Escuchamé con los ojos

Pues largo, corto o interminable lo que me importa es que te guste XD LOL

No estoy acostumbrada a poner a Naruto tan "asi", pero pense que una relacion es asi ¿no? Es cosa de dar y recibir a partes iguales. Fue mi reto para este fic, concretamente para el lemmon ¬//¬ Estaba bien que eligiera a Naruto como uke, pero eso no le quitaba el derecho de participar un poco mas ¬//¬

¡Junjou Romántica es el anime/manga yaoi por excelencia! –gritó Zaphy con los ojos encendidos de manera aterradora-. O shonen ai… No estoy muy segura -añadió la de pelo azul en un murmullo-. ¡Como sea! ¡Tú formación yaoista no estará completa hasta que hayas visto Junjou Romántica!

La imagen no es mía n.n

- En el embarazo todo estuvo bien… hasta el sexto mes –dijo el Uzumaki, y el muchacho de pelo negro detuvo su respiración. Fuera lo que tuviera que decir el padre de Naruto, supo que no quería saberlo, no mientras su dobe no estuviera ahí sosteniéndole la mano. Aun así no hizo ningún movimiento para detener a Minato, y el hombre tomó eso como una señal para que continuara-. Nuestro bebé venía con una enfermedad congénita… llamada TGV. Transposición de Grandes Vasos.

El rubio arrojó la colilla de su cigarro al asfalto y terminó de apagarla con la suela de su zapato, mientras que su mano había vuelto de nueva cuenta al paquete de cigarrillos, que todavía sostenía en su mano contraria junto con su encendedor. No fue consciente del estado en el que había dejado al muchacho de pie delante de él.

- ¿No es maravilloso como ha avanzado la ciencia? –siguió hablando Minato en un murmullo, para después darle una rápida calada al cigarro que ahora sostenía-. Hace siglos esa enfermedad sería una muerte segura, ¡ni siquiera sería posible diagnosticarla! Naruto hubiera muerto a las semanas de nacido…

El hombre salió de sus ensoñaciones al notar como el Uchiha se movía repentinamente para hincarse enfrente de él, de manera que sus ojos quedaran a la misma altura. El rubio se maldijo a sí mismo al darse cuenta de que la negra mirada del menor estaba vacía. No se encontraba la chispa de rabia que surgía cuando peleaba con su hermano, ni el ligero brillo que había notado cada vez que el muchacho estaba con Naruto. Tal vez no había sido tan buena idea abrir la boca después de todo…

- ¡Lo siento! Debo haberte asustado –se disculpó el Uzumaki bastante nervioso, al mismo tiempo que se llevaba una mano detrás de la nuca para alborotarse el pelo. La mirada del menor comenzaba a ponerlo bastante nervioso-. ¡En realidad no es tan grave como parece! Naruto ni siquiera tiene que tomar medicamentos y…

- ¿Qué es la Transposición de Grandes Vasos? –lo interrumpió entonces Sasuke, sin importarle que pudiera ser grosero, precisamente con el hombre delante del que se había refrenado de mostrar su mal carácter.

El Uzumaki abrió momentáneamente la boca, sorprendido por la repentina brusquedad del muchacho, pero entonces el semblante del doctor imitó la seriedad que tenía la cara del Uchiha.

- Tenemos dos grandes vasos que conducen la sangre a la altura del corazón: la arteria pulmonar, que conduce la sangre sin oxígeno del corazón a los pulmones; y la arteria aorta, que lleva sangre con oxígeno del corazón al resto del cuerpo –comenzó a explicar Minato señalándose el pecho, buscando las palabras exactas para darse a entender sin que se tornara demasiado confuso el asunto-. En la TGV la arteria pulmonar y la arteria aorta intercambian lugares, una toma el lugar de la otra. Así que la arteria aorta termina llevando sangre sin oxígeno al resto del cuerpo, sangre que no sirve para nada; mientras que la arteria pulmonar lleva sangre con oxígeno una y otra vez a los pulmones. Por eso los niños mueren… terminan ahogándose.

Sasuke asintió en silencio, indicándole al Uzumaki que entendía y que continuara.

- Estuvieron medicando a Naruto algunos días después de que nació, hasta que lo sometieron a una cirugía y semanas después a otra cirugía mayor, una cirugía a corazón abierto –dijo entonces el rubio, golpeando levemente su cigarrillo para dejar caer la ceniza en el suelo.- La viste, ¿no es cierto? Esa cicatriz en su pecho –mientras hablaba Minato miró directamente a los ojos al muchacho, con esos ojos azules que le había heredado a su hijo.

Fue entonces que el moreno desvió la mirada. Por supuesto que la había visto, junto con todas esas señales que se negaba a aceptar… Esa mirada que le mandó el padre de Naruto cuando le dijo que era cardiólogo, y que lo confundió tanto al principio.

- ¡Teme! –gritó Naruto mientras regresaba a la habitación, para después fijarse que ambos hombres estaban en la terraza y no tardó en encaminarse hacia allá. El moreno no pudo notar su grito, pero si notó como el rubio se deslizaba por el piso hasta colocarse delante de él, comenzando su incesante parloteó. El rubio había escapado de Mikoto en cuanto la mujer inició con algunas insinuaciones demasiado directas de que el matrimonio entre hombres ya estaba permitido en ciertos países-. ¡Deberíamos…!

El Uzumaki se calló de golpe al ver que él de pelo negro no le prestaba atención, o más bien, que no le prestaba atención a sus palabras. Abrió mucho los ojos cuando Sasuke lo atrajó de improviso entre sus brazos, como si quisiera protegerlo del mal mismo personificado. El muchacho miró extrañado los asustados ojos oscuros del Uchiha y su respiración ligeramente acelerada. Y entonces el rubio recordó que había cometido la estupidez de dejar a su pareja a solas con su padre, ¡con el sobreprotector de su padre! No necesitaba ser muy listo para saber lo que había pasado para que el Uchiha hubiera reaccionado así a su regreso…

- Se lo dijiste… –soltó Naruto en un siseo enojado, antes de girar un poco su rostro y encarar a su padre. Al mismo tiempo que comenzaba a ponerse de pie, el muchacho apartó al Uchiha para que no se interpusiera entre el otro rubio y él-. ¡Se lo dijiste! –gritó el muchacho con la voz cargada de furia, para después sorprender a Minato al intentar echársele encima con toda la intención de golpearlo.

Casi por mero reflejo, Sasuke sujetó a Naruto por la cintura, evitando que se acercara más al mayor de los Uzumaki. Él de pelo negro hundió la cara en el cuello de su pareja, evitando de esa manera enterarse de las palabras que intercambiaran padre e hijo a partir de ese momento. El chico les estaba dando algo de privacidad a los otros dos al mismo tiempo que no se apartaba del rubio, pero sobre todo se aislaba de la realidad de una manera increíble. Una cualidad de su sordera a la que el Uchiha podía sacarle ventaja en ocasiones... Si quería que el mundo se detuviera para él sólo tenía que cerrar los ojos.

- ¡Suéltame, teme! ¡Suéltame! –siguió forcejeando Naruto, empujando como podía a su pareja, sin grandes resultados. Eso sólo consiguió que su furia creciera, pero a pesar de todo permaneció concentrada en Minato-. Era mi secreto, ¡era mi secreto y tú no tenías derecho a contárselo a nadie, dattebayo! –le reclamó su hijo con la respiración acelerada.

- ¡¿Te estás escuchando, Naruto? –gritó Minato tratando de hacerlo entrar en razón-. ¡Sasuke no es solo nadie! ¡Es tu pareja!

Puede que para el hombre la nueva situación sentimental de su hijo no terminara de entrarle en la cabeza, pero tanto él como su difunta esposa le habían inculcado a Naruto la importancia de la confianza en una relación. Fuera hombre o mujer, Minato deseaba que su unigénito tuviera ese tipo de lazo con su pareja.

- ¡Yo no quería que él me viera con lástima, Minato! –fue la respuesta del muchacho, dejando al otro Uzumaki con la boca abierta, tanto por sus palabras como por haberlo llamado por su nombre-. ¡Con la misma lástima que me ves tú!

El doctor tragó saliva visiblemente, para después desviar sus ojos al piso y apartarlos de la decepcionada mirada de su hijo. Detestaba que Naruto lo viera así. Era la misma mirada que comenzó a mandarle después de la muerte de Kushina, cuando la sobreprotección por su parte se volvió insoportable para el muchacho. Minato aceptaba que siempre había cuidado mucho de su hijo debido a la enfermedad que tuvo al nacer, cosa que su mujer no se cansó de recriminarle hasta el último de sus días. Pero después del accidente de la joven señora… todo se la había ido de las manos. Un día había regresado a su casa y el cuarto de su hijo estaba vacío. Sólo había dejado una carta en la mesa.

Algunos días al Uzumaki le asaltaba el pensamiento de que tenía mucha suerte, al ver que Naruto seguía en contacto con él, aunque estuviera de por medio el detalle de no poder averiguar dónde estaba su hijo. Su sorpresa había sido mayúscula el día en que el muchacho le llamó para soltarle sin muchas contemplaciones que se encontraba en Tokyo, estudiando y con una buena pareja. La recién descubierta homosexualidad de su hijo pasó a segundo plano. Pero Minato no negaba que por unos segundos temió haber sufrido un infarto.

- Tienes razón, lo siento –dijo por fin el rubio mayor-. Yo no tenía derecho a contarlo…

- ¡Pero eso no va a solucionar…! –empezó a gritar Naruto de nueva cuenta.

- Yo no tenía derecho a contarlo –lo interrumpió su padre con firmeza-, ¡pero él tenía derecho a saberlo y tú nunca ibas a decírselo! –dijo Minato, señalando a la figura de Sasuke, que todavía aferraba a su pareja para detenerlo.

Instintivamente el muchacho llevó una mano a las dos que lo sujetaban por la cintura, apretando el agarre que el moreno tenía sobre él y mirando a su padre de manera defensiva. Abrió la boca para negarlo de inmediato, pero más tardó en hacerlo que en cerrarla de nueva cuenta.

Naruto se mordió con fuerza los labios. Era obvio que no tenía ninguna intención de contárselo a Sasuke. ¿Estaba curado, no? ¿Cuál era el sentido? No era importante… Para su mala suerte, un recuerdo reciente se coló en medio de sus pensamientos, seguramente debido a su mala conciencia.

Ahora no quiero saberlo, pero es importante –dijo Sasuke mirándolo con seriedad, frunciendo ligeramente el entrecejo-. Porque yo quiero saberlo todo de ti…

- Si Sasuke tuvo la confianza de que tú no lo tratarías diferente a pesar de su discapacidad, ¿por qué no tienes la misma confianza en ese muchacho, Naruto? –le dijo entonces su padre, provocando que el rubio levantara la cara de golpe. El Uzumaki se avergonzó ligeramente al darse cuenta de que Minato le hablaba con cierto reproche, seguramente pensando que esa no era la educación que el hombre le había dado-. Ni él ni yo te tenemos lástima, hijo. Solo te queremos demasiado, y queremos cuidarte –siguió hablando Minato, mientras suavizaba su mirada.

Entonces el doctor se dio la vuelta para abandonar el lugar. Lo mejor era disculparse con Mikoto y no estar en la cena, ya que dadas las circunstancias era más importante dejar que los muchachos hablaran con tranquilidad, y que resolvieran sus problemas.

- No lo castigues a él por mis errores… -fue lo último que escuchó Naruto de su padre, antes de perderlo de vista.

El muchacho rubio dio un pequeño brinco debido al sobresalto cuando la presión que tenía en la cintura se hizo un poco más fuerte, y entonces recordó súbitamente de quién era ese calor que lo envolvía por la espalda. Con movimientos lentos, y algo de esfuerzo ya que Sasuke se negaba a soltarlo, el Uzumaki se deshizo del agarre del moreno y se dio la vuelta, apartando a su padre de sus pensamientos para concentrarlos en el Uchiha.

- Sasuke… -empezó a decir Naruto con la garganta seca, sin saber realmente como comenzar la conversación.

- La última vez que pregunté… una enfermedad cardiaca en alguien joven era peor que una simple sordera –lo interrumpió el muchacho de pelo negro, dejando sus manos sobre el regazo y desviando sus ojos negros a un costado. Pero para el rubio no pasó desapercibida una última mirada traicionada antes de que lo hiciera.

En un arranque de coraje, el Uzumaki llevó ambas manos al rostro del moreno y le sujetó las mejillas, obligándolo a verlo a los ojos.

- ¡Ya no estoy enfermo! –le gritó el rubio a un sorprendido Uchiha.

Una vez que Sasuke pudo recuperarse de la impresión, fue el turno del rubio de sorprenderse, cuando el moreno lo tomó con fuerza por una de sus muñecas.

- Sólo dime que no me vas a dejar, dobe… –dijo Sasuke, y Naruto sonrió al darse cuenta del tono exigente con el que había hablado el pianista, como si llegado el momento el moreno pudiera hacer algo para evitarlo…

- No tendrás tanta suerte, teme –le respondió el rubio con suficiencia.

- Bien, usuratonkachi –contestó el Uchiha frunciendo el entrecejo-, porque no lo tienes permitido de todas formas.

- Idiota. ¡Qué manera de romper el romanticismo! –le reclamó Naruto, torciendo la boca para formar un puchero.

- Yo no soy romántico –se defendió Sasuke con un gruñido, para después jalar al rubio por la cintura y atraerlo contra él, de tal manera que sus labios quedaran separados sólo por milímetros-. Una vez perdí algo importante, ¡no va a volver a pasar! No contigo…

Antes de que el Uzumaki pudiera contestarle algo coherente, el moreno había salvado la distancia restante y comenzado a besar al rubio como si su vida dependiera de ello, de esa manera salvaje que dejaba a Naruto sin aliento, en la que los dientes de ambos herían los labios del contrario hasta casi devorarlos.

Ninguno chico vio como una silenciosa Mikoto inmortalizaba el momento en una fotografía, escondida desde el marco de la puerta.

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- ¡Vamos, Naruto-kun! –le dijo Ino con los ojos brillándole de una manera que definitivamente daban escalofríos-. ¡Cuéntale a tu querida prima todo lo que pasó!

- ¡No molestes, Ino! –le gritó el rubio a la Yamanaka-. ¡Y…! ¡Y…! ¡N-no sé de qué me hablas, dattebayo! –balbuceó el muchacho, buscando apartar de su camino a su insistente pariente, quien lo había acorralado en un pasillo de la escuela.

- ¡Pero, Kitsune-kun! –lo cortó Ino, al tiempo que lo sujetaba del brazo. El Uzumaki se sorprendió por la fuerza que tenía la chica, pero rodó los ojos ante el apodo. La Yamanaka solo lo llamaba así cuando quería conseguir algo de él.

Por su parte Ino torció el gesto al ver como su primo se cruzaba de brazos y le volteaba la cara, dispuesto a no soltar ni una palabra.

- Naruto… -le dijo la rubia, fingiendo una seriedad que en realidad estaba muy lejos de sentir-. Se de buena fuente que después del concierto tuviste una noche de sexo salvaje con Sasuke.

- ¡Eso no es te incumbe! –le gritó su primo bastante molesto, con su cara comenzando a tornarse peligrosamente roja, en parte por la vergüenza y en parte por el coraje.

- ¡Entonces no lo niegas! –gritó en respuesta la Yamanaka, echándole los brazos al cuello y pasando por alto el enojo del muchacho.

- No sé de que hablas, dattebayo… -respondió el Uzumaki en un murmullo. Sentía, y con justa razón, que ese asunto sólo le concernían a él y a su pareja, pero al mismo tiempo sentía que negarlo completamente a alguien tan cercano como Ino era una especie de traición a Sasuke. Sería casi como negar su relación…

- Tengo testigos –dijo entonces la rubia, sacando al muchacho de ojos azules de sus profundos pensamientos. Mientras hablaba la Yamanaka se había separado de su primo dando un salto, para después apuntar orgullosa su nariz.

- No tienes pruebas –la retó el muchacho cruzándose de brazos.

Con una amplia sonrisa de suficiencia, la chica sacó su celular y buscó un pequeño video que le habían pasado esa mañana. La imagen era solo una sencilla puerta con una placa plateada, de la que no se alcanzaba a distinguir el nombre. Sin embargo, el audio del video era mucho más interesante…

"¡Sasuke! ¡Ah! ¡Por favor…! ¡Teme!".

- Sai me lo dio –explicó la Yamanaka con tranquilidad, sin dejar de reproducirlo. No le dio importancia al fuerte contenido del video, poco adecuado para una escuela pública, ni a los instintos asesinos que comenzaban a surgir de su pariente enfrente de ella-. Evidentemente no lo escuchó, pero por su sonrisa estoy segura que sabía lo que tenía en las manos –añadió la muchacha, imitando el gesto característico del Himitsu.

- ¡Apaga eso! –le gritó Naruto, arrebatándole el aparato de las manos y girándose para poder borrar el archivo sin que su prima pudiera evitarlo, pese a que sus protestas no tardaron en hacerse oír. Lo último que quería el Uzumaki era que un video como ese, o el simple rumor de que existía, se propagará por toda la escuela.

"Estúpido Sai" pensaba el Uzumaki mientras batallaba con la pantalla del celular y con la fuerte resistencia por parte de su prima, que trataba de defender con uñas y dientes su pequeño tesoro. Ahora que el muchacho lo pensaba, ¿cuándo se habían hecho tan amigos esos dos?

El rubio no se esperaba que un puño se alzara delante de él y le golpeara la cara con fuerza, mandándolo al suelo. El video se siguió escuchando sólo unos segundos, antes de que un zapato escolar pisara el celular de Ino con saña. El aterrador sonido que hizo el aparato al romperse dejo con la boca abierta a ambos rubios. La Yamanaka no tardó en soltar un chillido de indignación y furia debido a la pérdida de su preciado celular, y sus ojos claros azules revelaban lo dispuesta que estaba a abalanzarse sobre el agresor.

- ¿¡Qué te pasa, maldita loca! –gritó Ino, pero la muchacha delante de ella la ignoró por completo.

- ¿Cómo te atreves a mostrar tu cara por aquí? –le preguntó Sakura a Naruto, con los dientes apretados debido a la furia. El rubio se sobó la mejilla enrojecida por el golpe, al tiempo que le mandaba una mirada enojada a la muchacha de pelo rosa.

- ¿Qué demonios haces, dattebayo? –le preguntó el Uzumaki en respuesta, mientras se ponía de pie.

- ¿¡Qué demonios haces tú, idiota? –le respondió Sakura totalmente histérica-. Tan indignado que estabas por lo de Sasuke-kun… ¡Y apenas me doy la vuelta te revuelcas con él! ¡Precisamente con Sasuke-kun! ¡Con un hombre!

- ¿Qué pasa aquí? –los interrumpió otra voz, y los tres muchachos se giraron hacia su derecha justo a tiempo para ver cómo el mencionado hacia su aparición en el pasillo. El moreno había visto a lo lejos como Naruto y Sakura discutían, pero no había sido capaz de distinguir ni una sola palabra de la pelea.

Fue entonces que la Haruno avanzó decidida hacia el muchacho recién llegado, y éste no pudo evitar rodar los ojos, preguntándose interiormente que querría ahora la chica. Pero el Uchiha amplió mucho su mirada oscura cuando la muchacha de pelo rosa le soltó una fuerte bofetada, provocando que el muchacho se tambaleara.

- ¡Me da asco de sólo pensar…! ¡De sólo recordar lo que estaban haciendo en la Sinfónica! ¡Y no quiero ni imaginar lo que pasó después de que se fueron! (1) –gritó Sakura y él de pelo negro achicó los ojos al darse cuenta de que la chica, por increíble que sonara, debió haberlo visto con Naruto esa noche-. ¡Son un par de…! ¡Son una par de…!

- El termino correcto es "homosexuales", idiota –interrumpió Ino sus balbuceos con una sonrisa de suficiencia, ganándose una mirada airada por parte de la de pelo rosa.

Sasuke, quién no había sido capaz de escuchar la defensa de la Yamanaka, apretó los puños debido a la furia. Dentro de él sentía acumularse todas las ganas de golpear a la muchacha, como una vez se lo había prometido.

El moreno dio un paso hacia adelante e instintivamente Sakura retrocedió, buscando alejarse del muchacho debido al miedo, pero en vez de dirigirse a la Haruno, Sasuke alzó una de sus manos y atrajo a Naruto contra él.

Sakura observó impactada como el Uchiha literalmente se comía la boca de Naruto delante de ella, sujetándolo por la nuca para tenerlo más cerca de su cuerpo. Sasuke desvío sus labios al cuello del Uzumaki y avivó las marcas que había dejado ese fin de semana, al mismo tiempo que alzaba un poco una de sus rodillas y la frotaba contra la entrepierna del rubio. Naruto gimió involuntariamente ante el contacto, sin poder creer que el calor se hubiera propagado tan rápido por su piel. Deseó por un momento que Sasuke comenzara a quitarle la ropa ahí mismo, pero tuvo la cabeza fría suficiente para no sucumbir a su debilidad. El muchacho tiró de los negros cabellos del Uchiha, atrayéndolo de nuevo contra su boca y besándolo hasta que ambos se quedaron sin aire.

- Vámonos de aquí, usuratonkachi –dijo el moreno con suavidad, para después depositar un pequeño beso en su mejilla. El rubio asintió lentamente, dejando que el muchacho tomara su mano y lo guiara lejos de ahí.

- ¡Disfrútalo mientras puedas, Naruto! –le gritó entonces Sakura, saliendo de su estupor, mientras los dos muchachos se alejaban-. ¡Porque puede que ahora estés junto a Sasuke-kun pero eso solo será mientras no tenga la música! El verdadero amor de Sasuke-kun no somos ni tú ni yo, ¡es la música! ¡Y cuando la recupere va a dejarte de lado como la basura que eres! ¡Como la basura que eres!

Naruto no se giró para enfrentarla, sino que se limitó a apretar con más fuerza la mano del Uchiha, que sostenía la suya. Pero la otra persona presente no se quedó tan tranquila…

- ¡Ahora si ya me hartaste, frentona! –gritó Ino mientras se arremangaba las mangas de la blusa escolar, para después echarse encima de la muchacha de pelo rosa sin muchas contemplaciones.

- ¡Ino! –gritó Choji, haciendo ademán de sujetar a su novia, pero Shikamaru se apresuró a alzar uno de sus brazos para detener el avance del otro castaño. Ambos muchachos habían sido atraídos por los gritos de la Yamanaka y habían terminado siendo mudos testigos de todo el problema entre Sakura y la reciente pareja.

- Entrométete entre ellas solo si quieres morir –le explicó el Nara a su mejor amigo, conteniendo un bostezo. Mientras hablaba observaba con ojo crítico como ambas chicas rodaban por el suelo y se arrancaban los cabellos.

Interiormente el castaño estaba sorprendido de que Ino hubiera tardado tanto en explotar contra Sakura. Se había contenido durante la fiesta porque la Haruno ya no estaba para cuando ella regresó de su paseo en motocicleta; y después de enterarse de la verdad sobre el accidente de Naruto, Shikamaru estaba seguro de que había sido necesario sedarla para que no fuera tras la muchacha de pelo rosa. Simplemente ya era tiempo de que la bomba de tiempo en que se había convertido Yamanka Ino explotará… Pero, ¿tenía que estar presente cuando eso sucediera?

"Las peleas de mujeres son demasiado problemáticas para mi gusto" pensó el Nara, viendo de reojo como Choji se mordía las uñas.

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¡Disfrútalo mientras puedas, Naruto! ¡Porque puede que ahora estés junto a Sasuke-kun pero eso solo será mientras no tenga la música! El verdadero amor de Sasuke-kun no somos ni tú ni yo, ¡es la música! ¡Y cuando la recupere va a dejarte de lado como la basura que eres! ¡Como la basura que eres!

Naruto observó detenidamente el celular anaranjado que sostenía entre las manos, todavía con los gritos de Sakura resonándole en los oídos. Era el celular que le había regalado Sasuke…

Quiero escucharte…

El muchacho asintió con decisión usando la cabeza, y pulso el número que había tenido en la pantalla por horas. Hay riesgos que simplemente valían la pena correrse.

- ¿Hola? ¿Viejo? –preguntó el rubio, levantándose de su cama y comenzando a caminar por la habitación.

- ¡Naruto! –se escuchó responderle la voz de Minato, desbordante de entusiasmo-. Espero que todavía no sigas molesto por lo de tu novio –añadió el hombre con más seriedad, y su hijo estaba seguro de que había fruncido el seño.

- ¡Claro que no, dattebayo! –respondió Naruto con una sonrisa-. Creo que fue lo mejor… Yo no me habría atrevido a decírselo. Te habló por otra cosa, viejo –se apresuró a decir el muchacho, tratando de ir al tema que le interesaba.

- ¿Pasó algo? –preguntó entonces el Uzumaki mayor, destilando algo de preocupación en el tono de su voz.

- Sólo quiero el número del tío Kakashi –contestó el muchacho, y una ligera carcajada se escuchó al otro lado de la línea.

- Sabía que me lo pedirías algún día, hijo –le respondió Minato con satisfacción.

Naruto no pudo evitar aumentar su sonrisa ante esas palabras. Su padre tenía razón, sólo había sido cuestión de tiempo.

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En cuanto escuchó el timbre de la entrada principal resonar entre las habitaciones de la casa, Naruto dejó de lado su búsqueda de ramen instantáneo en la despensa de los Uchihas y caminó con resignación hasta la puerta.

- ¿Shikamaru? –preguntó algo extrañado el Uzumaki, al toparse de frente con su compañero de clase-. Pasa, ¡voy a llamar a Sasuke, dattebayo! –dijo rápidamente el rubio con su inseparable sonrisa, al tiempo que se daba la vuelta.

Aunque seguía pareciéndole extraño que el Nara fuera a buscar al moreno hasta su casa... De hecho, ni siquiera estaba enterado de que el castaño supiera la dirección de su pareja.

- No te molestes, Naruto –se apresuró a detenerlo Shikamaru, mientras lo tomaba por el pliegue del codo-. Voy de camino al aeropuerto.

Sus palabras hicieron que el Uzumaki se girara de nueva cuenta hacia él, y lo observara con más atención. Sólo entonces Naruto notó el taxi a espaldas del Nara, cuyo motor seguía encendido, y algunas maletas que abultaban en el asiento trasero del automóvil.

- ¿Te vas? –preguntó el rubio, totalmente sorprendido, y el castaño asintió como respuesta.

- Acepte la beca en la universidad americana –dijo Shikamaru con despreocupación, mientras se encogía de hombros-. No voy a regresar a Japón en un buen tiempo, tal vez en un par de años.

- ¡¿Pero por qué? –gritó Naruto, sin comprender la razón de tan repentina decisión-. ¡Llevaban años insistiendo y siempre habías dicho que no!

- No tengo nada que hacer aquí –contestó el Nara conteniendo un bostezo, y comenzando a sacar de quicio al muchacho de ojos azules con tanta tranquilidad.

Lo siguiente que supo Naruto es que su espalda había chocado contra la puerta de la casa, y que una mano extraña sujetaba sus caderas, mientras su compañera le acariciaba el rostro.

- ¿S-shikamaru…? –balbuceó el Uzumaki comenzando a ponerse nervioso, e interponiendo sus manos entre ambos cuerpos para hacer distancia.

- Yo también debí haber sido sincero, pero pensaba que era demasiado problemático –susurró el Nara contra la boca del rubio, al tiempo que deslizaba su dedo pulgar por la bronceada mejilla del chico. El tono que usaba al hablar se escuchaba distante, como si fuera más un reproche para él mismo que otra cosa-. Ahora es demasiado tarde…

˜*F*B* ˜

- ¡Estúpido Sasuke! -gritó Naruto mientras abría la puerta de la primera habitación que encontró, empujándola con una patada que resonó por todo el pasillo.

Para su mala suerte resultó la recamara de sus tíos, y el muchacho intuía que al viejo Inoichi no le agradaría esa marca en su puerta, pero en esos momentos estaba demasiado furioso como para detenerse a pensar en tonterías.

- Oye, cálmate –dijo una voz a sus espaldas, seguido del sonido de la maltratada puerta siendo cerrada con más calma. Se trataba de una voz monótona, cargada de sueño, que más de acabar de salir de una fiesta en todo su esplendor parecía la de alguien a un paso de tirarse a dormir-. Te vas a hacer viejo…

- ¡Pero es que ese teme…! –comenzó a quejarse el Uzumaki apretando los puños-. ¿Por qué no me lo dijo? ¡Yo confiaba en él! –siguió diciendo el chico mientras hacía gestos extraños en dirección a su amigo, como si se tratara de un poseso-. ¿Por qué demonios tenía que andarse besando con cualquiera?

- ¿Te estás escuchando, Naruto? –preguntó Shikamaru, al tiempo que se sentaba sobre la cama del cuarto sin mucha vergüenza.

- ¿Ah? –balbuceó entonces el rubio, deteniendo toda la obra dramática que estaba escenificando.

El Nara aprovechó el momento de breve silencio para colocar los codos sobre sus rodillas, y recargar la palma de una de sus manos contra su mejilla.

- Pareces un novio celoso… -dijo el castaño con aburrimiento, como si fuera algo tan obvio que hasta un niño pudiera haberlo visto.

- ¡Soy un novio celoso, Shikamaru! –le gritó el Uzumaki perdiendo la paciencia, mientras se colocaba delante del castaño con ambas manos en la cintura-. ¡Sasuke estaba besando a mi novia!

- Entonces explícame porque parece que estás celando a Sasuke y no a Sakura… -le pidió el muchacho de pelo castaño con total seriedad y mirándolo directo a los ojos.

- ¿¡Qué! –gritó Naruto sorprendido, mientras daba un salto hacia atrás.

- Sasuke, Sasuke, Sasuke, Sasuke… -repitió una y otra vez Shikamaru al tiempo que se ponía de pie, para después acompañar cada palabra de un ligero golpe en el pecho de su amigo, usando un acusador dedo índice-. Ni una vez has mencionado a Sakura hasta que te recordé su existencia. ¿Y tu escena de abajo? ¿No te diste cuenta? Le reclamaste a él, no a ella…

- ¿Qué estas insinuando, Shikamaru? –preguntó Naruto de malas pulgas, apartando de un manotazo el fastidioso dedo del Nara.

Por su parte el otro chico no pudo evitar rodar los ojos ante su pregunta. Había estado hablado de manera bastante clara hasta entonces y sí el Uzumaki seguía sin comprender qué le estaba diciendo a esas alturas era porque evidentemente el rubio se negaba a aceptar su realidad, a un grado que Shikamaru nunca hubiera creído posible en el escandaloso muchacho.

- ¿No te gusta Sasuke, Naruto? –preguntó el castaño de manera directa, cansándose de rodeos que no los llevarían a ningún lado.

- ¡Claro que no! –se apresuró a negar el Uzumaki con vehemencia, pero con su rostro comenzando a teñirse de un vivo color escarlata.

- Entonces, ¿por qué te le has pegado como una lapa estas semanas? –le preguntó el Nara encogiéndose de hombros.

- Es qué… era nuevo –comenzó a balbucear el rubio con nerviosismo-, y… y ya lo conocía… y…

- ¿Por qué descuidaste a Sakura por pasar tiempo con Sasuke? –le preguntó Shikamaru antes de que terminara de justificarse-. La idolatrabas… Besabas el suelo que la chica pisaba.

- Y-o…

- ¿Y la escena de abajo? –siguió cuestionándolo el inteligente muchacho sin darle tregua.

- ¡Déjalo ya! –le respondió Naruto con un grito, bastante fastidiado por el interrogatorio.

El Uzumaki le dio entonces la espalda a Shikamaru, para quedar de frente a la ventana de la habitación. Se negaba a ver a los ojos a su amigo, después de no poder negar de manera tajante su pregunta. El Nara le dio unos segundos al rubio para que se tranquilizara, pero una vez que todo estuvo en silencio no dudó en dar unos pasos hacia el Uzumaki y colocar su mano sobre el hombro del chico.

- ¿No te gusta Sasuke, Naruto? –le preguntó de nueva cuenta el castaño mientras apretaba un poco más su agarre sobre el hombro de Naruto. Esta vez hablaba con un tono de voz más suave, sin ninguna intención de juzgar.

El rubio permaneció callado, pero empujó con fuerza la mano de Shikamaru para que no siguiera tocándolo. Se acercó más a la ventana hasta que su frente tocó el helado cristal, y su aliento comenzó a empañar su transparente superficie. El Uzumaki se llevó repentinamente una mano al pecho, sujetándose la camiseta justo encima del lugar donde latió con fuerza su corazón. Apenas comenzaba a rondarle por la mente la idea de que pudiera gustarle un hombre, no estaba listo para aceptarlo delante de sus amigos o de su padre. Simplemente no estaba listo…

- A mí no me importaría que te gustaran los hombres, o ese chico en especial… –volvió a hablar Shikamaru, colocando otra vez su mano sobre el hombro del rubio, que no lo alejó de nuevo. El muchacho podía intuir con bastante exactitud qué rumbo estaban tomando los pensamientos de Naruto-. Aquí estaré siempre que me ocupes, y estoy seguro de que los demás pensaran lo mismo –añadió de manera cómplice.

Naruto se giró con brusquedad para verlo, sintiéndose de verdad agradecido por las palabras de su amigo, pero él no encontró algunas que pudiera usar para contestarle.

- Tal vez él que debería ser sincero eres tú, Naruto. Alguien tiene que dar el primer paso –siguió insistiendo el castaño, tratando de conseguir alguna reacción más clara por parte del muchacho-. ¿Sabes? Creo que también le gustas. Deberías hablar con él, porque después de esto quizás quiera regresar a su Instituto…

- No creo que Sasuke… -empezó a decir por fin el rubio en un murmullo, encogiéndose un poco sobre sí mismo.

- Mira, ahí va –lo interrumpió Shikamaru, señalándole la ventana.

Ambos chicos vieron entonces como el Uchiha salía por la entrada principal, azotando la puerta sin ninguna consideración. Después el moreno se sujetó los cabellos con desesperación, y de improviso golpeó con un puño la puerta de uno de los automóviles estacionados delante de la casa de Ino. La alarma no tardó en sonar, pero Sasuke sólo metió con tranquilidad las manos en los bolsillos de su pantalón, y dándose la vuelta, comenzó a caminar a paso lento por la oscura calle.

- ¿Por qué no lo alcanzas? –le preguntó Shikamaru a Naruto con una minúscula sonrisa cómplice, mientras tomaba al rubio por ambos hombros y lo giraba en dirección a la puerta de la habitación.

- Y-yo… y-yo… -balbuceó el Uzumaki, tratando de detener al castaño, pero el muchacho se limitó a abrir la puerta y empujarlo al pasillo.

El rubio se quedó de pie en medio del lugar, mordiéndose los labios debido a su indecisión. Shikamaru sonrió ante el comportamiento del Uzumaki, tan raro en él, y luego se recargó contra el marco de madera de la puerta mientras cabeceaba ligeramente hacia la salida de la casa, a sólo unos pasos de distancia. Entonces Naruto dejó de dudar y, con una enrome sonrisa que le sentaba mejor que esos labios fruncidos, salió corriendo detrás de Sasuke.

Sólo basto que se escuchara el cerrar de la puerta de la calle para que la sonrisa del castaño se esfumara, y lentamente se dejara deslizar contra la madera hasta acabar en el suelo.

- Suerte… -le murmuró el Nara a la nada, con la tristeza marcándose en su voz.

˜*F*B*˜

Shikamaru dejó de observar un momento los ojos azules de Naruto, para entonces dejar caer su mirada sobre los labios del estático muchacho. Pero cuando el castaño se inclinó de él, el Uzumaki sólo los sintió rozar un momento su frente, antes de que el Nara diera unos pasos hacia atrás.

- Sasuke te quiere, tú lo quieres a él, y yo salgo sobrando –dijo el chico mientras se encogía de hombros-. Luchar por un imposible es demasiado problemático para mí –añadió con algo de sarcasmo.

- Shikamaru… -empezó a decir el rubio, dando un paso hacia el frente, pero Shikamaru retrocedió de inmediato, al tiempo que negaba con la cabeza.

- Adiós, Naruto –dijo el Nara mientras se daba la vuelta, y después subió al taxi sin mirar a atrás.

El Uzumaki permaneció varios minutos con la mirada clavada en el sitio donde el vehículo se había perdido de vista, tan concentrado que no pudo evitar dar un salto cuando una mano fue colocada con brusquedad sobre su hombro. Al girarse se topó de lleno con unos serios ojos negros.

- ¡Sasuke! –gritó el muchacho al darse cuenta de que el moreno parecía estar ahí parado desde hacía rato-. Nosotros… Él… Yo…

- Habló conmigo antes de irse –cortó el Uchiha sus tartamudeos, dejando al rubio con la boca abierta-, para que no hubiera malos entendidos.

- Shikamaru… -murmuró Naruto entonces, llevando su mirada al suelo hasta que su cabello la ocultó. Su gesto provocó que el muchacho de pelo negro torciera la boca con reprobación y no tardó en llevar su mano hasta la barbilla del Uzumaki, para poder levantarle el rostro.

- Él tomó su decisión –dijo Sasuke con firmeza, viendo directamente los ojos del rubio-. Y no voy a ser tan hipócrita como para decir que lo lamento. Yo no…

Pero antes de que el moreno pudiera terminar de hablar, Naruto lo había tomado por ambas mejillas, para después atraer su cara contra la suya. El Uchiha pudo sentir como la lengua del rubio se deslizaba entre sus labios y él no le negó al rubio ese placer, como tampoco el Uzumaki se negó a que lo condujera escaleras arriba.

˜S&N˜*E*S*C*U*C*H*A*M*E*C*O*N*L*O*S*O*J*O*S*˜S&N˜

- ¡No me importa, dattebayo! –gritó Naruto golpeando con fuerza el escritorio-. ¡Él me dijo que podría verlo y lo voy a ver!

- El doctor Hatake está atendiendo a un paciente, muchacho –le contestó el hombre sentado detrás del escritorio-. Si quieres puedes hacer una cita y entonces…

- ¡Yo no voy a hacer ninguna cita! –gritó el Uzumaki, provocando que el hombre lo viera mal.

- Vamos, Naruto –intervinó entonces Iruka mientras colocaba una mano sobre el hombro del impulsivo chico-. Podemos regresar otro día…

- ¡Pero, Iruka-sensei! –se quejó el Uzumaki cruzándose de brazos delante del maestro-. ¡Estoy seguro que ese Kakashi-pervertido solo está leyendo su estúpido libro Icha Icha, dattebayo!

- Contrario a lo que piensas –los interrumpió una clara voz masculina, llamando la atención de los otros tres-, esta vez sí tengo paciente, Naruto.

Iruka estuvo tentando de soltar una risita indiscreta ante ese "esta vez" pero, educado como solo él era, supo contenerse a tiempo.

El hombre que había hablado era ya algo maduro, con su pelo casi completamente encanecido y peinado hacia arriba, desafiando de manera descarada la gravedad. Sus ojos eran azules, pero el párpado del ojo izquierdo estaba atravesado verticalmente por una cicatriz bastante larga, ya vieja. El resto de su rostro estaba cubierto por un tapabocas, ajustado sobre su boca y sujeto detrás de las orejas. Vestía una pulcra bata blanca que sobrepasaba sus rodillas, bajo la que se veía unos pantalones negros de vestir.

- ¡Dijiste que yo sería el ultimo y…! –empezó a gritar Naruto de nuevo, para molestia de los oídos de todos los presentes.

- Ya, ya –lo cortó Kakashi, antes de que el muchacho de verdad perdiera el control. Colocó una de sus manos sobre la cabeza del Uzumaki como si todavía fuera un niño pequeño, para total disgusto del chico-. Disculpa el problema, Asuma es nuevo –dijo el Hatake señalando a su secretario, que rodó los ojos-. En realidad es un amigo que esta ayudándome en lo que llega la nueva muchacha. Su esposa Kurenai es mi secretaria de planta, pero ahora tiene incapacidad por maternidad.

- Bueno… -le concedió el rubio a regañadientes, cruzándose de brazos.

- Minato-sensei me dijo que querías la cita para un amigo –dijo el de pelo plateado al tiempo que dirigía su mirada a Iruka-. Mucho gusto, soy el doctor Hatake Kakashi –añadió con un fluido movimiento de manos.

- Perdón, ¿pero qué me dijo? –preguntó el castaño con amabilidad, confundido ante las señas que hacia el hombre.

- ¡Ah! Disculpa –se apresuró a decir el Hatake, mientras llevaba una mano a su tapabocas para retirarlo-. Todavía no debes de saber el lenguaje de señas.

- Iruka-sensei es mi maestro de escuela, dattebayo –le explicó Naruto, con una sonrisa de burla dedicada a Kakashi por su equivocación-. Solo se ofreció a traerme hasta acá para que no tomara el subterráneo, tío Kakashi.

- ¿En serio? –preguntó el Hatake alzando una de sus cejas, a lo que el Umino asintió sonriendo-. Entonces… soy el doctor Hatake Kakashi, otorrinolaringólogo –volvió a repetir el hombre de pelo plateado, esta vez usando su voz-. Y me alegra sinceramente que no requieras mis servicios.

- Umino Iruka –dijo el castaño, extendiéndole una mano a Kakashi mientras hablaba, pero con un semblante que reflejaba su confusión ante las últimas palabras del hombre-. Como ya dijo Naruto, soy profesor en el Instituto Público Konoha.

- Estoy seguro que debe ser una gran escuela solo por tenerte a ti –le dijo el Hatake con una sonrisa.

Iruka se avergonzó levemente por el cumplido y por el tuteó, mientras que el rubio no vio con buenos ojos el coqueteó de su descarado tío Kakashi hacia su maestro favorito.

- ¿Vas a tardarte mucho, Hatake? –dijo entonces una voz ligeramente ronca, que ya comenzaba a separar un poco las sílabas-. Porque mira que no tengo todo el día…

Naruto se giró con brusquedad hacia la puerta del consultorio de Kakashi, y abrió mucho la boca al reconocer a la persona que había hablado. El otro muchacho no se había llevado una sorpresa menor, aunque supo disimularlo bastante bien.

- ¿Teme? –preguntó el Uzumaki, caminando hacia el muchacho de pelo negro-. ¿Qué haces aquí?

- ¿Qué haces tú aquí, usuratonkachi? –le preguntó Sasuke de vuelta, entrecerrando sus ojos con molestia.

˜S&N˜*E*S*C*U*C*H*A*M*E*C*O*N*L*O*S*O*J*O*S*˜S&N˜

Detrás de cámaras

- ¡He descubierto un tesoro! –dijo Kory con los ojos encendidos por la emoción, como pocas veces se le veía- ¡Amo a Shungiku Nakamura!

"Yo te lo mostré" pensó Zaphy con una vena comenzando a crecer en su frente, pero decidió no sacar a la luz esos pensamientos.

- Y eso que solo has visto los primeros 10 minutos del anime –dijo la mujer de pelo azul en vez de su reclamo. Al mismo tiempo, se cruzó de brazos e hinchó el pecho, llenándose de petulancia.

- ¡Kory! ¡Hora de irnos! –se escuchó una voz proveniente del pasillo a un costado de la habitación, y habría que recalcar que estaba ligeramente impaciente.

- ¡¿Qué demonios hace tu madre aquí, Kory-San? –dejó escapar Zaphy en un chillido ahogado, mientras que se arrojaba debajo de la cama-. ¡Ella me odia!

- ¡Mi madre no te odia! –se defendió la morena muy ofendida-. Solo piensa que estás loca… y que me quitas mucho tiempo, pero en realidad te quiere. Y esta aquí porque voy a pasar el fin de semana con mis padres –añadió al tiempo que se daba la vuelta y tomaba su maleta ya lista.

- ¡Pero eso significa que no podrás ver la serie! –se escuchó la voz de Zaphy quejarse desde debajo de la cama.

- Lo sé… -contestó la escritora en un murmullo ahogado, mordiéndose con fuerza los labios para poder contener las lagrimas-. ¡Mi formación yaoista no estará completa! –sollozó la mujer, al tiempo que se arrojaba a los brazo de la de pelo azul.

"¿Quién era la que no es yaoista?" se preguntó Zaphy con una gota de sudor resbalándole por la frente, debido a la incredulidad.

1 A mi me gusto ¬w¬

¡Hola! n_n

Esperó que haya quedado claro lo de la enfermedad de Naruto O.o, si tienen dudas, mandenme un mensajito y yo les explico Y para los que se hayan quedado con cara de WTF ante el ShikaNaru... ¿Porque? Es que Shikamaru se me hace lindo n/n Me gusta, y no quería elegir a Gaara, ni a Sai :S ¿Sorprendió o estuvo raro? :S

¡Gracias a Liita_18, yaoizZa, paw_, Miyusaki yue, barbarajbma, sofi-sempai, Alice5, Kamui_Bronik_Trancy y Pukke, por sus review! OwO

Si, soy cursi

Zaludos

Zaphy

Sela Yal than Rami usa te, finta Zaphyrla... Temo si la ura le

La imagen no es mía n.n

Spoiler:

Spoiler:

1 Eso parece trabalenguas, y le quitó energía al dialogo ¬¬ Pero ya que u.u

2 ¡Qué se pegue! ¡Qué se pegue! ¡Qué se pegue! ¡Qué se pegue! (Sasuke: ¬¬)

Bueno, me pudieron algunas aclaraciones :S Kushina, bueno… ella murió en un accidente automovilístico. Naruto vive sólo en Tokyo. Minato sólo está paranoico por lo de la enfermedad de su hijo cuando nació, y después de lo de lo esposa. Y Naruto sólo se volvió demasiado defensivo con lo de su enfermedad por culpa del trauma de su padre u.u Bueno, que una cirugía a corazón abierto, y además recién nacido, no es un paseo por la ciudad ¬¬ Sasuke tiene 19 años (igual de Suigetsu XD), Naruto tiene 17, y su diferencia de alturas es de 3.7 cm (¡Jajaja! XD Es que son mis dos números favoritos  nwn). Coloque el SaiGaa/GaaSai en un fanfic aparte porque no fue planeado, si se fijan bien en el video aparece la insinuación del KakaIru, y no la del SaiGaa, a pesar de que el KakaIru viene mucho después :S Quise que Kakashi tuviera los ojos azules por capricho, es que lo vi así en un fanart y me gustó como se veía ¬w¬ La meningitis es una enfermedad en la que suelen presentarse fiebres muy altas, y que suele comprimir los nervios (como al auditivo), aunque es más común en niños pequeños (menos de 12 años, error mío), y personas inmunocomprometidas. Una de las posibles consecuencias de una meningitis bacteriana es la osificación del oído interno, causando hipoacusia o hasta sordera.  

Y creo que eso es todo

¡Gracias por sus reviews! OwO quice contestarlos, pero me decia que el mensaje era demasiado largo :S

Zaludos

Zaphy

Sela Yal than Rami usa te, finta Zaphyrla... Temo si la ura le