Kitsune no Monogatari

Erase una vez un hombre, cuyo nombre no recuerdo, que en la época donde grandes copos de nieve se asomaban por el lugar, trabajaba arduamente día tras día con el propósito de que su familia tuviera una feliz navidad.

Aquella tarde de noche buena, el hombre caminaba de vuelta a su hogar felizmente con lo poco que había logrado conseguir, puesto que la economía de ese año había sido bastante mala debido a la gran guerra y había mucha hambruna por doquier, en su camino divisó a un anciano que suplicaba a la gente que pasaba algo de alimento. Al ver al hombre que lo observaba, y al ver en su mirada la bondad se acercó a este.

-buen hombre. ¿Tiene algo de alimento que pueda darme? Hace días que no pruebo bocado, y moriré si usted no se apiada de mí-

El buen hombre, al ver que en los ojos del viejo no había rastro alguno de maldad ni mentira, decidió darle una mano.

-pues venga, que es su día de suerte- dijo el hombre, pasándole gran parte de la comida que portaba- sacia tu hambre anciano, que bien yo no necesito tanto de esto como tú-

El viejo, agradecido comió rápidamente de la comida que el hombre le ofreció. Éste, al ver los ropajes que el hombre traía le ofreció su abrigo, argumentando que tenía otro en casa.

-Gracias, muchas gracias buen hombre!! –Respondió el viejo feliz –veo que eres un hombre bueno y piadoso, así que como regalo por tu amabilidad os daré algo muy especial- y el viejo sacó algo debajo del abrigo del hombre, ante la sorpresa de éste. –este libro es muy antiguo y especial. Cada vez que lo abres puedes leer una historia diferente, y la historia se construirá en base a tus buenos deseos –habló el anciano, captando la curiosidad del hombre- sin embargo os debo advertiros. Nunca debéis de leer este libro en voz alta! –y tras una enorme ráfaga de viento que obligó al hombre a cerrar los ojos, el viejo desapareció, dejando el libro en el piso.

El hombre, sorprendido y algo asustado recogió el libro y al abrirlo noto que sólo la primera página del libro estaba escrita y las demás hojas se encontraban en blanco. Aunque algo decepcionado, comenzó a leer la primera página, asombrado quedo cuando las palabras comenzaron a escribirse solas, aparecían imágenes que parecía que cobraran vida propia, y parecía que no podía dejar de leer. ¡Qué regalo más maravilloso! Pensó para sí. En cuanto leyó la última de las frases, notó como las páginas del libro volvían a quedar vacías.

Así fue como este corrió a casa, agradecido por el curioso regalo que el anciano le había dado. Al llegar a esta su mujer, sin escuchar excusas golpeó y gritó al hombre, ofendiéndolo y caminando indignada hacia la cocina, quitándole las pocas cosas que el hombre había traído.

Sus hijos, que afortunadamente habían heredado el carácter de su bondadoso padre corrieron a socorrerlo. Este, al recordar el regalo de su amigo anciano les indicó a sus hijos que se sentasen cerca del pobre árbol de navidad.

-Puede que con mi trabajo no pueda traerles algo más que un poco de comida, pero os traje un regalo de navidad –susurró, y les entregó el libro, con sus debidas advertencias.

Sus hijos, al igual que el hombre, observaron emocionados el mismo encanto que había presenciado el hombre, sin embargo una historia diferente. Asombrados y agradecidos, abrasaron amorosos a su padre, agradeciendo el maravilloso regalo.

La mujer, apareciéndose nuevamente por la sala dispuesta a humillar nuevamente a su esposo, alcanzó a ver el encanto del misterioso libro y como esta, que se caracterizaba por su avaricia, terminó echando a sus hijos y a su esposo de la casa, sin antes arrebatarles el libro.

Ya al verse sola decidió mirar el supuesto libro, queriendo comprobar la maravilla que había observado de lejos. Al comenzar a leer decepcionada miró como el libro escribía una mala historia, las imágenes aparecían confusas y horribles. Dejándose llevar por el enojo, la mujer aventó el libro al suelo, no sin antes pronunciar una de las frases del libro, y burlándose de ello.

Afuera los hijos y el esposo golpeaban la puerta desesperados, debido a que se avecinaba una tormenta y cada vez hacía más frio. De repente deslumbraron una gran luz que salía de las ventanas y de pronto se abrió la puerta, siendo impulsados estos hacia tras por una fuerza desconocida.

En cuanto recuperaron el aliento, entraron corriendo a la casa. Se sorprendieron al encontrarla exactamente igual que cuando salieron de la casa, sin no es por la ausencia de la mujer, y con el libro abierto en el piso con la frase “Si una persona no entiende una mirada, no podrá comprender una larga explicación*”

Asustados, el hombre y sus hijos buscaron a la mujer, por toda la casa y luego por todo el pueblo, sin encontrar rastro de ella. Comprendiendo que fue el libro quien se llevo a la mujer, el hombre lo guardo en un lugar seguro y juraron no volver a hablar de él, hasta el día de la muerte del hombre, quien se lo entregó al menor de sus hijos.

Así fue como el misterioso libro pasó de padres a hijos, sin faltar el osado que sin respetar la advertencia que sabiamente su antecesor le daba, leía en voz alta el libro, desapareciendo al instante, volviendo a aparecer la misma frase cada vez.

Con el tiempo, los descendientes del buen hombre comenzaron a olvidarse de la existencia del libro, abandonándolo en una oscura bodega en cuyo lugar donde antes estaba la casa de esta familia, esperando, cuan osado personaje ose irrespetar aquellas sabias reglas que el anciano advirtió oportunamente…

…¿o tal vez aquel que salve las almas de aquellos quienes se condenaron en su suerte?...



Mientras tanto, el viento resonaba en la ventana despertándolo. Abatido, se levantó enojado a cerrar la ventana, sin saber…lo que el curioso destino le tenía preparado…













*Proverbio árabe.

Hace un año.



Se escucho un sonido estridente y mucho movimiento. El ruido del viento que traía consigo la helada del invierno predominaba por sobre cualquier otro ruido existente.

Dos personas – no, cuatro individuos empujaban un pequeño carro rumbo a la casa que se extendía al final del cerro.

-Por fin! –exclamó uno de los cuatro hombres, alto, colorín ojos verdes. Los demás asintieron jadeando cansados por el trayecto.

-Es una hermosa casa, Soichiro-sama –habló el más viejo y canoso de los cuatro. El colorín se encogió de hombros, pero sonriendo conforme.

El más bajo, y al parecer menor de los hombres sacó una llave antigua de su bolsillo, y colocándola en la puerta empujo con algo de miedo.

Sorprendidos los tres hombres se acercaron, al ver lo acogedora que era la casona a pesar del aspecto lúgubre que aparentaba desde afuera.

-Soichiro, nuestra casa es genial!! Exclamó el menor pelinegro, corriendo de un salto a abrasar al aludido que le correspondió gustoso.

-Solo quería que viviéramos tranquilos –suspiró en su pelo –haría cualquier cosa con que fueses feliz, Subaru-

-Soichiro…-iban a juntar sus labios, pero alguien carraspeó, sacándolos a ambos a regañadientes de su hermoso mundo.

-Cómo molestas Ryuusen –respondió el colorín al ver quien había sido, el otro hombre, al parecer de la misma estatura que este, aunque pelinegro, sonrió de oreja a oreja altaneramente.

-no estamos en horario para menores –dijo este burlesco- además sólo cuido a mi hermanito de tus perversiones –Soichiro gruñó en respuesta, Subaru rió alegremente.

-Ya, menos bla bla y más trabajo, que debemos acomodarnos antes de la noche! –gruñó el colorín soltando con delicadeza al menor, y entrando en la casa…

-lo dices porque te arruine la diver…-

-RYUUSEN!! CALLATE Y TRABAJA!!! –escuchó a lo lejos.

Después de unas cuantas horas, gritos, pataleos, peleas lograron instalar la mayor parte de las cosas. Estaban felices. Después de todos los problemas que habían enfrentado, por fin habían logrado algo de paz.

Subaru, como buen niño curioso que le caracterizaba*, husmeo feliz la casa que a partir de ahora sería su hogar. En medio de su pequeño juego algo llamó poderosamente su atención.

De pronto sintió una fuerza magnética que lo impulsó ir hacia una pequeña bodega casi al terminar la casa. Al abrir la puerta, instintivamente entró dando dos zancadas quedando en medio de la habitación, y sin que él lo sospechase la puerta se cerró dejándole encerrada. Alarmado, se volteó rápidamente golpeando la puerta y gritando desesperado: Subaru tenía claustrofobia.

Un pálpito interrumpió su labor e incluso, su miedo. El pelinegro caminó sigilosamente hacia el fondo de la bodega y sobre un extraño género vislumbró un extraño libro de tapa de cuero café. Lo tomó con sus dos manitas observándolo muerto de curiosidad.

Alcanzó a abrir la primera página y leer “porque espero que sigas siendo el buen hombre que eres” cuando los gritos de su amante le interrumpieron y le hicieron voltearse. Sorprendido, observó como la puerta que ahora se encontraba abierta de par en par. El chico dejó el libro con mucha delicadeza en el mismo lugar y salió corriendo, sorprendido por todo lo vivido pero recordando que al día siguiente volvería.

-¿Paso algo? –preguntó el colorín cuando su amante llegó donde él –no te escuche corretear por el pasillo, estaba preocupado –le recriminó.

El pequeño se sintió conmovido por la preocupación del mayor y lo rodeó con sus brazos.

-Lo siento –susurró colocando su carita en el pecho del mayor. –Encontré algo interesante, mañana te lo cuento –miró hacia todos lados. -¿y Takashi-san y mi hermano? ¿Dónde están?-

-Pues… takashi decidió ir a dormir y pues tu hermano…- se sentó en el sillón arrastrando a su pareja con él –lo mande pitando hacia su cuarto –confesó, el ojiverde lo miró raro -nada estuve a punto de encerrarlo en el cuarto ¡pero tú sabes que se lo merece! –el menor rió suavemente.

-pobre Soichiro… -acarició sus cabellos, el colorín lo besó suavemente.

-tenemos algo pendiente tu y yo… -el pelinegro sonrió asintiendo, mientras el mayor con una sonrisa viciosa, inicio lo que sería el acto de amor entre estos dos amantes…-

Al otro día, ya recuperado el menor se dirigió al mismo lugar. Se sorprendió al encontrar todo como él lo había dejado, sacó el libro y se acomodó en un pequeño sofá que ahí había, decidió a ojear el supuesto libro.

Maravillado, observó como después de leer la primera página el libro comenzó a escribirse por sí solo… sin darse cuenta, estuvo toda la tarde leyendo, historia tras historia… sin percatarse del acaecer de la tarde… dejó el libró ahí prometiéndose a si mismo volver cada tarde… ¡el libro era maravilloso!

Y así tarde tras tarde, el pelinegro volvía a leer el curioso libro, ¡no podía creer que tal maravilla existiese! Cada vez había una historia diferente esperándolo, tanta fue la obsesión del niño por el libro que sus compañeros comenzaron a preocuparse.

Una fatídica tarde, donde los copos de nieve caían con soltura amenazando con una feroz tormenta, el colorín, curioso por la actitud de su niño decidió seguirlo.

Cuando llegó a lo que era la pequeña bodega al fondo de la casa observó como su niño tomaba un libro y se sentaba a leer. Suspiró un poco más tranquilo… ¿en qué momento llego a pensar que alguien como SU niño podía engañarle?, entró a hurtadillas colocando sus manos en los brazos de su amante -¿Qué haces?-preguntó…

El chico al parecer no escuchó, inmerso en la historia. El hombre algo frustrado miró el libro quedando maravillado… ¡las historias se escribía a medida que se leía!...

-Hey Subaru…!! –insistió zamarreándolo. Miró el rostro de su amante sorprendido al ver su mirada ida…

-“y entonces las aguas traicioneras irrumpieron con el barco, que a pesar de lo imponente que parecía ser, no pudo con la madre naturaleza, quien molesta por el desprecio de los navegantes, no dudo un segundo en arremeter contra él.”-leyó -¿y eso es lo que lees pequeño?-

De repente el libro palpitó a los ojos de ambos. El pequeño saltó sorprendido echado para atrás. El colorín hizo lo mismo, sin embargo se acercó curioso al libro que ahora despedía luces blancas de él.

En un parpadeo, el pelinegro observó con horror como el colorín ingresaba al libro, y como una fuerza desconocida lo hizo estrellarse contra la pared.

Cuando reaccionó se levantó estrepitosamente buscando por todo el cuarto, se acercó al libro y leyó…

“Si una persona no entiende una mirada, no podrá comprender una larga explicación*”

-Soichiro…-murmuró ya en lagrimas.





Un año después, Konoha.



Se levantó estrepitosamente de la cama. Miró el reloj de pasada mientras corria de un lado al otro enojado. Eran pocas las veces que se quedaba dormido.

Unos pocos minutos después salió de la gran mansión corriendo.

-mierda, mierda, mierdaaa!!!! –gritó enfurecido corriendo como alma que lleva el diablo.

Después de la cuarta guerra ninja sin tener ningún propósito para vivir vagó por todos lados sin rumbo.

En una de sus excursiones en las que había perdido el sentido fue hallado por unos ambus. Afortunadamente para él no lo habían matado, sin embargo estuvo preso dos meses enteros, mientras la gondaime y los malditos ancianos que una vez condenaron a su hermano decidían que hacer con él.

Lo único que lo confortaba era que sus cercanos jamás lo habían abandonado. Naruto iba todos los días a verlo y le llevaba un poco de comida, y aunque aún la encontraba molesta, la pelirosa también lo visitaba a menudo, igual que kakashi sensei.

Pocas veces se había sentido tan agradecido por ellos, sobretodo el rubio, que intercedió ante él muchas veces. Pero claro, no es algo que un uchiha podía decir así como así.

Después de esos dos meses que no le parecieron tan infernales la gondaime había decidido liberarlo, e incluso le devolvió su escuadrón y los territorios de la familia uchiha, con el compromiso de hacer trabajo comunitario, que a decir verdad, poco y nada le importaban al pelinegro.

-Llegas tarde sasuke ttebayo!!- escuchó gritarle a lo lejos. Inmediatamente reconoció a naruto y corrió donde estaba él, quien lo recibió con una gran sonrisa.

-Ayer terminé muy tarde el papeleo dobe –se excusó bostezando. Sakura le sonrió, cosa que el pelinegro ignoró completamente.

-te vez cansado sasuke-kun –dijo esta.

-¿y kakashi? –preguntó el portador del sharingan apoyándose contra una pared donde se encontraban, todos se encogieron de hombros.

-No ha llegado –dijo sai sentado a un extremo dibujando. El pelinegro le frunció el entrecejo.

Estuvieron un rato hablando de nimiedades con el rubio y la pelirosa principalmente… el pelinegro no podía dejar de molestarse con la pelirosa y su copia barata, como él le llamaba mentalmente…

Por alguna razón sentía…que no tenían que estar ahí.

Estaba cavilando en sus pensamientos que no se dio cuenta de la cercanía del rubio.

-temeee ¿estás bien? –

Se estremeció un poco pero no alejo al rubio. Éste al ver lo cerca que estaba del portador del sharingan enrojeció un poco, disimulándolo con una toz que de pronto le había venido…

-Sí, no te preocupes –sonrió para sí mismo.

-Naruto, ¿porqué estas tan rojo? –se escuchó detrás del rubio, quien se volteó rápidamente quedando cara a cara con Sai.

-n-ada Sai bastardo! –respondió este tapándose la cara. El dibujante puso sus manos en el rostro de Naruto, acercándose peligrosamente a él.

-hey!!! –dijo Sasuke de pronto, alejando al rubio del chico. ¿Por qué estaba tan molesto de pronto?

-Sai no molestes a Naruto –reprendió Sakura, pendiente de la situación.

-No estaba molestándolo –sonrió con su clásica “sonrisa Sai” –solo quería ver si estaba enfermo –

-ah, lo siento Sai –dijo Naruto, sonrojándose al instante. El pelinegro lo miró feo… ¡como se atrevía a…

Espera, ¿a que?

-No sabía que ustedes tenían “esa clase de relación” –murmuró una voz conocida para todos, quienes se voltearon violentamente hacia kakashi, que estaba cerca de ellos.

Sasuke abrió los ojos y de pronto se dio cuenta… ¡que tenía abrasado al rubio hacia él!

-Lo siento dobe –se disculpó soltándolo.

-Naruto!! –amenazó Sakura levantando el puño, a lo que el portador del kyuubi se disculpó rápidamente sin evitar que esta lo golpease violentamente.

-¿y? ¿Cuál es la excusa? –preguntó este dirigiéndose a su sensei, que les dirigió una sonrisa “marca Kakashi”

-Pues… ayude a un niño a que no se suicidara… -respondió sonriendo.

-¿Cómo está iruka-sensei? –preguntó de pronto Sai, haciendo que Sasuke, Sakura y Naruto que estaban peleando se acercaran a mirar al sensei.

-Pues ¿Por qué lo preguntas? –respondió sintiéndose algo incomodo… Sasuke sonrió malvadamente y al parecer Sakura también. Sólo el rubio permanecía con una expresión de desconcierto.

-Porque… te vi entrar a su casa anoche, vivo cerca de Iruka sensei** –esbozó una sonrisa. Para la sorpresa de todos, Kakashi sensei se medio sonrojó, carraspeando.

-Pues… -cof cof- tenemos una misión más importante que hablar de nimiedades –todos lo miraron irónicamente, excepto Naruto, que de verdad no había entendido.

-¿Cómo? ¿Por qué Kakashi sensei se comporta así? – Sasuke suspiró acercándose a Naruto, que para su sorpresa, el dibujante se acercó primero, revolviéndole los cabellos a Naruto.

-Nada Naruto, son cosas de mayores –dijo, a lo que Naruto volvió a mirarlo con sumo desconcierto.

Sasuke estaba enfadado, no sabía que demonios sentir. ¿Por qué de pronto se encontraba tan enfadado con el rubio…? No. No era con Naruto con quien se encontraba enojado…

-Sasuke-kun estás bien? –se acercó Sakura y tocó su frente con su mano, acercándose peligrosamente a él.

Para su sorpresa, fue Naruto quien quitó la mano de la pelirosa, sorprendiéndola, y sorprendiéndose.

-pues… se te puede pegar lo teme –dijo, sonriendo.

Sakura iba a golpearlo cuando Kakashi los interrumpió.

-A lo nuestro –dijo intentando recuperar su atención –hoy tendremos una misión D y una B y son en un mismo lugar, ¿trajeron implementos para días? –Todos rodaron los ojos, asintiendo –bien, les explicaré la misión de camino –dijo este, comenzando a caminar seguido por los shinobis.

Les tomó cerca de medio día llegar donde supuestamente tenían que ejecutar la misión. Todos se encontraban un poco cansados y sobre todo el ex vengador, quien estaba hecho un mar de emociones. En unos momentos se encontraba muy feliz, y al otro muy enojado. Y lo peor de todo es que hace días que estaba así.

No sabía que pensar, ni que hacer. A pesar que la máscara de Uchiha tapaba todo lo que pensaba o sentía, no podía sentirse más extraño.

Y no es como si los demás le ayudasen en ello.

En lo que iba del día la pelirosa no había parado de insinuársele, como siempre. Mentalmente se preguntó cuál sería el momento en que ella lo dejaría en paz… tal vez si se echara alguna novia dejaría de molestarlo…

Por otro lado, su copia barata no dejaba de acosar a Naruto. No podía entender porqué se encontraba tan molesto…

En cuanto llegaron a la casona un sujeto pelinegro se les acercó. Sakura inmediatamente hiperventiló, incluso él se sonrojo un poco. Aquel sujeto era muy… bueno no tanto como… aah!!!!

-Bienvenidos, ¿son los ninjas de konoha? –kakashi asintió mostrando la bandana- bien, en la bodega hay palas, síganme- el tipo les mostró la fachada de la casa. Por alguna razón, el tipo insistía en sacarle palabras a él, cosa que no lo molestó, pero no estaba de ánimos para responder decentemente.

Por alguna razón el rubio se encontraba molesto, gruñendo y caminando sin decir nada. Sai intentaba hablarle, para su disgusto, pero este sólo contestaba con gruñidos, cosa que terminó molestando a la pelirosa, dándole un golpe.

-Cuando terminen entren a la casa –dijo, y luego de guiñarle un ojo al ex vengador, se fue de ahí.

-Wow, sí que eres popular Sasuke-kun –dijo Sai sonriéndole. Sasuke se encogió de hombros.

-No puede importarme menos –dijo, tomando la pala.

-no tiene nada de especial ttebayo –respondió Naruto, al parecer aún molesto.

-es que tú no eres nada popular Naruto –respondió Sakura sonriéndole a Sasuke, que por enésima vez en el día, la ignoró olímpicamente.

-¡Eso no me importa! –respondió el rubio, levantando un brazo en señal de victoria –no lo necesito para convertirme en hokage!!!-

-Eso es bueno Naruto –respondió Kakashi- pero empiecen a trabajar, que se nos hará tarde-

Y con un gruñido general, se pusieron a trabajar.

Efectivamente, cuando terminaron de trabajar se les hizo de noche. Un viento corría de forma uniforme, por lo que no tenían como abrigarse, así que después de guardar las palas en la bodega, corriendo hacia la entrada de la casa.

Esta vez fueron recibidos por un hombre mucho más adulto y algo canoso, que con una media sonrisa los hizo sentarse y darles chocolate caliente.

-En seguida estará la cena- dijo caminando hacia la cocina.

-Ahh!! Que calientito se está! –exclamó el rubio echándose para atrás relajando las piernas.

-dobe –susurró Sasuke, aunque sonriendo.

-Como que…!!- se sonrojó un poco al ver la sonrisa del pelinegro, y optó por cruzarse de brazos y no mirarlo, provocando una sonrisa más grande en él.

De pronto un muchacho entró en la estancia, tomando por sorpresa a casi todos.

-Ah, buenas tardes –dijo, sentándose junto al fuego.

Era casi o más hermoso que el primer tipo, aunque se veía de menos edad, atontando a la pelirosa.

-¿También vives en esta casa? –preguntó esbozando una sonrisa “conquistadora”

-Sí, con mi hermano, takashi-san y…-de pronto su mirada se oscureció, sorprendiendo a Naruto.

-¿pasa algo?-

-nada -intentó esbozar una sonrisa, resultando en una mala mueca.

-La cena está lista, señorito- interrumpió el mayordomo, el pequeño aprovechó para salir de ahí hacia el comedor, sin hacer el menor comentario.

-Oh! Veo que terminaron –sonrió el pelinegro mayor, acercándose a Sasuke -¿te sientas junto a mí?-

Sasuke se encogió de hombros. –como sea- la verdad es que el tipo no le importaba en lo más mínimo.

Sorprendentemente Naruto se adelantó a la pelirosa sentándose junto a él, enojándola un poco. A pesar de esto, se conformó sentándose junto al pequeño, que poco y nada tenía ganas de hablar.

-No se ofenda-dijo al final, un poco harto de las insinuaciones de ella -pero no me van las mujeres- dijo sorprendiéndolos a todos, y sobre todo a la pelirosa quien se cayó de la silla.

-e-en serio?? –preguntó el rubio levantándose con la mandíbula desencajada. El chico sonrió.

-La verdad es que eso es lo de menos –respondió Kakashi, Sai y Sasuke asintieron –Queremos saber a quién tenemos que buscar…no es nada personal, pero se acerca la navidad y…queremos terminar la misión cuanto antes…-

El pelinegro menor asintió con tristeza, mirando a la vela que se movía con el viento que salía de sus bocas…

-En un día como este…fue cuando mi novio… desapareció-











Continuará























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* Imagínenselo como un Shuichi cualquiera

** Desconozco si Sai vive cerca de Iruka… pero si no lo hace, llámenlo excusa para molestarle xD

El pequeño pelinegro se levantó hacia una esquina en el gran comedor donde había un estante con fotografías.

Un poco tembloroso tomó la más grande y la llevó hacia la mesa.

-Su foto- dijo bajando la mirada. Kakashi tomó la foto observándola junto a Sakura que se había acercado.

Sasuke pidió la fotografía luego que Sai la hubiese visto y comenzado a dibujar

-también quiero verla ttebayo!- exclamó el rubio acercándosele.

A Sasuke poco y nada le importaba la foto, ni las preguntas que los demás les hacían a los dueños de casa. El fresco aroma de la primavera... no!, el perfume de una flor...lavanda...miel...no podía compararse con lo que estaba oliendo en esos momentos.

La respiración acompasada del rubio tan cerca de la suya...su aroma lo atontó. En un arrebato quiso voltearse y olerlo... quizás probar... despertó a tiempo para echarle una rápida ojeada a la fotografía antes de entregársela al pequeño Subaru.

Realmente eran una pareja feliz ttebayo...-murmuró Naruto haciendo que Sasuke voltease a verlo -¡prometo que lo encontraremos Subaru! -exclamó golpeando sonoramente la mesa y sonriendo provocando una sonrisa en respuesta del pequeño...

-Qué curioso es tu amigo...¿Sasuke me dijiste que te llamabas? -mencionó el pelinegro mayor.

-Es un dobe -contestó con afecto involuntario, provocando una sonrisa misteriosa en Ryuusen.

-¿Que...? -alcanzó a preguntar antes que el rubio saltase provocando otra discusión con el pelinegro.





Después de unas cuantas horas, Takashi los llevó a sus habitaciones.

-Waa no es justo, ¿porqué tu puedes dormir solo Kakashi?- se quejó el rubio descansando sus brazos detrás de su nuca con lo que el jounin sólo sonrió.

-Naruto no eres un niño -regañó la pelirosa.

-¡No es eso! no quiero dormir con el teme -miró de reojo a Sasuke.

El chico suspiró. ¿Tanto lo despreciaba el rubio? lo observó detenidamente mientras la pelirosa lo regañaba. Por alguna razón ajena a él se sentía rechazado. Y un poco triste. Trató de alejar de su mente esas imágenes.

-dobe...-susurró mirando fijamente a Naruto.

-¿Qué quieres teme?-lo miró desafiante entrecerrando un ojo.

-¿Tanto me odias Naruto?- se sorprendió a sí mismo con esas palabras. Se reprendió mentalmente. ¿y qué importaba si él...? ¿Y si decidía que si le importaba...?

Su mente era un caos... Un verdadero caos.

-Yo no...-

-Escuchen -habló el jounin. Todos dirigieron su mirada a él -mañana, como dijimos exploraremos la casa en busca de información, pero creo que hay cosas que nos ocultan a sí que...- levantó un dedo -les sacaremos información-

-¿Algo así como infiltrarnos con el enemigo? -preguntó Sai, quien se había callado todo este tiempo y sólo observaba.

-bien dicho Sai. En efecto, se acercarán a los dueños, mejor dicho -apuntó a Sasuke y Naruto -ustedes lo harán.

-¿Qué? -preguntaron al unísono.

-Sí. Naruto, tu tuviste mayor llegada que -miró a Sakura, quien se cruzó de brazos.

-No tengo la culpa que sea gay-

El Uchiha puso los ojos en blanco. ¿Quién sería el valiente que algún día le dijera a ella e Ino lo molestas que pueden ser?

-Es que no supieron apreciar tu encanto Sakura-chan. En cambio yo...

-Se, seh, como sea, sigue Kakashi -insistió Sasuke ignorando la mirada enojada de Naruto.

Kakashi los observó un momento, para seguir hablando -Naruto, te harás amigo de Subaru. Y pues, Sasuke...-

-Ya entendí -respondió mordaz recordando al pelinegro mayor.

Realmente fue un tanto acosador a pesar del nulo interés que este demostró, y sospechaba que podía ser mucho peor. Y no tenía ningún interés en averiguarlo.

-¿Quee? pero él...-pregunto Sakura algo alarmada.

-Sólo aprovecharemos un poco la fijación de él por Sasuke... tampoco es para tanto Sakura -miró a Sasuke- ¿solo lo necesario eh?-

El pelinegro asintió.



Minutos después el jounin y la pelirosa alegaron sueño, saliendo de la habitación que los shinobis compartían.

Naruto fue el primero en entrar al baño alegando cansancio. Sasuke se estiró en la cama mirando hacia el techo.

-Es difícil ser popular, ¿eh? -escuchó volteándose para ver a su copia barata con la vista puesta en su cuadernos de bocetos, dibujando.

-¿qué?- no pudo evitar preguntar.

-Es que te vez molesto con todo esto Sasuke-kun -insistió.

-No sabes cuánto- cerró los ojos frunciendo el entrecejo -es molesto-

Sasuke no dijo nada más, y se alegró que su copia barata tampoco. Su mente y su cuerpo estaban agotados. Más que cualquier otra situación. ¿Qué mierda le estaba sucediendo?

Había vuelto a konoha. Pensaba que eso era la solución. Pensaba que comenzar de nuevo le ayudaría, porque eso era lo que él quería, y lo que su hermano también quiso para él. Pero en vez de comenzar una "feliz y tranquila vida" no podía dejar de pensar que era más de lo mismo. La angustia no se iba, se enfurecía por ninguna razón y volvía a sentirse preso. Por un momento consideró el volverse a ir, desechando esa idea al instante. A pesar que nunca demostraba interés por nadie, no quería que sus amigos sufriesen de nuevo.

Porque no estaba solo...

-¿Sasuke?-

Pero no podía dejar de sentirse de esa manera.

-Ah- abrió los ojos sintiendo el agua en su rostro. Agua que desprendía del cabello de Naruto que lo miraba atento.

-últimamente estás muy distraído ttebayo-

-No me había dado cuenta -se enderezó. Sai había entrado al baño dejándolo a solas con el rubio. Se limpió el agua.

-Esto... teme...yo no te odio -dijo Naruto acercándose a la ventana detrás de sus camas abriéndola -digo, si le odiara no habría entrado tantos años tratando de devolverte a la aldea-

-supongo - respondió observándolo.

-Es que a mí me gusta Sakura-chan y...-

-Pero a mí no, pensé que lo había dejado claro hace tiempo -respondió subiendo un poco el tono.

De hecho, hace años que había dejado zanjado el tema.

"Sakura-chan esto, Sakura-chan esto otro...¿es que él nunca se cansa?" pensó violentamente. De pronto se sintió algo hastiado.

-Lo sé pero...- dijo cuidadosamente -pensé que al menos podías ser un poco más amable con ella y...-

Se produjo un silencio absoluto entre ambos. Sasuke lo miró de arriba a abajo deteniéndose en su rostro.

-¿Acaso eres masoquista?- preguntó.

-¿Qué?-

-¿Quieres que sea "más amable" con ella?, no, espera, después será "cortéjala Sasuke", "hazla tu novia" dios, ten un poco de amor propio! te lo he dicho mil veces, aprecio a la chica, reconozco que me cae mejor ahora que no es tan mimada, es un ninja médico excepcional ¡Pero no me interesa" y tú lo único que logras con todo ese rollo de verla feliz es ser más patético de lo que ya eres! -soltó Sasuke enojado. Naruto se levantó de la cama, al parecer perdiendo los estribos. Al azabache poco le importó.

-¡¡¡Sasuke eres un maldito!!! -rugió empujándolo a la cama y posesionándose encima de él para el asombro del azabache- No sabes... ¿lo triste que ella ha estado? ¿lo mucho que sufrió cuando te fuiste? ¿Puedes imaginar como quisiera yo tan solo la mísera parte del amor que ella siente por ti? ¡No, claro que no, un miserable como tú nunca podrá entenderlo! "Sasuke el vengador, Sasuke el popular, Sasuke el genial" -hizo una pobre imitación del pelinegro -No piensas en nadie excepto de ti mismo. Podré ser un patético que solo quiere que la chica que ama sea feliz aun a costa de mi felicidad, pero sigo siendo menos patético que alguien como tú que nunca se ha enamorado...-

-te equivocas -respondió Sasuke ya harto de la actitud del rubio.

-¿ah?-

-es eso lo que me hace mejor que tu usuratonkashi...- sonrió de lado, enojando de sobremanera al rubio.

-tu....-

-¿Interrumpo algo?- ambos giraron sus cabezas encontrándose con la mirada de Sai. Ahí fueron consientes de la comprometedora posición en la que se encontraban. Fue el rubio quien salió de encima del ojinegro refunfuñando y acostándose.



Sasuke entró al baño intentando relajarse sin lograrlo. Ni el agua caliente logró apaciguar a su pobre mente ya saturada.

Aunque no lo quería reconocer, el rubio tenía razón. Apreciaba a Sakura, y aunque fuese más molesta que esta a Ino. Pero nunca le habían interesado ninguna de las dos. Ni siquiera ahora.



Cuando salió del baño Sai Y Naruto se encontraban durmiendo. El pelinegro dirigió su mirada al ojiazul, suspirando.

-Idiota- dijo acostándose en su cama. Era mejor cerrar los ojos. Mañana se venía un día algo difícil.



Como Sasuke lo pensaba, el pelinegro podía ser mucho más molesto de lo que habían demostrado.

-No soy "preciosura" me llamo Sasuke -dijo harto de los acosos del chico.

A lo que Ryuusen solo rió en respuesta -eres muy lindo, pero tienes el carácter realmente corto, ¿eh?-

Sasuke quiso golpearlo, pero se reprendió mentalmente.

Después de que el dueño de casa insistiera que almorzaran juntos, a lo que el Uchiha se encogió de hombros y decidió preguntar algo, considerando el momento apropiado.

-Ryuusen...-susurró cuando este le pasaba una taza de té y se sentaba a su lado.

-¿Si? -respondió este con una gran sonrisa.

-¿Tu hermano siempre fue así?-

-Pues...-reflexionó un poco colocando un brazo alrededor de la espalda del Uchiha. "recuerda... no lo golpees Sasuke, estás sacándole información" pensó colocando una expresión ligeramente inocente -no, era bastante enérgico- sonrió intentando hacer memoria. -bastante inquieto, hiperactivo diría yo... pero...-

-¿cuándo cambió? -insistió Sasuke ante la mirada interrogante de Ryuusen -me causa curiosidad-

-¿sí? -le acarició el brazo. El Uchiha trataba de mantener la calma pero le estaba costando... -pues...desde la desaparición de Soichiro... lloró durante días echándose la culpa, dejo de comer como dos semanas. Ni ahora está del todo bien... supongo que es normal estando enamorado-

-ya veo-

Después de eso decidieron ir a cenar. El Uchiha pensó que no era bueno forzar las cosas, puesto que el chico era bastante astuto. Al parecer le costaría sonsacarle algo más...



Por otro lado a cierto rubio las cosas tampoco le habían resultado mucho.

Después de la pelea con cierto Uchiha no podía estar tranquilo. Era verdad, peleaban continuamente por tonterías pero no pasaba mucho tiempo hasta que se reconciliaban. Estaba tan atontado que se había olvidado de la misión.

-Naruto... -susurró Subaru. El rubio estaba tan inmerso en sus pensamientos, que el pequeño tuvo que gritonear un buen rato para que Naruto lo escuchase.

-Ah... lo siento -se excusó sonriendo, a lo que el otro asintió en comprensión.

-Te vez deprimido Naruto-kun...-dijo con cortesía.

-ah es que...el teme...-

-¿te peleaste con alguien? -el rubio asintió -parece que es importante para ti...-

-¡no es que...!-

-reconcíliate con él o seguirás así -dijo en un susurro. -es triste pelearse con alguien importante...-

Naruto asintió. Sasuke si era importante para el...¡el lo consideraba como un hermano! pero últimamente las cosas no habían sido las mejores entre ambos... además de sentirse incomodo cerca del Uchiha, en una oportunidad llego a molestarse con Kakashi sensei por vendarle una herida...¡le estaba poniendo una maldita venda en el brazo! cosa que lo descolocó de sobremanera.

Miro a Subaru... le parecía un chico bastante amable y tranquilo... pero en sus ojos veía mucha tristeza, aunque comprendía porque era, no podía ponerse en sus pies... o tal vez si...

-Subaru... ¿puedes decirme como era Soichiro?-

Subaru abrió los ojos sorprendido. Naruto rápidamente se excusó

-ah es que… se veían muy felices en la foto y… yo no creo que él se hubiese ido por su cuenta ttebayo –el pelinegro sonrió.

-Pues… era muy tierno conmigo –recordó luego de unos minutos –algo posesivo si, por eso mi oni-chan le gustaba fastidiarlo… muy protector, muy…-comenzó a gimotear, Naruto le sobó la espalda y lo dejó llorar durante horas.

Le comenzó a sonar el estómago de hambre, pero más importante era el chico.

-L-lo siento –susurró secándose las lágrimas

-No importa –fue lo único que pudo articular.

El rubio estaba en problemas. ¿Qué podía decirle él para calmarlo que no le hubiesen dicho los demás? ¿Los hombres no lloran? ¿Tienes que superarlo? Imposible.

El no era tan inocente como Sasuke o los demás pensaban. Sabía que Subaru estaba profundamente enamorado del chico desaparecido para hundirse en sus lágrimas y no comer. Y eso si podía entenderlo, aunque no se explicaba cómo. Suspiró aliviado al ver como se recuperaba. Al cabo de unos minutos solo suspiró.

-gracias, necesitaba desahogarme-

-no es nada ttebayo-

Caminaron en silencio unos minutos.

-sabes –dijo Subaru en un susurro- aunque mi hermano me lo prohibió mañana te mostraré algo especial…-dijo deteniéndose, Naruto con él –como agradecimiento… ¿te interesa?-

-¡Claro! –dijo este sonriendo zorrunamente e internamente agradecido de lograr al menos algo.







Continuará