Temas cerrados

Se levanto cuando lo rayos de luz le daban directo a la cara. Quito su brazo de Deidara, y restregó sus ojos para buscar un pantalón y bajar al baño. Ya en el baño, lavo su cara y sus dientes. Se dirigía a la cocina, cuando sintió brazos rodearle junto con un susurro diciéndole “Feliz Cumpleaños, tonto”. Sabia de sobra quien era, se dio la vuelta y miro a su rubio también solo con un pantalón, beso los labios del otro, algo tierno. Separándose, Deidara, buscaba el desayuno.
—Iremos a almorzar y después donde tu familia –decía el rubio mientras servía jugo en vasos colocados en la mesa y llevaba tostadas francesas, después le indico al otro sentarse al otro extremo.

—No seria mejor que la pasáramos solo nosotros dos en casa –se notaba que Itachi no quería salir, era el primer cumpleaños junto a Deidara.

—Después tu familia me anda diciendo que no vamos a visitarlos, es mejor ir en la noche.

Así quedaron los planes, después de desayunar e intercambiar uno que otro beso, se ducharon y vistieron de manera casual. Simplemente irían a un restaurante italiano, quedaba cerca de donde vivían, además ninguno de los dos quería ponerse un traje solo para ir a comer pasta. Se fueron caminando, agarrados de la mano, uno que otro vecino le gritaba “Felicidades” al pelinegro. Este solo respondía levantando el brazo.

Llegando al restaurante, los atendió el dueño, un viejo conocido de Deidara, como cualquier persona felicito a Itachi al saber de su cumpleaños y les otorgo una mesa. Llego un mesero, les entrego el menú y dejando la elección a decisión de Itachi, el rubio espero que este ojeara el menú para después pedir fetuchinis o fettuccine. Era como el espagueti nada mas que este era más grueso y se le necesitaba cocinar muy bien con salsa, para que quedara con gusto al paladar. Mientras esperaban las ordenes se pusieron a platicar, llevaban días sin hacerlo, debido que los diferentes horarios de trabajo. Tal vez él dormía cuando Itachi llegaba a la casa, y cuando este despertaba el rubio ya no estaba. Conversaron acerca de como le iba en el trabajo, después pasaron a uno de los muchos de los temas que siempre hablaban: economía. Los dos tenían trabajos que estaban ligados con esto, era algo muy normal. Otra pareja que los escuchara diría que eran aburridos pero la verdad era todo lo contrario. Ambos estaban riéndose, cuando Itachi por descuido se balanceo hacia atrás, chocando con un mesero quien atraía en su bandeja una gran plato de espaguetis. El mesero estaba de rodillas en el suelo, y los espaguetis regados en el pelo del moreno y en su regazo, otro mesero que no se había fijado del pobre hombre en el suelo se tropezó dejando caer sin cuidado el vino sobre Itachi. Este que estaba intentando quitar los espaguetis de su regazo quedo inmóvil cuando sintió el liquido rojo en su cabeza.

Deidara al presenciar todo eso, no podía aguantar la risa, su mano tapaba su boca para no hacer mucho escandalo. Cuando miro que Itachi lo miraba mal, no pudo estallar más en risa. Llevaba mucho con Itachi para saber que el que se riera le molestaba mucho, pero no le importaba. Simplemente sabía que el otro explotaría en cualquier segundo. Pero raramente no lo hizo, después que los meseros de disculparan y él se levantara al sanitario para poder limpiarse, no hizo nada. Esperaron a que les sirvieran la comida, todo pasaba en un silencio que odiaba. No le puso reparos. Pero eso aun así lo estaba matando.

— ¿Acaso estas enojado conmigo? –una pregunta tonta, pero aun así necesitaba saber.

— ¿Por qué razón lo estaría? –era una respuesta que no le gustaba, pero tenia razón, pues él no había sido el que había derramado comida sobre el otro.

Comieron tranquilos, una que otra plática salía, no era mucho. Deidara supuso que el otro tenía razón de estar resentido. A nadie le gustaría tener que pasar por un accidente en su cumpleaños.

Cuando terminaron de comer salieron a dar vueltas por el centro. Eran apenas las dos de la tarde, faltaba mucho para la noche. Fueron al centro comercial, a ver que había de nuevo, no tenían mucho dinero para comprar un regalo. El moreno lo sabia, y no le molestaba que no le regalara nada, podía tomar el almuerzo como un regalo aunque no haya salido del todo bien. No se dieron cuenta de lo rápido que había pasado el tiempo, ya eran las cinco. Era un buen tiempo para ir donde su familia. Tomaron un taxi, llegarían más rápido, al detenerse enfrente de la puerta estaban un pocos reacios a seguir adelante. Deidara lo tomo de la mano. Sonriéndose, el moreno saco la llave, pero antes de abrir, miro al otro fijamente.

—No me importa que el almuerzo haya salido mal, lo bueno es que lo pasamos juntos –beso su mejilla.

El rubio sonrió, sin evitar sonrojarse un poco.

—Solo abre la puerta y ya terminemos con esto.

Al abrir la puerta, su madre lo apreso en un abrazo. Sabia como terminaría todo, una cena familiar, un pequeño pastel y después irse a su hogar para estar lo quedaría de la noche con el rubio. A pesar de todo, Itachi supo que aquello le gustaría repetirlo. En especial porqué alguien se había hecho parte de su vida

Caminó lentamente por los pasillos de la empresa donde laboraba, intentaba hacer el menor ruido posible, un crack lo puso en alerta. Le habían descubierto.

—¿Dónde vas Uchiha? —Un escalofrío recorrió la espalda de Itachi al oír esa voz—

—Oh, Sasuke ¿Cómo estás? —Se dio la vuelta y le encaró— Yo muy bien, ¿Y sabes qué? Me estoy yendo así que si me disculpas…

—¿Dónde carajos crees qué vas? —Preguntó levantando una ceja escéptico— No se puede celebrar un cumpleaños sin el homenajeado, reverendo cabrón.

El pelinegro mayor suspiró levantando las manos al aire en son de paz. —Está bien, está bien. No te pongas así. —Pidió— Iré. Pero solo por diez minutos.

El Uchiha menor sonrió de lado— Hecho. ¿Nos vamos?

Itachi suspiró nuevamente. —Claro…


Caminaron lentamente, Itachi miraba inquietamente su reloj, esperaba terminar con eso rápidamente, tenía una fiesta privada en su hogar.

—¿Y Naruto? —Preguntó intentando romper el silencio que se creó a su alrededor—

—Esperando.

—Ah..

Continuaron caminando, con tranquilidad llegaron a lo que sería un gran portón el cual Sasuke no tardó en abrir, los gritos de euforia, las felicitaciones, los chiflidos no tardaron en hacerse oír. Itachi se permitió sonreír suevamente se sentía feliz por tal homenaje.

—Bien gente ¡Es hora que inicie la fiesta! —Se oyó decir al animador que resultó ser Naruto, no le sorprendía, este tenía una capacidad de animar increíble—

La música se hizo oír, los empleados de la compañía no tardaron en ponerse a bailar, el ambiente estaba perfecto.

Pidiendo permiso para poder caminar entre la multitud, eso no era lo suyo, buscó la zona más tranquila y para su suerte había una silla ahí en la cual se sentó observando inquisidoramente los movimientos de los invitados.

—¿Bailas? —Levantó la vista, no pudo evitar alegrarse—

—Depende con quién.

—¿Harías una excepción conmigo?

El pelinegro se levantó de su lugar tomó al rubio que tenía al frente por la cintura, acercando su rostro al de él.

—Haría las excepciones que quieras contigo… Deidara.

El aludido terminó de unir sus labios en un cálido y apasionado beso, la mano del Uchiha se escabulló bajo la camisa que traía el otro, ese por su parte le agarró el trasero, la temperatura subía. Y no se debía al exceso de gente en un casi reducido lugar, no. La excitación.

—Ajam! ¿Se divierten muchachos? —Preguntaron luego de oír la tos fingida—

Esos por su parte siguieron en lo suyo, el rubio sintió flaquear sus piernas cuando el Uchiha rosó su entrepierna con la rodilla, la necesidad de juntar más su cuerpo al de su pareja se hizo presente y así lo hizo, como pudo enrolló sus piernas alrededor de su cadera, este en respuesta lo arrinconó a la pared para poder besarlo mejor.

Hizo una leve pausa para morder sus labios, acarició con suavidad su espalda, para luego besar su cuello.

—¿Es que acaso no me oyen? —Cuestionó un pelirrojo algo enojado por la falta de atención—

—¿Sabes algo Sasori? —Empezó a decir Itachi deteniendo todos sus movimientos en el otro cuerpo— ¿Por qué mejor no nos haces un favor? Piérdete.

E ignorando la respuesta que el otro intentaba darle continuó besando a Deidara, este, como pudo abrió separó la Uchiha lo suficiente para poder respirar.

—Creo que eso fue muy grosero —Comentó por lo antes sucedido—

—Lo superará, y ahora ¿En qué estábamos? —Incitó y este le detuvo con una mano—

—En nada. Ya me voy, solo vine un momento para que te hagas la idea de que te espera en la casa.

Guiñó un ojo a la vez que desenrollaba sus piernas y se ponía en pie, acomodándose la ropa lo mejor que podía.

—¿Y qué hago con ‘él’? —Preguntó indignado señalando su entrepierna—

—No sé, quizá esto —Dijo, moviendo su mano en forma ascendente y descendente en una simulación de masturbación, Itachi bufó—Como sea yo me voy, nos vemos luego ‘Cariño’.

Y se fue caminando a través de la multitud escuchando a lo lejos a Naruto gritar un “¡Te amo Sasuke!” junto con un “Feliz cumpleaños cuñado” El Uchiha mayor, prefirió no preguntar a que se debía eso de ‘Cuñado’.

Enojado, frustrado y excitado se sentó nuevamente en la silla que anteriormente estaba, sintió que alguien se ponía en pie a lado suyo, vio que era su hermano, no tenía ganas de hablar.

Por su parte Sasuke le observó de reojo, se veía distinto a lo usual, se debatió mentalmente si comentar sobre ello o no. Encogió los hombros ¿Qué perdía con preguntar?

—¿Te sucede algo?

—Sí, Deidara me espera… Y quiero estar con él.

—Entonces deberías ir con él —Sugirió con tono casual—

—Pero antes dijiste qué…

—Sé lo que dije. Pero si no te vas a divertir ¿Para qué demonios te vas a quedar?

Además.. Será interesante continuar la fiesta sin ti. —Terminó de decir sonriendo de lado, Itachi no pudo evitar sonreír igual—


—Eres el mejor —Dijo antes de irse—

—Eso ya lo sabía. —Movió su rostro para observar a Naruto el cual se subía a una mesa para bailar una canción de nombre “I'm sexy and I know it”, este al sentirse observado le miró regalándole una sonrisa pícara, acercó su boca al micrófono y gritó— Sasuke, mi amor, vamos a bailar! Hoy te llevo a la cama con este streepece!


En otra parte, Itachi ya cruzaba la calle para llevar a su ‘pequeña’ casa la cual, era una mansión, que estaba a diez cuadras de su lugar de trabajo.

Bajó del auto, y entró con cierta velocidad a estaba, encontró todo oscuro, supuso que Deidara ya había llegado.


—Sabía que no te tardarías. —Oyó a sus espaldas, este se dio la vuelva y miró que al otro que solo se cubría con un lazo en su miembro, Itachi le tomó de la cintura— Feliz cumpleaños —Susurró en su oído Deidara—

—No será del todo ‘Feliz’ si no cobro mi regalo.

—¿Cuál es ese? —Preguntó, sintiendo cuando Itachi lo cargaba en sus brazos—

—Tú.