La lógica del futuro Hokage

No es el primer Sasunaru que escribo (aunque no estoy segura de si esto se puede considerar Sasunaru) pero hace mucho tiempo que no escribo sobre esta pareja en concreto. Espero que os guste aunque sea corto y tenga poca lógica (al contrario que el título xD)

La lógica del futuro Hokage

Tsunade era la mejor médico de toda la aldea y eso todo el mundo lo sabía. Más aún, probablemente fuera la mejor médico del mundo entero, aunque tampoco quería pecar de vanidosa. Había curado las enfermedades más extrañas, las infecciones más mortales y las heridas más profundas; el veneno no tenía ningún misterio para ella, fuera del tipo que fuera. Incluso los sellos, lejos de ser afecciones físicas o mentales, se le daban bien. Además, no sólo era la mejor en curaciones físicas, sino también en sanaciones mentales. Cerca de ella, los trastornos y la locura perdían su fuerza. Además, ella era una mujer hermosa, tenía buen carácter y a sus cincuenta años, se conservaba como una jovencita.
También era la Hokage de la aldea de Konoha, probablemente la villa ninja más importante de todas las conocidas.
Tsunade había visto de todo a lo largo de los años. De todo. Creía que ya nada conseguiría sorprenderla… pero ésa, precisamente, siempre había sido la especialidad de Naruto.
—¿Qué… has dicho? —le preguntó a su joven promesa una vez más, creyendo que había oído mal. Los puños le temblaban en un ligero roce contra sus labios. Tonton, listo como su mascota que era, prácticamente se abrazó a las piernas de Shizune haciendo un sonido estrafalario. Su ayudante observaba a Naruto con la boca abierta, los ojos desorbitados y con el cuerpo similar al de un flan.
Incluso Kakashi, que simplemente había ido a devolverle el informe de una misión, dejó caer el nuevo libro de Icha Icha Paradise cuando Naruto interrumpió en la habitación gritando aquello.
El joven, viendo todas las miradas puestas en él, tragó saliva; pero eso no evitó que su alocada confesión volviera a ser pronunciada.
—Tsunade-obachan yo… he descubierto por qué no puedo matar a Sasuke —aseguró.
—Sí, eso ya lo he oído, Naruto. Lo que me parece no haber oído con claridad es… —Naruto suspiró, aspirando todo el oxígeno hasta llenar sus pulmones. Una vez hecho, lo soltó todo con un grito estridente, tan típico de él, que Tsunade se vio confundida y mareada ante la irregularidad de su contenido.
—¡Estoy enamorado de Sasuke! —soltó a bocajarro.
Kakashi se cayó al suelo de culo, perdiendo el equilibro por la sorpresa. Shizune gritó y abrazó a Tonton con tanta fuerza, que los ojos casi se le salieron de las cuencas al animal. Tsunade era la única que se mantuvo serena, en su sitio, sin entender absolutamente nada.
Había visto muchas cosas a lo largo de su vida y creía que ya lo había visto todo; de hecho creía que podía curarlo todo… hasta que conoció la estupidez de Naruto.
—Pero a ver, Naruto. ¿Tú sabes lo que estás diciendo?
—¡Claro que sé lo que estoy diciendo, dattebayoo! No soy idiota. Sé que parece una locura, pero… —Naruto se llevó una mano a la cabeza y pasó una mano por el pelo, sonriendo como un idiota, ruborizado hasta la raíz del pelo—, Obachan, estoy enamorado de Sasuke, seguro —les dirigió una mirada tan cargada de seguridad, que los demás no supieron qué decir.
—Naruto —lo llamó Kakashi, con el sudor haciéndose presente en lo que dejaba ver de su cara y sus manos—, has estado entrenándote muy duro con Killer Bee durante mucho tiempo. Creo que va siendo hora de que te tomes un descanso… un descanso largo, muy largo.
—Es lo que tiene ser adolescente, ¡tío! —le defendió Killer Bee, cruzado de brazos al lado del rubio. Hizo el signo de la victoria que Naruto le devolvió con una sonrisa. Tsunade se pasó una mano por la frente sudorosa, consciente de que contra la estupidez humana no había cura.
—De acuerdo, Naruto. ¿Qué te hace pensar que estás enamorado de Sasuke? —preguntó, buscando paciencia donde no la tenía. El rubio se lo pensó durante unos segundos, muy seriamente.
—¿Recuerdas cuando Kakashi-sensei y Sakura-chan me dijeron que Sasuke había sido asesinado, sólo para probar cuál iba a ser mi reacción?
—Primero te pusiste pálido, luego empezaste a marearte y a vomitar. Cuando te pusiste a llorar en pleno ataque de ansiedad y estabas a punto de desmayarte, te dijimos que había sido una broma —rememoró Kakashi, llevándose una mano a la barbilla—, nunca te he visto tan enfadado. Dejaste de hablarle a Sakura durante una semana y perdiste el apetito casi un mes. Incluso pasabas del ramen…
—¡Exacto! —exclamó él— nunca me había pasado eso antes, ni siquiera cuando murió Ero-sennin, ttebayoo.
—¿Y sólo por eso piensas que estás enamorado de Sasuke?
—No —cerró los ojos y se cruzó de brazos, dándole vueltas a la cabeza—. Creo que el hecho de que se me acelere el corazón cuando nos cruzamos también tiene algo que ver.
—Siempre que os cruzáis os peleáis. Provocáis catástrofes enormes con sólo miraros y, además, teniendo en cuenta que ves a Sasuke muy poco, es normal que se te acelere el pulso cuando lo ves.
—¡Que no, que no es eso, obachan! —negó, haciendo un gesto despectivo con la mano—. ¡Es una cosa muy rara, ttebayoo! Me sudan las manos, me tiembla el cuerpo, se me acelera el corazón y de repente siento que me ahogo. Luego, me sube una cosa rara por el estómago y es entonces cuando pienso que no puedo hacerle daño. —Kakashi buscó la mirada de la Hokage, esperando su propio veredicto ya que, aunque no fuera un experto, notaba que algo de razón había en las palabras de Naruto.
Si lo que decía el rubio era cierto, se explicarían tantas cosas.
—¿Y desde cuándo te pasa eso con Sasuke? —preguntó la Hokage, reticente a creerlo.
—Pues… desde siempre.
—¡Desde siempre! —tronó ella, boquiabierta.
—¡Es que pensaba que lo que sentía era cosa de la rivalidad y la adrenalina, por eso nunca le di importancia, ttebayoo!
Tsunade pegó un salto, levantándose de su asiento presidencial.
—¿Y por qué demonios se la das ahora?
—Porque… no quiero que muera. —Todos los allí reunidos, incluida la propia Hokage, sintieron un retortijón en el estómago al escuchar ese tono lastimero viniendo de Naruto. El chico les miraba con una expresión perdida y melancólica totalmente impropia en él.
—¿Sólo por eso?
—No.
—Naruto… te estás portando como un niño egoísta e inmaduro. Un Hokage nunca actuaría así.
—¿Y cómo actuaría un Hokage? —preguntó, adquiriendo una expresión seria y hasta enfadada—, ¿permitiría que una víctima de la negligencia de sus antepasados fuera sacrificada como un perro rabioso? —Kakashi se preguntó de dónde había sacado Naruto la palabra negligencia. Al ver a Bee a su espalda haciendo poses típicas del rap soltando frases como “la negligencia es un problema para la ciencia que viene siempre con la experiencia…” supo a qué se debía.
—¿Así ves a Sasuke, como una víctima? —Naruto asintió lentamente con la cabeza—, está claro que estás cegado por tus sentimientos… sean los que sean. Pero como ya he dicho, un Hokage no actúa de esa manera tan egoísta, Naruto.
—Lo sé. Por eso quizás yo no sea el más indicado para ser el próximo Hokage —Tsunade alzó una ceja, más que sorprendida al escuchar esa duda. Se le ocurrió que el Naruto que tenía delante podía ser una copia barata creada por algún enemigo, el cual se estaba llevando a Naruto lejos mientras los distraía con esa conversación—, o quizás, sea el más indicado para serlo. —La Hokage suspiró con alivio al ver de nuevo la determinación en sus ojos.
—Explícate.
—Bueno… está visto que el primer Hokage no fue capaz de controlar bien el odio de Madara y del clan Uchiha en cuestión.
—¿Tienes algo en contra en la forma de gobernar que tuvo mi abuelo, Naruto? —preguntó la mujer, agravando la voz y mostrándole al rubio un puño. El mencionado alzó los brazos y los sacudió de un lado para otro, escandalizado y pálido.
—¡No, no, para nada! Seguro que tu abuelo era una persona estupenda, obachan. Es solo que… quizás no tuvo suficiente contacto con el clan Uchiha, ¿no crees? Ellos le ayudaron a construir la aldea y todo eso pero, fíjate cómo han acabado todos ellos. ¡Es obvio que algo ha salido mal! —Tsunade pareció interesada en lo oído.
—Sigue.
—Por eso creo que el próximo Hokage debería ser alguien que tuviera más en cuenta al clan Uchiha ¿no crees?
—Teniendo en cuenta que el único Uchiha que queda es Sasuke y los restos de Madara y, además, sabiendo que son nuestros enemigos, me parece que eso ya no tiene mucho sentido, Naruto —contestó Kakashi a la pregunta.
—Eso ya lo sé, pero… imagínate que logramos hacer cambiar a Sasuke de parecer y el clan vuelve a resurgir. Obviamente, el próximo Hokage debería tener buenas relaciones con ese clan para que esta guerra no volviera a ocurrir. —Asintió él con la cabeza, muy serio.
—Eso es cierto, pero… —reflexionó Tsunade.
—No sólo con el clan Uchiha, sino con todos en general —Shizune y Kakashi asintieron afirmativamente con la cabeza, sorprendidos de que Naruto hubiera llegado solo a esa conclusión—. Además, debería tener don de gentes y una cara que te haga pensar, ¡puedo confiar en ese hombre al cien por cien! ¿verdad?
—Sí, claro —afirmó Tsunade—, aunque el físico no es… —Naruto la interrumpió alzando una mano, tan serio como pensativo. Parecía haber entrado en el modo sabio.
—Y por si eso fuera poco, necesitaría una pareja decente y fuerte. Ya sabes, detrás de todo gran rey, debe haber una gran reina.
—¡Ese lema me vale para una gran rima! —gritó Killer Bee, apuntándose lo dicho por Naruto en su pequeño cuaderno.
—Igual que mi madre, Kushina.
—Sí, Naruto. Es cierto. Un Hokage no puede relacionarse en la intimidad con alguien en el que la gente desconfíe. Sería escandaloso.
—¡Exactamente! Así que el próximo Hokage deberá tener buenas relaciones con todos los clanes y con el clan Uchiha más concretamente; don de gentes, físico adecuado, tiene que ser fuerte y, por supuesto, tiene que tener como pareja a una persona de confianza, igual de fuerte y, si es posible, también en atractivo, por lo que podemos suponer que si el Hokage tuviera como pareja a un miembro de un clan prestigioso, sería mejor todavía ¿no? —Tsunade asintió enérgicamente con la cabeza mientras se levantaba de su asiento, tan sorprendida como orgullosa al ver a Naruto tan reflexivo y serio como ella misma. ¡Parecía que se estaba tomando el tema con mucha seriedad!
—Naruto, ¿es posible que por fin hayas decidido sentar la cabeza? —le preguntó su antiguo maestro, con el pecho hinchado de orgullo. A Shizune le brillaban los ojos e incluso Tonton, el cerdito, pareció emocionarse al ver la solemnidad con la que hablaba el rubio.
—Lo cierto es que lo que dices tiene mucho sentido y, además, tú ya has salvado la aldea una vez y la gente confía plenamente en ti. Ellos prácticamente ya te han nombrado mi sucesor —admitió la medico, quien no había mencionada nada para que a Naruto no se le subiera a la cabeza. Sin embargo, el chico parecía hablar con sentido común y no con altanería, algo que demostraba cuanto había madurado.
En ese caso, Tsunade estaba decidida a nombrarlo su sucesor oficial. Por mucho que se negara a ello, ya lo había decidido años atrás. El día que le ofreció a Naruto su colgante.
Si Naruto no cometía ninguna estupidez, sería un grandioso Hokage.
—En ese caso, tengo la confianza de la aldea. Me he relacionado con casi todos los clanes de esta aldea y todos sus futuros líderes son mis amigos también. Además, no es por presumir, pero tengo don de gentes y, aunque no soy un Narciso, tampoco estoy mal —se permitió presumir entre carcajadas, soltando una risotada y permitiendo que sus mejillas se tiñera de rojo por el piropo que el mismo se había dedicado—, demás, también me he relacionado con los líderes de otras aldeas, como Gaara o el Raikage. —El Raikage no contaba, pensó Tsunade, pero de igual manera no pudo hacer más que darle la aprobación a Naruto.
—Tienes razón, chico. —Asintió ella, intentando controlar la emoción que se hacía patente en su voz.
—En ese caso, solo me falta una pareja fuerte y atractiva como yo, que pertenezca a un clan prestigioso y que, además, todo el mundo respete. —Asintió él, muy pagado de sí mismo.
—¡Eso es, Naruto-kun!
—Y siendo el héroe de la aldea como eres, no te faltarán pretendientes —le aseguró Kakashi con una sonrisa detrás de la máscara.
—Estupendo, Naruto. Sólo tendrás que aprender un par de cosas más sobre la administración de la aldea y podrás ser Hokage.
—¡Qué noticia! ¡Estoy tan emocionado que se me está nublando la vista!
—Je… por supuesto. Pero antes necesito una pareja, obachan. —La mujer estaba tan ilusionada, que simplemente le dio la razón con varias palmadas—, y ya tengo decidido quién va a ser.
—¡Estupendo, Naruto!
—Eres todo un ligón, eh —le felicitó Shizune. Tsunade solo podía asentir, tan orgullosa como feliz.
—¡Por supuesto, ttebayoo! —gritó, alzando el puño al techo en un arrebato pasional — ¡El mejor Hokage necesita la mejor pareja, la más poderosa, la más temperamental, la más hermosa, la más sexy, la más prestigiosa y, por supuesto, del mejor clan de la aldea!
Shizune no pudo evitar romper a aplaudir y Kakashi casi lloraba de la emoción. Uno de sus alumnos iba a ser Hokage, el más tonto además. ¡Era tan gratificante!
—Por eso… —suspiró Naruto, dando un fuerte golpe en la mesa de Tsunade. La mujer pensó que iba a demostrar su autoridad como su sucesor y lo observó con ojos brillantes.
—¡Por eso necesito traer de vuelta a Sasuke cuanto antes! —tronó, y las paredes de la torre Hokage se llenaron de gritos estridentes gracias al eco. De repente, la sala se hundió en un intenso silencio— ¡Está claro que Sasuke es miembro del clan más prestigioso, antiguo y poderoso de toda la aldea y, por supuesto, es poderoso, temperamental, todo el mundo le respeta y es el único que puede hacerme frente a mí en belleza! ¡Está claro que sólo él puede ser la pareja del futuro Hokage, ttebayoo! ¿Entiendes ahora por qué tiene que volver, obachan? ¡Le necesito para ser Hokage!
Tras los estridentes gritos de Naruto, toda la aldea pareció fundirse en un silencio espeluznante. De repente, las voces de la calle se habían callado; Shizune había dejado de aplaudir, Kakashi de sollozar de alegría y Tsunade, de darle la razón.
A lo lejos, se oyó el chillido de un pájaro… “Aho, aho…”
Una protuberante vena se dibujó en la frente de la vieja Hokage. La habitación empezó a temblar y Tonton empezó a lloriquear.
—¡PERO TÚ ERES TONTOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO! —tronó ella.
No tuvo piedad cuando lo agarró de la chaqueta y lo zarandeó de un lado para otro intentando hacerlo reaccionar, utilizando toda la fuerza que tenía en ello, que no era poca ni mucho menos.
—¡PERO ES VERDAD, OBACHAN! ¡SASUKE ES EL MEJOR PARA EL PUESTO, TIENE QUE SERLO, TTEBAYOOOOO!
—¿¡Y se puede saber de dónde sacas la confianza que la aldea debe depositar en él!? ¡Nos quiere aniquilar, idiota! ¿¡Y cómo piensas hacer que se convierta en tu pareja, eh!? ¡Si quiere matarte! ¿¡Y los niños!? ¿¡Qué harás con los niños, Naruto!? ¡La resurrección del clan! ¿¡Cómo puñetas pensáis resurgir el clan, imbécil!?
—¡Todo el mundo sabe cómo se hacen los niños, obachan! ¡Eso son cosas íntimas, no te lo voy a contar!
—¡PEDAZO DE BURRO!

Esa tarde, toda la aldea se enteró (gracias a los gritos de cierto rubio) de lo extresante que era ser Hokage. Sobretodo si tenía que oír la lógica de su futuro sucesor.
Los aldeanos temblaron ante el futuro que se les avecinaba.

¡Por dios santo, ese Naruto!

Me has matado con este Finc ya me imagino la cara de los presentes cuando Naruto les dijo que Sasuke era el mas indicado para ser su pareja ¡Sasunaru rules!.....Aunque soy Naruhina y quizas no deberia decir eso...¡Oh, que va!

¡Ha sido completamente hilarante!


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Bueno me lo lei y si se podria considerar un SN

Buenoo con todo lo muevo allá :D

Me lo leí el otro día, y no comenté?! sacrilegio... bueno, me ha matado, es tarde, vendra mi padre o madre a decirme que me duerma, así que no quoteo mis partes favoritas, solo que me ha hecho reir mucho, partirme hasta ahogarme, y que aguantes! es que debes seguir escribiendo, ojalá vea más comedia digo fics tuyos.
PD: sí, inspiración y joder ese momento con una tontería, me parto!.

No me esperaba para nada que este oneshot tuviera tanta aceptación, o al menos, que tanta gente lo leyera y comentara. Gracias a vuestros comentarios me he animado a escribir una especie de segunda parte, y puede que escriba más, aunque no esperéis que los capítulos alberguen mucha lógica y que sean muy largos. Esta historia tiene de lógico lo que Naruto de moreno, así que no esperéis gran cosa.
Espero que este nuevo capítulo os guste. ¿Qué pensará Sasuke sobre la lógica del futuro Hokage? xD



—Naruto, ahora en serio. ¡Nos hemos divertido mucho oyéndote decir cuánto quieres a Sasuke, todo lo que estarías dispuesto a hacer por él y también, tragándonos esos extraños sentimientos masoquistas que han surgido mientras le perseguías y él intentaba matarte sin descanso! —explicaba Kakashi con más paciencia de la que aparentaba tener. Los pies le sudaban tanto, que había creído que en cualquier momento se escurriría con la suela de las sandalias y se caería de alguna de las ramas que había saltado en su viaje hasta allí, rítmicamente en pos de su alumno.
—Es cierto. Ha sido algo muy divertido. —Secundó Sai, sin tener ni idea de la magnitud de las palabras del rubio. Según su libro, no era normal que un chico llamara “estar enamorado” a los sentimientos que surgían sobre su mejor amigo, pero sus libros le habían fallado tantas veces, que había decidido atenerse a las clases prácticas antes que a la teoría.
Sakura era la que más inconforme se mostraba con aquella decisión.
—Kakashi y Sai están siendo sutiles con lo que tratan de decirte, Naruto. —La chica, con un ligero tic en la ceja, no aguantó que el rubio le mirara con expresión de circunstancia; como si tratara poner alguna pega a lo que ella intentaba decirle, al igual que había hecho durante todo el largo camino hasta aquel paraje desierto—. Pero yo no seré tan sútil.
Cabreada, lo agarró por el cuello de la chaqueta y lo sacudió como si fuera un saco de boxeo.
—¿¡Tienes idea de lo absurdo, peligroso y para nada romántico que es lo que intentas hacer!? ¡Querer confesarle tu amor a una persona que intenta matarte es lo más estúpido que has hecho en tu maldita vida!
—¡Pero es mi mejor baza, Sakura-chan! —gritó Naruto, intentando deshacerse del agarre que lo asfixiaba sin éxito—, ¡Además, cuando dos personas están destinadas a estar juntos, la otra persona tiene derecho a saberlo!
—¡Sasuke-kun y tú no estáis destinados a estar juntos! ¡Sólo hay que veros, sois dos polos completamente opuestos!
—¡Por eso estamos destinados a estar juntos; los polos opuestos se atraen, Sakura-chan! —Sakura apretó tanto el cuello del rubio, que los ojos amenazaron con salírsele de las órbitas, a la vez que adquiría un peligroso tono morado como color de piel.
—Tener esta conversación me parece imprescindible, pero… ¿no deberíamos tenerla en un momento menos… eh… crítico? —preguntó Sai, dudando.
Kakashi, Sakura y Naruto le observaron con el entrecejo fruncido. Luego, alzaron la vista hacia las imponentes figuras que se alzaban al otro lado del valle, observándolos en silencio y no sin cierto desdén. Sobre todo, la figura de la derecha.
Sasuke mantenía la mano en el mango de Kusanagi, ya preparado para desenvainar la espada nada más haber sentido el chakra de su antiguo equipo cercano. Madara le palmeó el hombro, intentando inculcarle paciencia.
—Creo que por fin vas a poder tener ese combate tan esperado, Sasuke. Pero ten paciencia. Déjalos que se despidan de esta vida antes de empezar.
El Uchiha menor no dijo nada. Estaba ansioso por empezar y acabar esa batalla para dirigirse a Konoha y poner fin a su venganza, definitivamente.
Sakura soltó a Naruto, que se desplomó en el suelo y se levantó enseguida.
—Tienes razón, Sai —murmuró ella—. Antes tenemos que matar a Madara.
—No me refería a eso —se justificó él—. Quería decir que Sasuke ha debido oír toda esta cháchara sobre él.
—¡Ay, dattebayoo! ¡Lo ha oído todo! —Naruto agitó brazos y piernas con histeria, con un rubor cubriéndole la cara.
—No creo que haya oído nada. Es decir… Naruto sigue vivo. —Puntualizó Kakashi.
—¿Y tú por qué te pones nervioso, baka? —gritó ella, propinándole un portentoso golpe en la cabeza.

—¡Naruto! —la voz grave de Sasuke retumbó por cada rincón del valle. El equipo de Konoha se hundió en un repentino silencio al verle avanzar hacia ellos con porte seguro, hasta alcanzar el punto medio del lugar—. He venido aquí para matarte, no para verte hacer el idiota. Mueve tu culo hasta aquí o corre para que yo no te haga pedazos.
—Ha dicho que mueva mi culo hasta allí —murmuró Naruto, que parecía estar hecho un manojo de nervios, tembloroso, sudoroso y muy, muy ruborizado—. ¿Tendrá doble sentido, dattebayoo?
—¡Serás idiota! ¡Ve de una puñetera vez! —Sakura le metió tal empujón, que el rubio se situó en medio del valle, a escasos metros de Sasuke… con la cara hundida en el suelo, claro. Tuvo que hacer un notable esfuerzo para despegar la cara de la arena y levantarse con algo de dignidad para dirigirse a Sasuke, que lo observaba como si fuera un insecto al que debía aplastar cuanto antes, mejor.
—Sasuke… —suspiró Naruto. Vio como el Uchiha desenvainaba la espada lentamente, como si se estuviera regodeando con el sonido del metal de la hoja. Debía darse prisa en decirlo, antes de que su amigo le cortara la garganta—. Tengo una proposición que hacerte.
—No me interesa —se limitó a decir él.
—Créeme. Escúchame y te interesará. La proposición te coloca en muy buen lugar y... —Sasuke no se andaba con tonterías. Sin esperar que el rubio siguiera con su explicación, se precipitó hacia delante, espada en mano, y atacó directamente sus piernas. Naruto saltó hacia atrás con agilidad, sin renunciar a la cercanía que tenía para con él, no obstante. Se vio obligado a esquivar por apenas centímetros a Kusanagi, que era empuñada magistralmente por su amigo.
—¡Sasuke, en serio! —gritaba sobre el silbido de la espada al cortar el viento—, ¡Te va a gustar! ¡Tiene que ver con tu venganza, tus viejos amigos y también con tu…!
El Uchiha hizo un mandoble que casi le corta la cabeza. Pudo esquivar el ataque justo a tiempo y la espada se clavó en el suelo, que se levantó con un crujido y abrió una enorme grieta que atravesó el valle entero. Desde su posición, el equipo siete observó la escena con la boca abierta.
—Sasuke tiene un arrebato peor que el que tuvo Sakura cuando Naruto la rechazó para declararse a un traidor —asintió Sai con la cabeza. Como única respuesta, la pelirosa lo agarró del cuello para utilizar su fina piel como muñequito antiestres.
Naruto observó con algo más que nerviosismo el destrozo de Sasuke con tan solo un mandoble de esa espada. Su Sharingan, diferente y más intimidante que el que poseía anteriormente, refulgía como el fuego.
Naruto alzó las manos en señal de paz, retrocediendo por si acaso Sasuke se acercaba más de la cuenta.
—Si aceptas mi proposición, no sólo afectará a tu vida social, ya bastante escasa de por sí, ¡si no también tu estatus social y tu vida amorosa...! algo también casi inexistente.
—¿Es que intentas venderme un kit de belleza o algo así? ¡Déjate de rollos y pelea de una vez! —el moreno hizo amago de correr hasta él de nuevo. Naruto alzó los brazos y los sacudió en señal de paz.
—¡No pelearé hasta que me escuches!
—¡Me prometiste una pelea definitiva! ¡Deja de comportarte como un crío y da la cara, cobarde!
—¿Cobarde´tebayoo? —Naruto hizo un esfuerzo increíble por no liberar el poder del zorro en aquellos momentos tan cruciales, al ver cómo el malhumor de Sasuke aumentaba con cada esquinazo que le daba—. ¡Está bien! ¡Si quieres pelear primero tendrás que escucharme! ¡Luego tendremos la batalla más épica jamás vista, peor incluso que la de tu tatatatatatatatarabuelo o lo que sea que sea el tío de la máscara que te tienta a hacer tonterías, contra el primer Hokage! ¿De acuerdo?
Sasuke gruñó. Por un momento, Naruto temió que ignorara sus palabras y se le tirara encima sin más. Había estudiado con tanta profundidad lo que le diría la próxima vez que lo encontrara, y se había imaginado tantas veces lo que vendría después de su respuesta, que ya no sabía si pegarle hasta dejarle inconsciente y llevárselo a Konoha, o tocarle el culo cuando lo tuviera a tiro.
Fue una suerte que Sasuke decidiera desactivar el Sharingan en señal de tregua momentánea. Naruto no quería que hubiera accidentes en campo abierto.
—Te doy diez segundos. Habla.
Naruto suspiró. Ahí estaba su oportunidad.
—Bien, Sasuke. Todo lo que tienes que hacer es volver a Konoha ahora mismo, conmigo, con Sakura, Kakashi y Sai. Entonces… —Sasuke miró de reojo a su antiguo equipo, especialmente a Sai.
Odiaba a ese idiota con cara de idiota que se parecía tanto a él. Odiaba sobretodo que lo consideraran su sustituto. Cualquier persona, por mucho que se pareciera a él, era mediocre al lado de su majestuoso porte de Uchiha.
—Nueve segundos… ocho…
Naruto empezó a ponerse nervioso.
—Nadie te rechazará cuando vuelvas, de eso ya me encargaré yo.
—Siete…
—¡Todo el mundo te respetará y alabará como a un héroe y nadie te considerará un traidor!
—Seis…
—Tomaremos tu atentado contra los cinco Kages como un… una broma que salió mal… con varios muertos en realidad, pero un accidente al fin y al cabo.
—Cinco…
—Por supuesto, serás el dueño de las tierras del clan Uchiha. Te las hemos guardado solo para ti.
Sasuke volvió a desenfundar a Kusanagi.
—Cuatro… tres…
—¡Y haremos una fiesta en honor a tu clan el día del aniversario de la muerte de tus padres!
Sasuke gruñó otra vez, señal de lo poco que le gustaba que los aldeanos montaran una fiesta para festejar el día más triste de su vida.
—Dos… —avanzó hacia Naruto, rápido como un rayo—. Uno… —el rubio se encogió, con los ojos abiertos como platos y los brazos aún alzados.
El equipo siete observó la escena con tensión y un estrés notable en sus rostros sudorosos.
—Y… ¡Y… —gritó Naruto, con Sasuke ya prácticamente encima—, ¡Y podrás llevar a cabo tu tan ansiada venganza!
Y… Sasuke se detuvo a escasos centímetros del rubio, con Kusanagi todavía en alto.
—¿Qué? —preguntó, sin haber entendido del todo lo que Naruto le decía. ¿Había oído acaso que podría llevar a cabo su venganza, sin más?
Naruto, tragándose los nervios que le quedaban, sonrió con expresión zorruna al descubrir el punto débil de Sasuke.
—Lo que has oído. Podrás llevar a cabo tu venganza, en Konoha.
Sasuke bajó la espada, sin entender. El concepto Naruto, Konoha y venganza no congeniaban nada bien en una frase hecha.
—Sigue hablando. —Musitó. Naruto sonrió aún más. Lo tenía en la palma de su mano.
Haciéndose el interesante, empezó a dar vueltas con porte seguro alrededor de Sasuke.
—Exactamente, Sasuke. Podrás llevar a cabo tu venganza allí. Yo no miento, ya lo sabes´ttebayoo. No tengo ningún reparo en decir que te cambias más de ropa que la muñeca Barbie de Kankuro (no le digas que sé que tiene una). Y lo hago aunque me amenaces con atravesarme con una espada, qué conste. Lo mío es solidaridad pura y dura.
Sasuke volvió a activar el Sharingan. Naruto decidió ir directo al grano.
—El caso es que pronto seré Hokage´ttebayoo, pero… para eso necesito que vuelvas a Konoha.
—¡Ja! —se burló él—. En resumidas cuentas, sólo quieres que vuelva a Konoha para ser Hokage o para beneficiarte a Sakura. He oído que le prometiste que me llevarías de vuelta. ¿Y yo soy el que ha caído bajo, Naruto? —Sasuke se cruzó de brazos, guardando a Kusanagi en su funda definitivamente. Con porte orgulloso, intentó ocultar su decepción ante la conveniencia de Naruto.
El rubio se sintió ofendido ante esa muestra de incredulidad. Ignorando el hecho de que podría matarle en cualquier momento, se acercó a él y apoyó las manos sobre sus hombros, mirándolo directamente a los ojos con mucha seriedad.
—No me malinterpretes. La promesa de Sakura hace tiempo que dejó de ser un aliciente para mi obsesión por ti, y ser Hokage es algo secundario cuando tú vas incluido en la misma frase. —Sasuke giró la cara con gesto indiferente, aunque por dentro, sonreía con altanería—. Lo único que intento al hablarte sobre esto es conseguir que todo el mundo salga contento. Yo estaré contento de que tú vuelvas a casa; tú estarás contengo al cumplir tu venganza; los demás estarán contentos al verme a mí contento y no tan contentos al verte a ti contento. Sin embargo, eso se compensará gracias a mis increíbles dotes de liderazgo cuando me convierta en Hokage. Tú sabes que yo soy muy generoso, Sasuke. Tengo intención de rebajar el precio del ramen en un cincuenta por ciento ¡o más! —sonrió, haciendo lo posible por no babear ante la idea. Vio que Sasuke miraba con malos ojos su mano apoyada en su hombro, así que decidió apartarla, pensando en lo difícil que sería resurgir el clan, ¡como si el hecho de ser hombres no lo complicara lo suficiente!
—Así que tú te convertirás en Hokage y, supongo, que gracias a ello yo podré vivir tranquilamente en Konoha, sin que nadie me moleste por haberos traicionado.
—¡Exactamente! Tener un mejor amigo Hokage es tu mejor baza, Sasuke.
—No eres mi mejor amigo. —Contestó, molesto, sabiendo de sobra que si alguien merecía esa calificación era Naruto y nadie más (ya que no tenía a nadie que se le acercara como mínimo a amigo desde hacía años).
—No, no lo soy. —Admitió él, sonriente—. ¡Soy mucho más que eso! —al ver la cara extrañada del Uchiha, decidió dejar ese tema para más adelante. Noticias buenas por noticias malas; eso era lo mejor.
—En fin… como yo seré un Hokage tan generoso, necesitaré a alguien que no sea tan… bueno como yo. Para equilibrar las cosas, ya sabes.
—Ya veo por dónde vas.
—Sí. Sé que nunca te ha gustado estar rodeado de gente plasta y todo ese rollo y durante estos años que has estado fuera, diría que has cambiado ese “no gustar” por un “gustar hacer sufrir” a la gente plasta. ¿Me equivoco? —Sasuke puso los ojos en blanco. Después de matar a Danzou, había desarrollado un extraño sentido sádico que desconocía tener. Pensar en hacer sufrir a tantos otros como él, le hizo casi morderse el labio de gusto.
—Me haces quedar como el malo de la película con esa frase —Sasuke intentó ocultar cuánto le gustaba ser el malo de la película y decidió darle un enfoque más digno de un Uchiha—. Digamos que me gusta impartir justicia.
—¿Lo ves? Ya empiezas a pensar como un alto cargo del Hokage. Cuando vuelvas a Konoha, serás el justiciero del Hokage ¿qué te parece? —Naruto pensó que sonaba mejor justiciero que vengador o tirano, así que lo dejó así.
Sasuke se quedó pensativo.
—¿Podré matar a los miembros del consejo?
—Hum… nop. —A Naruto le dolió negarse. Al ser nombrado el sucesor de la quinta Hokage, se había visto obligado a conocer a los viejos que lideraban el consejo. No le importaría que Sasuke los liquidara para impartir “justicia”, no.
El Uchiha puso mala cara y Naruto dedujo que aquella había sido una mala respuesta.
—Pero podrás hacerlos sufrir´ttebayoo. —Se apresuró a añadir.
—¿Qué quieres decir con eso?
—Imagínatelo… yo Hokage. Tú, el justiciero del Hokage, el verdugo del Hokage, mi aliado, el mandamás después de mí. Antes de que las peticiones del consejo lleguen a mí, tendrán que pasar por tu aplastante jurisdicción —Naruto no sabía lo que era jurisdicción, pero Sasuke era un genio y estaba seguro de que lo comprendería mejor que él mismo. Ahí había otro punto por el que era tan necesario hacerle regresar a casa—. Tú podrás negarte, podrás cabrearte, podrás hacerles genjutsus de todo tipo cuando se pongan pesados y podrás desquitarte con ellos siempre que quieras, chantajearles y amenazarles de todas las maneras posibles cuando te toquen las narices. Será justicia pura. ¿No te parece mejor eso, toda una vida de tortura psicológica hacia los miembros del consejo, hasta hacerles suplicar muerte, mejor que un par de segundos de agonía antes de atravesarles como pinchos morunos con Kusanagi? ¿No es mejor eso, Sasuke? —le susurró Naruto al oído, casi haciéndole tiritar por el macabro sonido que su voz había adquirido.
El Uchiha se mordió el labio inferior, sin poder aguantar el subidón de adrenalina que sentía al pensar en cuánto podría hacer sufrir a los miembros del consejo antes de que se mataran definitivamente debido a la agonía. Se le pasaron por la cabeza miles de torturas horripilantes, a cada cual más descabellada y atractiva para él.
Aún así, sospechando que podría sacar más, se cruzó de brazos y mantuvo las formas.
—No sé… también pensaba vengarme de los aldeanos.
—Destruyendo Konoha, ¿verdad? Hum… —Naruto buscó una respuesta a la velocidad de la luz y pensó, mejor vivos y puteados, que muertos ¿no? —Supongo que no pasaría nada porque de vez en cuando, creáramos alguna nueva ley que les hiciera subirse por las paredes. Supongo que tampoco pasará nada porque des órdenes a los ninjas de la aldea de vez en cuando. Al fin y al cabo, eres casi tan fuerte como yo, el futuro Hokage, lo que te convierte en el hombre más poderoso de la villa después de mí… —Sasuke le fulminó con la mirada—. O tan poderoso como yo, sí. Igual de poderoso que yo.
—Hum… —Sasuke miró a Kakashi, Sakura y Sai por encima del hombro. Ellos les observaban con la tensión grabada en las caras—, ¿ellos lo saben?
—Sí, claro —Naruto decidió que no hablaría con ellos sobre hasta qué punto se había comprometido a dejar a Sasuke ser el tirano de la aldea. Quizás les molestara un poco acabar en manos de un vengador.
—Hum… no estoy seguro de si debería… —musitó, desconfiado—. Demasiado fantástico teniendo en cuenta mis antecedentes.
Sasuke sospechaba, y con razón. Naruto supo que era el momento adecuado para contarle que había un último requisito.
—Bueno… hay un requisito para que puedas obtener tu venganza. ¡Pero es una minucia sin importancia! Nada del otro mundo. Muy simple. Seguro que no te importa, Sasuke, así que es mejor que ni la mencionemos.
Sasuke alzó una ceja, señal de impaciencia mientras buscaba de nuevo el mango de Kusanagi. Naruto se apresuró a contestar, quitándole hierro al asunto con un gesto de la mano.
—Sólo tienes que casarte, así de simple.
—¿Casarme?
—Sí… para restaurar el clan. —Asintió Naruto, convencido de lo atractiva que resultaba esa idea para Sasuke.
—Restaurar mi clan… hum…
—Sí. Dentro de poco habrá un montón de Sasukes correteando por Konoha, realizando pequeñas venganzas en nombre del majestuoso clan Uchiha y de su eminente padre, Uchiha Sasuke.
Sasuke se imaginó un futuro cercano. Él, joven, guapo y majestuoso, con un ejército de perfectos adolescentes tan increíblemente fuertes como él mismo, armados hasta los dientes y con mirada vengativa, observando por encima del hombro a los ninjas y aldeanos que por allí pululaban. La policía del clan se había restaurado, la gente les respetaba y veneraba y, sus hijos, estaban perfectamente educados. Su vida era perfecta… lo único que no encajaba era la figura de su mujer, indefinida. ¿Qué clase de mujer podría dar a luz cincuenta varones perfectos en anatomía e inteligencia, cómo él?
—¿Dónde está la trampa, Naruto?
—¿Trampa? ¿Qué trampa? —Naruto había empezado a sudar. Obviamente, ocultaba algo—, no hay ninguna trampa, sólo ese pequeño requisito. Casarte.
—¿Y con quién se supone que debería casarme?
—Uff… por supuesto, con alguien que concuerda contigo en fuerza, inteligencia, estatus, ya sabes… alguien tan genial como tú.
—Naruto…
—Es una persona maravillosa, encantadora. Te va a encantar. —Naruto posó una mano sobre su espalda y empezó a tirar de él hacia donde estaban Kakashi, Sakura y Sai—, te la presentaré cuando lleguemos a Konoha. —Sasuke se deshizo fácilmente del agarre y amenazó con molerle a palos si no soltaba prenda.
—Tú, pedazo de dobe. Habla.
—¡Será una sorpresa increíble, baka! No la estropees —Sasuke le apuntó el cuello con Kusanagi— Con el Hokage. —Se apresuró a decir el rubio, sintiendo el filo de la hoja rozándole la yugular.
—¿Con Tsunade? —Sasuke alzó una ceja, no muy convencido. Aunque si hacía un poder…
—No, con el Hokage que hubiera en el momento de tu regreso, que automáticamente… sería yo.
—Ah…
—No es tan malo como parece, en serio. Podrás cumplir tu venganza, yo seré Hokage, los aldeanos no tendrán que soportar la cuarta Gran Guerra Ninja y, además… ya he comprado el anillo. —Naruto le enseñó el pequeño estuche de terciopelo a Sasuke. Allí estaba la alianza cuando lo abrió, plateada y con la insignia del clan Uzumaki perfectamente grabada en ella.
Naruto sonrió.
—Iba a comprar el traje de novia también, pero creo que es mejor que lo elijas tú cuando volvamos a la aldea.
Sasuke observó la insignia del clan Uzumaki con un ligero tic en el ojo. Después, activó el Sharingan eterno.

—Sabía que esto no podía acabar bien —Sai y Kakashi le dieron la razón a la pelirosa, que observaba la velocidad que había adquirido Naruto en cuestión de segundos para huir de la enorme figura que rodeaba a Sasuke, fundido a la perfección con el espíritu de Susanoo.
Podría esquivar a Kusanagi, pero no la enorme espada que portaba el dios del mar y las tormentas. No por mucho tiempo, al menos.
Burlarse de los ideales de venganza de un Uchiha, era muy peligroso. Casi tanto como pedirle matrimonio.

Jajajaja k onda kon Naruto me enkanta su manera de pensar jejeje!!!
Gracias y pues k gracioso estuvo!!!
Kreo k Sasuke no reacciono muy bien jajaja!!!
NOs leemos!!1

io keria que se fuera con el ¬¬!!! me dio un ataque mientras lo leia xDDD excelente oneshot!!
saludos!

jajaoajaja kit de belleza xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD

dios esta genial!

Lo piensas continuar verdad?

esta buenooo!!

en fin xDD! saludos!

byes~~