humor, no lo pasarían muy bien.
Una primera vez de muchas
Aquella noche fue la primera vez. Bueno, al menos su primera vez y no había sido para nada como se la había esperado. En primer lugar, Naruto siempre había pensado que su primera vez sería con una chica de su edad, guapa, fuerte y, a ser posible, con el pelo rosa. Esperaba que Sakura aceptara sus sentimientos y, un día cualquiera, le besara de improviso y admitiera que se había enamorado de él.
Naruto soñaba constantemente con esa escena; su adorada Sakura-chan besándole tiernamente y admitiendo que era el hombre de su vida, aparte de un magnífico ninja y un hombre todavía mejor. A veces, más a menudo de lo que le gustaría, soñaba que tenía su primera vez con ella. Y que además, era espectacular. Normalmente le añadía a Sakura un par de tallas más de sujetador, pero eso sólo lo sabía él.
Sakura-chan era perfecta para tener su primera vez y Naruto no pensaba compartir su cuerpo con otra persona que no fuera ella… aunque tampoco tenía pensado darle su primer beso a Sasuke, cosa que no había pasado una sola vez, sino varias para su disgusto. Naruto no había besado a otra persona que no fuera Sasuke y procuraba no pensar mucho en ello, aunque a veces se sorprendía pensando “¿Seré bueno con la lengua? ¿Debería preguntárselo a Sasuke? Al fin y al cabo, es el único con el que lo he probado… ¡puaj, qué asco! Mejor me callo”
Por desgracia para Naruto, su primera vez no fue con la persona esperada, ni tampoco en el lugar esperado y mucho menos, en la situación adecuada. Había sucedido así porque sí, de repente, sin esperárselo, con Sai y Kakashi-sensei a escasos dos metros de distancia y con Sakura en la habitación contigua, durmiendo bajo las mantas de aquel futón propiedad del hostal en el que se encontraban, volviendo a casa para descansar de una misión de reconocimiento extremadamente peligrosa.
Naruto no sabía cómo de peligrosa era hasta que una explosión ensordecedora, oculta y suicida, estalló a escasos diez metros de él. Miles de kunais y armas afiladas salieron disparadas con el estallido de la misma, acabando con docenas de enemigos desertores.
Kakashi, Sai y Sakura estaban protegidos por Susanoo, la defensa absoluta que Sasuke activó en el último momento. Sin embargo, Naruto se había separado de ellos en un arranque de pasión desenfrenada y la explosión le pilló desprevenido.
Notó el golpe de la explosión quemándole la cara y varias armas rozándole el cuerpo cuando vio a Sasuke avanzando hacia él, intentando extender el Susanoo hasta su cuerpo. Por suerte, llegó a tiempo. Naruto quedó resguardado del ataque enemigo, igual que su compañero. Sin embargo, semejante explosión y esfuerzos por detenerla creó estragos en el ojo izquierdo de Sasuke, momentáneamente cegado.
Cuando Sakura le vendó el ojo izquierdo, Naruto se sintió un poquito culpable. Algo que no le impidió dormirse profundamente esa noche en la que perdió la virginidad.
Naruto soñó con Sakura-chan. Ella le abrazaba en el futón ataviada con el yukata del hostal. Su cuerpo estaba aprisionado bajo el de la pelirosa, que le decía cuánto lo quería, cuánto lo apreciaba y que sería la chica más feliz del mundo si accedía a estar con ella. Naruto sentía su pecho, blando y de mayor tamaño de lo habitual, impactando contra su propio torso. El contacto le excitó. Notar las piernas de Sakura rodeándole la cintura le hizo tragar saliva. Verla apartar la cabeza de su hombro para acercar sus labios a los de él le provocó escalofríos y, entonces, cuando iba a besarle y a soñar por décima vez aquel mes con la pérdida de su virginidad, se despertó.
Más bien, le despertaron.
—Dobe… —Naruto abrió los ojos de par en par. En la oscuridad de la habitación, sólo pudo ver la sombra de una persona sentada a su lado. Supuso que sería Sasuke, ya que era el que dormía a su lado en el futon contiguo. Además, pocas personas tenían una voz tan masculina y, a la vez, sutil, como la suya.
Naruto pegó un salto sobre el futón, ruborizado y acalorado por el intenso sueño. Se levantó con disimuló las mantas que le cubrían y tanteó su entrepierna, endurecida.
—¡Mierda! —gritó.
—Calla, baka. —Le ordenó Sasuke entre susurros.
—¿Qué? Me despiertas y ahora ¿me mandas callar? Pero ¿por qué me despiertas, dattebayoo? ¡Estaba teniendo un sueño muy agradable!
—Sí, de eso ya me he dado cuenta —Naruto se ruborizó todavía más. Sasuke se había dado cuenta, ¡mierda! Pocas cosas podían ser más humillantes que esa.
Naruto lo fulminó con la mirada desde la oscuridad.
—¿Qué quieres? Como sigamos hablando, vamos a despertar a Kakashi y a Sai.
—Si gritas como un idiota, obviamente sí.
—Sasuke… dormido estás mejor. —Aún así, le hizo caso y bajó la voz, hablando entre susurros.
Sasuke no dio señales de querer decir nada más y, con un gateo sigiloso, volvió a su futón, situado a apenas cincuenta centímetros del suyo.
—¿Para qué me has despertado? —preguntó Naruto, confuso.
—Me duelen los ojos. No puedo dormir.
—¿Y eso qué tiene que ver conmigo? ¡Díselo a Sakura-chan para que te dé algo, ttebayoo!
—¿Quieres que me meta en la habitación de Sakura en mitad de la noche? —Naruto arrugó el entrecejo. Bufó. Para Sasuke no era ningún secreto que le gustara Sakura-chan… bueno, ni para él ni para nadie. Pero él era el único que le picaba con el tema.
—Eres rastrero, Sasuke —dijo, volviendo a tumbarse en su futón y tapándose hasta el cuello con las mantas.
—Me lo dicen mucho.
—Mientras no te lo creas… —Sasuke se quedó callado y Naruto se sintió repentinamente culpable de mostrarse tan arisco con él. Antes solían actuar así, pero después de todo lo que Sasuke había tenido que pasar en la aldea tras su regreso, tras la reinserción y el desprecio que estaba tragando por parte de sus compañeros y los aldeanos, Naruto intentaba ser menos bestia y controlar sus pensamientos y respuestas con él. Prácticamente, vivía en tensión con Sasuke al lado, pues él no había cambiado ni un ápice y seguía llamándolo baka, usuratonkachi y todo lo que se le ocurriera, cada vez con más frecuencia. Naruto se mordía los labios entonces y no contestaba a la provocación, por mucho que quisiera echarse encima de él y pegarle una paliza.
No. Él era su único amigo desde su regreso. Por él, Sasuke había vuelto. Si le pegaba o actuaba mal con él, quizás volviera a irse.
—Tú… no eres rastrero, Sasuke. Lo siento. —Admitió, revolviéndose entre las sábanas hasta darle la espalda— Y… gracias por salvarme hoy —le costó decirlo horrores, pero lo dijo.
—Nunca me has dado las gracias por salvarte la vida.
—No me has salvado la vida tantas veces como para…
—En el país de la Ola —empezó a dictar Sasuke—, Madara, mi hermano, Akatsuki y muchas más veces que tú no conoces.
—Oye, oye, no me has salvado tantas veces, ttebayoo.
—Lo que tú digas. Nunca me has dado las gracias por ello… nunca.
—Bueno, pues… lo-lo hago… ahora —tuvo que volver a decir, tragándose su orgullo.
—Baka —y de nuevo, tuvo que tragárselo con la intención de no herir los sentimientos de Sasuke. Debía ir con pies de plomo con él para que no volviera a intentar huir, escaparse de su lado, ponerse en peligro otra vez.
—Buenas noches, Sasuke —cortó por lo sano, sabiendo que si seguían con la conversación, tarde o temprano Naruto estallaría.
Precisamente por eso, para evitar no estallar, Naruto le había estado esquivando un poco. Quería dejarle espacio para pensar, para no agobiarlo con preguntas o peleas vanas. Era tan difícil no pelearse con Sasuke, no encontrar un motivo por el que iniciar una batalla, que Naruto se veía obligado a huir de él y esquivarle al cabo de cinco minutos de conversación, consistente en apenas monosílabos entre él y su mejor amigo.
A Naruto le daba la impresión de que su relación se había enfriado hasta límites insospechados, pero si así Sasuke estaba bien y podía aguantar vivir en Konoha, un lugar que odiaba pero donde estaba seguro de las demás naciones ninjas que seguían considerándolo un criminal, todo iba bien entre ambos.
Naruto deseaba con todas sus fuerzas recuperar esa vieja amistad que los unía, pero le resultaba prácticamente imposible entablar conversación con el moreno sin recurrir a una nueva disputa. A veces se sentía culpable por ello. Otras veces pensaba que hacía lo correcto y, otras, que no se esforzaba lo suficiente.
Eso era exactamente lo que esa noche pensaba. Él podía hacer más.
Intentó dormirse con todas sus ganas, pero se había desvelado por completo. Además, la erección que tenía entre las piernas le dolía por tanta represión. Empezó a dar vueltas en el futón, nervioso como sólo él era, haciendo ruido con su simple movimiento. Naruto pensó en salir del hostal por la ventana e ir a dar una vuelta para no despertar a sus compañeros, pero hacía demasiado frío como para siquiera intentarlo. Cerró los ojos fuertemente y deseó que la erección se desvaneciera por su propio peso.
—Hazlo —dijo Sasuke a su lado.
—¿Sigues despierto?
—Si lo necesitas, hazlo —volvió a repetir Sasuke. Naruto le miró de reojo, incapaz de distinguir nada entre la penumbra. Entonces, sintió el flujo de chakra de Sasuke y pudo vislumbrar la brillantez de sus ojos, rojos como los de un animal acostumbrado a ver en la oscuridad.
—¿Puedes verme? —le preguntó.
—Sí.
—¿Puedes verlo todo con el Sharingan?
—…Depende de a qué llames todo.
—La habitación, ¿la ves en esta oscuridad?
—Clara como si fuera de día.
—Ah… —Naruto intentó pensar en un tema de conversación apropiado. Algo que no hiciera sentir incómodo a Sasuke, pero que tampoco le hiciera contestar solo con monosílabos, como solía hacer.
—Hazlo —volvió a repetir él.
—¿Qué haga qué? —preguntó, confuso.
—Si necesitas desfogarte, no te cortes. Kakashi y Sai duermen. —Naruto se ruborizó y su mirada se dirigió hacia los bultos del resto de sus compañeros, que dormían plácidamente. Kakashi murmuraba cosas inteligibles en sueños. Naruto diría que casi sollozaba nombrando algo sobre su antiguo profesor, Iruka. Pero dormía, al fin y al cabo.
Sai tenía una respiración lenta y profunda. Naruto pudo ver cómo Kakashi se revolvía en su futón y abrazaba el cuerpo de Sai entre murmullos, pidiendo disculpas a un ausente Iruka. La escena le pareció de lo más cómica y hubiera dado lo que fuera por ver claramente la cara de Sai siendo aplastado por su antiguo maestro mientras dormía.
Aún así, asegurándose de que ambos estaban dormidos, no hizo lo que Sasuke le aconsejó. Tener el Sharingan clavado en él le ponía los pelos de punta.
—Tú no duermes —murmuró, avergonzado. Sasuke se dio la vuelta sobre el futón, dándole la espalda y bufando.
—Parece mentira que te dé vergüenza hacer eso ahora. Antes, no te cortabas tanto.
Naruto abrió la boca para decir algo, con las mejillas ardiendo. Recordaba aquella etapa de su vida en la que él y Sasuke, durmiendo juntos en la misma habitación durante varias misiones, se acurrucaban en sus futones y peleaban mentalmente por ver quién aguantaba más gemidos. Nunca habían mencionado nada sobre esas noches en las que se tocaban, a sabiendas de que el otro hacía lo mismo. Siempre había sido un pacto mutuo de “yo no digo nada, si tú tampoco dices nada”. Hasta el momento había funcionado.
De repente, el único que parecía estar necesitado era él y no se veía capaz de tocarse teniendo a Sasuke al lado… al menos sabiendo que él no le imitaba. Estuvo a punto de pedirle que empezara él el juego de gemidos reprimidos, pero se contuvo. Ya no eran unos críos.
Así que, para mantener un poco de su orgullo, Naruto clavó la mirada en el techo y apretando los brazos, se abstuvo de tocar nada.
—Sasuke… —lo llamó.
—¿Hum?
—¿Puedo preguntarte algo… personal?
—Puedes preguntar. Que yo te conteste es otra cosa —Naruto vaciló. Su pulso se aceleró, sin saber muy bien el por qué.
—Tú… ¿alguna vez… has… eso?
—¿Eso?
—¿Alguna vez lo has…? Ya sabes…
—No, no lo sé. Hay cosas que solo los idiotas comprenden.
—¡Maldita sea, Sasuke! ¡Que si lo has hecho con alguien alguna vez, ttebayoo! —gritó.
Sasuke se hundió en un repentino silencio, interrumpido por los lloriqueos de Kakashi y los quejidos de Sai. Naruto escondió la cabeza en la almohada, bufando sonoramente.
—Sexo. Me refiero a sexo —murmuró.
—Ya sé que te refieres a sexo, dobe.
—Pu-pues… si lo sabes no me hagas repetírtelo.
—¿Eres un crío?
—¿Qué?
—Hablas del sexo como si fueras un crío avergonzado al haber descubierto las cosas sucias que hacen papá y mamá cuando están a solas.
—¡No soy un crío, Sasuke! Es solo que… nunca he hablado de eso con nadie.
—Sin contar a Jiraiya, supongo.
—Sí, bueno… pero él no me dio muchas pistas.
—¿Qué te dijo?
—Lo típico. Protección, siempre. Seducción y… nada más —Sasuke se mantuvo callado y Naruto empezó a sentirse estúpido— ¿Vas a contestar a mi pregunta o no?
—¿Qué quieres saber?
—Sólo si… si tú lo has… —Naruto se acercó un poco al futón de su compañero con la intención de aumentar su visión. Consiguió ver la espalda de Sasuke tensarse violentamente antes de responder.
—Creo que eso depende de lo que tú llames… sexo.
—Pues, sexo. El sexo es sexo ¿no? no hay mucho que explicar. Me refiero a si… si eres virgen. —Naruto lo notó más claramente esa vez. Las mantas que cubrían el cuerpo de Sasuke se endurecieron junto a su cuerpo, quedando casi estáticas. Naruto quiso tocar a Sasuke, un poco preocupado. De repente, parecía encogerse sobre sí mismo.
¿Tan duros eran los efectos secundarios de esa técnica?
—No… lo sé. —Murmuró el moreno, en voz muy, muy baja.
—¿Cómo que no lo sabes? Sasuke, esas cosas se saben, dattebayoo.
—No sé cuál es tu definición de virginidad, dobe.
—¡Joder, pues la misma que la tuya! —tronó, perdiendo la paciencia— Un hombre deja de ser virgen cuando la mete.
—¿Eso crees?
—Pues claro. No hay otra forma de dejar de ser virgen.
—Hum…
—¿La has metido alguna vez, o no?
—No.
—Entonces eres virgen.
—Hum…
—¿Qué quieres decir con eso? ¿Has tenido sexo y no la has metido?
—Hum…
—Bueno, está claro que por lo que has dicho, algo has hecho ¿no?
—Hum… —Sasuke había empezado a recurrir a monosílabos y gruñidos. Naruto sabía que cuando Sasuke se ponía así, era porque el tema le incomodaba, había dejado de interesarle o le molestaba.
—¿Alguna vez has besado a alguien? —Sasuke se dio la vuelta y lo encaró. Naruto pudo ver cómo alzaba una ceja gracias a la cercanía y de repente, se sintió ridículo al hacer esa pregunta— ¿A parte de a mí?
—Hum…
—¿Te has desnudado delante de alguien?
—Hum…
—¿Le has tocado sus partes a alguien?
—Hum…
—Entonces ¿por qué dices que no sabes si eres virgen o no? Sólo puedes dejar de ser virgen cuando la metes o…
Naruto guardó silencio cuando notó el estremecimiento que sacudió las mantas que cubrían el cuerpo de Sasuke.
…o cuando te la meten.
Naruto no tardó nada en llegar a esa conclusión. Él, al que le costaba trabajo captar las cosas, pilló la idea al momento y prefirió no haberla entendido en un principio.
Se sintió violento. Más violento que nunca cuando esa desagradable idea cruzó su mente. Fue a abrir la boca para hablar, pero se mordió el labio inferior recordando su promesa sobre hacer lo posible para no molestar a Sasuke. Si él no quería hablar de ello, por algo sería. Si su cuerpo se estremecía de esa manera, por algo sería… algo gordo.
Naruto tembló, sintiéndose entre decepcionado y avergonzado, entre furioso y triste. Irritado y traumado a la vez.
Pero ¿cuándo? ¿Y por qué? ¡Eso era ridículo! Sin duda se trataba de un error de su calenturrienta mente. Sasuke era la persona más orgullosa que conocía y él nunca permitiría una humillación semejante. Nunca, nunca… a no ser…
La imagen de Orochimaru, ya asesinado por el mismo Sasuke, sacudió su mente exactamente un año atrás, acordándose del momento en el que le había dicho mientras combatían que quería saber quién era mejor, si él o su Sasuke-kun.
Naruto sintió auténticas ganas de vomitar. No podía ser. Sasuke nunca hubiera dejado que ocurriera algo parecido. Él era un Uchiha. Él no se humillaba ante nada ni nadie. Su cuerpo era suyo y de nadie más. Su cuerpo…
Naruto apretó la almohada entre sus brazos, arañándola y mordiéndola con rabia. ¿Por qué todo tenía que pasarle a Sasuke? ¿Por qué todo a él?
—Le odio… —murmuró. Naruto no pudo evitar que lágrimas de impotencia mancharan las sábanas— Le odio y siempre le odiaré, incluso después de muerto.
—¿Odiar a quién? —preguntó Sasuke. Parecía haber recobrado parte de la compostura al oírle hablar con tanta rabia.
—A esa maldita serpiente. Orochimaru… —escupió con auténtico asco—, tendrías que haberme dejado que lo matara yo. —Gruñó— ¡Le hubiera hecho sufrir hasta que suplicara muerte! Kyubi y yo… —Naruto sollozó.
Sasuke no entendía nada.
—¿A qué viene Orochimaru en esta conversación?
—¡Lo sabes muy bien! —gritó, limpiándose las lágrimas como los puños cerrados. Sasuke se sentó de rodillas al oírle sollozar, confuso. De repente, Naruto alzó el cuerpo y le agarró por los hombros fuertemente, apretándole con decisión, mirándole con rabia y con los ojos de un color rojo oscuro y afilado, tenebrosos. Sasuke se sintió inquieto al notar el chakra del zorro activado, extendiéndose por el cuerpo de Naruto a gran velocidad— ¿Por qué no me lo habías dicho antes? ¿Tan poco confías en mí? ¿Pensabas que te iba a rechazar o que iba a sentir asco de ti? ¡Eres mi mejor amigo y yo te habría protegido!
—No tengo ni idea de lo que me estás hablando, dobe.
—¡No te sientas avergonzado, Sasuke! Estoy furioso, pero no contigo. —Apretó con más fuerza sus hombros, clavándole unas uñas que Naruto nunca había tenido— Tendrías que habérmelo dejado a mí… tendrías que… ¡yo le habría matado, te lo juro! Sé que tú eres fuerte, pero… ¡traería de vuelta a Orochimaru ahora mismo sólo para enviarlo al infierno con mis propias manos por lo que te hizo! —Sasuke oyó los gruñidos de Sai a su lado, quejándose por el alboroto sin llegar a despertarse.
Sasuke pensó detenidamente en las palabras de Naruto. Ató cabos rápidamente y casi soltó una sonrisa al entender a lo que se refería el rubio.
—Naruto, ¿eres idiota? Bueno, está claro que lo eres, pero no esperaba que llegaras a este extremo ¬—susurró—, ¿estás pensando que tuve sexo con Orochimaru? ¿Se te ha ido la cabeza?
Naruto lo observó fijamente durante unos segundos. Rojo contra rojo se mezclaron en una espiral de incredulidad que hizo que la rabia del rubio descendiera hasta casi desaparecer por completo. Sasuke no estaría tan tranquilo si él hubiera dado en el clavo con su deducción. ¿O sí?
—¿No…? —insinuó. Sasuke adquirió una expresión asqueada.
—Esa es la cosa más vomitiva que has dicho en toda tu vida, dobe.
—Pero… tú has dicho que…
—¿Qué se supone que he dicho? No entiendas lo que te dé la gana, usuratonkachi.
Tuvieron que pasar varios segundos de intensas miradas en la oscuridad hasta que Naruto se relajó por completo, creyendo a Sasuke. ¿Por qué iba a mentirle él, a su mejor amigo? Sin duda, Sasuke tenía que estar diciendo la verdad.
Naruto le soltó entonces, estremecido y manteniendo el poder de Kyubi de nuevo bajo control. ¿Cómo había podido pensar eso? ¡Sin duda, su mente estaba trastocada!
—Pe-pero pero… ¿eres virgen o no? —volvió a preguntar y Sasuke arrugó la cara, soltando un suspiro. Se acomodó en su futón de nuevo y se tapó hasta arriba.
—Anda, duérmete.
—¡No me has contestado!
—No te interesa, dobe.
—Vale, vale… —Naruto murmuró un “borde” por lo bajo antes de volver a acurrucarse entre las sábanas, cerrando los ojos con rabia e intriga. Ahora, tenía curiosidad por la vida sexual de Sasuke— Pero has hecho tus cosillas ¿no?
—Naruto…
—Venga, dime la verdad. ¿Cómo fue? ¿Tocaste algo húmedo? ¿Algo esponjoso y abultado? Tienes muchas fans y tenemos diecisiete años. ¡Te habrás aprovechado de tu belleza, dattebayoo!
—¿Belleza? —Sasuke soltó una casi imperceptible risita— ¿Crees que soy… bello?
—¡Yo no he dicho eso! —contestó él enseguida, escandalizado.
—Sí lo has dicho.
—No lo he hecho.
—Sí lo has…
—La única persona a la que llamaría bella aquí, sería a Sakura-chan —se defendió.
—¿Quieres hacerlo con ella?
—Pues… yo… eh… sí —admitió al final, recordando que no debía tener reparos con Sasuke si quería que él le diera detalles propios— Sakura-chan siempre ha estado enamorada de ti. A ti… ¿no te atrae ni un poco?
—¿Debería atraerme?
—No lo sé. Yo… —Naruto suspiró hondo, tragando saliva y dudando si decir lo que se le iba a pasar por la cabeza. No estaba dispuesto a compartir a Sakura-chan con nadie y menos con Sasuke, pero tampoco quería dejarle al margen conociendo la especie de triángulo amoroso que había habido entre los tres—, aunque te guste Sakura-chan, no pienso dejártela, Sasuke.
—No me gusta Sakura, nunca lo ha hecho y nunca lo hará. —Soltó Sasuke con tono agrio, como si la simple insinuación le hubiera molestado.
—Pero ¿por qué no? Sakura es una persona muy agradable y… y es genial. Es guapísima y…
—Agradable… sobretodo contigo ¿no? —Naruto captó la ironía al momento y sintió la necesidad de defender a la pelirosa, pero no le salieron las palabras. No sabía qué decir en su defensa; la chica era desagradable con él por tonterías y, a veces, simplemente le pegaba o le gruñía por preocuparse por ella.
Naruto nunca lo había visto de esa manera.
—Bueno… sus razones tendrá.
—No hay peor ciego que el que no quiere ver —se quejó Sasuke.
—Eh… ¡olvídate de Sakura! ¿Has hecho algo o no?
—¿Quieres que te cuente mis experiencias con Orochimaru, Naruto? —se burló él y Naruto soltó un gruñido entre abochornado y estúpido.
—Vale, si no quieres no me lo cuentes. Te lo pregunto a ti porque eres mi mejor amigo, dattebayoo, pero se lo preguntaré a otro. ¡Me buscaré un nuevo mejor amigo y fin del problema! Alguien que no sea tan borde.
Naruto cerró los ojos, refunfuñando. Esta vez sí que se iba a dormir, sospechando que Sasuke no diría nada más sobre el tema; sin embargo, como tantas otras veces, su amigo le sorprendió.
—Una vez me tocaron… ahí —dejó caer con voz lúgubre. Naruto no dijo nada, pero abrió los ojos como platos y escuchó atentamente la confesión.
—¿Fue una… chica?
—¿Quién si no, dobe?
—Ah, vale, perdona… sigue.
—¿Qué más quieres que te diga? Me tocaron y punto.
—¡Sí, ya me lo imagino pero…! ¿Te gustó? ¿Te sentiste… bien?
—…Fue desagradable. Incómodo. Y no… —Sasuke dejó la frase en el aire.
—¿No te…?
—No.
—Bueno, a ti nunca te ha gustado que nadie te toque.
—Depende de la persona.
—¿De qué depende?
—De que me inspire confianza o no.
—Ah… ¿Sakura no te inspira confianza? —Naruto pensó que el moreno replicaría y volvería a ocultarse en su silencio, pero Sasuke se revolvió y se acercó un poco más a su futón. Los dos quedaron a escasos veinte centímetros del otro, como si fueran confidentes que estaban manteniendo una íntima conversación. De hecho, eso eran precisamente.
—Intentó matarme —susurró él con voz lúgubre.
Nunca habían vuelto a hablar del tema desde que Sasuke había vuelto a la aldea. Naruto pensó que si era Sasuke el que sacaba el tema, era porque quería hablar de ello con alguien.
—Tú intentaste matarla antes.
—No. Yo sólo me defendí.
—Sasuke…
—El kunai estaba envenenado. Podía olerlo. Yo lo sabía y pensé que o la mataba yo, o lo haría ella. No quería estorbos que aplacaran mi determinación. Kakashi también lo intentó y tu amigo, Sai. Mis antiguos compañeros, la aldea, todos…
—Ellos no podían saber que tú estabas infiltrado.
—Lo sé… pero tú tampoco lo sabías y nunca intestaste matarme.
—¿Preferías que lo hubiera intentado?
—…Sí —Naruto se descolocó por completo.
—¿Habrías prefe…? Pero ¿por qué, ttebayoo? —Naruto sentía a Sasuke muy cerca. De hecho, notaba su aliento chocar contra su cara, provocándole algo parecido a escalofríos. Debería sentirse incómodo por la extrema cercanía de Sasuke, pero no lo hacía. Mientras él no se pegara lo suficiente como para rozar su erección…
Sasuke tardó un poco en responder a la pregunta. Vacilaba.
—Si hubieras intentado matarme, yo no habría vacilado tanto en matarte a ti. Odiaba tener que esperarte, sabiendo que ibas a aparecer de un momento a otro para evitar mis planes, sabiendo que tarde o temprano tendría que enfrentarme otra vez a tu moralidad puritana. Odiaba que hicieras eso. Hubiera preferido pelear sin más —Naruto no sabía exactamente qué decir o hacer. Sasuke nunca le había mencionado nada parecido, nunca le había hablado de los sentimientos que guardaba respecto a esos tres años separados. Nada.
El día que ambos volvieron a la aldea quedaba muy lejano en la memoria del Uzumaki, sobretodo porque gran parte del viaje de vuelta lo hizo inconsciente y en un estado deplorable, igual que el propio Sasuke. A punto de morir desangrado y casi ciego.
Una buena parte del combate que mantuvieron se había esfumado de su mente debido a la titánica batalla y, cuando despertó en el hospital, la guerra ya había acabado, habían pasado un mes y dos semanas recuperándose del combate y Sasuke, que había salido mejor parado que él, ya estaba plantándole cara al consejo de la aldea por su supuesta traición.
Una infiltración, eso era. Naruto había estado a punto de perder la vida por una maldita infiltración, un sacrificio que Sasuke había decidido hacer por voluntad propia, siguiendo los pasos de su hermano Itachi desde la oscuridad, en silencio y siempre fingiendo locura y odio. Por eso le había rechazado constantemente, para protegerlos desde el silencio. Había estado dispuesto incluso a matarlos por proteger los ideales de su hermano, aunque la aldea le odiara, aunque nunca supieran que él había muerto con el objetivo de Uchiha Madara en la cabeza y no con el de Konoha destruida.
Cuando Naruto se enteró, se sintió inútil y traicionado. Sasuke los había engañado a todos y a él le había considerado una molestia. De hecho, había sido una molestia para él, para su determinación; una carga.
Solo el consejo y los altos cargos como Kakashi sabían algo sobre la infiltración de Sasuke. El resto de la aldea, incluidos sus propios compañeros de equipo, ignoraban la verdad. Alguien con un potencial para la infiltración tan grande como el de Sasuke no podía ser catalogado como infiltrado, sin más. La aldea tendría que renunciar entonces a ese poder, pues cualquier enemigo sospecharía si Uchiha Sasuke, aquel cuya infiltración fue decisiva para el futuro de la guerra y de las villas ninjas en general, se unía a él de muto propio.
Por eso, nunca dijo nada sobre el tema. Sasuke cargaba con una pesada responsabilidad sobre sus hombros y el odio de medio mundo, todo por ocultar la verdad, por ayudar a los suyos. Naruto en realidad le consideraba un héroe y, a veces, se sentía empequeñecido y egoísta cuando pensaba en los sentimientos de Sasuke. Esos que parecía no tener.
Algún día le contaría a Sakura-chan que Sasuke había estado dispuesto a dar la vida por todos ellos, pero hasta que llegara ese día, ayudaría a su compañero con su pesada carga en silencio, como él había hecho durante tanto tiempo.
—Sasuke… —habló Naruto, con el corazón encogido. No sabía qué decir, sólo sabía que deseaba expresar el más puro agradecimiento y admiración hacia su amigo. Pero Sasuke le cortó.
—Naruto… gra… gracias… —murmuró, muy por lo bajo y haciendo una gran esfuerzo— En realidad, hubiera preferido que intentaras matarme para no tener que cargar también con ese… remordimiento.
—¿Remordimiento? ¿De qué hablas?
—Te has humillado de mil formas distintas. Pediste de rodillas al Raikage que me perdonara la vida, permitiste que te apalearan hasta la saciedad, rechazaste a Sakura por perseguirme, incluso le diste la espalda a tu villa y a tus compañeros por… por mí —Naruto abrió la boca para preguntar de dónde había sacado toda esa información, pero enseguida adivinó que sus propios amigos habían hecho estragos en la mente del Uchiha. Aunque ninguno había empezado una disputa abierta con Sasuke, cuando le hablaban utilizaban un tono de reproche y rabia, de rencor y odio. Sakura había hecho todo lo posible por evitar que el rencor aflorara contra Sasuke, pero a veces podía ver cómo fruncía el ceño cuando él hablaba, como si pensara que él no tenía derecho a estar allí. Sai a veces mencionaba su traición, no con mala idea, si no con recriminación.
Ahora, el rechazado de la aldea era él y no Naruto, y eso no hacía más que cabrearlo. Unas cuantas veces había estado a punto de gritar a los cuatro vientos que Sasuke había aguantado todo por salvar sus vidas, igual que su hermano había hecho años atrás, pero Kakashi o el propio Sasuke, con una mirada inquisitiva, le detenían.
Los únicos que parecían no guardarle el más mínimo rencor eran Shikamaru, Neji y Shino. Su condición de genios les había hecho suponer que si Sasuke había sido perdonado por la aldea, sólo había sido posible gracias a una infiltración o algo que respaldara sus actos. Ellos respetaban a Sasuke en silencio, pero para Naruto no era suficiente.
—Lo cierto es que siempre he querido… agradecerte esa fidelidad tan ciega, de una forma o de otra, pero… creía que tú nunca lo aceptarías por ese orgullo tuyo.
—¿A qué te refieres? No tienes que agradecerme nada, Sasuke. Al final yo tenía razón ¿no? ¡Entonces no hay nada que agradecer, ttebayoo! —Naruto se sentía tan culpable, que los ojos se le llenaron de lágrimas que reprimió a base de voluntad.
Entonces, Sasuke se alzó sobre el futón. Naruto le observé moverse como ese sigilo tan característico, que no sabía si compararlo con un gato o una serpiente. Las serpientes se arrastraban, pero Sasuke no emitía ruido alguno. Parecía un fantasma.
—¿Sasuke? —preguntó. De repente, el moreno agarró las mantas que cubrían el cuerpo de Naruto y las retiró de un manotazo. Saltó sobre él antes de que el rubio pudiera darse cuenta y se montó sobre su bajo abdomen, con cuidado. Naruto abrió la boca de par en par, sorprendido e intentó levantarse, apoyando los antebrazos en el suelo. Sasuke estiró ambas piernas y posó los pies desnudos sobre sus hombros, obligándolo a volver al futón, estrellándolo brutalmente contra las mantas. Naruto gimió por su fuerza.
—No te muevas —le ordenó.
—Sasuke… ¿qué…? —Naruto se sintió muy incómodo. Ambos llevaban el mismo tipo de yukata, tan fino que la piel no se transparentaba de puro milagro. Sentía los músculos de las piernas y el trasero de Sasuke sobre su abdomen y estaba seguro de que su amigo podía sentir igual de bien la erección que persistía bajo su yukata, a escasos centímetros de donde él estaba sentado—, ¿Qué… qué… qué ha-haces? —tartamudeó.
—Schh… —lo mandó callar él.
Naruto pudo oír a Kakashi revolviéndose de nuevo en el futón. Sai cambió de posición, molesto y esquivando a Kakashi, que buscaba entre sueños un abrazo cariñoso, sin llegar a encontrarlo. Sai prácticamente se acurrucó en el futón de Sasuke, huyendo del jounnin. Por suerte, ambos seguían durmiendo.
—Se ha puesto… en tu futón.
—Da igual —Sasuke le miró fijamente. El sharingan refulgía en sus ojos y Naruto adivinó que podía ver cada expresión y ligero rubor en su cara— ¿Quieres hacerlo con Sakura, dobe?
—¿Eh?
—Me has dicho que querías hacerlo con ella.
—Ah, sí…
—Eres virgen ¿no? nunca te ha tocado una mujer.
—Ah, ah… yo… ehh… —le daba vergüenza reconocerlo. Durante su viaje con Jiraiya, la inocencia del joven había sido algo que el sennin consideraba poco viril. No habían sido pocos sus intentos de introducirlo en el mundo del sexo y la perversión, no.
—¿Quieres quedar bien con ella en la cama?
—¿Qué?
—¿Sabías que lo normal es que te corras sin llegar al minuto la primera vez? No querrás durar tan poco con ella ¿no?
—¡Sasuke, no digas correrse, tío! —se escandalizó el rubio.
—Estoy seguro de que has oído cosas peores en boca de Jiraiya o Kakashi —Naruto no contestó a eso.
Pudo ver en la penumbra como el yukata de Sasuke se deslizaba por sus hombros hasta llegar a los codos, dejando su torso al descubierto. Naruto no podía verlo bien, pero por supuesto, no le interesaba verlo. Ya había visto el cuerpo de Sasuke numerosas veces, al menos su torso, él y todo el mundo que conocía su antigua forma de vestir. Aún así, Naruto no pudo evitar tensarse. Captó el movimiento de Sasuke al sacar los brazos del yukata y dejarlo flácido sobre su cintura.
—Sasuke, ¿qu-qué vas a hacer, tteba…yoo…? —temblequeó.
—Tómatelo como un ajuste de cuentas —recalcó el moreno. Naruto notó cómo Sasuke se alzaba un poco sobre él y, de nuevo, se sentaba un poco más abajo, justo sobre la entrepierna del rubio, que abrió los ojos como platos.
—¡Aaaaahh! —medio chilló, intentando levantarse totalmente escandalizado. Sasuke se lo impidió manteniendo la presión de sus pies sobre sus hombros.
—Te he dicho que no te muevas.
—¡Sa-Sa-Sa… SASUKE! —tartamudeó.
—Te has humillado, Naruto.
—¿Qu-qu-qué? —el rubio alzó los brazos y agarró a Sasuke por los tobillos, intentando en vano deshacerse de la presión que ejercía sobre sus hombros.
—Te has humillado por mí, no sé cuántas veces. Has dado tu vida por mí y has dejado que otros te pisotearan sin esperar nada a cambio. Bien… pues yo voy a darte algo a cambio. Humillarme ante ti es un trato justo —Naruto palideció, sin llegar a entender del todo la lógica de Sasuke. Notó como la carne, dura y fibrosa, se deslizaba sobre su entrepierna y alzó la vista, intentando vislumbrar los movimientos de su amigo en la medida de lo posible. Sin embargo, cuando dobló el cuello hacia delante, se encontró con una visión de la entrepierna de Sasuke bajo el yukata casi abierto, que le pareció de todo menos erótica. Llevaba puestos los bóxers oscuros, pero a Naruto le escandalizó de igual manera llevara lo que llevara.
—¡Nononononononono! ¿Pero qué haces? ¡Sasuke, qu-qu-qu-que a mí no me gusta esto!
—Cierra los ojos e imagina que soy Sakura si tanto lo odias —Naruto no se podía creer que Sasuke dijera eso. ¿Estaría soñando? Sí, sin duda aquello no podía ser más que un sueño. Un excéntrico e increíble sueño. Más bien era una pesadilla o, peor aún, una ilusión del sharingan. Sasuke le estaba gastando algún tipo de broma porque, obviamente, él nunca se situaría encima de él de esa manera, nunca haría fricción entre su entrepierna y su trasero y desde luego, en aquel momento no se estaba soltando el lazo del yukata, ni lo estaba dejando caer sobre el suelo a un lado de su cuerpo, quedando sólo vestido con los bóxers.
No, no, no. Naruto dejó de pensar cuando una de las manos de Sasuke se posó sobre su pecho, colándose entre la abertura del yukata para entrar en contacto con su piel. Vio con los ojos como platos que Sasuke se inclinaba hacia delante, agachando la cabeza y el cuerpo sobre él y no pudo evitar reaccionar, perder el control que había estado manteniendo durante casi un año, a duras penas. Actuó con rapidez, olvidándose momentáneamente de que Kakashi y Sai estaban justo al lado y gritó, tan rojo como un farolillo festivo.
—¡A mí me gusta Sakura-chan, TEME! —no esperó a que Sasuke le contestara. Apartó sus pies de los hombros presionando sus tobillos y se alzó lo justo para darle un potente puñetazo en la cara que casi lo hace caer al suelo. Sasuke se tambaleó un poco, con la cara doblada hacia un lado, siendo medio ocultada por su pelo oscuro. Un hilo de sangre se escurrió por la comisura de sus labios y Naruto, tan alarmado como asqueado, esperó recibir el mismo trato por su parte. Lo único que recibió fue una sonrisa burlona y satisfecha.
Su amigo se reía en silencio. No era una risa feliz, de aquellas que Naruto nunca le había oído y que eran inimaginables. La risa sonaba macabra y escalofriante, como siempre que el Uchiha se reía, que eran pocas veces.
Naruto no lo comprendía.
—¿De qué… de qué demonios te ríes? —le preguntó, carcomido por la rabia al pensar que se estaba burlando de él. La risa de Sasuke sonó con más fuerza. Ninguno de los dos se había dado cuenta de que Sai y Kakashi, sumergidos en un sueño de lo más profundo, habían abierto los ojos, sorprendidos por el ruido. Sin embargo, los dos se quedaron absortos y callados observando la escena que tenían delante de las narices, escuchando reír a Sasuke y a un rubio cada vez más cabreado.
—¿De qué coño vas, Sasuke? ¡No tiene ni puta gracia! —el aludido consiguió controlar la macabra risotada cuando Naruto se alzó y lo sacudió por los hombros bruscamente. Quería una respuesta a ese ataque tan repentino y la quería ya.
—Por fin… reaccionas —contestó el moreno— Casi esperaba que te dejaras abusar por mí con tal de no tener que pelearte conmigo. —Naruto lo miraba, lleno de confusión. Volvió a sacudirlo y esta vez, pegó sus rostros lo suficiente como para Sasuke pudiera sentir su furia.
—Explícate, ¿quieres? ¡Porque yo nunca hubiera esperado que tú te me echaras encima como una fulana, dattebayoo!
—¿Quieres que te meta una paliza, Naruto baka? —gruñó Sasuke al oírle decir fulana— ¿Ahora me prestas atención? ¿Estoy ahora lo suficientemente cerca de ti como para atraerte, dobe? ¡Como para cabrearte! —Sasuke apartó los brazos del rubio de sí, molesto y casi tan irritado como su amigo, que cada vez entendía menos la situación.
—No entiendo nada de lo que dices, teme.
—¿Ah no? —preguntó con sorna— Pues deberías. Ya que te consideras mi mejor amigo, ya que supuestamente eres capaz de leerme la mente, ya que supuestamente has arriesgado tu vida tantas veces por mí, deberías… ¡Deberías entender que llevo once jodidos meses esperando que me llames teme otra vez, provocándote para que me insultes, para que te pelees conmigo, para que me prestes atención y vuelvas a tocarme las narices con tus gilipolleces! —gritó Sasuke entonces, dando unas voces dignas de temer. Si Sakura no se había despertado con su grave voz en la habitación contigua, debía tener un sueño condenadamente profundo.
Sasuke acompañó su indignación con fuertes puñetazos contra el suelo y Naruto sólo pudo mostrar confusión ante algo que no lograba captar, pero que empezaba a intuir.
—¿Qué… qué insinúas, Sasuke? —tartamudeó.
—Insinúo que si arriesgas la vida para traer de vuelta a alguien junto a ti, ¡aceptes las malditas consecuencias! —volvió a gritar, enfebrecido— Desde que he vuelto apenas me hablas, apenas me llamas, apenas nos vemos y mucho menos nos peleamos. ¡Cuando te insulto no contestas y si te crees que no me he dado cuenta de que me esquivas, es que eres mucho más baka de lo que pensaba! Con todo este numerito de Sasuke, el que se humilla, quiero dejarte claro que más te vale que la próxima vez que me hables sea para insultarme y no para sonreír falsamente al pobre y desgraciado Sasuke que ha sacrificado su vida sin pedir nada a cambio. ¡La próxima vez llámame teme o no vuelvas a hablarme en tu vida, pedazo de dobe!
Naruto estaba sorprendido. Por lo que había entendido, el orgulloso y siempre repleto de autocontrol Sasuke, le estaba pidiendo/ordenando que le insultara, que le pegara, que volvieran a tener la relación que tenían antes de que se fuera y fingiera traición. Naruto no sabía cómo responder a eso. Ya tenía que estar su amigo muy desesperado como para humillarse reclamando su derecho como mejor amigo. Así, solo conseguía demostrar lo mucho que le importaba sus lazos con Naruto, cuando siempre había intentando mostrar que no le importaban en absoluto.
—¿Y por eso… por eso has montado este numerito? —preguntó él, sin molestarse en ocultar su molestia. De repente, el sharingan perdió un poco de su forma, volviéndose frío y distante. Naruto reconoció esa mirada cargada de odio con la que siempre se había mostrado años atrás, y sintió miedo de perderle… otra vez—, no me mires así, Sasuke.
—¿Y cómo te miro? —rugió.
—Como si quisieras matarme.
—Ah, ya veo… —se rió él, ocultando su decepción tras una capa de frialdad—. Así que durante todo este tiempo solo has fingido aprecio ¿no? ¿Por qué? ¿Por pena? Maldito Uzumaki… ¡no necesito tu compasión!
—Pero sí mi amistad ¿no? —Sasuke gruñó, pero no dijo nada que pudiera refutar esa teoría—, creo que lo has malentendido todo. Tú eres mi mejor amigo y siempre lo serás, hagas lo que hagas y digas lo que digas. ¡Creo que eso ya lo he demostrado con creces!
—No. Sólo has demostrado estupidez.
—¿Estu…? ¡Estupidez! —Naruto dejó de murmurar y empezó a gritar, imitando a su compañero, dando golpes contra el suelo por la rabia de igual manera. Ninguno de los dos se daba cuenta de cuánto se parecían en sus reacciones, algo que sin duda les habría parecido irónico—. ¿Dices que luchar por ti hasta el extremo de sacrificarme, es una estupidez?
—¡Yo te habría matado de haber estado en tu lugar! ¡Lo habría hecho! ¡Y si hubiera estado carcomido por el odio de verdad, te habría matado! Solo fue cuestión de suerte que consiguieras recuperarme, Naruto. Ten eso en cuenta.
—¿Y qué? ¡A ver si captas de una vez que yo no actúo en vano, dejándome llevar por superficialidad! Yo estaba dispuesto a dar la vida y si la hubiera dado, si hubiera muerto por ti, mi alma estaría tranquila y no te reprocharía nada. ¡Nunca!
—Entonces ¿por qué? ¿Por qué cojones pasas de mí ahora? Si tantas ganas tenías de recuperarme, ¿por qué me ignoras? ¡Vamos, reconócelo! No te ha merecido la pena tantos años de esfuerzo ¿no? —Escupió Sasuke, lleno de rencor, pero también cargado de decepción—. Seguramente estarás decepcionado pensado que yo te idolatraría, te adoraría e iría detrás de ti para agradecerte que me “salvaras”, ¿verdad?
—No… ¡Nonononononono! ¡No entiendes nada, ttebayoo!
—¿Y qué es lo que tengo que entender, dobe? ¿Qué?
—¡Tengo miedo de que vuelvas a irte y no quiero darte razones para hacerlo, punto!
Esa confesión bastó para aplacar la rabia de Sasuke, su odio, su rencor. Así, como siempre había sido. Naruto decía algo concluyente y la determinación de Sasuke caía en picado y acentuaba sus deseos de protegerle y ser protegido. Algo se removía en las entrañas del vengador y ya no podía continuar gritando, peleando o matando.
Sasuke no sabía cómo luchar contra la voluntad de Naruto y, actualmente, no conocía a nadie capaz de hacerlo, capaz de resistirse a sus ideales y a sus sentimientos. Y lo cierto era que lo odiaba. Odiaba perder el control de esa manera para luego sentirse tan ridiculizado. Odiaba a Naruto con todas sus fuerzas y en momentos como aquel, sabía que hubiera sido capaz de matarlo, aunque sus sentimientos se lo impidieran segundos más tarde.
Naruto lo ponía negro y blanco a la vez, manteniéndolo en un constante gris apagado.
—¿Se están peleando? —murmuró Sai desde su posición, lo suficientemente bajo para que los dos chicos no lo escucharan; no porque no pudieran, si no porque estaban demasiado absortos intentando analizar los sentimientos del otro.
—Vaya, vaya… —dijo Kakashi, todavía encima de Sai con gesto adormilado—. Por fin han vuelto a las andadas. Empezaba a preocuparme de verdad. La tensión no es buena para un dúo tan práctico y letal.
—Kakashi-san —lo llamó Sai, con una sonrisa falsa en la cara.
—¿Si, Sai?
—¿Le importaría quitarse de encima?
—¿Y por eso me esquivas? —preguntó Sasuke, al cabo de unos segundos de reflexión—, ¿Por qué tienes miedo de que pille un berrinche y me largue otra vez? —Naruto bajó la cabeza, incómodo, pensando en llegar al final de aquella situación o no.
—Yo nunca te salvé ¿verdad? —dijo al fin, decidiéndose por acabar lo empezado—, tú tenías muy claro lo que debías hacer y cómo para conseguirlo. Yo sólo fui un estorbo y, ahora, cuando veo cómo te trata la gente, pienso que esta vez te irás de verdad y yo no podré hacer nada para salvarte. Todos los sacrificios que he hecho hasta ahora no han servido para nada y, por eso… ¡quería evitar pelearme contigo para no darte más razones, para no dar la impresión de que te odiaba, porque no es así! —Naruto apoyó las manos en los hombros desnudos de Sasuke, pero esta vez con cariño y no con rabia. El Uchiha se relajó notablemente frente al contacto ajeno, aún cuando siempre había asegurado odiarlo— Tú eres y siempre serás mi primer y mejor amigo. Siempre, pase lo que pase, digan lo que digan y ocurra lo que ocurra entre nosotros.
Sasuke no añadió nada más. Sus ojos, poderosos, terribles y los más temidos por todo el mundo, no consiguieron aguantar la mirada pura de Naruto, y se apagaron. El portador del Sharingan había quedado tan trastocado con esa confesión, que se levantó de encima de su amigo y sin decir nada más, con su habitual porte orgulloso, se dirigió hacia su futón.
Sai y Kakashi, que habían observado la escena en silencio, retrocedieron por instinto. Si pillaban a Sasuke de mal humor, no lo pasarían muy bien.
SaraeTemporal - 32 120
58
26/01/2011
Narusasu, Suikarin, Minakus, Sasuhina, Naruhina, JirTsu, SasuSai, SaiSaku, SasuKar, ShikaTem
Naruto, Jigoku Shoujo, Jounjo romántica, Hana Yori Dango, Kuroshitsuji, Lovely Complex, Honey and Clover
715 円
Re: Una primera vez de muchas
El rubio impidió que su amigo volviera a su sitio, agarrándolo del brazo.
—Aún no hemos terminado de hablar.
—Ya he oído todo lo que quería oír.
—¿Y qué pasa con tu remordimiento?
—Es… aguantable.
—¿Aguantable? ¿Y por qué puñetas no me dices lo que sientes y te lo quitas de encima? No quiero… no quiero ser el único que hace el idiota, dattebayoo.
—Ese no es mi problema. En ningún momento he dicho que fuera a…
—¡Teme, eres mi mejor amigo! ¡Es problema de los dos!
—Naruto… —gruñó Sasuke, perdiendo la paciencia. Sabía que se arrepentiría de pedirle que volvieran a pelear, regresar a su relación de antes, pero no esperaba que lo hiciera tan pronto.
—Sasuke teme, sé que te sientes mal por algo, aunque no logro entender por qué —dejó caer Naruto y el nombrado se giró lo justo para clavar el sharingan, de nuevo activo, en la expresión suplicante del rubio.
Naruto le devolvió la mirada antes de sentirse intimidado por esa recriminación intacta en el rostro de Sasuke. De repente pensó en lo distante que era, en lo fría que era la piel de sus brazos y sus piernas. La piel era suave, lisa y totalmente blanca. No tenía ni rastro de lunares o granos propios de la adolescencia, tampoco vello, nada. En ese aspecto, la piel de Sasuke era equiparable a la de una mujer; una mujer como Sakura, por ejemplo.
Naruto miró su espalda erguida, fuerte, musculosa. No tenía apenas curvas y de no ser por las numerosas cicatrices que carcomían su color ceniciento dejando marcas rosáceas, probablemente hubiera sido perfecta. Por un momento, sólo por un momento, Naruto se arrepintió de haberle pegado un puñetazo.
—No vas a decirme… por qué te sientes mal ¿verdad? —preguntó, con la mirada clavada en el pequeño hueco que había entre el final de la espalda y el principio de su trasero.
—Ya te lo he dicho. No tengo la culpa de que seas tan idiota como para no comprenderlo —de repente, Naruto sintió rabia. A pesar de todo lo que había hecho por él, era innegable que Sasuke lo seguía viendo como un crío al que le podía tomar el pelo, al que no se tomaba en serio a no ser que la situación le sacara de quicio. Una cosa era que quisiera volver a su relación anterior y otra muy distinta, que buscara esa relación para poder humillarlo.
No. Siempre era él el que acababa humillado delante de Sasuke, pero eso iba a llegar pronto a su fin.
El Uchiha no se esperaba que Naruto se le tirara encima, gruñendo como un animal y aplastándolo sobre el futón con su propio peso. De buenas a primeras, el brazo de Naruto apretaba su cuello, robándole oxígeno.
—Ya va siendo hora de que dejemos las cosas claras, Sasuke —escupió en su cara, acercando su rostros todo lo posible al suyo de manera intimidante. Él se quedó quieto, con el Sharingan ardiendo en sus pupilas en señal de aviso. Naruto, a cuatro patas sobre él, estaba muy dispuesto a hacerse respetar… por una vez—. Aunque te persiga y te repita las cosas una y otra vez, mi paciencia tiene un límite y tú te paseas por ese límite como si fuera tu propia casa. Puedes considerarte afortunado de que te considere mi mejor amigo, porque otros no habrían dado por ti ni siquiera las piedras de su zapato así que… por una vez, tómame en serio y vete acostumbrando a ello porque muy pronto, seré tu Hokage. ¡Y tú tendrás que doblegarte a mi voluntad, inclinarte ante mí y si te lo ordeno, besar mis pies!
—Naruto está imponiendo su voluntad —comentó Sai, fascinado observando la escena desde el futón de Kakashi—, menuda hombría.
—Yo diría que es un derroche de testosterona innecesario. Ahora empezarán a pelearse como perros en un juego de dominación absoluto y, probablemente, ganará Sasuke. Él tiene un gran autocontrol —Kakashi bufó. Esperaba que no tardaran demasiado para poder dormir sin necesidad de preocuparse porque el hostal saliera ardiendo en cualquier momento.
—¿Besar tus pies? —se rió Sasuke— antes besaría los morros de Sai —Naruto apretó su cuello y Sasuke notó cómo el aire se escapaba poco a poco.
—Quizá lo hagas. Tal vez mi cama no es la única que has atacado hasta ahora —Sasuke se puso tieso. El rubio era tan pudoroso en esos temas, que verle sacarlo a colación le parecía surrealista. Alzó una mano y el rubio pensó que iba a pedirle que le soltara, pero en su lugar le metió un puñetazo en la mejilla exigiendo que lo dejara libre. Naruto persistió, recibiendo una lluvia de puñetazos en la cara que no se molestó en esquivar.
Sasuke se estaba asfixiando, pero en ningún momento lo reconocía. Sólo le pegaba, le pegaba, le pegaba y… de repente alzó una rodilla que se paseó suavemente por su entrepierna. Naruto abrió la boca de par en par, sintiendo el roce de la pierna de Sasuke. Pensó que le iba a pegar una patada y se tensó, pero por cómo empezó a rozarse contra su erección, acariciándola desde la rodilla hasta el tobillo, supo que esa no era su intención.
Naruto no sabía qué decir. Sasuke le estaba calentando de una manera totalmente nueva e inesperada. ¿Era alguna clase de técnica nueva? Él no lo sabía. Quiso decir algo, quejarse, pero algo completamente diferente salió de sus labios.
—Ooh… —un gemido bajo, viril y sensual que acarició la cara de Sasuke.
El Uchiha sonrió al verle temblar. No pensaba llegar tan lejos, pero ya que Naruto se estaba poniendo chulo, no veía mal hacerle sufrir un poco. Además, aquella reacción le había pillado totalmente por sorpresa. La próxima vez iría con más cuidado.
—Quítate de encima, dobe —le ordenó, cuando Naruto apartó el brazo. El rubio no se movió, apoyándose en el pecho desnudo de Sasuke. El Uchiha, molesto, insistió con más violencia acariciando su entrepierna, esta vez con intención de hacerle daño y no de aturdirlo con placer.
Sin embargo, el resultado fue inesperado.
—Oooahhhh… —Naruto gimió con fuerza, dejando escapar el aliento sobre su pecho. De repente, dejó caer la cabeza sobre el hombro de Sasuke y se tensó sobre él totalmente.
Sasuke se mantuvo quieto, con los ojos como platos. Dejó la pierna quieta, estirándola sobre las sábanas del futón y sintiéndola pegajosa y húmeda, exactamente como los bóxers de Naruto. Él no se lo podía creer. Aquello no había ocurrido de verdad ¿no? no había ayudado al rubio a masturbarse, sus movimientos y frotamientos no le habían excitado. Eso no había pasado.
Naruto no se había corrido sobre él.
El rubio alzó la cabeza y le miró. Podía ver perfectamente sus ojos, tan incrédulos como los suyos. El silencio era incómodo y punzante.
—Te has… —murmuró Sasuke.
—No, yo no…
—¡Te has corrido!
—¡Yo no soy gay, ttebayoo! —gritó el rubio, ruborizado a más no poder.
—Pero te has…
—¡Te has frotado!
—¡Sólo la pierna!
—Y te-te… ¡te has puesto duro! —chilló Naruto, más por llevarle la contraria que porque fuera verdad.
Sin embargo, cuando los dos bajaron la mirada hacia la entrepierna de Sasuke, se encontraron con una grata sorpresa. De hecho, el más sorprendido de los dos era el propio Uchiha, que no recordaba haber tenido una erección desde hacía semanas y, desde luego, no porque se la provocaran. Si bien tenía algo claro, era que era medio frígido, como los demás insistían que era. Y hasta el momento, se había sentido bastante orgulloso de serlo.
Hasta ese momento.
Algo malo tenía que haber en él para haber llegado a esa situación.
—Eres un mariquita, Sasuke —se atrevió a decirle Naruto.
—El que se ha corrido aquí eres tú, baka. ¿Qué? ¿Has disfrutado frotándote como un perro contra mi pierna o qué?
—¡Pues puede, pero tú te has puesto duro oyéndome gemir!
—¿Oyéndote gemir? ¡Deja de soñar, usuratonkachi! Para empezar, ¿se puede saber por qué gimes en mi oído? ¡Parecías un zorro en celo!
—¡A lo mejor es porque estoy en celo, los hombres siempre están en celo!
—¡Yo no!
—¡Porque tú eres marica! ¡Sasuke marica, Sasuke marica! ¡Te gustan los tíos, mariconazo! ¡Admítelo! Nunca te he visto mirar a una chica con intenciones, Sasuke. ¡Y tienes un montón a tus pies, marica! —le picó Naruto, más por cabrearlo que porque se lo creyera. Y lo consiguió. Sasuke perdió el control por el enfado… totalmente.
—Y si fuera marica ¿qué?
—¡Pues si fueras marica, yo…! —Naruto se quedó callado, sin saber cómo continuar. Si fuera marica, ¿yo… qué?
Un momento… ¿Sasuke era marica? ¿Sasuke Uchiha, su Sasuke… era marica? ¿Le gustaban los hombres? ¿Le gustaba que le sobaran personas tan musculosas y atléticas como él? ¿Le gustaba que los hombres le miraran con deseo, que se le acercaran con esa clase de intenciones, le tocaran y le…?
Una imagen cruzó la mente de Naruto. Una imagen que eliminó todo su prejuicio hacia esa clase de gente. Una imagen en la que Sasuke descansaba encima de un montón de ropa raída, con las manos atadas encima de la cabeza, el cuerpo desnudo y mirándole con expresión sumisa. Había alguien encima de él, alguien que se movía encima de él, alguien que entraba y salía de él. Y Naruto se ruborizó hasta las orejas al verse a sí mismo entrando y saliendo de Sasuke, con bestialidad, con violencia y fiereza, con la misma pasión que ponían en sus peleas. Sasuke no se contenía si su forma de hacerlo le llegaba a doler. Le pegaba, le arañaba y le mordía si era necesario, como si de verdad estuvieran peleando. Y a él casi le gustaba recibir esos golpes… casi.
Imaginarse esa situación provocó una reacción inmediata en Naruto, no sólo con rubor, si no con algo más duro. Pegó un salto, intentando levantarse lleno de vergüenza, pero Sasuke se lo impidió agarrándolo del brazo.
—Si lo fuera, ¿qué? —insistió. Naruto no se atrevió a mirarle a la cara—, ¿dejarías de ser mi amigo si lo fuera?
—No…
—No pareces muy convencido.
—Si lo fueras… ¿te acostarías con hombres? —Sasuke se lo pensó. No tenía esos bajos instintos, sólo lo había dicho por decir, pero si lo fuera ¿lo haría?
—Supongo que sí.
—¿¡Lo harías!? —tronó Naruto, con la boca desencajada. Imaginarse a Sasuke haciendo esa clase de cosas con otro hombre… le hizo hervir de ira—, ¡ninguna otra persona aguantaría tu mal humor, ni tu arrogancia, ni tu testarudez, ni tu rabia y mucho menos, tus ataques! —le gritó. Lo agarró por los hombros y lo sacudió, como si intentara hacerlo razonar de esa manera tan brusca.
—¿Qué estás insinuando? ¿Qué nadie me querría por mi carácter? —replicó Sasuke, intentando evitar el tono de decepción y algo de tristeza que le había causado oír esas palabras.
—¡Claro que no, teme! Una chica podría aguantarte, pero no otro hombre…
—¡Pues tendría que encontrar a uno!
—¿Por qué tendrías que buscar a uno? —gritó otra vez, escandalizado por lo oído—, ¿y yo qué?
—¿Tú qué de qué?
—¡Yo soy un hombre y puedo aguantar perfectamente tu mal humor y tus ataques con electricidad y serpientes!
—¿Y a mí qué?
—¡Pues que soy el único que puede soportarte’ttebayoo!
—¿Y?
—Y… pues… ¡Pues que yo soy el único hombre que puede hacerte cosas guarras!
—¿Y a mí qué me importa las cosas guarras? ¡Tú no me quieres como hombre, usuratonkachi!
—¿Y tú qué sabes? Al principio no te quería, luego te quise como rival, después como amigo, después como mejor amigo y ahora… ¡ahora te quiero más que nunca, ttebayoo! —Sasuke no supo cómo tomarse eso, así que decidió ignorarlo.
—Somos amigos.
—¿Y qué?
—No nos aguantamos.
—Eso no es verdad. No aguantamos sin pelearnos, ¡pero en realidad nos pegamos porque nos encanta ponernos a prueba! Yo disfruto mucho pegándote, ¿tú no? —Sasuke esquivó su mirada, algo azorado con la última confesión y muy trastocado.
—Eres un héroe y yo un traidor.
—Tú eres un héroe, aunque la gente no lo sepa. ¡Eres un héroe, Sasuke y nunca fuiste un traidor para mí!
—Te gustan las mujeres.
—¡Eso no tiene nada que ver! Puede gustarme una mujer y no estar enamorado de ella y no gustarme un hombre y estar enamorado de él o gustarme la leche de cabra y no gustarme la cabra…
—¿Qué dices?
—No lo sé. ¡No me líes!
—Estás enamorado de Sakura. —Llegados a ese punto, Naruto guardó silencio y Sasuke entrecerró los ojos, sabiendo que había llegado al límite establecido entre ellos dos. Él era el mejor amigo y Sakura, la que un día sería la novia de Naruto. Sentía que la pelirosa se estaba dejando llevar poco a poco por las burradas del rubio y era cuestión de tiempo que acabara en sus brazos, por mucho que a Sasuke le molestara.
Porque sí… a Sasuke le molestaba, y mucho, ver a las chicas revolotear alrededor de Naruto. A veces sentía que no tenía derecho a sentirse así y otras veces, que era el que más derecho tenía sobre Naruto,
—Y ella pronto te corresponderá. —Naruto tragó saliva. Por alguna razón, lo que debería haberle contentado solo consiguió hundirlo en una miseria emocional.
—Es verdad… Sakura-chan…
—¿Qué pasa? ¿Ya te habías olvidado de ella?
—No, es que… —Naruto pensó en la pelirosa, en su forma de hablar y en su forma de moverse, en sus lágrimas y en sus sonrisas. Encontró muchas más lágrimas, gritos y golpes que sonrisas.
Por algún motivo, su cabeza se inundó de escenas en las que estaban Sakura y Sasuke. Por algún motivo, recordó la falsa declaración de Sakura y la forma tan cruel que tuvo de rechazar a Sasuke, como si por el hecho de ser un criminal no tuviera sentimientos y ya no mereciera ser amado. Recordaba las miradas de indignación que a veces le dirigía y que intentaba esconder detrás de una sonrisa, sin éxito.
Naruto apretaba los puños cuando Sakura miraba de esa manera a Sasuke, como si ya no mereciera la pena.
Sasuke tenía razón en su ironía. Sakura era agradable, sobretodo con él. Al menos, ahora lo era, lo respetaba y admiraba, pero… ¿él seguía sintiendo lo mismo después de tantos desprecios, o era simple cabezonería y capricho? Cuando Sakura le abrazó, rechazando a Sasuke definitivamente, rompiendo el lazo con ese simple hecho, Naruto sintió decepción, asco y vergüenza ajena. ¿Sentiría lo mismo la próxima vez que la abrazara? ¿Y qué sentiría si abrazaba a Sasuke en lugar de a Sakura? ¿También sentiría asco?
Naruto probó y empujó a Sasuke hasta él, rodeándole la espalda desnuda con los brazos y hundiendo la cabeza en su pelo.
Sasuke se quedó quieto como una estatua. No estaba acostumbrado a esas muestras de cariño y mucho menos, después de su regreso. La gente le miraba mal por la calle, algunos se atrevían a insultarle por lo bajo y al ver que él no contestaba, algún empujón o piedra caía. Sasuke no sabía cuántas veces iba a tener que limpiar sus terrenos por las pinturas que algunos aldeanos dejaban en ellos. No sabía cuántas humillaciones iba a tener que aguantar alguien tan orgulloso como él, que hasta el aire le enfadaba cuando era demasiado fuerte. No sabía cuántas veces tendría que alegar sumisión absoluta en asuntos que no le gustaban, en misiones de infiltración que le mantenían lejos de su único punto de apoyo durante meses, en misiones donde tenía que fingir lo que no era, ganarse la confianza de un grupo y luego, masacrarlo sin compasión.
Sasuke ya no sabía quién era, qué quería o qué buscaba.
Un día había salido de casa con la intención de desahogarse un poco, de alguna manera, fuera la que fuera. Fue al templo del clan Uchiha donde descansaban todos sus antepasados, incluidos sus padres. Quería hablar con Itachi, quería preguntarle cómo había sido capaz de aguantar tanto…
Pero Itachi no estaba. Itachi nunca había sido enterrado por su culpa, ya que dejó su cuerpo a merced de la tempestad una vez muerto.
Sasuke quiso llorar entonces, pero descubrió que no se acordaba de cómo se hacía. Se quedó toda la tarde frente al altar del clan hasta que se golpeó la cabeza contra la tumba de su padre para despejarse.
Cuando Naruto le abrazó, Sasuke se dio cuenta de que había estado esperando que alguien le diera la bienvenida cuando regresó a casa. Había esperado que alguien le dijera algo como “nos alegramos de que estés otra vez aquí”, pero nadie lo había hecho. Había esperado que Naruto se lo dijera, el único del que esperaba algo concreto, pero el rubio no había dicho nada. Simplemente, le había sonreído.
Sasuke se mordió el labio inferior entonces.
Estaba llorando.
—No esperaba… que fuera así… —musitó. Naruto notó humedad en su hombro y pensó en lágrimas; pero eso era imposible. Sasuke nunca lloraba, ¿o sí?—, Itachi sufrió mucho… ahora lo entiendo… y creo que también te entiendo a ti…
—Sasuke, ¿estás…? —Naruto iba a separarse para mirarle a la cara, pero Sasuke correspondió a su abrazo y le impidió moverse.
—No me mires, baka. No me mires…
—Sasuke… —Naruto sintió muchas cosas con ese abrazo. Sintió que Sasuke era más vulnerable de lo que parecía. Sintió que le necesitaba, que era más que un amigo o un hermano, que podía ser débil pero siempre se mantendría orgulloso, que estaba sufriendo…
No sintió ni vergüenza, ni asco, ni nada que se le pareciera. Sintió una ternura que no le cabía en el pecho, unas ganas de consolarlo que nunca había sentido por nadie (y habían sido muchos los que le habían dado razones para sentirlas). Sintió calor y eso le pareció raro. Siempre había pensado que el cuerpo de Sasuke sería tan frío como su personalidad, pero no lo era.
De repente, quiso hacer algo.
—¿Qué hacen ahora, Kakashi-san? —preguntó Sai. Le parecía raro que los dos amigos se hubieran acabado abrazando después de la pelea tan apasionada que parecían estar a punto de empezar, pero más raro le pareció la situación cuando Naruto, sin deshacer el abrazo, obligó a Sasuke a tumbarse en el suelo, con él encima. Sai pensó que estaban forcejeando, pero parecían demasiado tranquilos y el ambiente, demasiado calmado.
Kakashi tampoco tenía ni idea de qué intentaban hacer sus antiguos alumnos, hasta que vio a Naruto agarrar una de las sábanas del futón de Sasuke para echársela por encima, tapando el cuerpo de los dos bajo un bulto que se movía con lentitud.
—Oh, es eso… nunca lo hubiera imaginado viniendo de ellos dos. Pero supongo que era de esperar.
—¿Kakashi?
—¿Quieres ver esto, Sai? —le preguntó el peliblanco, con expresión de circunstancia. Él ya había vivido algo parecido con un ninja muy cercano y sabía reconocer el acto que llevaban a cabo dos ninjas orgullosos en esas situaciones. A veces era erótico y otras veces, resultaba ser una tortura nada agradable.
Los hombres eran orgullosos y los ninjas, más todavía. Esa acción incluía una especie de humillación que no muchos estaban dispuestos a aceptar.
—¿Ver qué, exactamente? —Kakashi sonrió bajo la máscara.
—Ver cómo dos ninjas establecen un vínculo perfecto.
Sai no supo qué contestar, así que curioso, siguió mirando sin ver nada salvo el lento movimiento bajo las sábanas.
Sasuke podía ver lo que nadie más veía. La oscuridad no era un impedimento para su vista, ni la rapidez y tampoco, la ilusión. Debía reconocer, sin embargo, que se sintió desconcertado al ver a Naruto desprenderse de su yukata. Pensó que la vista le estaba engañando, pero el sharingan nunca mentía. Naruto se estaba desvistiendo bajo las sábanas y Sasuke no intentó levantarse hasta que el yukata descendió por los hombros de Naruto hasta caer al suelo, dejando a la vista su atlético torso.
Sasuke apartó la mirada, limpiándose los restos de las lágrimas con el brazo antes de que Naruto pudiera verlas. El rubio se colocó a cuatro patas sobre él, mirándole directamente a la cara.
—Sasuke… si tú fueras eso… ¿lo harías con hombres, de verdad?
—Si lo fuera, pero no lo soy —declaró.
—Ah… —Naruto se sintió estúpido de repente.
—Pero tú eres un dobe, no un hombre. Así que supongo que…
—¿Supones qué? —Naruto, lejos de enfadarse por el insulto, empezó a sudar de puros nervios.
—Supongo que no puedo esperar que hagas esto conmigo sin que haya consecuencias después.
—¿Qué quieres decir?
—Eres demasiado honesto y fiel como para… simplemente, hacerlo y ya está —Sasuke tenía razón y Naruto supo que a pesar de las distancias y la diferencia de personalidad, no había nadie que le conociera mejor que Sasuke. Pero él no iba a darse por vencido.
Naruto quería a muchas personas, las apreciaba y las admiraba. A veces quería a Sakura como amiga y otras veces, como algo más. A veces odiaba las reacciones de Sai y otras veces, le hacían gracia. De vez en cuando, cuando le mosqueaban hasta superar límites insospechados con comentarios despectivos hacia Sasuke, deseaba destruir la aldea en lugar de protegerla, deseaba que todos sintieran el dolor de Sasuke y que este, incluso hubiera obtenido su venganza. Claro, que eso era sólo a veces.
Pero había algo que perduraba siempre, ocurriera lo que ocurriera.
Naruto siempre había querido proteger a Sasuke. Cuando deseaba destruirlo todo, siempre excluía a Sasuke de ese todo.
Proteger a Sasuke era lo primero en su lista de prioridades, antes que ser Hokage o salir con Sakura y eso incluía resguardarlo de la oscuridad y el odio, de la infelicidad.
Naruto sabía que su amigo tenía razón. No bastaba con hacerlo, a no ser que ese fuera el deseo de Sasuke.
—Si tú quieres que no profundice… no lo haré. —Naruto lo agarró por los hombros, mirándolo fijamente a los ojos—. Si tú quieres que sólo sea por esta noche… vale pero… ¿tú quieres… hacer esto?
—¿Quieres tú? Creía que los hombres te daban asco en ese sentido.
—Sí pero… tú siempre eres la excepción a mis sentimientos, Sasuke. —El aludido apretó los puños en torno a los brazos de Naruto, sorprendido y trastocado. Hacía años que no se alteraba y su pulso no se aceleraba a no ser que estuviera combatiendo a vida o muerte. Que alguien le hiciera perder la compostura con solo una oración le pilló totalmente desprevenido.
Por una parte, le molestó sentirse tan vulnerable, pero que fuera Naruto el que le hacía sentirse así, le reconfortó.
—Si vas a hacer algo, hazlo ya. Soy un Uchiha y mantener esta posición de sumisión me cuesta ¿Sabes? —dijo, procurando mantener el tono altanero. No lo consiguió del todo y menos cuando Naruto actuó, yendo directo al grano, sin más preámbulos, como siempre hacía.
Fue tan rápido, que Sasuke apenas notó el momento en el que le agarró de los bóxers y se los quitó de un tirón. Tuvo que abrir las piernas para hacerlo y Naruto se posicionó entre ellas al momento. Sasuke se apoyó sobre los nudillos para alzarse. Quería ver de primera mano lo que el rubio pretendía hacerle. Quería, aunque fuera de manera fingida, mantener el control de la situación.
Lo perdió definitivamente cuando Naruto bajó la mirada hasta su miembro erecto y tragó saliva.
—Ay, madre… —musitó el rubio, acalorado.
—¿Debería tomarme eso como un cumplido?
—Sh… chss… ¡calla! —Naruto lo agarró, con fuerza. Sasuke se encogió.
—Naruto… —murmuró en señal de aviso.
—Lo siento —Naruto lo acarició y se sorprendió al notar la misma piel caliente y endurecida que la de su propia hombría. Había pensado que la de Sasuke era gélida, pero aquello demostraba cuánto se equivocaba. No, desde luego, no eran tan diferentes—, pon las piernas… mejor… ahí y… —tanteó. Aunque no dio una explicación detallada, Sasuke apoyó las piernas sobre sus muslos y se pegó un poco más a él, intentando hacerle más fácil el trabajo.
Sí que tenían compenetración, incluso en aquellos temas.
—Voy a… voy a… —musitó.
—Haz lo que quieras, dobe.
—¿Lo que quiera?
—Lo que quieras —el rubio sacudió la cabeza. La voz de Sasuke le hacía parecido sensual y claramente viril.
—Si hago algo que no… sólo… dilo… —advirtió, de lo más inseguro. No sólo era su primera vez, si no que era con un hombre y, para colmo, con Sasuke. Quería demostrarle lo bueno que podía ser en la cama, aunque no tuviera experiencia. Quería superarle en eso también, así que sin esperar a nada más, empezó a jugar.
Imitó los movimientos que él hacía cuando se daba amor propio, con la misma pasión y rapidez sobre el miembro de Sasuke. Notaba la diferencia de longitud y anchura y eso, a veces le desconcertaba, pero no tardó en concentrarse y olvidarse de todo lo demás. Sólo veía a Sasuke, delante de él, con el sharingan eternamente clavado en su cara, viéndolo todo desde escasos veinte centímetros.
A él también le gustaría tener sharingan para ver las expresiones de Sasuke. ¿Le estaría gustando o desagradando? Estuvo a punto de preguntárselo, pero de repente el Uchiha alzó un brazo y lo apoyó en su hombro, apretándolo con las uñas.
—Aah… —jadeó. Sasuke entrecerró los ojos y el sharingan titiló.
Naruto lo miró con la boca abierta, casi deteniendo la masturbación. Al ver que el sharingan volvía a brillar con toda su fuerza, aumentó el ritmo de manera bestial. Lo agarró por la base, esta vez en toda su longitud, sintiendo el vello erizado de Sasuke y empezó un duro vaivén que le sobresaltó.
—¡Narutoo! —gritó, sorprendido por el cambio de ritmo. El Uzumaki aligeró, mordiéndose el labio inferior y notando la presión de sus propios bóxers sobre su entrepierna. Se vio a sí mismo hipnotizado con los ojos de Sasuke, con el sharingan que aparecía y desaparecía, con el trabajo que le costaba mantenerlo activado y también, el trabajo que le costaba contener los jadeos. Tanto, que se llevó una mano a la boca mientras le clavaba las uñas en la carne del hombro, haciéndolo sangrar.
Sasuke estaba perdiendo el control y eso le hizo sonreír. Aquello era como una pelea y él no sólo la estaba ganando, si no que le estaba dejando en evidencia. Un juego para ver quien se deshacía antes de su orgullo. Naruto se sintió tremendamente excitado de sólo imaginarse a su compañero humillado y sumiso frente a él.
Así lo vio, como una batalla que debía ganar pasara lo que pasara.
Con la mano que no masturbaba el pene de Sasuke, agarró su brazo y lo apartó de un manotazo. El Uchiha le arañó la clavícula antes de caer de espaldas al frío suelo, dándose un buen golpe que retumbó en sus oídos.
Naruto se llevó la mano libre a los bóxers y tiró de ellos hacia abajo, alzándose un poco para quitárselos. Sasuke lo vio y también vio con su sharingan que el rubio estaba tan excitado como él.
—Ooh… —dejó escapar a través de la prisión de sus dedos.
—¿Tengo que tomarme eso como un cumplido? —se burló Naruto.
Se dejó caer sobre él, notando la humedad de Sasuke. Apoyó una mano en el suelo justo antes de que sus frentes chocaran, manteniendo una distancia prudencial.
—Estás a punto, Sasu… Sasuke-kun… —a Naruto le hizo gracia el temblor de Sasuke cuando añadió ese sobrenombre que tantas personas utilizaban para dirigirse a él—, tienes poco aguante… entonces, eres virgen de verdad… —Sasuke quiso quejarse, pero sus palabras irían acompañadas de jadeos y prefirió callarse.
Lo que sí hizo fue pegarle una bofetada a Naruto en señal de advertencia. El rubio se puso colorado al ver que había tenido razón. Sasuke le pegaría si no le gustaba lo que le hacía.
—No te lo tomes así, ¡era broma, ttebayoo! —se excusó—, aunque de verdad estés a punto de correrte, Sasuke-kun.
—¡Vuelve a llamarme Sasuke-kun y te meto en la boca lo que me estás tocando, usuradobe! —le gritó. Se removió debajo de él, intentando escapar para pegarle por la humillación. Sus piernas se cerraron alrededor de la cintura de Naruto y él se tensó.
Las piernas de Sasuke eran duras y fuertes. Podrían cerrarse alrededor de un enemigo como si fueran tenazas y quizás, si ejercían la suficiente fuerza, partirlo en dos. No eran delgadas y bonitas, como las de Sakura-chan, porque eran las piernas de un hombre fuerte bien ejercitado. Eran musculosas y no les sobraba ni un gramo de grasa. Estaban tan duras como su hombría y podían derrumbar paredes de una sola patada.
Por alguna razón, sentir esa dureza le encantó, tanto como para soltar su miembro y acariciarlas con las manos.
Sasuke dejó de patalear y le observó con confusión e incluso vergüenza.
—¿Qué… qué haces?
—Tus piernas… son muy fuertes, Sasuke.
—Pues… ¡igual que las tuyas, baka!
—Es verdad —Naruto se rió, rascándose la cabeza con una mano.
A Sasuke se le ocurrió que tenía una sonrisa bonita, pero no pensó en decirlo en voz alta.
Después de esa sonrisa, bajo las sábanas se formó un silencio extraño. Ninguno de los dos se sintió incómodo con él, como Naruto se sentía cuando se quedaba a solas con Sakura y no sabía qué decirle. Los dos tenían claro que las palabras sobraban si no eran para pelearse. ¿Alguna vez habían mantenido una conversación que no fuera seguida de una pelea? No. De ser así, se acordarían de ello. ¿Se pelarían después de ese silencio? Naruto pensó en romperlo con una pregunta un poco estúpida; ¿estaba bien besarse? ¿Eso no era profundizar demasiado? Pero… ¿A Naruto le importaba eso acaso?
Se inclinó encima de él más de lo que ya estaba, con los labios entreabiertos. El sharingan de Sasuke volvió a titilar, pero no hizo amago de intentar huir. De hecho, cuando Naruto se detuvo a escasos centímetros de su boca, dudando si hacer aquello o no, Sasuke salvó la distancia alzando la cabeza y uniendo sus labios.
Cerraron los ojos instintivamente. El contacto era raro y muy caliente, pero era algo que ya conocían de accidentes anteriores. La diferencia estaba en que ese ya no era un accidente.
Naruto intentó imitar esos besos con lengua de los que tanto había oído hablar, y entreabrió la boca. Quería impresionar a Sasuke, hacerle pensar que no era ningún novato, pero cometió el error de dejarse llevar por su ansia desmedida y sus dientes chocaron. Naruto se ruborizó cuando Sasuke le mordió la lengua con molestia. Él cortó el beso de inmediato, sacudiendo la cabeza.
—Mierda... no pensaba que fuera tan difícil, dattebayoo.
—No es difícil. Es que tú eres un inútil.
—Sí, ya… ¡eh, no me insultes mientras hacemos esto, teme! —Naruto se sacudió un poco. Sasuke sintió el roce de su erección en su muslo izquierdo. El rubio se puso rojo como un tomate y se detuvo.
—Si te cortas cada vez que intentas algo nuevo, no avanzamos dobe. Yo me ocupo de la boca y tú… del resto.
—¿El… resto? —Naruto se miró la entrepierna. Luego, sudando a mares, miró a Sasuke a los ojos—, ¿quieres llegar hasta el final?
—Hum… —jadeó él—, quiero correrme. Haz que me corra. Utiliza el método que quieras, pero hazlo.
—¿El método que quiera?
—Sí, el que quieras.
—Ah… ¿y si quiero… —Naruto tragó saliva. Nunca había pronunciado esa palabra, aunque la había oído muy a menudo en boca de sus amigos o del propio Ero-sennin. Le costó decirla, pero sintió una extraña excitación cuando terminó la pregunta—, ¿y si quiero follarte? —soltó, a bocajarro. Se sintió tan satisfecho al ver que Sasuke se estremecía, que volvió a hablar de esa manera tan soez— ¿Y si quiero metértela hasta el fondo y correrme dentro de tu culo?
—Naruto…
—Porque eso es exactamente lo que quiero hacer y quiero que tú te corras de gusto mientras lo hago.
—Estás disfrutando con esto, ¿no?
—No sabes cuánto.
—Si logras atinar…
—¿Me dejarías?
—Te debo un par de humillaciones.
—¡Es verdad, ttebayoo!
—Pero no te acostumbres a…
—Sasuke… voy a hacerlo… —El Uchiha no objetó nada más.
Dejar que un hombre le hiciera eso a él, que no sólo era el último Uchiha que quedaba, sino que encima era el hijo del temible Fugaku y Naruto, el hijo del cuarto Hokage debía estar prohibido en algún sitio. Seguro que si buscaba entre las reglas del clan encontraría algo que lo prohibiera y lo tachara inmoral por desear hacerlo. Sin embargo, llegados a ese punto, que estuviera permitido o no le traía sin cuidado.
Sasuke enredó las piernas alrededor de la cintura de Naruto y le obligó a caer sobre él completamente. Sus torsos, bien formados por el entrenamiento, chocaron entre sí. Los pies de Naruto se salieron de la sábana por el movimiento, pero poco importaba ya. No podía comparar la sensación de ser rodeado por las fuertes piernas de Sasuke a ser rodeado por las suaves y delicadas piernas de Sakura en sus sueños.
—Tú…
—Tienes que entrar y para eso, te tienes que pegar más.
—¿Cómo lo hago? —preguntó, bajando la cabeza y buscando un lugar por el que colarse.
—Normalmente, se requiere preparación. Pero no la espero viniendo de ti.
—Pero para eso está el lubricante vaginal.
—¿Crees que tengo vagina o qué?
—En el culo… no hay —Sasuke negó con la cabeza—, pero entonces duele mucho.
—Soy un ninja, maldita sea. ¿Crees que le tengo miedo al dolor? ¡Entra de una vez!
—¡Pero es que no quiero hacerte daño!
—¿Ahora no quieres hacerme daño?
—No mientras hacemos… esto…
—Soy tu rival, no tu amante. No intentes tratarme como a una mujer o te haré picadillo. —Naruto asintió, aunque siguió sin saber exactamente por dónde meterse hasta que Sasuke apoyó una mano en su espalda y tiró de él hacia arriba. Se colocó, sintiendo el calor de las nalgas de Sasuke apretando la punta de su pene. También sentía el pene de Sasuke aprisionado contra su abdomen, sacudiéndose ligeramente con cada movimiento. No le dio asco. Le hizo casi cosquillas—. No esperarás que también te diga lo que tienes que hacer. Sakura lo pasará muy mal contigo si no espabilas.
—No hables de Sakura ahora, teme —Naruto descendió la mano hasta su entrepierna. Antes de intentar entrar, tuvo que agarrar la carne que rodeaba su agujero para dejar espacio.
Sasuke se estremeció y sintió algo parecido a la vergüenza. Las mejillas le ardían.
—Tienes el culo… muy duro. —No solo duro, también lo tenía firme, pero Naruto no lo dijo porque era algo así como admitir que tenía un culo bonito.
—Entra ya… —Naruto no veía nada, así que tanteó buscando entre las nalgas de Sasuke—. Ahí no. —Sasuke se alzó lo justo para que sus manos pudieran agarrarse a la cintura del Uzumaki. Las manos le sudaban y le temblaban tanto, que acabó agarrando su trasero en lugar de su cintura. Naruto no dio muestras de que le importara, así que Sasuke se limitó a empujar hacia él—, ahí. —Y entonces, entró.
Naruto no se esperaba para nada aquella sensación. Fue una mezcla de dolor y placer extraña, de asfixiante calor para su pene y frío para el resto del cuerpo. Se sintió protegido y alterado a la vez. No se extrañó por ese cúmulo de sentimientos contradictorios que le confundieron de repente. Era lo único que siempre había esperado de Sasuke.
—¡Aaah! —gimió sin control.
—¡Argg! —se quejó Sasuke con un jadeo. La diferencia estaba implícita en su tono y en la tensión de sus músculos. Las piernas de Sasuke temblaban y su espalda se arqueaba sobre el suelo. El Sharingan volvía a desvanecerse con el dolor.
—¿Estás…?
—Perfecta… mente… muévete… —Naruto no preguntó más. Sabía que a Sasuke le dolía, pero era demasiado orgulloso como para reconocerlo y él estaba demasiado dentro de él como para parar en ese momento.
—Creo que esto… te va a doler… —y se movió, con una lentitud exasperante para los dos.
Sasuke sentía como si alguien estuviera revolviéndose en sus entrañas, se las arrancara después de manosearlas y mirara en su interior. La sensación era tan desagradable y humillante, que extendió los brazos a ambos lados de su cuerpo, buscando algo sobre lo que cerrar sus puños. También sentía el pelo de Naruto acariciar su torso desnudo y sudado, el roce de su aliento, erizándole el vello de puro estremecimiento, mientras entraba y salía con una fuerza que le parecía descomunal. No tardó en sentir algo pegajoso escurriéndose entre sus nalgas.
—Sasuke… —gimió Naruto—, noto mi polla mojada… ¿no decías que no había… hum… flujo?
—Es… es sangre, baka. —Naruto se detuvo de repente y alzó la cabeza, mirándole con ojos cristalinos—. No importa… sigue.
—Pero…
—¡Naruto! —gritó Sasuke, perdiendo la paciencia— ¡Fóllame de una vez!
—Are, are… —murmuraba Kakashi desde su rincón, más que curioso y ansioso por ver cómo se desenvolvían sus alumnos en esas nuevas sensaciones tan comunes para los jounnin. No era ningún secreto que, durante las misiones que necesitaban un largo período de preparación y reconocimiento fuera de la aldea, algunos ninjas especializados buscaran placer y desfogue con sus compañeros de mismo sexo, si la situación lo requería y las kunoichis no se dejaban seducir. Era algo necesario para que la misión saliera bien. Ningún ser humano, aunque hubiera sido preparado durante años, podía aguantar tanta tensión y estrés, por lo que el sexo resultaba una buena forma de escapar de él.
—Parece ser que Naruto lleva la iniciativa —murmuró Sai, que empezaba a entender lo que ocurría entre sus dos compañeros.
—En realidad, no. Sasuke lleva la iniciativa emocional.
—Ah… ¿y qué diferencia hay? —Kakashi sonrió.
—Quien lleva la iniciativa emocional, controla la situación.
Naruto se había quedado patidifuso. No sólo él, sino también el propio Sasuke, que desvió la mirada hacia el suelo. Si Uzumaki hubiera podido ver en la oscuridad, se habría encontrado con un rostro adorablemente sonrojado, para nada típico de Sasuke. Pero no podía ver.
En su lugar, tomó una decisión. Sus intentos por impresionar a Sasuke no funcionaban, así que iría directo al grano, aunque le doliera.
—Sasuke… lo siento… —dijo. El Uchiha no supo lo que eso quería decir hasta que sintió como Naruto se hacía con sus piernas y las alzaba hasta colocarlas sobre sus hombros. Entonces, le embistió rudamente, clavándolo en el suelo.
—¡Narutooo! —todas sus alarmas se dispararon entonces.
Rodeó el cuello del rubio con los brazos y apretó, en una especie de estrangulamiento. Sólo sentía dolor y el ritmo de una persona moviéndose encima suya. Era como tener un enemigo encima y Sasuke, por puro instinto, quiso matarlo. Si hubiera tenido a Kusanagi cerca, ya habría actuado.
Naruto estuvo a punto de recular al notar los brazos de Sasuke aplastándole la tráquea. Sin embargo, no estaba dispuesto a renunciar tan fácilmente a ese anillo de carne que tan bien le estaba haciendo sentir. Buscando el placer de Sasuke, agarró su pene, que había perdido dureza por el reciente dolor, y empezó a sacudirlo, a apretarlo entre su mano, a rozar insistentemente la punta con el dedo pulgar. Alzó la cabeza al techo intentando que Sasuke le soltara el cuello. La sábana se alzó con su movimiento, pero Sasuke no le soltó, sino que empezó a aflojar el agarre. Naruto sintió que su entrepierna cada vez estaba más húmeda con cada embestida. No sabía si se debía a la sangre o a su propio semen, pero le gustó a rabiar tener mayor facilidad para entrar y salir. La mano con la que agarraba el pene de Sasuke se empapó con algo pegajoso y viscoso.
Naruto quiso darle más fuerte y se inclinó otra vez sobre él, hundiéndose hasta el fondo. Su pelvis chocó contra su trasero y un sonido aguado inundó sus oídos.
—¡Oaaahhrg…! —Sasuke dejó de estrangularle y sus manos, pegajosas por el sudor, resbalaron por el vientre de Naruto hasta su abdomen, notando las formas del bien proporcionado torso. El Uchiha parecía haber perdido toda la fuerza de la que hacía gala y así se quedó, con los ojos entrecerrados, las manos sobre los brazos de Naruto, apretando cuando encontraban algo de fuerza y jadeando ante el intruso.
—Ooooh… Sasuke… ¡no sabía que pudieras ser tan sumiso´dattebayoo! —él le habría pegado de no sentirse tan débil y aturdido—. Creo… arrgg… creo que eso me pone… mucho…
—Como vuelvas… a decir algo así… yo… uff
—¿Qué harás? ¿Te… te correrás?
—¡Que te jodan!
—Creo que esta noche… no… —Naruto apretó el ritmo de las embestidas y de la masturbación. Apretó la polla de Sasuke hasta que este sintió dolor y se echó encima de él cuanto sus piernas le dejaron, penetrándole hasta que sintió la barrera de carne estrecharse hasta límites insospechados.
—¡Arrgg… baka! —gritó Sasuke, con voz ahogada. Se revolvió furiosamente bajo su cuerpo y le golpeó con los puños, no para que se quitara de encima, si no por pura reacción instintiva. Le golpeó los hombros hasta que Naruto gruñó y enredó las manos en su pelo rubio. Le arañó la espalda, dando manotazos en el aire mientras él seguía embistiendo, totalmente ajeno a los golpes.
Las heridas se curarían pronto, pero el placer que sentía Sasuke sólo podría apreciarlo en ese momento.
Naruto intentó besarlo, pero el movimiento constante sólo le permitió morderle los labios. Sasuke no se quejó. Boqueó como un pez fuera del agua y tiró de su pelo para evitar que se alejara. Naruto le clavó la polla hasta que su espalda se arqueó y pudo entrar en contacto con su boca. Las piernas que había mantenido en sus hombros se escurrieron hasta rodear su cintura, aprisionándole con una fuerza descomunal mientras se besaban o, al menos, lo intentaban.
Fue un beso sucio y húmedo, una pelea de dientes y lenguas que no buscaba un ganador. Entre ellos dos, incluso el sexo se convertía en una pelea. Apenas la lengua de Naruto entraba en la boca de Sasuke, este hacia amago de morderla.
—¡No me muerdas, teme! —se quejó Naruto, volviendo a intentarlo. Cuando Sasuke le mordió el labio inferior, el rubio se apartó.
—Intenta hacer eso otra vez y te la arranco de un mordisco. —Le amenazó una, dos y tres veces. Pero a pesar de sus intentos, en ningún momento le mordió la lengua. A Naruto parecía gustarle el riesgo que suponía intentar besarle ya que, a pesar de la sangre que empezó a escurrirse por sus labios, en ningún momento dejó de intentar dominar a Sasuke.
Siguió embistiéndole con más rapidez y profundidad mientras intentaba seguir la batalla de los besos. Sasuke era muy avaricioso. Quería que le embistiera y que le besara a la vez, algo difícil para el pobre Naruto, que empezaba a sentir pinchazos de dolor donde el Uchiha le había golpeado momentos antes.
Decidió apartar las manos de Sasuke de su espalda y estrellarlas contra el suelo, aplastándola bajo su peso para evitar su influencia y sus golpes. Él se quejó con gruñidos al verse domado, pero a Naruto le dio igual, concentrado en el placer que empezaba a trepar por su polla. Estaba a punto, lo notaba y el flujo era incontrolable.
—¡Oh, teme! Me voy a correr… ¡me voy a correr en tu culo! —Sasuke apretó las piernas alrededor de su cintura, atrayéndolo más contra su cuerpo y en consecuencia, también apretó los músculos del recto. Naruto no aguantó tanta presión y gritó, como sólo un animal haría.
Tan alto, que se oyó en todo el edificio. Tan alto, que Kakashi y Sai se escandalizaron. Tan alto, que Sakura se despertó sobresaltada al otro lado de la puerta contigua.
Asustada y preocupada, se levantó de un salto y corrió hasta la habitación, pensando en enemigos y en emboscadas. Abrió la puerta de un tirón y encendió la luz.
—¡Naruto! —gritó.
—¡Sakura! —gritó Kakashi, levantándose de un salto y dirigiéndose hacia la pelirosa, intentando taparle la vista disimuladamente—, ¿qué pasa? ¿Te has despertado? ¿Has tenido una pesadilla? —preguntó, con una gotita de sudor recorriéndole la cara.
—He oído gritar a Naruto ¿dónde está? ¿Qué ha pasado? ¡Naruto!
—¡No pasa nada, Sakura! —sonrió Sai, falsamente por supuesto, colocándose al lado de Kakashi— Parece que Naruto ha comido demasiados takoyaki. Creo que tiene… gases.
—Sí, exactamente. Gases. Soy unos gases muy dolorosos, ya sabes. Incluso Kyubi parece estar revuelto con ellos.
—¿Kyubi? —Sakura asomó la cabeza por encima del hombro de Kakashi, intentando ver algo. El jounnin se alzó para impedirle la vista—, me estáis ocultando algo ¿no?
—¡Claro que no! ¿Por qué íbamos a hacer eso?
—¿Dónde está Naruto? —preguntó la pelirosa, testaruda.
—Pues está… está…
—Estoy aquí… ttebayoo… —la voz, más ronca de lo normal de Naruto, hizo que los tres ninjas se dieran la vuelta y clavaran la mirada en el montón de sábanas que se movían sospechosamente en el suelo. La cabeza de Naruto emergió de entre ellas, brillante por el sudor y ruborizada a más no poder. El rubio parecía agotado, como si se hubiera estado sometiendo a un entrenamiento intensivo.
—¿Naruto? —murmuró Sakura.
—¿Sí, Sakura-chan? —preguntó, con voz temblorosa—, siento haberte despertado. Son estos gases de las narices que me están mordiendo… —Sakura vio algo más moverse bajo las sábanas, algo que Naruto intentó ocultar con su cuerpo.
—¿Los gases te están mordiendo?
—¡No, mordiendo no! Me duele un poco el estómago, ya sabes… jejeje…
—Hum… —Sakura frunció el ceño—, ¿quieres que te cure? —preguntó, acercándose a él con pasos seguros.
—¡NO! —le gritó el rubio, apretando más contra sí aquello que intentaba ocultar—, quiero decir, que no hace falta, Sakura-chan. Sólo son eso, gases…
Los llamados gases gimotearon bajo las sábanas, intentando escapar. Naruto los mantuvo en su sitio, tapándoles la boca y abrazándolos contra su desnudez.
—Oh, bueno…
—Puedes irte a la cama, Sakura-chan. No pasa nada, en serio.
—Hum… si tú lo dices —Sakura vio un pie emerger de debajo de las sábanas. Supuso que sería de Naruto, a pesar de la extraña postura en la que se encontraba—, si dices que no pasa nada, te creeré. —Sakura dio media vuelta, pero antes de entrar en su habitación se percató de algo—. ¿Dónde está Sasuke?
Naruto se rió con nerviosismo.
—Ya sabes, Sakura-chan. Estará por ahí, cazando serpientes, vengándose de alguien, entrenando… ¡mordiendo cuellos!
—¿Mordiendo cuellos?
—¡Sí, ya sabes! Él es un espíritu libre. ¡No puedes controlarlo! A no ser que le des sexo… —murmuró por lo bajo, antes de notar como Sasuke le agarraba la entrepierna y la apretaba hasta hacerle soltar un berrido agudo. Naruto le golpeó en la cabeza mientras sonreía, cada vez con más sudor—, ¡pero bueno, vete ya a la cama, Sakura-chan! Si no duermes lo suficiente, mañana tendrás ojeras. ¡Y eres tan bonita, que nadie quiere que tu cara se estropee por eso!
—Hum…
—¡Buenas noches, Sakura! —le desearon los tres, antes de cerrarle la puerta en las narices. Sakura sabía que le estaban ocultando algo, pero prefirió dormirse antes que darle vueltas a la cabeza por ello.
Cosas de hombres, se dijo.
Naruto suspiró cuando la puerta se cerró y antes de que pudiera evitarlo, Sasuke sacó la cabeza del montón de sábanas con muy mala cara.
—¡Tú, usuratonkachi! —dijo, ruborizado—, ¡haz el favor de sacar “eso” de ahí!
—¡Baka, casi nos pillan!
—¡Y tú casi me asfixias! ¿Tienes idea de cuánto pesas? ¡Te daré una pista! ¡Mucho!
—¡Serás…! —Naruto quiso pegarle y ambos, desnudos bajo las sábanas, empezaron a pelearse, revolviéndose por el suelo.
—Ejem… —carraspeó Kakashi para hacerse notar. Los dos miraron a ambos ninjas, que les observaban como si fueran una atracción de circo—, me alegra que hayáis descubierto lo placentero que puede ser el sexo entre ninjas de alto cargo y mismo sexo, pero la próxima vez, procurad no ser tan escandalosos. Ya sabéis… los enemigos.
Naruto se ruborizó. Sasuke bufó.
—Yo no tengo la culpa de que este dobe no sepa hacerlo en silencio.
—Sí, por supuesto, Sasuke. “¡Fóllame de una vez, Naruto!” —le imitó Kakashi, con una sonrisa. El Uchiha, lejos de sonrojarse, le devolvió la contestación.
—“¡Si no estás dispuesto a ser el pasivo por una vez, vete a dormir al sofá, Kakashi!” —el peliblanco palideció al oír como Sasuke imitaba la voz de su amante, Iruka. Decaído porque hasta sus antiguos alumnos le faltaban al respeto, se fue a su futón y se tumbó en él con un aura de pesimismo alrededor—. ¿Y tú qué miras? —le gruñó a Sai. Él seguía sonriendo después de todo.
—Me preguntaba cómo estaba tu orgullo, Sasuke. Espero que sobreviva —Sasuke abrió la boca para contestar, pero Naruto le interrumpió.
—Sai… ni una palabra más. Lo digo en serio. Si lo haces me cabrearé de verdad. Sasuke es alguien a quien quiero mucho ¿de acuerdo? Y no quiero que vuelvas a decir o a insinuar nada malo sobre él. ¿Estamos?
—Oh, pero… ¿no se lo merece? Además, sólo era una broma para liberar tensiones.
—Sai… —amenazó Naruto. Sai sonrió falsamente y retrocedió.
—Os dejaré a solas para que podáis ocuparos de vuestras cosas —antes de volver a su futón, separándolo de los dos, Sai preguntó—: Sasuke… ¿me dejarías ver tu pene? Siento curiosidad por ver cómo es la entrepierna de un Uchiha.
—¡NO, NO TE DEJA! —Gritó Naruto antes de que Sasuke pudiera contestar. Por algún motivo sobreprotector, el rubio volvió a echarse la sábana por encima, ocultando el cuerpo de ambos de miradas ajenas. Sai se encogió de hombros y volvió a apagar las luces.
—No hagáis mucho ruido. Quiero dormir. —Naruto abrazó el cuerpo de Sasuke con posesividad y, por algún motivo, éste le dejó hacerlo.
—Ni se te ocurra dejar que Sai te lo vea, eh.
—No pensaba hacerlo. ¿Te crees que me va ese rollo o qué?
—Hasta hacía media hora, a mí no me iba este rollo tampoco.
—Hum… —hubo un silencio incómodo. Sasuke decidió romperlo—, ¿piensas estar así toda la noche? Vete a tu futón de una vez, dobe.
—¿Eh? Pero ¿por qué? ¿No estás… no estás bien así, Sasuke? —preguntó, apretándole más contra su cuerpo y mirándole con ojos brillantes. Por primera vez en mucho tiempo, Sasuke sintió remordimiento.
—Estoy pegajoso y… me da asco tu…
—Ah, eso…
—Sí, bueno…
—¿No te ha gustado?
—No he dicho que no… pero no voy a hacerlo más veces, así que…
—¿Al final te has corrido? No me he dado cuenta.
—Sakura ha entrado y…
—¿Cuándo Sakura-chan ha entrado? —Naruto achicó los ojos— ¿te va el rollo exhibicionista, Sasuke? La próxima vez lo podríamos probar…
—¿La próxima vez? —Naruto entrecerró los ojos. De repente se sintió incómodo al recordar que le había prometido que aquello no volvería a ocurrir.
—Bueno, yo… quería decir… ¡bah, olvídalo! —Se revolvió, saliendo de entre las sábanas y sintiéndose estúpido. Le pareció una pérdida de tiempo buscar el yukata para dormir y decidió irse a su futón sin más, tapándose hasta las orejas—, ¡qué tontería! Tú y yo no pegamos ni con cola. Pensar en que podría haber algo más que amistad es lo más estúpido que se me ha ocurrido en la vida.
—Sí. Incluso más estúpido que pensar que podría haberme acostado con Orochimaru.
—Podría haber pasado. Él siempre hablaba de ti como si fueras suyo, ¿sabías? Y sus métodos nunca fueron muy ortodoxos con todas esas serpientes y lenguas y… ¿tú eres capaz de escupir serpientes, Sasuke?
—Sí, y si alguna vez mencionas delante de alguien lo que ha pasado esta noche, me encargaré personalmente de vomitarlas en tu cama mientras duermes. Eso también va por vosotros, Kakashi, Sai —Amenazó. Kakashi contestó con un gemido lastimero y Sai con un pequeño ronquido.
Naruto procuró guardar silencio para no provocar a Sasuke. Sabía que hablaba en serio. No era la primera vez que se despertaba con una serpiente reptando dentro de sus bóxers y, casualmente, siempre era después de hacer enfadar a Sasuke de alguna manera, aunque fuera con un comentario.
Aún así, aunque trató de cerrar los ojos y olvidarse de lo que había pasado momentos antes, la sensación, el olor y los músculos de Sasuke frotándose contra su piel, estaban demasiado presentes.
—Sasuke… —el Uchiha no contestó, pero Naruto sabía que estaba despierto y probablemente, pensando en lo mismo que él—, estaba pensando en mi primer beso… y en el segundo, y en el tercero. ¿Por qué todas mis primeras veces te las llevas tú? Mi primer beso, mi primer rival, mi primer gran amigo, mi primer enemigo… mi primera vez… las primeras veces hablan, Sasuke. Parece que estamos destinados a estar juntos, dattebayoo —él optó de nuevo por no contestar. Se sentía en parte avergonzado por el aparente entusiasmo de Naruto y en parte, cabreado.
Cabreado porque sabía que Naruto tenía razón. Parecían estar hechos el uno para el otro y esa primera vez sólo lo había afirmado. Dudaba que alguna persona pudiera aguantar su carácter vengativo, frío y excesivamente provocativo en lo que a pelea se refería, salvo Naruto. También dudaba que alguien pudiera aguantar la hiperactividad del rubio, sus cambios de humor, su afán de llamar la atención y, de igual manera, sus ansias de pelea, las cuales sólo él podía apaciguar con puños de acero.
Sí, parecían estar destinados a estar juntos, lo cual convertía su relación en algo sumamente problemático.
—Yo… creo que de alguna manera he quedado algo fascinado con esa… vulnerabilidad tuya. No sabía que pudieras ser tan sensible y… sí, me alegra haber visto esa faceta del gran Sasuke. Espero haber sido el único —Naruto sonrió, con las mejillas coloradas y sin esperar respuesta. Finalmente, se tumbó boca arriba en el futón, mirando el techo.
—Me… ha gustado mucho… perder la virginidad contigo. De alguna manera siento que solo podía haber sido… así. Esto… yo también espero que no se vuelva a repetir. Sería muy… quiero que siempre seamos amigos y espero que esto no… haga que dejemos de serlo. Buenas noches, Sasuke… Sasuke teme.
Naruto esperó una respuesta cualquiera, algo aunque sólo fuera un monosílabo. Al ver que no llegaba nada, se acurrucó bajo el futón y cerró los ojos, sintiendo todavía el sudor de Sasuke acariciándole la piel.
Se quedó dormido casi enseguida y se sintió entre horrorizado y excitado al ver que Sakura-chan había sido sustituida por Sasuke en sus sueños húmedos.
Por alguna razón, le pareció de lo más normal.
Llevaba todo el día y toda la noche dándole vueltas desde que habían vuelto de la misión. Su día de descanso había sido aburrido, angustioso y sobretodo, intenso. Sasuke rondaba alrededor de su cabeza a todas horas. Se preguntaba miles de cosas respecto a él; ¿Cómo debería mirarle la próxima vez que le viera? ¿Tendría que actuar como si nada hubiera ocurrido o insistir en el tema? No quería destruir su amistad, pero tampoco quería ignorar lo que habían hecho como si nada. Había quedado demasiado implicado, tal y como Sasuke había supuesto que haría.
Ese baka tenía razón.
Lo que más preocupaba a Naruto era pensar que podría estar enamorándose de verdad, no como cuando estaba con Sakura. Enamorado, enamorado de verdad. Era más, temía haber estado enamorado de Sasuke desde siempre y no haberlo descubierto hasta la noche anterior, hasta que pudieron tocar el tema. Si él estaba enamorado o llegaba a enamorarse de Uchiha Sasuke, su mejor amigo, un hombre, el último Uchiha y además, el traidor (o considerado como traidor) más grande de la aldea, su futuro navegaría a la deriva. Estaban tantas cosas en juego…
¿Cómo le diría a Sakura que ya no le gustaba justo cuando él empezaba a gustarle a ella? ¿Cómo le diría que le gustaba Sasuke, su amor de la infancia? ¿Qué cara debería poner cuando se lo dijera? Y lo más importante, ¿cómo se lo diría al propio Sasuke?
Tarde, después de cenar ya, alguien llamó a la puerta. Naruto, que no esperaba a nadie a esas horas, fue hasta ella y abrió sin más.
—¡Lo sabía, dattebayoo! —gritó a los cuatro vientos, abriendo de par en par al ver a Sasuke allí plantado, justo delante de él y con expresión agotada, igual que la suya. Los dos tenían unas ojeras considerables, aunque Sasuke las disimulaba mucho mejor que él.
Naruto no pudo evitar el entusiasmo al descubrir que no había sido el único en darle vueltas al asunto. Agarró a Sasuke por los hombros y lo sacudió con violencia.
—¡Sabía que vendrías aquí tarde o temprano! Ya era hora, estaba pensando que tendría que ir otra vez a por ti, ¡para no variar! Eres tan orgulloso… ¡Corre, pasa y…!
—¡Oye, no corras tanto, dobe! —se quejó Sasuke antes de que pudiera arrastrarlo dentro. Naruto le miró sin entender.
Él le tendió su chaqueta, la que había perdido el día anterior después de salir rumbo a Konoha otra vez desde el hostal. No la había encontrado por ningún lado y le daba tanta vergüenza preguntar por la ropa que supuestamente se había quitado para Sasuke, que la dio por perdida.
—Te la olvidaste en el hostal. Como saliste disparado nada más amanecer… —Naruto miró la chaqueta con el ceño fruncido. Cuando la cogió, la lanzó al interior de su casa sin ningún cuidado y clavó sus afilados ojos en los de Sasuke.
—¿Sólo has venido a traerme esto?
—¿Para qué otra cosa iba a venir si no, dobe?
Silencio incómodo…
—Bueno… si no quieres darme las gracias, no esperes ningún otro favor por mi parte. Adiós… usuratonkachi.
Sasuke dio media vuelta y empezó a andar. Naruto trató de ocultar su decepción cruzándose de brazos y apoyándose en el umbral de la puerta.
—¿Puedo hacerte una pregunta antes de que vuelvas a tu cueva, teme? —Sasuke se detuvo, refunfuñando algo ininteligible. Le miró de reojo.
—Depende de la pregunta.
—¿Alguna vez se te han declarado delante de toda la aldea? —el Uchiha frunció el ceño, sin saber a dónde quería llegar a parar Naruto. Muchas chicas le habían confesado sus sentimientos, pero siempre a escondidas, con un mínimo de intimidad, así que negó con la cabeza.
—No.
—¿No?
—Naruto…
—¿Quieres que siga siendo así?
—Pues…
—¿Sasuke?
—Supongo que sí.
—Bien… —Naruto se hizo a un lado en el umbral de la puerta, haciéndole un gesto con la mano para que entrara—, entonces entra en casa, teme. Tengo algo importante que decirte. Y sí… es mi primera vez, así que guárdate el comentario para otro momento —Naruto estaba ruborizado y esperaba que Sasuke no soltara algo que le hiciera quedar como un idiota, otra vez.
Sasuke, como siempre, digno y con porte altanero (aunque con una manera de caminar un tanto extraña en ese momento) cruzó la puerta de su casa.
—Más te vale que sea algo importante, dobe. —Se quejó, con las mejillas ardiendo.
—¡Seguro que te impresiona, ttebayoo!
Otra vez compartirían una primera vez… pero podrían acostumbrarse a ello si se lo proponían.
Fin.
SaraeTemporal - 32 120
58
26/01/2011
Narusasu, Suikarin, Minakus, Sasuhina, Naruhina, JirTsu, SasuSai, SaiSaku, SasuKar, ShikaTem
Naruto, Jigoku Shoujo, Jounjo romántica, Hana Yori Dango, Kuroshitsuji, Lovely Complex, Honey and Clover
715 円
Re: Una primera vez de muchas
Primera en Comentaar! LOOOL muher! Increibleee!, lo he leido TODO! i creeme que tuvistes bastantes inspiración como vuelvo a repetir escribir no va conmigo u.u Pues...es la verdad te quedó increible solo que un poko laaaaaargo pero interesante porque les mezclastes ciertas cosas importantes del manga (Nadie hace eso O.Ó), bueno en fin...LINDO! sigue así Sarae aunqe me ubiera gustado que al final se haya visto que Naruto le diga a Sasuke que esta Enamorado de él *---*
Kisses!
Kisses!
lexieFrecuente - 27 300
58
01/11/2010
4.115 円
Re: Una primera vez de muchas
excelente! no tengo otra palabra. por algun instante pensé que realmente era kishimoto quien escribía eso.
Que decir que me encantó, estará entre mi top 10 de fanfics, te lo aseguro!
un beso enorme... tienes mucho talento!
saludos!
Que decir que me encantó, estará entre mi top 10 de fanfics, te lo aseguro!
un beso enorme... tienes mucho talento!
saludos!
MariohnRutinario - Drarry <3
33 469
42
20/11/2010
Drarry | Stony
KakaIru
Naruto | Gravitation
Hetalia
24.515円
♡
Re: Una primera vez de muchas
Ahora lo leo, si me gusta vuelvo a comentar. Pero me 'tinca' y mucho, como se dice en mi pais jaja. ~
LyubitNuev@ - 29 1
0
18/07/2012
SasuNaru
5 円
Re: Una primera vez de muchas
Titania entiende, Titania entiende, las relaciones comienzan con sexo, seguido de romance!
Sasuke me resultó demasiado... eh... educado en cuanto a tener sexo gay. ._.
Pero eso es normaaaaal, se ve en todos los fanfics habidos y por haber, para serte sincera.
Aparte del pequeño detalle que, realmente, no me debería resultar inconveniente, tu historia está perfecta! Tu ortografía y gramática están impecables, e incluso la trama es original (aunque el tema no lo sea, no es algo perjudicial usar un tema común)!
Naruto top o.o SURPRISEEEE!!!! LOL
Ese Sex Appeal.
Sasuke me resultó demasiado... eh... educado en cuanto a tener sexo gay. ._.
Pero eso es normaaaaal, se ve en todos los fanfics habidos y por haber, para serte sincera.
Aparte del pequeño detalle que, realmente, no me debería resultar inconveniente, tu historia está perfecta! Tu ortografía y gramática están impecables, e incluso la trama es original (aunque el tema no lo sea, no es algo perjudicial usar un tema común)!
Naruto top o.o SURPRISEEEE!!!! LOL
Ese Sex Appeal.
LovelyTitaniaNuev@ - Flutter Away </3
29 11
1
21/07/2012
Spiritshipping | SasuNaru | R27
Code Geass, Bleach, Kaichou wa Maid Sama!, Toradora.
Bleach, Kaichou wa Maid Sama!
5 円
Re: Una primera vez de muchas
wow! muy bueno, en serio me ha gstado mucho :3
sami-tanTemporal - en mi casa ;)
28 143
1
22/07/2010
sasu-naru, naru-hina, tobi-dei, saso-dei, ita-dei, gaa-naru, mas y mas!!*
naruto, FMA, bleach, zero no tsukaima, kaicho no wa maid sama, fumofu, etc, etc..
:D yeyii!¨¨*
5 円
Re: Una primera vez de muchas
Bueno me ha encantado esta increíble es el mejor NaruSasu que he leído en mi vida, has hecho que ame mas a esta pareja muchas gracias por escribir y espero que sigas compartiendo tu arte con nosotros
TheYennyPaolaNuev@ - 27 5
0
14/09/2012
NaruSasu.
5 円
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