Fallen Angel [YunJae/One-shot]
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Fallen Angel [YunJae/One-shot]
Autor: Bloody-Rose-chan97
Fandom: TVXQ & JYJ
Personajes: U-Know Yunho & Kim Jaejoong
Géneros: Slash, Real Person, drama, angustia.
Aquella noche, como muchas otras, se encontraba solo, ni siquiera Taepoong se había dignado en ir a recibirle. Supuso que el animal había olido su mal humor, no le culpaba, la verdad. Llevaba demasiado tiempo decayendo como para saber que hasta alguien a un kilómetro se alejaría de él nada más verlo. ¿Estaba siendo exagerado al pensar en eso? Era posible, de todas formas, lo traía sin cuidado.
Se quitó los zapatos por el camino, y dejó caer la chaqueta al suelo antes de sentarse en el sofá con cansancio. Ya allí, cerró los ojos y se echó hacia atrás llevando una mano sobre estos para taparlos. No quería ver nada, ni pensar en nada, quedarse dormido sería lo ideal, pero estaba seguro de que como las noches anteriores el insomnio le haría una mala jugada.
¿Cuando había empezado todo eso? La razón no era el trabajo, como todos debían pensar, ni siquiera las fans obsesivas o los malos horarios. Total, eso llevaba años siendo costumbre. Supuso que todo empezó con la separación del grupo, ¿o quizás antes? Más bien, la cosa había empezado cuando su relación con Kim JaeJoong comenzó a llevarse de una manera más... violenta.
No obstante, ¿quién era Kim Jaejoong? Era su compañero...ex-compañero, la persona con la que le había tocado hacer aquellas sesiones de fanservice que tanto gustaban a las fanáticas —Dios sabía por qué—, aquel que se había marchado como un "traidor" con otros dos integrantes; así es como se veía de manera profesional al hombre que le daba dolores de cabeza. Pero eso no era suficiente para describirlo, ¿quién era Kim JaeJoong? Esa persona tímida y a la vez atrevida que solía pelearse con su maknae, ese "bueno-para-todo" que la gente admiraba, aquel ángel... de alas negras.
Sonrió con ironía, debía admitir que aquel tatuaje de alas en la espalda le quedaba genial, había tenido tantas oportunidades de verlo... No obstante, el concepto iba más allá de eso, ¿y si Kim Jaejoong fuese realmente un ángel? Estando donde estaba, y conociéndolo como lo conocía, el papel de ángel caído no se veía algo tan descabellado.
Y es que para él Jaejoong era eso, un ángel de alas negras. Un demonio escondido bajo un rostro de perfección, muchas personas podían conocer a Hero —nombre que le habían dado— y realmente "Hero" podía ser un héroe sin defectos, sin embargo, la realidad era un poco diferente.
Había pasado hacía ya mucho tiempo, él se había enamorado de JaeJoong, de su compañero, de otro hombre, no era algo que pudiera exponer en público, por supuesto, y de una forma u otra, habían acabado siendo una verdadera pareja, más allá del fanservice, querida inocentemente —si es que así podía calificar a las fans— por muchos y conocida solo por unos pocos. Este último, era el caso de Kim Heechul, su mejor amigo, quien le había advertido demasiadas veces, y nunca le había hecho caso.
Soltó un suspiro y se levantó del sofá, recogiendo las cosas que había tirado al suelo.
Se sentía un completo masoquista.
Entró en la cocina con desgana mientras volvía a suspirar y se acercaba a la nevera para abrirla. La luz se hizo presente unos instantes, mientras se mantuvo abierta, y el lugar volvió a la penumbra cuando sacó el cartón de leche para beber, sin preocuparse siquiera por tomar un vaso. ¿Para qué? Nadie vivía ahí más que él y su mascota.
En ese momento, mientras se sentaba en una silla a oscuras y comía a penas unas galletas, dio las gracias porque el único compañero que le quedaba, Changmin, no lo viese en ese estado. ¿Qué clase de ejemplo sería? Aunque sabía que el más pequeño no era idiota, se había dado cuenta de su comportamiento, pero simplemente podía evadir las preguntas.
"Estoy bien". Y una sonrisa falsa.
A eso se limitaba su trato con los demás.
¿Cómo una sola persona podía trastocarlo hasta ese punto? Las cosas habían empezado a ir mal hacía bastante, JaeJoong, ese ángel caído, era una persona extraña. Nunca había conseguido entender del todo su comportamiento, aunque seguramente él mismo tenía gran parte de la culpa.
—Mírate, Yunho, eres patético —volvió a reír amargamente terminando su "cena", no tenía hambre, tampoco sabía cocinar.
A veces fantaseaba con el día en que el mayor apareciera en su casa cuando llegara y lo saludara con un beso. "¿Has tenido un buen día?" "Ahora que te he visto, lo es." Y ambos se mirarían como en una película romántica y acabarían la escena final tomados de la mano con un "para siempre" dibujado en sus labios.
Pero la vida real no era como las películas.
En la vida real no existían los "para siempre", en la vida real JaeJoong y él debían esconderse del mundo por muchas razones, en la vida real estaban demasiado lejos y a penas podían verse, en la vida real existían los celos, las paranoias, el estrés, los malos entendidos... en la vida real, las discusiones y desconfianzas entre ellos eran el pan de cada día. Incluso en la distancia.
Cerró los puños con algo de fuerza, tenía ganas de golpearse, se había prometido que no iba a pensar... Qué estúpido había sido, estaba claro que no iba a poder evitar que se colara a cada segundo en sus pensamientos.
Jung Yunho, líder de TVXQ! amaba a Kim JaeJoong como nunca había amado a nadie.
Y aún con todo eso, Jung Yunho odiaba a Kim JaeJoong.
No podía evitar ninguna de las dos cosas, ahí estaba él, sufriendo por su frialdad, por celos, por sus enfados constantes por a saber qué cosa sería esta vez... Se sentía completamente destrozado. Roto. Todo daba igual, en su mente solo estaba su novio, su rostro de ángel, su personalidad extraña, era todo tan retorcido... Parecía un perrito detrás de su dueño en busca de cariño, pero siempre que intentaba aferrarse a su mano... JaeJoong solo lo dejaba caer.
¿Era tan poca cosa?
Quería acabar con eso, se estaba quebrando cada vez más, pero no era capaz de dejar a JaeJoong, aunque él lo había intentado, y de hecho habían roto más de una vez, buscaba la forma de volver a estar a su lado. Parecían un imán, se atraían y repelían a cada momento.
Y aún así necesitaba tenerlo cerca, escuchar su voz, abrazarlo, aunque lo rechazara o discutieran cada dos días, aunque la sociabilidad de JaeJoong le diera dolores de cabeza por los coqueteos constantes...
—Definitivamente eres patético —se repitió a sí mismo dejando comida y agua para su perro antes de salir de la cocina y dirigirse a su habitación, era tarde, aunque no pudiera, al menos intentaría dormir.
Quizás con un poco de suerte el cansancio acabara por matarlo un día de esos. ¿No se suponía que la empresa los sobre-explotaba y por eso su gran amor-odio se había marchado? Pues él veía más dañina su relación que el trato que recibía dentro de su discográfica.
—¿Estarás sufriendo en silencio como yo, JaeJoongie? —preguntó al aire sin esperar respuesta— ¿Te estarás emborrachando para olvidar los problemas? ¿O quizás estás riéndote con alguno de tus amigos mientras yo estoy aquí pensando en ti?
Gateó sobre la cama hasta llegar a la zona de la almohada y hundió el rostro en esta, tratando de tragarse las lágrimas que amenazaban por salir de sus ojos. Podía revivir con total certeza cada momento del tiempo que llevaban juntos, bueno o malo, todas esas cosas que nunca olvidaría a pesar de su mala memoria, cosas que sabía que su ex-compañero había dejado guardadas en el baúl de los recuerdos, él mismo le había dicho más de una vez, que no era capaz de recordarlas.
Cerró los ojos mientras se giraba para quedarse acostado de lado, sin soltar la almohada que ahora tenía abrazada.
—"No te vayas, ¿no eres capaz de decir ni eso?" —tarareó la letra de uno de sus últimos álbumes coreanos—"Baby, catch me, catch me, catch me, girl, tonight, antes de dejarme ir..." —dejó la letra inacabada estrechando la almohada entre sus brazos, lo que daría porque ese trozo de tela se convirtiera en su novio por arte de magia.
Menuda ocurrencia. Eso no pasaba ni siquiera en las películas.
Buscó el teléfono en su mesilla de noche, aunque seguramente no recibiría respuesta, no perdía nada por intentarlo, total, ¿qué más podía pasarle desde la última discusión? Respiró hondo mientras esperaba y las canciones de Wrong Number y Telephone empezaban a sonar en algún lugar lejano, dentro de su mente. ¿Realmente iba a esperar una llamada cortada? ¿Su novio —al que quizás debería llamar ex-novio— se atrevería a hablarle?
Se sentía cada vez más estúpido, al darse cuenta de que, una vez más, había sucumbido a la presión en su pecho y de nuevo estaba tras él, buscándolo, aunque el otro nunca se hubiera tomado la molestia de hacerlo.
Nunca habría creído que llegaría a ser tan masoquista. Su amor obsesivo tenía la culpa después de todo. No importaba si eso terminaba matándolo, necesitaba escuchar su voz al otro lado del teléfono, y volver a hundirse en la desesperación con tal de tenerlo cerca.
Jung Yunho amaba a Kim JaeJoong. Amaba a esa persona que todos querían por su perfección, amaba a ese cruel demonio que se escondía bajo el aura de un ángel. Lo había hechizado y ya no había nada que hacer, Jung Yunho daría la vida por Kim JaeJoong.
Aunque el odio hacia esos sentimientos creciera día a día, aunque supiera que debía alejarse, por mucho que Heechul se lo repitiese y las sonrisas falsas dejaran de funcionar con la gente cercana, aunque se sintiera cada vez más idiota y masoquista...
—"Baby, I swear... forever."
Fandom: TVXQ & JYJ
Personajes: U-Know Yunho & Kim Jaejoong
Géneros: Slash, Real Person, drama, angustia.
~ Esto es pura ficción, en ningún momento se pretende burlar o falsear la vida de nadie ~
Fallen Angel
Miró a su alrededor y soltó un suspiro mientras sacaba las llaves de la casa; no tenía ganas de estar allí, en ningún sitio realmente, pero no era algo demasiado importante. Muy a su pesar, giró el trozo de metal consiguiendo sin esfuerzo que cediera la cerradura y entró a la casa con lentitud. Estaba cansado.Fallen Angel
Aquella noche, como muchas otras, se encontraba solo, ni siquiera Taepoong se había dignado en ir a recibirle. Supuso que el animal había olido su mal humor, no le culpaba, la verdad. Llevaba demasiado tiempo decayendo como para saber que hasta alguien a un kilómetro se alejaría de él nada más verlo. ¿Estaba siendo exagerado al pensar en eso? Era posible, de todas formas, lo traía sin cuidado.
Se quitó los zapatos por el camino, y dejó caer la chaqueta al suelo antes de sentarse en el sofá con cansancio. Ya allí, cerró los ojos y se echó hacia atrás llevando una mano sobre estos para taparlos. No quería ver nada, ni pensar en nada, quedarse dormido sería lo ideal, pero estaba seguro de que como las noches anteriores el insomnio le haría una mala jugada.
¿Cuando había empezado todo eso? La razón no era el trabajo, como todos debían pensar, ni siquiera las fans obsesivas o los malos horarios. Total, eso llevaba años siendo costumbre. Supuso que todo empezó con la separación del grupo, ¿o quizás antes? Más bien, la cosa había empezado cuando su relación con Kim JaeJoong comenzó a llevarse de una manera más... violenta.
No obstante, ¿quién era Kim Jaejoong? Era su compañero...ex-compañero, la persona con la que le había tocado hacer aquellas sesiones de fanservice que tanto gustaban a las fanáticas —Dios sabía por qué—, aquel que se había marchado como un "traidor" con otros dos integrantes; así es como se veía de manera profesional al hombre que le daba dolores de cabeza. Pero eso no era suficiente para describirlo, ¿quién era Kim JaeJoong? Esa persona tímida y a la vez atrevida que solía pelearse con su maknae, ese "bueno-para-todo" que la gente admiraba, aquel ángel... de alas negras.
Sonrió con ironía, debía admitir que aquel tatuaje de alas en la espalda le quedaba genial, había tenido tantas oportunidades de verlo... No obstante, el concepto iba más allá de eso, ¿y si Kim Jaejoong fuese realmente un ángel? Estando donde estaba, y conociéndolo como lo conocía, el papel de ángel caído no se veía algo tan descabellado.
Y es que para él Jaejoong era eso, un ángel de alas negras. Un demonio escondido bajo un rostro de perfección, muchas personas podían conocer a Hero —nombre que le habían dado— y realmente "Hero" podía ser un héroe sin defectos, sin embargo, la realidad era un poco diferente.
Había pasado hacía ya mucho tiempo, él se había enamorado de JaeJoong, de su compañero, de otro hombre, no era algo que pudiera exponer en público, por supuesto, y de una forma u otra, habían acabado siendo una verdadera pareja, más allá del fanservice, querida inocentemente —si es que así podía calificar a las fans— por muchos y conocida solo por unos pocos. Este último, era el caso de Kim Heechul, su mejor amigo, quien le había advertido demasiadas veces, y nunca le había hecho caso.
Soltó un suspiro y se levantó del sofá, recogiendo las cosas que había tirado al suelo.
Se sentía un completo masoquista.
Entró en la cocina con desgana mientras volvía a suspirar y se acercaba a la nevera para abrirla. La luz se hizo presente unos instantes, mientras se mantuvo abierta, y el lugar volvió a la penumbra cuando sacó el cartón de leche para beber, sin preocuparse siquiera por tomar un vaso. ¿Para qué? Nadie vivía ahí más que él y su mascota.
En ese momento, mientras se sentaba en una silla a oscuras y comía a penas unas galletas, dio las gracias porque el único compañero que le quedaba, Changmin, no lo viese en ese estado. ¿Qué clase de ejemplo sería? Aunque sabía que el más pequeño no era idiota, se había dado cuenta de su comportamiento, pero simplemente podía evadir las preguntas.
"Estoy bien". Y una sonrisa falsa.
A eso se limitaba su trato con los demás.
¿Cómo una sola persona podía trastocarlo hasta ese punto? Las cosas habían empezado a ir mal hacía bastante, JaeJoong, ese ángel caído, era una persona extraña. Nunca había conseguido entender del todo su comportamiento, aunque seguramente él mismo tenía gran parte de la culpa.
—Mírate, Yunho, eres patético —volvió a reír amargamente terminando su "cena", no tenía hambre, tampoco sabía cocinar.
A veces fantaseaba con el día en que el mayor apareciera en su casa cuando llegara y lo saludara con un beso. "¿Has tenido un buen día?" "Ahora que te he visto, lo es." Y ambos se mirarían como en una película romántica y acabarían la escena final tomados de la mano con un "para siempre" dibujado en sus labios.
Pero la vida real no era como las películas.
En la vida real no existían los "para siempre", en la vida real JaeJoong y él debían esconderse del mundo por muchas razones, en la vida real estaban demasiado lejos y a penas podían verse, en la vida real existían los celos, las paranoias, el estrés, los malos entendidos... en la vida real, las discusiones y desconfianzas entre ellos eran el pan de cada día. Incluso en la distancia.
Cerró los puños con algo de fuerza, tenía ganas de golpearse, se había prometido que no iba a pensar... Qué estúpido había sido, estaba claro que no iba a poder evitar que se colara a cada segundo en sus pensamientos.
Jung Yunho, líder de TVXQ! amaba a Kim JaeJoong como nunca había amado a nadie.
Y aún con todo eso, Jung Yunho odiaba a Kim JaeJoong.
No podía evitar ninguna de las dos cosas, ahí estaba él, sufriendo por su frialdad, por celos, por sus enfados constantes por a saber qué cosa sería esta vez... Se sentía completamente destrozado. Roto. Todo daba igual, en su mente solo estaba su novio, su rostro de ángel, su personalidad extraña, era todo tan retorcido... Parecía un perrito detrás de su dueño en busca de cariño, pero siempre que intentaba aferrarse a su mano... JaeJoong solo lo dejaba caer.
¿Era tan poca cosa?
Quería acabar con eso, se estaba quebrando cada vez más, pero no era capaz de dejar a JaeJoong, aunque él lo había intentado, y de hecho habían roto más de una vez, buscaba la forma de volver a estar a su lado. Parecían un imán, se atraían y repelían a cada momento.
Y aún así necesitaba tenerlo cerca, escuchar su voz, abrazarlo, aunque lo rechazara o discutieran cada dos días, aunque la sociabilidad de JaeJoong le diera dolores de cabeza por los coqueteos constantes...
—Definitivamente eres patético —se repitió a sí mismo dejando comida y agua para su perro antes de salir de la cocina y dirigirse a su habitación, era tarde, aunque no pudiera, al menos intentaría dormir.
Quizás con un poco de suerte el cansancio acabara por matarlo un día de esos. ¿No se suponía que la empresa los sobre-explotaba y por eso su gran amor-odio se había marchado? Pues él veía más dañina su relación que el trato que recibía dentro de su discográfica.
—¿Estarás sufriendo en silencio como yo, JaeJoongie? —preguntó al aire sin esperar respuesta— ¿Te estarás emborrachando para olvidar los problemas? ¿O quizás estás riéndote con alguno de tus amigos mientras yo estoy aquí pensando en ti?
Gateó sobre la cama hasta llegar a la zona de la almohada y hundió el rostro en esta, tratando de tragarse las lágrimas que amenazaban por salir de sus ojos. Podía revivir con total certeza cada momento del tiempo que llevaban juntos, bueno o malo, todas esas cosas que nunca olvidaría a pesar de su mala memoria, cosas que sabía que su ex-compañero había dejado guardadas en el baúl de los recuerdos, él mismo le había dicho más de una vez, que no era capaz de recordarlas.
Cerró los ojos mientras se giraba para quedarse acostado de lado, sin soltar la almohada que ahora tenía abrazada.
—"No te vayas, ¿no eres capaz de decir ni eso?" —tarareó la letra de uno de sus últimos álbumes coreanos—"Baby, catch me, catch me, catch me, girl, tonight, antes de dejarme ir..." —dejó la letra inacabada estrechando la almohada entre sus brazos, lo que daría porque ese trozo de tela se convirtiera en su novio por arte de magia.
Menuda ocurrencia. Eso no pasaba ni siquiera en las películas.
Buscó el teléfono en su mesilla de noche, aunque seguramente no recibiría respuesta, no perdía nada por intentarlo, total, ¿qué más podía pasarle desde la última discusión? Respiró hondo mientras esperaba y las canciones de Wrong Number y Telephone empezaban a sonar en algún lugar lejano, dentro de su mente. ¿Realmente iba a esperar una llamada cortada? ¿Su novio —al que quizás debería llamar ex-novio— se atrevería a hablarle?
Se sentía cada vez más estúpido, al darse cuenta de que, una vez más, había sucumbido a la presión en su pecho y de nuevo estaba tras él, buscándolo, aunque el otro nunca se hubiera tomado la molestia de hacerlo.
Nunca habría creído que llegaría a ser tan masoquista. Su amor obsesivo tenía la culpa después de todo. No importaba si eso terminaba matándolo, necesitaba escuchar su voz al otro lado del teléfono, y volver a hundirse en la desesperación con tal de tenerlo cerca.
Jung Yunho amaba a Kim JaeJoong. Amaba a esa persona que todos querían por su perfección, amaba a ese cruel demonio que se escondía bajo el aura de un ángel. Lo había hechizado y ya no había nada que hacer, Jung Yunho daría la vida por Kim JaeJoong.
Aunque el odio hacia esos sentimientos creciera día a día, aunque supiera que debía alejarse, por mucho que Heechul se lo repitiese y las sonrisas falsas dejaran de funcionar con la gente cercana, aunque se sintiera cada vez más idiota y masoquista...
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